«Lumbre de la mocanidad», de Bruno Rosario Candelier
Por Camelia Michel
Hoy me toca comentar la obra Lumbre de la Mocanidad. El arte literario en la Villa Heroica, tarea que comenzaré resaltando la capacidad productiva de su autor, Bruno Rosario Candelier, la cual siempre logra sorprenderme, a pesar de que poseo, al igual que todos ustedes, pruebas fehacientes y cotidianas de su fertilidad creativa y permanente entrega al trabajo literario.
Este libro salió a circular en Moca hace apenas unos días, hecho que constituyó todo un hito en términos del interés expresado por dicha comunidad y del respaldo de sus autoridades, particularmente de la oficina del senador José Rafael Vargas.
Encaminada a resaltar la impronta de la Villa del Viaducto en el quehacer literario nacional, Lumbre de la Mocanidad presenta 61 textos, la mayoría de los cuales son ensayos y análisis literarios de Bruno Rosario Candelier, relativos a escritores mocanos destacados en los diferentes géneros literarios. También figuran textos vinculados a dicho eje temático, de los ensayistas Luce López Baralt, Pura Emeterio Rondón, Manuel Matos Moquete y del poeta Alberto Peña Lebrón; al igual que algunos diálogos y entrevistas, entre ellos, una conversación con una servidora, en torno a los valores de la Mocanidad.
Un acierto fundamental en Lumbre de la Mocanidad. El arte literario en la Villa Heroica, es el hecho de que revela la influencia y el impacto del talento mocano en la literatura nacional y mundial, porque hablar de autores fundacionales en sus respectivos géneros y épocas, tan diferentes entre sí y alejados en el tiempo, como Juan Antonio Alix y Aída Cartagena Portalatín -uno de trascendencia nacional, la otra, de proyección internacional- es mucho más que una casualidad afortunada. Otro aporte de Rosario Candelier es haber detectado dos filones esenciales en la literatura mocana: la ligazón entrañable con la tierra y las vivencias, y una onda de expansión hacia lo universal. Así, este crítico literario señala que el apego a la tierra y el sentido de lo propio, ese ethos que podríamos llamar “Mocanidad”, en algunos autores asume una voz nacionalista, de defensa de lo nuestro, del país, con alusiones a los enfrentamientos de principios del siglo pasado, o bien de exaltación del paisaje y características del lar nativo, con mucha prevalencia de la épica y de lo lírico-épico, como en los casos de Gabriel Morillo, y de Octavio Guzmán Carretero.
En otros autores se presenta a través de una visión metafísica y de conexión cósmica. Pero algo que no podemos obviar es el hecho de que en esta variopinta relación de análisis de autores mocanos cronológicamente dispuesta, hay un entronque con la literatura universal de todos los tiempos. Así, se resalta el carácter modernista de la poesía mocana de principios del siglo XX, y su evolución hacia las vanguardias posteriores, cónsona con los movimientos poéticos de la capital y todo el país, en los que se reflejan las inquietudes literarias con vigencia mundial. ¡Ojo: ser un escritor vinculado a la Mocanidad no es sinónimo de encierro mental, o de regionalismo o localismo fanático, sino de apertura desde lo propio!
Fenómenos como los descritos solo se repiten en una localidad, cuando hay todo un hábito cultural, una tradición de lectura, escritura y reflexión, que en cada época da frutos, dado que no solo hablamos de Aída o de Alix: hablamos de Manuel Valerio, de Alberto Peña Lebrón, o más lejanos en el tiempo, deGabriel Morillo, de Octavio Guzmán Carretero y de un conjunto de poetas y narradores contemporáneos pertenecientes a diferentes movimientos y círculos literarios, que tienen en común una gran dotación creadora y bagaje intelectual, y sobre todo, la impronta, el recuerdo de su tierra, de sus vivencias en el pequeño mundo que los vio nacer, sin menoscabo de su apertura a corrientes universales tanto clásicas como vanguardistas.
De hecho, en este conjunto de ensayos, Rosario Candelier pone de manifiesto que Moca, su Moca, nuestro Moca natal, no solo es tierra de poetas y narradores, sino que las disciplinas humanistas tienen un espacio fundamental.
No olvidemos que en este terruño han visto la luz historiadores, costumbristas, educadores, críticos literarios, como el mismo Rosario Candelier, gente vinculada al teatro, la oratoria, periodistas, juristas brillantes y cultores de las diversas disciplinas artísticas. Ciertamente, muchos de los escritos recogidos en este libro ya eran conocidos, pero en muchos casos constituyen una revelación, porque en ellos su autor pone el dedo sobre la llaga, y es preciso releerlos para aquilatar su contenido. En algunos casos Rosario Candelier ofrece planteamientos radicales, como los vertidos en torno a Juan Antonio Alix, a quien considera el fundador de la literatura dominicana. Cito: “Desde una perspectiva estética, la obra de Juan Antonio Alix, por la categoría y la cantidad de su creación, es el más importante cultor de la poesía popular dominicana y el primer escritor criollo que sustenta la base de la literatura nacional. Al asumir la décima como expresión de la poética nacional, este decimero es el primer poeta dominicano con cuya obra pauta el inicio de las letras nacionales, hecho que convierte a Juan Antonio Alix en el fundador de la literatura nacional”.
Es particularmente exhaustivo su análisis de la obra del poeta sorprendido Manuel Valerio, cuya tendencia metafísica es un elemento de mucho interés para Rosario Candelier. La estética desplegada por Valerio -la cual, señala Bruno Rosario, no llegó a ser claramente formalizada en conceptos- de alguna manera fecunda la estética interiorista, dado que su poesía se ajusta a planteamientos básicos de este movimiento. Creo, pues, que entre los precursores más influyentes del Interiorismo, hay que asignar un espacio de principalía a Manuel Valerio, voz poética de lenguaje límpido y engañosamente sencillo, pero lleno de enigmas y sentido profundo, que se insinúa bajo la capa de bellísimas imágenes. Y la lectura cuidadosa del ensayo “La lírica metafísica de Manuel Valerio” es bastante reveladora.
En cuanto a los escritores contemporáneos de la provincia, Rosario Candelier abarca un amplio muestrario de nombres, géneros y obras, que no puedo abordar en este breve espacio. Algunos de los más conocidos cuya labor poética él aborda son: José Rafael Lantigua, Valentín Amaro, Freddy Bretón, Sally Rodríguez, Juana Elodia Peralta, Basilio Belliard, José Frank Rosario, Iki Tejada, Pedro Ovalles, Mariano García, Fari Rosario, Gerardo Mercedes y Pedro Pompeyo Rosario. También muchos miembros activos del Ateneo Insular, como Carmen Comprés, Juan y Rocío Santos, Mikenia Vargas y una servidora.
Entre los narradores, amén de Aída Cartagena, Artagnan Pérez Méndez, Santiago Estrella Veloz, y Luce López Baralt analiza la novela de Rosario Candelier. En el ensayo, aborda la labor de Julio Jaime Julia, Adriano Miguel Tejada, Eduardo García Michel, Luis Quezada, Abigail Cruz Infante, entre otros. Voy a concluir agradeciendo a BRC que se tomara en cuenta mi trabajo no sólo en lo que concierne a la poesía, sino en un fructífero diálogo en torno a los valores mocanos. Finalmente, espero que todos se motiven y disfruten la lectura de este libro, que nos ofrece una de las espinas dorsales de las letras dominicanas.
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