Presentación de Segisfredo Infante
Por Rafael Peralta Romero
La Academia Dominicana de la Lengua recibe hoy como miembro correspondiente a don Segisfredo Infante, académico de número de la Academia Hondureña de la Lengua, cuyo nombre se ha expandido en su país y en otros del continente por su vasto ejercicio como periodista, poeta, filósofo e historiador. Vale decir, se trata de un humanista integral.
El pensamiento impulsa la palabra, no se concibe que la persona ocupe su tiempo en el acto de pensar, indagar, observar lo que acontece en el mundo, si no lo va a plasmar mediante la palabra. Segisfredo Infante entendió este aserto desde muy temprano y aceptó su compromiso con la palabra, y su vida hasta ahora ha sido una demostración de ese compromiso.
Nació en San Pedro Sula, Honduras, en 1956.
Es licenciado en Historia por la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, en la que fue docente durante diez años y director de la Editorial Universitaria. Fue cofundador de las revistas Pensamiento Hondureño y Tiempos Nuevos, codirector del boletín literario-informativo 18-Conejo y fundador de la revista histórico-literaria Caxa Real, que actualmente dirige. Es miembro numerario de la Academia de Geografía e Historia de Honduras y miembro correspondiente de la de Guatemala.
Ingresó como miembro de número en la Academia Hondureña de la Lengua el 16 de abril de 2010, con el discurso titulado Obsesión de la muerte de la obra de Nelson Merren.
De Publio Terencio suele citarse la frase “Soy hombre, nada humano me es ajeno”. Creo que para nadie, como para Segisfredo Infante, tiene mayor aplicación el famoso dicho del dramaturgo romano.
Si bien las disciplinas humanísticas tienen una evidente conexión porque sirven a la expresión del pensamiento y todas se valen de la lengua como vehículo conductor, también es cierto que cada una tiene sus particularidades y objetivos definidos. Unos cultores prefieren el énfasis en la estética, y escriben la obra literaria; otros son absorbidos por la búsqueda del pensamiento racional y trascendente, son los filósofos; unos más prefieren compilar, y a veces interpretar, los hechos sociales, para que la historia sirva, como dijo Cicerón, como maestra de la vida, son los historiadores.
Todos ellos, cuando escriben, necesitan divulgar el producto de su intelecto y además del libro, cuentan con revistas y periódicos para hacer saber lo que han concebido. La función de periodista no puede ser extraña a pensadores, creadores literarios y observadores e intérpretes de la realidad social.
Además de poeta y ensayista de temas filosóficos e históricos, Infante ejerce como analista económico, colabora habitualmente en el periódico La Tribuna, donde escribe su columna Barlovento, en la que trata temas relacionados con sus especialidades.
En su rol de periodista hay que agregar que es director-fundador de Búho del atardecer, revista histórico-filosófica, de aparición mensual, en la que aparecen infaltablemente sus reflexiones.
Entre sus obras publicadas destacan Filamentos (1984); Antinomias de café 1981-1989 (1990); Pesquisas literarias (1993); Los alemanes en el sur (1993); El libro en Honduras (1993); Algo de opinión (1997); Reflexiones en el cine: «Paciente inglés» (2001); De Jericó, el relámpago (2004), Correo de Mr. Job (2005) y Fotoevidencia del sujeto pensante (2014).
Ha compilado, además, Homenaje a Rafael Heliodoro Valle en los treinta años de su fallecimiento y 98 de su natalicio (1989) y Un homenaje y cinco presentaciones (1991).
Su vínculo con la Academia Dominicana de la Lengua es prueba de la hermandad y coterraneidad que une a los pueblos de Hispanoamérica, ese parentesco está sustentado en el hecho de compartir la lengua española y acarrear hechos comunes en sus respectivas historias.
Una cuestión que salta como verdad incuestionable es el dicho de Francisco Ayala: “La patria de un escritor es su lengua”. Y para el caso, vale recordar que nuestra academia tiene por lema “La lengua es la patria”.
Infante es hermano en la palabra, o mejor en el compromiso con la palabra, y la Academia Dominicana de la Lengua lo declara hoy “individuo suyo” para que ostente la membrecía de nuestra institución, como reconocimiento a su trayectoria de humanista pleno.