«Diccionario de símbolos», del Dr. Bruno Rosario Candelier
Por Juan Ventura
En el campo de la bibliografía nacional nadie había publicado un libro bajo el epígrafe de: Diccionario de símbolos[1]como el que hoy en día ponemos en circulación, de la autoría del Dr. Bruno Rosario Candelier. Es una obra con una ordenación alfabética.
Dicho libro viene a ser pionero en la República Dominicana y, por tanto, será una herramienta que no deberá de faltar en ninguna biblioteca, ya sea privada o pública.
El pasado 12 de octubre del año (2017), cumplió la Academia Dominicana de la Lengua noventa (90) años de su fundación y ninguno de sus miembros de número o correspondiente, se habían ocupado en la publicación de un libro de tal magnitud e importancia.
Nuevamente el Dr. Rosario Candelier pone de manifiesto sus enjundiosos y profundos conocimientos de la literatura dominicana a través de este valioso e importante libro.
El Dr. Bruno Rosario Candelier tiene muchos años trabajando en compañía de otros académicos en la preparación y publicación de diccionarios y de los códigos gramaticales y ortográficos de la lengua, como han sido en los siguientes: Diccionario panhispánico de dudas, Madrid, Real Academia Española, 2005; Diccionario del Estudiante, Madrid, Real Academia Española, 2005; Diccionario práctico del Estudiante, Madrid, Real Academia Española, 2007; Diccionario Didáctico Avanzado, Madrid, Grupo SM, 2009; Nueva gramática de la lengua española. Morfología. Sintaxis I y II; Nueva gramática de la lengua española. Fonética y fonología, Madrid, Real Academia Española/Asociación de Academias de la Lengua Española 2009; Ortografía de la lengua española, en 2010; Diccionario de Americanismos, Madrid, Real Academia Española, 2010; Diccionario de la Real Academia Española, 23 edición. 2013; Diccionario del español dominicano, Academia Dominicana de la Lengua, 2014; Diccionario fraseológico del español dominicano, Academia Dominicana de la Lengua, en 2016.
En su larga y fructífera trayectoria de más de cincuenta y dos años de vida literaria, se ha ocupado de estudiar a profundidad la vida y obra de los grandes y sobresalientes escritores y literatos dominicanos.
El Dr. Bruno Rosario Candelier ha expresado:
“Cada saber tiene su simbología. Y cada lengua tiene la suya. En la literatura dominicana hay un caudal de símbolos que este diccionario selecciona, describe y ejemplifica. En ese sentido, la simbología se clasifica según el área de su competencia. La simbología religiosa, por ejemplo, estudia los símbolos que intervienen en una creencia o práctica ritual o confesional. De igual manera, la simbología del folklore, de la culinaria o de otra vertiente de la idiosincrasia de un país se ocupa de los símbolos que representan dichos aspectos dentro de la vida social, histórica, lingüística, antropológica y cultural. La simbología de una cultura comprende el estudio de los símbolos que permiten reflejar su mentalidad cultural”.[2]
Este libro Diccionario de símbolos, del Dr. Bruno Rosario Candelier viene a llenar un gran vacío existente en el país en el campo bibliográfico nacional.
Son clásicos los libros: Diccionario de símbolos[3], del español Juan Eduardo Cirlot (1916—1973); Diccionario de los símbolos[4], de los franceses Jean Chevalier (1906—1993) y Alain Gheerbrant (1920—2013); y otros tantos.
Su amplia y vasta obra, habla y responde, por el connotado filólogo, lingüista, ensayista, narrador, periodista, promotor cultural, filósofo, crítico literario, biógrafo, novelista, académico, profesor universitario y director de la Academia Dominicana de la Lengua.
Con más de 60 obras publicadas en su larga y fructífera trayectoria como escritor y promotor cultural, convirtiéndose en el humanista y hombre de letras más trascendente e importante de los últimos años en la República Dominicana. En el año 2015, celebró 50 años de vida literaria y 25 años del Movimiento Interiorista.
