CERRAR – REORGANIZAR – UBICAR – CORRER
En el diccionario de las autoridades madrileñas de la lengua no aparece ningún significado que ampare este uso. El verbo cerrar ocupa más de una columna completa en el diccionario antes mencionado; sin embargo, ninguna de las significaciones que allí se leen dan pie para que se le utilice del modo criticado.
Se ha observado que el verbo estudiado en algunas ocasiones se le emplea para expresar que a algún aparato o maquinaria se le apaga, o se le deja sin funcionamiento. Lo que se quiere dar a entender es que se interrumpe el normal funcionamiento de una maquinaria, fábrica o generador.
Detener la marcha de una máquina no se expresa de ese modo en el español de todos los días a menos que el hablante no haya estado en contacto con versiones extrañas a la lengua común.
Una de las formas usuales de expresar que un equipo mecánico cesa de funcionar, sobre todo si lo hace de modo automático, es con la ayuda del verbo desconectarse. Así se escribirá que “el equipo se desconecta para protegerse a sí mismo”.
Este uso del verbo desconectar está amparado por la autoridad del diccionario oficial, que en algunas de sus acepciones para éste registra lo que sigue, “suprimir la comunicación eléctrica entre un aparato y la línea general”. Es además, “interrumpir la conexión entre dos o más cosas”. En su acepción para la tecnología es “interrumpir el enlace entre aparatos o sistemas para que cese el flujo existente entre ellos”.
REORGANIZAR
“Sin embargo, aún no se descarta el riesgo de que el fenómeno meteorológico se REORGANICE, vuelva a recobrar vitalidad y acabe afectando. . .”
Si se desea estudiar el verbo del título, por fuerza hay que referirse al verbo “organizar” que es el que se encuentra implícito y le imprime su sentido primero.
Desde que se lee el diccionario, cualquiera que sea, y especialmente el de la Real Academia, se pone en evidencia que la acción de organizar solo puede ejercerla una voluntad.
En el lexicón mayor de la lengua constan cinco acepciones para el verbo organizar, sin el cual el verbo del título no existiría. Para no tener que reproducir todas las acepciones se puede resumir la primera consignando que organizar se hace “para lograr un fin, coordinando las personas y los medios adecuados”. La segunda es corta, “poner algo en orden”. La tercera es “hacer, producir algo”. El ejemplo que suple la Academia es: “Organizaron una pelea”. En funciones pronominales, dicho de una persona, es “ordenarse las actividades o distribuirse el tiempo”.
Después de revisadas las significaciones anteriores, cuesta mucho esfuerzo poder aceptar que un fenómeno natural, como lo es el meteorológico, en este caso un huracán, se “reorganice” etcétera.
Para que algo se organice hace falta que intervenga una voluntad, que haya alguien que intervenga para hacer posible el resultado. Después de escrito todo lo anterior hay que reconocer que en la lengua hablada se acostumbra a utilizar el verbo “organizar” para cosas en las que no intervienen las personas.
En los casos de “tormentas” y otros fenómenos naturales, quizás es mejor evitar el verbo examinado y en su lugar emplear un giro cualquiera de la lengua que permita dar a entender la idea.
UBICAR
“. . .quienes luego de arduas investigaciones lograron UBICAR el lugar donde permanecía retenido Calderón.”
El verbo que ocupa el lugar del título ha evolucionado en cuanto a su ámbito semántico. En la edición de 1992 del diccionario de la Real Academia de la Lengua, para este verbo solo existían dos acepciones, La primera era “estar en determinado lugar o espacio”. La segunda acepción era propia de nuestra América, “situar o instalar en determinado espacio o lugar”.
El mismo diccionario en su edición de 2001 amplió el campo de acción del verbo con la incorporación de otras acepciones correspondientes a varios países de la América Morena. La segunda posición la ocupa la acepción “acomodar a alguien en un empleo”.
Como propia de Argentina, Honduras y Uruguay consigna la Academia “traer a la memoria algo o alguien”. En este caso, como en tantos otros, las autoridades han recorrido el camino seguro, pero no el más completo, pues esa acepción se escucha en otros países además de los que menciona el colegio español de la lengua.
La acepción que apoya el uso que se hace del verbo en la cita de esta sección ocupa el puesto número cuatro, “hallar (dar con lo que se busca)”. Así queda reconocida la utilización que desde hace muchos años se venía haciendo del verbo en nuestra América. La Academia recoge este empleo en los países siguientes, Argentina, México y Uruguay.
