La nueva gramática de la lengua española
Imagínense la sorpresa y el regocijo que sentí cuando temprano en la mañana del 6 de enero, Día de los Reyes Magos, recibí un telefonazo de Bruno avisándome que fuera a buscar a Moca el ejemplar de la Nueva gramática que había recibido para mí. Los Santos Reyes, los mismos que en mi niñez me ponían los revólveres de “mito” por los que me desvivía y que mucho tiempo después, ya adulto, me trajeron en cigüeña, un 6 de enero de 1983, mi primer hijo, me habían premiado de nuevo, supongo que por haberme portado bien con nuestro idioma.La Nueva gramática de la lengua española es la más extensa y detallada de todas las gramáticas académicas publicadas hasta el momento, tanto del idioma español como de cualquier otro. También es la primera gramática académica del español que sale a la luz desde 1931, cuando se publicó una reproducción de la Gramática de la lengua española de 1920, la cual, a su vez, se limitó a añadir a la de 1917 un nuevo capítulo. De modo que la Nueva gramática viene a ser prácticamente la primera gramática académica de la lengua española en más de 90 años.
Comprende la Nueva gramática cuatro partes fundamentales: a) Cuestiones generales, donde se describen las distintas partes de la Gramática, las relaciones entre ellas y las unidades fundamentales del análisis gramatical; b) Morfología, que analiza la estructura interna de las palabras; c) Sintaxis, que analiza las estructuras que se crean en función de la forma en que se ordenan y combinan las palabras; y d) Fonética y fonología, que estudia, la primera, la naturaleza acústica y fisiológica de los sonidos en el idioma español; y la segunda, el modo en que los sonidos funcionan en el español, en un nivel abstracto o mental.
Las primeras tres partes están incorporadas en los dos tomos publicados el pasado diciembre, cuyos números deben causar impresión hasta al más flemático: casi 4000 páginas de texto; más de 40 000 ejemplos, que proceden de todos los países de habla hispana; alrededor de 3700 referencias bibliográficas de más de 2000 autores y 300 medios de comunicación; más de 250 redactores, sumando académicos y especialistas; 5.5 kilos (12 libras) de peso; precio de librería de 120 euros (en España), equivalentes a más de 6000 pesos dominicanos.
La última parte sobre la fonética y la fonología será publicada este año en un tercer tomo e irá acompañada de un DVD con muestras de la pronunciación del español en las diferentes zonas del mundo hispanohablante.
Por primera vez refleja la gramática académica todas las variedades del español, distribuidas en las ocho áreas lingüísticas del mundo hispanohablante: Chile, Río de la Plata (Argentina, Uruguay y Paraguay), área andina (Perú, Bolivia y Ecuador), Caribe continental (Colombia y Venezuela), México y Centroamérica, Antillas (Cuba, República Dominicana y Puerto Rico), Estados Unidos y España. Contrario a las gramáticas académicas anteriores, que fueron obras exclusivas de la Real Academia Española, la Nueva gramática es producto de la acción conjunta y consensuada de las veintidós Academias de la Lengua Española, que trabajaron durante once años a través de una Comisión Interacadémica formada por representantes de todas las áreas lingüísticas citadas, con el triple objetivo de: a) describir las construcciones gramaticales propias del español general, así como reflejar adecuadamente las variantes fónicas, morfológicas y sintácticas; b) ofrecer recomendaciones de carácter normativo; y c) ser obra de referencia para el conocimiento y la enseñanza del español.
La Nueva gramática se enmarca, pues, dentro de la corriente panhispánica de los últimos tiempos, que ha llevado al trabajo conjunto de todas las Academias en la redacción de las demás obras académicas: Diccionario de la lengua española (2001), Ortografía de la lengua española (1999) y Diccionario Panhispánico de Dudas (2005). Era ya tiempo de reconocer el carácter internacional del idioma español y el hecho incontestable de que han pasado más de quinientos años desde que los primeros españoles atravesaron el Atlántico y emprendieron la conquista y saqueo de nuestra América, llevándose el oro pero dejándonos a cambio su lengua –glosamos la célebre sentencia de Neruda–, que es ahora nuestra. Así lo ha admitido con acierto y humildad el director de la Real Academia Española, Víctor García de la Concha, al declarar: “Es ridículo pensar que desde España, donde residimos menos del diez por ciento de la totalidad de los hispanohablantes del mundo, podemos regir el destino del español”.