Su trabajo intelectual ha estado dedicado por completo a las letras, al magisterio y la promoción cultural. Ha sido un escritor disciplinado y formado como humanista extraordinario e intelectual de fuste. Ha hecho de él: “Ningún día sin una línea”. De ahí su éxito y consagración a las letras dominicanas.
Es el fundador del Movimiento Interiorista, en 1990[5] y Presidente del Ateneo Insular. El mismo ha tenido una difusión en el país y en el extranjero.[6]
Escribió su primer ensayo en el año 1965. Estudió latín, griego, inglés, francés e italiano.
Es el crítico dominicano más agudo y consagrado a las letras nacionales.[7] Siendo el escritor dominicano que más ha escrito sobre literatura dominicana y ha resaltado la vida y obra de la gran mayoría de los escritores dominicanos.
El Dr. Bruno Rosario Candelier ha ayudado a formar a grandes escritores que tenemos en la actualidad.
El Dr. Bruno Rosario Candelier se ha convertido en el principal crítico literario e intelectual dominicano. En su trabajo intelectual se ha dedicado, con rigor y profesionalidad, al estudio de la lengua y el cultivo de las letras, y que le ha merecido el reconocimiento.
En dicha obra que hoy ponemos en circulación, el Dr. Rosario Candelier hace gala de sus profundos y amplios conocimientos lingüísticos y filológicos. En cada uno de los símbolos de entradas en dicho Diccionario aparece un texto o varios textos literarios de nuestros hombres de letras.
“En la fuente literaria—nos dice Rosario Candelier—abordamos la poesía, la narrativa, el teatro, la crítica y el ensayo”.
Acota el autor de dicho Diccionario de símbolos:
“Con las instrucciones lingüísticas y metodológicas precisas para las tareas propias de un glosario de símbolos, laboramos en la búsqueda y el expurgo de las obras literarias (textos periodísticos, obras literarias y el lenguaje de la oralidad) y algunas fuentes secundarias (como diccionarios). En todas las áreas del saber humano hay símbolos que son creados e interpretados por autores y lectores. Disciplinas como mitología, religión, derecho, historia, música, arquitectura, mística, periodismo, filosofía, astronomía, física, etc., tienen un caudal de símbolos. En todas las ramas del saber y en los diferentes ámbitos de los conocimientos se encuentra una simbología, y cada lengua, como cada cultura, tiene la suya. En la cultura dominicana hay variados símbolos, algunos de los cuales recoge este diccionario”[8].
Como es natural en obra de este tipo, se hizo acompañar de la colaboración de Rita Díaz Blanco y Ruth Ruiz.
En nuestro país no hay tradición en la publicación de diccionario de ese género. Es el primero que se publica.
El autor de dicha obra en la extensa y enjundiosa introducción que le hace, nos explica detalladamente la metodología empleada.
Como muy bien ha dicho el Dr. Bruno Rosario Candelier:
“La elaboración de un diccionario de simbología conlleva la reunión del entramado representativo propio del ámbito de referencia en su conjunto lingüístico, histórico, social y cultural. La riqueza de sentidos de los símbolos en la historia de la cultura es relevante, y una de las dimensiones fundamentales es su realización en el fuero de los textos escritos, en especial de los literarios, ya que una vertiente principal es la simbólica. En su diseño, este diccionario tiene una estructura enciclopédica”.[9]
El autor de dicho libro nos identifica “la entrada o palabra clave que facilita la búsqueda al lector, consignada como voz simbólica con letras mayúsculas y en negritas, aplica las pautas del siguiente decálogo: 1. Definición del significado literal o valor básico. 2. Descripción del valor metafórico. 3. Identificación del valor simbólico. 4. Clasificación del ámbito del saber (ling., med., rel., lit., folk., psic., fil., mit., met., mist., teol., ast., agr., dep., mus, arq., der., fis., hist., antr., etc.). 5. Los elementos clasificados van con abreviaturas en negritas. 6. Ejemplificación o ilustración literaria (con la cita textual de una obra). 7. Ejemplo de ilustración escrito entre comillas y citado en su fuente original. 8. La palabra clase de la cita se destaca con letras en negritas. 9. Si se ponenvarios ejemplos, se enumeran. 10. Sus variantes se consignan con números en negritas”.[10]
Debemos de felicitar al Dr. Bruno Rosario Candelier por la obra que ha escrito y que viene a llenar un gran vacío en la bibliografía nacional. ¡ENHORABUENA!
