Charla virtual de Bruno Rosario Candelier sobre san Juan de la Cruz
RESUMEN DE LA CHARLA VIRTUAL DE BRUNO ROSARIO CANDELIER sobre san Juan de la Cruz para la Catedral Santiago Apóstol, de Santiago de los Caballeros, en las Fiestas Patronales, el 17 de julio de 2020, 7.30 p. m., vía Zoom.
En el marco de la celebración de las fiestas patronales del Patrón Santiago, en su día segundo, el doctor Bruno Rosario Candelier, director de la Academia Dominicana de la Lengua, presidente del Ateneo Insular y creador del Interiorismo, ofreció una charla virtual en sala de la Catedral Santiago Apóstol de dicha ciudad. Fue transmitida simultáneamente, en vivo, por la red social de Facebook y reproducida por el canal de Youtube de la Catedral. La invitación cursada a Rosario Candelier fue extendida por el reverendo padre Roberto Miguel Escaño, de la Arquidiócesis de Santiago de los Caballeros. El moderador de la actividad virtual fue el arreglista musical Alexander Rodríguez, quien forma parte del equipo que organiza y difunde las actividades sociales de la Catedral.
“El grandioso poeta místico que fue san Juan de la Cruz”
El doctor Bruno Rosario Candelier expuso que san Juan de la Cruz se distinguió en vida por ostentar tres categorías: la categoría de sacerdote, la categoría de teólogo y la categoría de poeta, y “en esas tres categorías fue sobresaliente”. Añadió que eso indica que se trata de un hombre excepcional. Consignó que “san Juan de la Cruz es la cumbre de la lírica mística en las letras españolas y universales”. Dijo que el santo poeta abulense “está reconocido, a nivel mundial, como la más alta cumbre de la literatura mística, y eso, naturalmente, es un alto honor y una gran satisfacción para la lengua española y, desde luego, para la literatura escrita en lengua española”.
Rosario Candelier concentró su charla en uno de los tres aspectos de san Juan de la Cruz que mencionara anteriormente: “Voy a hablar del poeta, específicamente del poeta místico que fue san Juan de la Cruz”. Y ofreció a continuación “una breve explicación en cuanto a lo que es y lo que implica la mística”: “La mística es la búsqueda de lo divino, el sentimiento espiritual mediante el cual una persona siente un amor especial por la Divinidad, y vive en su corazón el sentimiento de lo sagrado”. Explico que “la experiencia de la espiritualidad sagrada o de la «realidad divina» —como decía el teólogo Pseudo Dionisio Areopagita— es clave para el místico vivir ese encuentro con la Divinidad”. Señaló que “hay condiciones o atributos básicos que distinguen al místico, que es la gracia, la sabiduría y el amor”. Explicó que los místicos “sienten que han recibido la gracia, porque es una inspiración divina; sienten y experimentan el encanto de la sabiduría, que es un conocimiento espiritual del mundo en función de esa vinculación sagrada con lo divino, y todo eso se manifiesta en el amor sagrado y puro, el amor a todo lo viviente, el amor a Dios y el amor a las criaturas creadas por Dios, el amor a todo lo viviente”.
“¿Cualquiera puede ser místico? ¿El que lo desee puede ser místico?”, se preguntó el disertante. Expresó que “hasta cierto punto sí, pero hay que decir que el místico es quien ha recibido la gracia divina para vivir el amor sagrado, para vivirlo y sentirlo en su corazón, en su conducta, en su palabra, en su obra, en su creación”. Explicó que “se trata de una condición muy especial, un privilegio, porque el místico ha recibido un privilegio especial, porque tiene virtudes singulares que lo distinguen entre los seres humanos”. Consignó que “san juan de la Cruz decía que los místicos participas de lo que él llamaba la «inteligencia mística»”. “¿Qué quería decir san Juan de la Cruz con la idea de «inteligencia mística»?” Explicó que “quien la posee, está dotado de una intuición especial para percibir lo sagrado, para comprender la dimensión sagrada de lo viviente, para sentir la presencia divina en todo, comenzando, en primer lugar, para sentirla en sí mismo”. Destacó que “la mística no es un asunto intelectual, no es algo que se adquiere con lecturas y con formación intelectual y libresca, porque se trata de un sentimiento espiritual, y ese sentimiento se recibe en función de una sensibilidad especial”. Puntualizó que “el místico tiene una sensibilidad empática con todo lo viviente porque vive interiormente la gracia divina y disfruta la espiritualidad sagrada y en consecuencia participa de lo que san Juan de la Cruz denomina «la llama divina», que es un incendio especial del corazón que recibe la persona para vivir esa gracia”. Nuevamente Rosario Candelier expuso que “esa gracia no se conquista, sino que se recibe, como se recibe la dotación poética, como se recibe la capacidad para la valoración mística”. Señaló que “hay muchas cosas que se pueden adquirir en el plano intelectual mediante la voluntad, mediante el estudio o mediante la disciplina; pero la sensibilidad mística no se adquiere por estudio ni por búsqueda, sino que es el resultado de esa dotación divina porque es una gracia que recibe quien la experimenta, y por esa razón no es fácil escribir poesía mística”. Consignó que “si no se tiene esa dotación espiritual no sale la poesía mística, aun cuando la persona sea poeta: hay que ser poeta, en primer lugar, y hay que tener la dotación mística para escribir poesía mística, pero hay que haber experimentado la experiencia mística”.