Somos unos 500 000 000 millones de personas que hablamos español, repartidos en 20 estados distintos donde la lengua es idioma oficial, con México a la cabeza con 107 millones, y en muchos otros donde se habla sin ser lengua oficial, por ejemplo, en los Estados Unidos donde se calcula que hay unos 58 millones de hablantes, entre inmigrantes latinos, estudiantes, etc. En efecto, en los últimos años, el español se ha consolidado como la tercera lengua más hablada del planeta, después del chino y del inglés; como el segundo idioma más hablado como lengua materna, después del chino, o el primero si se toma en cuenta que el chino no es una lengua unitaria, sino la suma de varias 1; y como el segundo más estudiado tras el inglés, con 46 millones de estudiantes distribuidos en 90 países.
La Comisión de la Academia Dominicana de la Lengua que trabajó en la elaboración de la Nueva gramática estuvo integrado por los académicos Bruno Rosario Candelier, Mariano Lebrón Saviñón, Rafael González Tirado, Ramón Emilio Reyes y Guillermo Pérez Castillo. Entre las fuentes dominicanas citadas en la Nueva gramática se encuentran obras de Juan Bosch (La mañosa), Tulio Manuel Cestero (La sangre), Dinorah Coronado (A la sombra del flamboyán), José Enrique García (Contando lo que pasa), Federico Henríquez Gratereaux (Disparatario, Empollar huevos históricos) Pedro Henríquez Ureña (Ensayos) y Bruno Rosario Candelier (El sueño era Cipango); así como los diarios El Nuevo Diario, Hoy y Listín Diario, y las revistas Ahora y Rumbo, ambas ya desaparecidas.
Para adecuarse a las distintas necesidades de sus destinatarios, la Nueva gramática se divulga en tres versiones: la primera, denominada Nueva gramática de la lengua española y la única publicada a esta fecha, recoge el texto completo y detallado para uso como obra de consulta general y como texto de estudio en el nivel universitario; la segunda, el Manual, se publicará en marzo de este año en un solo volumen de 750 páginas, conciso y didáctico, dirigido especialmente a los profesores y estudiantes de español en los niveles no universitarios y a todos los hispanohablantes de nivel culto medio; la tercera, la Gramática básica, se publicará a finales de 2010 en un volumen de 250 páginas y presentará en términos muy simplificados los conceptos fundamentales, dirigidos al gran público y fácilmente adaptable al ámbito escolar. Estas dos últimas versiones tendrán precios módicos del equivalente de US$ 12 para el Manual y de US$ 3 para la Gramática básica.
Los estudios realizados en ocasión de la redacción de la Nueva gramática muestran una unidad sorprendente del idioma español, pese a su presencia en lugares tan alejados unos de los otros por todo el mundo. Los números son gratificantes: más del 90% del léxico (vocabulario) castellano es común a todos los hablantes, o lo que es lo mismo, hay entre los hispanohablantes menos de un 10% de particularidades léxicas, cantidad que se reduce aun más en el lenguaje escrito y culto, y mucho más aún respecto de las particularidades sintácticas.
El entusiasmo me ha llevado a extenderme un poco más de lo acostumbrado en esta columna. Empero, no puedo dejar de mencionar que recientemente le he enviado un correo electrónico a la Vieja Belén, pidiéndole que interceda con las autoridades académicas para que pongan pronto a la Nueva gramática en línea, como ya lo han hecho con las demás obras académicas, de manera que todos los interesados en nuestro idioma, y no solo los que como yo han tenido la dicha de que les pongan los Reyes donde Bruno, puedan consultar y estudiar esta valiosísima obra.
1.- El mandarín, el wu, el cantonés o yué, el min, el jin, el xiang, etc. cuyas diferencias entre sí son mayores que las que existen entre el castellano y el portugués.
© 2010 Fabio J. Guzmán Ariza
Académico de la Lengua
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