[1] Santo Domingo. Editora Amigo del Hogar, 2017, 518 págs. (Academia Dominicana de la Lengua y Fundación Guzmán Ariza Pro Academia Dominicana de la Lengua).
[2] Diccionario de símbolos. Santo Domingo, Editora Amigo del Hogar, 2017, página X).
[3]19 edición. España, Editorial Siruela, 2016, 520 págs.
[4] Sexta edición, Barcelona, España. Imprenta Tesys, Empresa Editorial Herder, S. A., 1999, 1107 págs.
[5] Fundado en Moca el 28 de julio de 1990. El mismo ha sido definido por su mentor y guía así: “Movimiento literario dominicano de finales del siglo XX que expresa la huella interna y mística de lo real en la conciencia expresada mediante el lenguaje de la intuición, las verdades poéticas, los valores trascendentes y la belleza sublime”. Y sigue diciendo Rosario Candelier: “Esa definición se funda en el hecho de que el Interiorismo expresa, mediante el concurso de los sentidos interiores, el impacto que lo real produce en la conciencia, canalizando la dimensión trascendente de las cosas, la revelación de intuiciones metafísicas y la promoción de valores permanentes”. (“Del Director de la Academia Dominicana de la Lengua para el Director de la RAE”, contenido en el libro: La fragua del sentido. La lengua en el desarrollo cultural. Santo Domingo, Editora Corripio, C. por A., 2009, p. 196.
[6] En las Antillas españolas (República Dominicana, Cuba y Puerto Rico); España (Madrid, San Lorenzo de El Escorial, Guadalajara, Toledo y Barcelona); Centroamérica (Hondura y El Salvador) y Suramérica (Perú y Argentina). Véase la obra de Bruno Rosario Candelier. La fragua del sentido. La lengua en el desarrollo cultural. Santo Domingo, Editora Corripio, C. por A., p. 196.
[7] Cabe también destacar a los críticos literarios dominicanos: Pedro Henríquez Ureña, Max Henríquez Ureña, Camila Henríquez Ureña, Antonio Fernández Spencer, Pedro René ContínAybar, Manuel Valldeperes, María Ugarte, Federico Henríquez Gratereaux, Diógenes Céspedes, Manuel Matos Moquete, Andrés L. Mateo, Odalís G. Pérez, Soledad Álvarez, Mariano Lebrón Saviñón, Jeannette Miller, Manuel Rueda, Juan José Jimenes Sabater (a) León David, Marcio Veloz Maggiolo, José Alcántara Almánzar, Joaquín Balaguer, Cándido Gerón, Alberto Baeza Flores, Manuel Núñez, Franklin Gutiérrez, Julio Jaime Julia Guzmán, José Enrique García, Manuel Mora Serrano, José Mármol, Héctor Incháustegui Cabral, Federico García Godoy, José Rafael Lantigua, Daisy Cocco de Filippis, Ramón Francisco, Pura Emeterio Rondón, Giovanni Di Pietro, Alex Ferreras, Josefina de la Cruz, Miguel Ángel Fornerin, Eugenio García Cuevas, Miguel D. Mena, Carlos Federico Pérez y Pérez, Guillermo Piña Contreras, Basilio Belliard, Andrés Blanco Díaz, Néstor Rodríguez, Plinio Chahín, Miguel Collado, Enriquillo Sánchez, Enrique Eusebio, Miguel Aníbal Perdomo, Olivier Batista, y otros tantos.
[8] Obra citada, pág. XII.
[9] (Ibim, pág. X).
[10] (obra citada, pág. XII).
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