La concordancia en los colectivos y otros casos
Por Tobías Rodríguez Molina
Uno de los medios gramaticales de relación interna en la oración es la concordancia, la cual constituye un elemento de reacción porque las condiciones en que se verifica no son iguales para los miembros en que se da la concordancia. Eso quiere decir que uno de ellos impone la concordancia a la que tiene que someterse el de inferior jerarquía sintáctica. Por ejemplo, el sustantivo, como categoría superior al adjetivo, le impone a este los morfemas de género y número. Y lo mismo sucede con otras palabras que estén en concordancia.
Es evidente que existen unas leyes o reglas gramaticales que rigen la concordancia. Esas leyes resultan de las relaciones que se dan entre las diferentes categorías gramaticales.
A partir de aquí se puede definir la concordancia como la igualdad de género y número entre el sustantivo y sus modificadores (con excepción del complemento), y la igualdad de número y persona entre el verbo y su sujeto.
Ahora bien, esas leyes generales de la concordancia no se aplican en todos los casos, uno de los cuales es el de los nombres colectivos y otros casos a los que suele llamárseles casos especiales de concordancia. En esos casos se suele dar, con mayor frecuencia, la concordancia de sentido, en vez de la concordancia gramatical.
Pero antes de continuar creemos conveniente ofrecer una definición de los nombres colectivos; veamos la siguiente:
“El nombre colectivo o sustantivo colectivo es el sustantivo que en singular expresa una colección o agrupación de objetos, animales o personas semejantes, en contraposición a los nombres individuales, (p. ej., alumnado es un nombre colectivo, mientras que alumno es individual).” (Wikipedia). Los siguientes son algunos ejemplos de nombres colectivos:
Avispero (conjunto de avispas); equipo (conjunto de personas que juegan en grupo); cardumen (conjunto de peces); enjambre (conjunto de abejas); gente (conjunto de personas); tropa (conjunto de soldados).
Veamos a continuación algunos de los casos de empleo más frecuente de los colectivos:
- Cuando el nombre es colectivo y va seguido del complemento en plural, el cual especifica ese nombre colectivo, el verbo puede ir en plural o en singular. Véanse los siguientes ejemplos:
La tropa de soldados llegaron muy cansados. (En este caso la concordancia se ha hecho con el complemento “de soldados”).
La tropa de soldados llegó muy cansada. (Aquí se hizo la concordancia con “la tropa”).
Pero si no va seguido del complemento, es preferible emplear el verbo en singular. Observe este ejemplo:
La tropa llegó muy cansada.
- Siguiendo con los nombres colectivos, cabe añadir que sustantivos como “mitad”, “parte”, “resto” y otros semejantes, aplicados a un conjunto de individuos, presentan la posibilidad de la concordancia en singular o plural. Veamos los siguientes ejemplos.
La mitad de los tripulantes evitaron la desgracia.
La mitad de los tripulantes evitó la desgracia.
- Si las palabras que acompañan al colectivo no aumentan la idea de pluralidad, sino que, por el contrario, la disminuyen, la concordancia en plural parece difícil o imposible. Mediante los siguientes ejemplos, se puede constatar lo que se acaba de decir:
La muchedumbre, conmovida por el hecho, lloró amargamente.
Aquel grupo, entre todos los miembros, había provocado esa situación.
- Si las palabras que acompañan al colectivo aumentan la idea de pluralidad, la concordancia en plural parece más factible o posible. Véase el siguiente ejemplo.
Aquel grupo de asistentes, preocupados por lo que estaba pasando, salieron despavoridos del salón.
Pasaremos a continuación a ver otros casos de concordancia.
- El autor de una obra puede emplear la primera persona del plural, al cual se le llama el plural de modestia. Observe este ejemplo:
Nosotros creemos (opinamos) que eso es algo injusto.
- Dos o más sustantivos pueden considerarse como una unidad y concertar en singular. Véase el siguiente ejemplo:
La entrada y salida de aviones fue suspendida.
Pero si a cada sustantivo se le antepone el artículo, se impone la forma plural. Vea este ejemplo:
La entrada y la salida de aviones fueron suspendidas.
- Los sustantivos femeninos que empiezan con “a tónica” van precedidos por artículos masculinos (el, un) cuando se usan en singular. Fíjese en los ejemplos siguientes:
Tiene el (un) alma de ángel.
El (Un) águila vuela alto, muy alto.
Pero cuando el sustantivo va acompañado de demostrativos, se emplea el femenino. Vea los próximos ejemplos:
Esa alma que tienes es pura, limpia, celestial.
Esta águila surcó los cielos de la montaña.
- Si un adjetivo va detrás de dos o más sustantivos y se refiere a ambos, concuerda con ellos en plural. Pero si se refiere solo al último, concuerda con este. Observe los ejemplos referentes a este caso:
El muchacho y la muchacha, asustados, salieron corriendo. (Hay que tener en cuenta que si hay un sustantivo masculino, el adjetivo concuerda en género con el masculino).
Estudió geografía y gramática española. (Solo estudió gramática española, no geografía española).
- Hay casos en que un adjetivo debe aparecer en masculino aunque el referente sea femenino. Vea ejemplos de este caso:
Tu criatura (femenino) está precioso, rosado, frondoso (adjetivos masculinos por tratarse de un niño).
Su majestad (femenino) llego contento (masculino porque se trata del rey).
- En oraciones con el verbo ser, como las siguientes, se emplea el verbo complementario en plural. Fijarse bien en los ejemplos:
Yo soy de los que defienden tu derecho a la protesta pacífica.
Tú eres de las que trabajan con entusiasmo.
Como se ha podido observar por los variados casos presentados, el sentido se impone normalmente por encima del valor gramatical tanto en la relación sustantivo y adjetivo, así como también en la relación sujeto y verbo. Además, hay casos en que se sugiere un tipo de concordancia, dejando al gusto o subjetividad del usuario el empleo de una o de la otra. Espero contribuir a que empleemos de la forma debida los colectivos y los demás casos de concordancia cuando aparezcan en los escritos que produzcamos.
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