Las familias crecen
En medio de una campaña electoral carente de reflexión y de propuestas, los ciudadanos nos hemos resignado a sufrir casi diariamente actos propagandísticos en los que las palabras han perdido su protagonismo para cedérselo al derroche y a la contaminación atmosférica y acústica.
Entre el humo y la bulla la primitiva caravana (‘comitiva de personas que, en cabalgaduras o vehículos, viajan o se desplazan unos tras otros’) ha adquirido una nueva acepción y ha parido el sustantivo caravaneo y el verbo caravanear, formados mediante sufijos a partir del sustantivo primitivo. La hermosa y simbólica bandera (‘tela de forma comúnmente rectangular, que se asegura por uno de sus lados a un asta o a una driza y se emplea como enseña o señal de una nación, una ciudad o una institución’) tiene ahora dos vástagos, el sustantivo bandereo y el verbo banderear. Dos familias de palabras que crecen por nuestra peculiar forma de hacer política. Esperemos que no sean estos los únicos frutos que nos deje y que las palabras y su contenido, sin que se los lleve el viento electoral, se conviertan en las verdaderas protagonistas.
Envíe sus comentarios y/o preguntas a la Academia Dominicana de la Lengua en esta dirección: consultas@academia.org.do
© 2011 María José Rincón
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir