A don Manuel de Jesús Campos Navarro, que acaba de cumplir cien años de fecunda existencia
Por León David
Transcurre raudo el tiempo con porfía
y la vida te estruja y arrebata
y lo que antes ató hoy lo desata
y aquel fulgor de ayer ya es noche fría.
La ancianidad llegó de pronto un día,
un día cualquiera con su faz ingrata;
el instante fugaz como una rata
roe la carne que sueña todavía…
Porque si el cuerpo cede y se marchita
-suerte fatal de la mortal criatura-
el pensamiento altivo canta y grita:
lo que creaste eres, viva rosa
que siempre esplenderá fragante y pura,
que cien años, Manuel, no es poca cosa.