*DECISOR – *SINCRONICIDAD – *FREELANCE – *INUBICABLE – DESTITUIDO – *ROUND POINT
El término que ocupa el lugar del título no consta en el repertorio de la Academia. No es menos cierto que otras palabras muy parecidas a la del título sí figuran en el lexicón mayor de la lengua. Entre ésas se puede mencionar “decisión, decisivo, decisorio”.
La que más se asemeja al vocablo en estudio es “decisorio”, que los académicos de la lengua definen así: “adj. Dícese de lo que tiene virtud para decidir. // 2. Der. V. juramento decisorio. La autoridad de la lengua informa que el vocablo proviene del latín, “decïsus”. Este participio pasado, es del latín “decido”, que significaba “cortado; decidido, transigido”.
La intención de la persona que empleó el término “decisor” es usarlo como nombre para designar con él lo que se definió en el párrafo anterior. Hasta la fecha lo que se ha usado es “quien decide”. “Esa es la persona ´ que decide ´ en esta materia”. De este modo es como se obvia la carencia.
*SINCRONICIDAD
“. . .nuestro ser todo en maravillosa SINCRONICIDAD con la iglesia. . .”
Con este vocablo sucede como con muchos otros de la lengua, que no existe, pero que la imaginación suple a veces ante la real o imaginaria necesidad.
Lo que debió escribir en este caso la escritora fue “sincronismo”, que vale por “correspondencia en el tiempo entre las diferentes partes de los procesos”. El verbo sincronizar es “hacer que coincidan en el tiempo dos o más movimientos o fenómenos”.
Como consecuencia de lo que se copió en el párrafo anterior, se define a sincrónico como el “proceso o efecto que se desarrolla en perfecta correspondencia temporal con otro proceso u otra causa”.
Si bien es cierto que es difícil a veces sustraerse a la tentación de “inventar” palabras, no es menos cierto que casi todos, por no decir todos los hablantes, en algún momento de su existencia desearían tener libertad y licencia para acuñar términos nuevos.
*FREELANCE
“Trabajó como diseñador FREELANCE para una selecta lista de clientes como. . .”
Esta es una de esas palabras que transita en español en todos los niveles; en algunos de ellos se la usa de modo acertado y en otros se abusa de ella. Para tranquilidad de muchos es bueno que se consigne que existe en inglés “freelance, free-lance y freelancer, free-lancer”. Entre las tres no hay diferencia en realidad. En inglés es adjetivo, nombre y verbo. Escrita de forma separada fue como incursionó primero en la lengua inglesa, a principios del siglo XIX, y en esa época significaba “soldado de fortuna, mercenario”, literalmente “lancero libre”, o “lanza libre”, que es libre de ofrecer su lanza a quien quiera pagarla.
Está documentada la aparición del vocablo en una sola palabra en el primer año del siglo XX, en su función de adjetivo, al año siguiente penetró en la misma lengua como verbo intransitivo. La última modalidad de escritura aconteció en el año 1937, es decir, más de treinta y cinco años más tarde. La definición del inglés ofrece la pista del vocablo apropiado para usar en español, “persona que actúa independientemente, sin estar afiliado con, o autorizado por una organización”.
Es pues, un “trabajador independiente”, o periodista independiente; “que actúa por libre y vende su producción a quien puede o le conviene”. Cabe también que se le defina como “autónomo”, “de libre dedicación”. En el campo del periodismo y de la fotografía, que es donde con mayor frecuencia se escucha que alguien ejerce así su profesión, se dice y escribe que es “informador(a) por libre”. De un modo un poco más largo es alguien “que trabaja por su cuenta”, que hace su trabajo “por cuenta propia”.
En el caso del periodista que envía o vende sus trabajos casi siempre a los mismos periódicos es válido que se le llame “colaborador”. Lo mismo ocurre con el que lo hace con artículos científicos, literarios, o simplemente con comentarios acerca de la actualidad.
Otra posibilidad abierta en el caso de algunas profesiones, como la de los intérpretes, a quienes se les contrata para una labor específica, durante una conferencia, por ejemplo. En este caso es factible que se les denomine “por contrato”. Hay quienes sostienen que a los intérpretes así contratados se les puede llamar “temporeros”, por la duración del trabajo que se les llama a desempeñar.
Para el verbo lo que conviene que se use es “trabajar uno por su cuenta”. Sí, es largo, pero como el vino, es nuestro; “trabajar independientemente” es otra posibilidad.
*INUBICABLE
“. . .que al momento de conocerse la información se encontraba INUBICABLE en el interior del país”.
La palabra del título no consta entre las que se consignan en el último diccionario de la Academia del año 2001.
La idea que se encuentra detrás de la formación de la palabra sobre la original “ubicable” no es mala, pero no se le puede aceptar porque la que le sirve de apoyo, es decir, la “ubicable” que se mencionó antes. . . tampoco figura asentada en el diccionario.
