Temas idiomáticos

Por María José Rincón

 

EL SECRETO

30/03/2021 

Escribir con concisión tiene mucho que ver con la selección de las palabras que usamos para decir lo que queremos decir sin recargar el mensaje rodeos que no aportan al contenido ni a la expresividad del texto. Como en las preposiciones y los adverbios, que tratamos la semana pasada, también encontramos sustantivos que empiezan a verse desplazados por derivados más largos y altisonantes. Es lo que la Guía práctica del español correcto del Instituto Cervantes llama «la moda del archisílabo», que se basa en la idea errónea de que si la palabra es más larga nos hace ver más preparados o más cultos.

Las palabras son las que son; una sílaba de más no las mejora. Nuestro objetivo a la hora de elegirlas es que digan con exactitud lo que queremos decir y que su estilo se adapte a nuestra necesidad concreta. Son muchos los ejemplos de palabras que pierden uso frente a susderivados: tema y temáticarecibir y recepcionariniciar e inicializarclima y climatologíaproblema y problemática. Con los verbos sucede algo parecido. En lugar de usar el verbo simple de toda la vida nos decantamos por expresar lo mismo dando un rodeo. Basta compararlos: viajar y realizar un viajenotificar y dar cuenta de algollamar y hacer un llamamientousar y hacer usoopinar y ser de la opinión desaber y tener conocimiento de algo. Son creaciones innecesarias, con el mismo contenido significativo, no aportan ningún matiz que nos ayude a expresarnos con más propiedad, no designan objetos o conceptos nuevos. Son expresiones superfluas que nos suenan engañosamente más importantes. No se dejen confundir; en la claridad y la concisión está el secreto de una buena expresión.

 

SUJETOS Y VERBOS ENLAZADOS

6/4/2021 

En una expresión correcta, tanto al hablar como al escribir, intervienen, por supuesto, la ortografía o el dominio de la cantidad y la calidad del vocabulario. A estos elementos esenciales se le suma uno tan importante como ellos: una estructura gramatical correcta. Para lograrla debemos, entre otras cosas, fijarnos bien en la concordancia. Gracias a ella los elementos que forman la frase se vinculan entre sí. Por ejemplo, gracias a la concordancia verbal se relacionan sujeto y verbo; la concordancia exige que sujeto y verbo coincidan en persona y número. Cuando de concordancia verbal se trata hay dos estructuras que generan muchas dudas y por las que me preguntan muy a menudo. Analicemos una de ellas: Yo soy de los que creen que hay que cuidar la ortografía; Tú eres de los que piensan que hay que leer más.

 

GRAMÁTICA Y CORRECCIÓN

13/04/2021

Desde la semana pasada los casos de concordancia verbal nos traen de cabeza. La regla de que el sujeto y el verbo deben concordar en género y número nos obliga a prestar atención a la estructura de nuestras frases para que los elementos que las forman se vinculen adecuadamente entre sí. Si el sujeto está formado por varios elementos coordinados (el precio alto y la mala ubicación) el verbo debe ir en plural: Lo desanimaron el precio alto y la mala ubicación. En cambio, hay otras estructuras del sujeto que concuerdan con el verbo en singular. Por ejemplo, encontramos uno de estos casos cuando el sujeto está formado por elementos coordinados que se refieren a la misma persona, el verbo concuerda con ellos en singular: La investigadora y académica recibió merecidamente el galardón. Así mismo, usamos el verbo en singular si los elementos coordinados que forman el sujeto se refieren a etapas de un mismo proceso continuo: La subida y bajada de precios influye en la inestabilidad del mercado; El análisis del problema y la propuesta de soluciones está a cargo de una comisión. Un tercer tipo de sujeto que exige el verbo en singular es aquel que está formado por verbos en infinitivo coordinados. Podemos verlo funcionando por partida doble en el siguiente ejemplo: Aunque cantar y bailar no es su fuerte, le encanta reunirse con amigos y organizar fiestas.

Cuando allá por los tiempos escolares estudiábamos gramática olvidábamos a menudo –o no nos lo recordaban lo suficiente– que no era un simple ejercicio de memorización; la gramática es esencial para construir mensajes correctos y para entender cómo hacerlo.

En ambas oraciones los pronombres (yo y tú) son los sujetos del verbo ser y concuerdan con él en número (singular) y en persona (primera o segunda, respectivamente). En cambio, el sujeto de las oraciones de relativo los que piensan y los que creen es plural y tercera persona y exige que el verbo sea conjugado en tercera persona del plural: creen y piensan.

Una estructura similar es la que encontramos en estas frases: Yo soy la que organiza la agenda o Tú eres el que plantea problemas. De nuevo en estos ejemplos yo y  son los sujetos del verbo ser y deben concordar con él. En cambio, en las oraciones de relativo la que organiza y el que plantea problemas el sujeto es una tercera persona del singular y así concuerda con los verbos organiza y plantea

 

EL PAPEL DE LOS AFIJOS

20/04/2021 

La lengua tiene sus propios mecanismos para formar nuevas palabras. La derivación es uno de ellos. A una palabra le añadimos un afijo y conseguimos una nueva palabra con diferentes funciones gramaticales o con distintos matices de significado. Los afijos, como pequeñas piezas de un maravilloso rompecabezas, pueden ser de tres tipos dependiendo del lugar en el que se colocan en la nueva palabra.

Cuando el afijo precede a la raíz de la palabra a la que modifica lo llamamos prefijo; lo llamamos sufijo, en cambio, si se pospone a esa raíz; y lo llamamos interfijo si se intercala entre la base léxica de la palabra y un sufijo. Si los analizan verán que todos estos términos que usamos para referirnos a los afijos se crean gracias a ellos: a-fijo, pre-fijo, su-fijo, inter-fijo. Aprovechemos para recordar que, cuando nos referimos a un prefijo en la escritura, le colocamos un guion al final para indicar que es un elemento que no funciona de forma independiente, sino cuya misión es sumarse a las palabras para formar nuevas voces. Los afijos, aunque no disfrutan de la independencia de otros elementos de la lengua, también tienen su lugar en los diccionarios. Si los buscamos, podemos consultar qué matices de significación les aportan a las palabras que forman. Prueben a consultar, por ejemplo, en el Diccionario de la lengua española los cuatros afijos que hemos visto hoy; o algunos de los sufijos que registra el Diccionario del español dominicano.

Saber reconocerlos como parte de las palabras que utilizamos nos puede resultar útil. Los afijos nos aproximan al significado de las voces en las que intervienen, nos proporcionan pistas útiles sobre la ortografía y nos dan una idea de cómo se van formando nuevas palabras a partir de las que ya tenemos.

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