Además, en México es buscar, hacer algo para hallar. En sus funciones intransitivas es, por otra parte, “estar en determinado espacio o lugar”. Por último es “obtener un buen puesto en un concurso”.
Ya se puede ejercer el ubicar de nuestra América. De nada vale a las personas esconderse, pues podremos “ubicarlas” en sus escondites. Esta es otra de las novedades integradas al diccionario en el 2001.
CORRER
“. . .la Junta decidió CORRER de septiembre a octubre la votación sobre este tópico.”
En otra sección se trató lo relativo a “tópico”, por lo tanto aquí solo se menciona que el empleo en este sitio es indebido. Ahora se puede tratar lo concerniente al verbo del título.
El verbo “correr” es bastante extenso. Ocupa casi toda una columna en el diccionario editado por la junta madrileña de la lengua. No obstante esto, ninguna de las acepciones que allí constan sirve para apoyar el uso que se ha hecho en la cita.
Para que no quepa duda con respecto a la afirmación anterior se puede añadir que de las 45 acepciones que recoge la Academia, solo algunas parecen acercarse al valor que se le concedió en el texto citado. Se revisarán esos y los demás se dejarán para que los consulten los incrédulos.
La acepción 27 trae, “hacer que una cosa pase o se deslice de un lado a otro, cambiarla de sitio”. Los ejemplos que la ilustran son éstos, “Corre esa silla. Correr un poco los botones”. Con la lectura de los ejemplos se despejan las dudas. Se trata realmente de hacer que una cosa pase de un lado a otro o que cambie de sitio. No se puede hacer extensivo el uso a fechas, pues éstas no son un “lado” ni un “sitio”.
La otra acepción que podría mover a equívocos es la 33 que reza de este modo, “recorrer (atravesar un espacio)”. Aquí tampoco cabe que se titubee, pues se refiere a espacio físico y no a tiempo.
Quizá en el nivel coloquial se acostumbra a utilizar el verbo “correr” como sinónimo de aplazar, diferir. En la lengua escrita esto no es aceptable. La lengua escrita no tolera este tipo de libertades, su nivel es más elevado que el coloquial.
NUDO
“. . .un helicóptero de los Guardacostas divisó el camión navegando a unos 8 NUDOS POR HORA rumbo a Cayo Hueso.”
Para las personas que no están familiarizadas con la unidad de velocidad propia de los barcos y aviones, más abajo se reproducirá la definición de lo que es un nudo.
De acuerdo con lo que está aceptado de modo internacional, el nudo es la “unidad de velocidad para barcos y aviones, equivalente a una milla náutica por hora.
Tan pronto se lee la definición se cae en cuenta que no hace falta, cuando se trata de la velocidad de embarcaciones y aeronaves, que al hablar de nudos se añada “por hora”. Esto así porque en la definición de la palabra se estipula que se refiere a “una milla náutica por hora”. Vale la pena que se destaque este “por hora”.
El nudo no se refiere a una distancia, sino a una distancia (milla náutica) recorrida en un determinado tiempo (una hora). Quien escriba de la manera en que lo hizo el periodista está utilizando palabras superfluas, palabras que sobran, que no son necesarias para entender el mensaje. El concepto del tiempo empleado en recorrer la distancia está implícito en la noción de “nudo” como unidad de velocidad.
REPITIENTE – *REPITENTE
“. . .la escuela primaria de M. L. debió habilitar siete aulas para acoger a los 220 alumnos de 3er. Grado, de los cuales 32 son REPITENTES. (. . .) aseguró que la acumulación de REPITENTES por año va a obligar a la creación de nuevas aulas.”
Olviden por un momento el asunto de “crear” aulas en lugar de construirlas, erigirlas, levantarlas o cualquier otro verbo menos presuntuoso.
Lo que no puede aceptarse, ni pasarse por alto es que a los estudiantes que no aprobaron los exámenes o que no calificaron para ser promovidos de grado se les llame del modo en que lo hacen en la cita.
Una breve consulta al diccionario confirma que el vocablo repitiente es el que significa “que repite o se repite”. “Que repite y sustenta en escuelas o universidades la repetición.”
De una vez por todas, que quede claro que los estudiantes que son reprobados en las pruebas de grado y se les obliga a cursar de nuevo las clases que no aprobaron, son repitientes y no lo otro.
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