De acuerdo con el diccionario de las autoridades, el verbo “ubicar” es “estar en determinado espacio o lugar”. En nuestra América es “situar o instalar en determinado espacio o lugar”. Ya en la última edición del lexicón mayor de la lengua se acepta que en algunos países de nuestra América morena, en tres de ellos, el verbo ubicar significa “hallar”.
Lo que resulta cuesta arriba, es decir en español que alguien o algo está “hallable”. Como eso no se dice, resulta difícil que digamos o escribamos que algo o alguien está “ubicable”, para significar lo que no se puede expresar del modo anterior. Quienes incurren en ese error no se detienen a pensar que lo que no se pudo hacer sobre un verbo tampoco se puede aceptar a través del otro.
Ante la imposibilidad de expresar la idea a través de los verbos antes mencionados, se empuja a los redactores a usar la frase “cuyo paradero se desconoce”, “de paradero desconocido”, que son recursos válidos que permiten transmitir el mensaje de modo acertado.
DESTITUIDO
“Con el final de la guerra fría los DESTITUIDOS se quedaron sin opción utópica. . .”
El autor en este texto no se refiere a las personas “despedidas” de sus funciones, a los que en América se llama los “botados” de los empleos, sino a otra cosa que llega al español a través del inglés. Es interesante analizar el asunto para que no se pierda ningún detalle.
Lo que en español es la “destitución”, en inglés es “removal, dismissal”, es decir, cuando lo “echan” del trabajo.
Por su parte en inglés “destitution” en nuestra lengua española significa “pobreza, miseria, indigencia, carencia”. Nuestro “destituido” entonces es quien ha perdido su trabajo contra su voluntad. Es en inglés, “removed, dismissed” del trabajo. En inglés se usa poco en la actualidad el verbo en su sentido activo, pero consta todavía con el valor de “privar de, empobrecer”.
De la misma manera que ocurre en español, sucede en francés. El verbo “destituer” es equivalente del español destituir, por lo tanto corresponde con su inglés “to dismiss, remove from office”. Del mismo modo la “destitution” es el “dismissal” de un puesto. Como consecuencia de lo anterior, la “destitution” del inglés corresponde a lo que en francés se expresa como el “dénuement”, que es hacer a alguien un “dénué”, lo que en español se dice o escribe con frecuencia como “desprovisto de lo más esencial”. Esto naturalmente se usa casi siempre en sentido de lo material.
El fenómeno que se mencionó en las dos lenguas anteriores se repite en italiano, lengua en la cual la “destituzione” no es la “indigenza” o la “estrema miseria, la povertá”. La idea subyacente en el italiano es la de “privar, separar”, de un cargo, tal como ocurre en las otras dos lenguas estudiadas previamente.
Como es de esperarse del portugués, esta lengua sigue el mismo camino de las anteriores; sin embargo, mantiene un rasgo histórico que la hace separarse de sus hermanas romanceadas, como se verá enseguida. Destituir es privar de un empleo, de autoridad o dignidad, es deponer. Lo interesante es que “destituído”, con el acento y todo, es en funciones de adjetivo, “falto; carecido; pobre”. Nótese de inmediato que la última palabra es “pobre”, en el sentido de “carente”. Se comprueba enseguida que en portugués lleva o soporta los dos sentidos, por lo menos en el participio pasado del verbo.
Aunque a los lectores les parezca complicado, es de lo más divertido comprobar que lenguas distantes entre sí pueden tocarse, mientras que las más cercanas pueden distanciarse en algunos aspectos.
*ROUND POINT
“También la fuente del ROUND point de los Champs Elysees, en París, el comedor. . .”
El vocablo “round” se acepta en algunos países como sinónimo de “asalto”, pero sólo en boxeo.
Cuando la persona que escribe se dedica a utilizar términos de lenguas extrañas a la suya, debe hacerlo acompañado de ese militar tan conocido por lo minucioso que es, el “mayor cuidado”. Lo primero que debe hacer es desconfiar de la memoria y verificar con un diccionario de la lengua en la cual se propone incursionar. La segunda medida -sin metro- que debe tomar es revisar su texto para que el corrector automático de su computador no le juegue una mala pasada.
Lo que debió escribir en español el redactor es la “rotonda” de los Campos Elíseos, y así se evitaba todo el enojo de escribir lo que no es, y luego de que le faltaran acentos en la lengua extranjera. Todo en francés debió ser “rond-point des Champs-Élysées ».
Hay quienes, han escrito, para referirse a estas plazas circulares, “puntos redondos”, con el consabido alargamiento del mensaje. Además suena un tanto ridículo y forzado. Estas “plazas circulares” o “tortas” distribuyen en varias direcciones la circulación automovilística. En los diseños modernos de vías terrestres se le ha dado un “rotundo” no al concepto de las rotondas viales.
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