“¿Qué es la experiencia mística?”, preguntó nuevamente Rosario Candelier. Explicó que “la experiencia mística es un estado especial de la conciencia, un fenómeno de la conciencia en virtud del cual quien vive esa experiencia experimenta un rapto, un arrebato de la conciencia y de la sensibilidad, y siente que una fuerza superior a sus sentidos, a su propia voluntad, al dominio consciente de su ser, lo atrapa, lo subyuga, lo envuelve; pero lo envuelve bajo un manto divino, bajo una gracia especial, y siente una placidez inmensa, una sensación de paz, de dulzura, de felicidad, porque es una experiencia con lo divino, con una energía divina; incluso algunos sienten que esa vivencia es con la misma Divinidad”. Recalcó el expositor que “es una dotación especial porque no todo el mundo ha conocido la experiencia mística, ni siquiera todos los sacerdotes y consagrados la han experimentado”. Señaló que “santa Teresa de Jesús, san Juan de la Cruz y los grandes místicos, tras vivir la experiencia mística, pudieron escribir poesía mística”. Rosario Candelier explicó que “quien que no haya experimentado la experiencia mística no podría escribir una poesía mística, aunque sí puede escribir una poesía religiosa o una poesía de índole espiritual, pero no una poesía mística”. Puntualizó que “la poesía mística es el resultado de haber vivido la experiencia mística, de haber tenido ese contacto profundo, entrañable y sutil con esa fuerza divina que ilumina la conciencia, y quien la experimenta tiene que ser poeta y conocer el lenguaje de la poesía para escribir poesía mística”. Explicó que “la poesía es la expresión estética del lenguaje, pero la poesía mística es la expresión estética de lenguaje sagrado, de la vivencia sagrada que supone un estado especial de la conciencia y un estado singular de la sensibilidad”.
«Santo protector de los poetas de la lengua española»
Rosario Candelier explicó que “de acuerdo con la religión y la cultura del místico, su orientación espiritual influye para su visión del mundo”. Expuso que “el místico plasma una visión del mundo en función de la espiritualidad que le asiste, en función de la cultura de su lengua, en función de la disciplina intelectual, estética y espiritual que ha cultivado”. “En el caso particular de san Juan de la Cruz, estamos ante la obra de un sacerdote católico, que además era teólogo y había conocido la experiencia mística, y, por supuesto, contaba con el altísimo don de la creación poética en su más alta expresión, que es la lírica mística; de tal manera, que la obra de san Juan de la Cruz está considerada una creación ejemplar a nivel mundial, no solo en la lengua española”. Añadió Rosario Candelier que “la obra de san Juan de la Cruz es una singular creación teopoética” y que “en las Obras completas de san Juan de la Cruz está el contenido de su doctrina teológica, y en esa doctrina teológica el místico de Ávila da una explicación del sentido místico de su creación poética, según lo plasmara en el «Cántico espiritual», «La llama de amor viva» y «La noche oscura». Explicó que “en función de esos dones que distinguieron a san Juan de la Cruz, fue reconocido por la jerarquía católica como «Padre de la Iglesia» por su sabiduría espiritual y su conocimiento teológico”. Destacó que “el papa Juan Pablo II, que en vida se llamó Karol Wojtyla, y que era un grandioso poeta místico, y que era, además, un estudioso de san Juan de la Cruz —porque él estudió Filosofía y Letras y su tesis doctoral fue sobre san Juan de la Cruz— declaró a san Juan de la Cruz el «Santo Protector de los Poetas de la Lengua Española», porque él conocía la lengua española y, sobre todo, la poesía y el pensamiento de san Juan de la Cruz”. Y es también el santo protector del Ateneo Insular.
El doctor Bruno Rosario Candelier aludió al “Logos de la conciencia intuido por Heráclito de Éfeso por medio del cual podemos intuir, reflexionar, hablar y crear”, y dijo que san Juan de la Cruz “cultivó la poesía mística, con la estética del lenguaje poético y la belleza sutil de su sensibilidad espiritual, que es la belleza que está más allá de la belleza sensorial”. Expresó que “si al menos uno de los oyentes de esta charla sale motivado a estudiar la obra de san Juan de la Cruz, se justifica esta charla”.
Algunos de los versos de san Juan de la Cruz que el escritor leyó en su disertación son los siguientes: “Cántico espiritual”, al cual se refirió como “la exquisitez del lenguaje poético y del lenguaje místico, por la sabiduría espiritual que hay en esa creación poética”: Adónde te escondite, Amado/y me dejaste con gemido./Como el ciervo huiste/habiéndome herido;/ salí tras ti, clamando, y eras ido…/¡Oh bosques y espesuras,/plantadas por la mano del Amado! /¡Oh prado de verdura/de flores esmaltado/decid si por vosotros ha pasado!/Mil gracias derramando/pasó por estos sotos con presura/y yéndolos mirando/con sola su figura/ “vestidos los dejó con su hermosura”.
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