Primitivo Herrera, escritor dominicano
Por Segisfredo Infante
Un día de tantos me llamó por teléfono móvil el periodista Mario Hernán Ramírez, para preguntarme si acaso sabía algo de Primitivo Herrera. Al comienzo creí que era una broma, de aquellas que suelen gastarse los viejos amigos. Le contesté que al único primitivo que yo conocía en este mundo (y quizás en el otro) era al “Primitivo” Maradiaga, quien fue director técnico de la Selección de Fútbol de Honduras, y una persona humilde que me ha inspirado simpatía casi siempre. Sobre todo en el ya lejano momento en que la “Selección” de Honduras le ganó a la “Selección” de Brasil, creo que en el contexto de una “Copa América”. Incluso en aquel momento, a pesar que soy un hombre demasiado distante de la enajenación futbolera (el verdadero “opio del pueblo”), le dediqué un artículo de agradecimiento al “Primitivo” Maradiaga.
Mario Hernán, con su voz estentórea, me aclaró que estaba hablando en serio, y que Primitivo Herrera había sido un escritor dominicano que se había establecido en Honduras “tal vez por la década del veinte”, y que además le había dedicado algún texto a nuestro gran poeta lírico Juan Ramón Molina. Como Mario Hernán Ramírez es el presidente vitalicio del “Grupo Moliniano” (que ahora se llama “Consejo Hondureño de la Cultura Juan Ramón Molina”), me encomendó la tarea de preguntarle al filósofo (y filólogo) dominicano, don Bruno Rosario Candelier, algunos datos importantes relacionados con Primitivo Herrera. La tarea la he asumido porque el año pasado me nombraron con el título de “embajador cultural” del Grupo Moliniano. Nombramiento y juramentación que acepté sin bosticar palabra, en profundo silencio y con mucha humildad, habida cuenta de la consideración tardía que, durante casi toda mi vida, le he dedicado artículos, menciones, ensayos y homenajes al poeta Molina, desde 1980-1981, en que comencé a publicar unos artículos juveniles –a veces flojos e inmaduros–, en el periódico “El Cronista” de Tegucigalpa. Del mismo modo en que lo he venido haciendo con otros escritores nacionales y regionales, tales como José Cecilio del Valle, Froylán Turcios, Rubén Darío, Paulino Valladares, Heliodoro Valle, Medardo Mejía, “Rafaelita” Contreras, Alfonso Guillén Zelaya, Edilberto Cardona Bulnes, Ramón Oquelí, Litza Quintana y Oscar Acosta, a quienes les he entregado la mayor parte de mi vida de escritor, en lo relacionado con cuestiones nacionales. Especialmente a José Cecilio Díaz del Valle, cuya obra he estudiado casi completamente, publicando, además, dos ediciones de la Antología de José del Valle preparada, durante diez años, por Ramón Oquelí Garay. Y otros textos vallistas adicionales: uno de Pérez Cadalso. Otro de Oscar Soriano. Etc. Etc.
Pues bien. El Dr. Bruno Rosario Candelier, un hombre desprendido como el que más, me envió un “audio” por teléfono de cinco minutos con cuarenta segundos, relatándome detalles claves de la vida del escritor y diplomático Primitivo Herrera, quien nació en Santo Domingo en 1888 y falleció en San Salvador en 1953. Por sus fechas cronológicas podría clasificarse dentro del grupo de poetas “romántico-modernistas” de finales del siglo diecinueve y primeras tres décadas del veinte. Como diplomático hizo carrera desde Puerto Rico, sin especificar el año. En Honduras en 1932. En Guatemala, también, en 1932. En Nicaragua en 1933. Y en El Salvador en 1934.
A cada uno de los países anteriores les dedicó sendos poemarios, todos con el mismo adjetivo: “Puerto Rico Lírico”; “Honduras Lírica”; “Guatemala Lírica”; “Nicaragua Lírica” y “El Salvador Lírico”. Es posible que en el poemario dedicado a Honduras se encuentre algún texto para Juan Ramón Molina, libro difícil de conseguir en estos tiempos, motivo por el cual mi tarea es comparativamente complicada. A menos que el poeta José González lo tenga en su biblioteca privada en la ciudad de La Paz, en consideración que él redactó una reseña sucinta sobre el poeta dominicano, con fotografía incluida, y una dedicatoria manuscrita para el poeta hondureño Luis Andrés Zúñiga, fechada el 16 de mayo de 1932, dato que coincide con el ofrecido por don Bruno Rosario Candelier, quien es actual director de la Academia Dominicana de la Lengua, presidente del Ateneo Insular, líder del Movimiento de Escritores Interioristas, autor de varios libros de filosofía, crítica literaria, novela y ensayo. Don Bruno, en realidad, es un auténtico pensador y amigo personal mío.
Volviendo al tema originario. Primitivo Herrera pertenece al subgrupo de diplomáticos que al pasar por nuestro país dejaron algo de su obra intelectual. Sin perder de vista que su primer libro se tituló “Barca de ensueño” (edición de 1916), al instalarse en Tegucigalpa publicó el texto ya mencionado “Honduras Lírica”. Lo mismo hizo el diplomático e investigador español Luis Mariñas Otero, quien escribió dos libros dedicados a Honduras. También el ensayista, poeta y embajador español Miguel Albero, le dedicó un libro de versos personalísimos al terruño catracho.
(Tegucigalpa, MDC, 20 de septiembre del año 2020. Publicado en el diario “La Tribuna” de Tegucigalpa, el domingo 27 de septiembre del 2020, p. 7).
Nota de BRC: Consigno aquí que nuestro valioso académico de la lengua, el escritor dominicano Miguel Collado, bibliógrafo, crítico literario y consultor bibliográfico de la Academia Dominicana de la Lengua, registra el aporte bibliográfico de Primitivo Herrera, a quien consulté antes de enviarle el video del que alude el distinguido autor hondureño, el erudito, pensador, poeta y académico correspondiente de la ADL, don Segisfredo Infante.
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