CUMBANCHERO – ABSORBER – ABSOLVER – ALMIDONAR – ABOLIR

“. . .del nacionalismo CUMBANCHERO que se teje por no pocos artistas y literatos cubanos, y ambos del nacionalismo esencialista de. . .”

El término “cumbancha” consiguió su inclusión en el templo de la Academia y por consiguiente en la lengua reconocida por las autoridades. Ya figura en el repertorio general de la lengua española que patrocina la Academia.

La palabra se la conoce en varios países de la América Morena. Se le reconoce origen cubano. Consta en la literatura de algunos de los países de nuestra América. La palabra cumbanchero deriva de la aceptada por la Academia. Esa palabra se la empleó en una canción cubana muy vieja, muy popular, de principios de la segunda mitad del siglo XX.

La definición que consta en el Diccionario Mayor para cumbancha es así, “juerga (parranda)”. Agrega la autoridad que el vocablo es de uso en el nivel coloquial en Cuba y en México.

Como puede deducirse de la terminación de la palabra en estudio, el o la cumbanchero(a) es la persona entregado(a) a las juergas o parrandas.

En otros diccionarios se entiende que el término “cumbancha” se puede aceptar como sinónimo de “jolgorio, fiesta”. Como americanismo existe también el verbo “cumbanchar” que es fiestear, divertirse, correr una juerga.

ABSORBER – ABSOLVER 

“Este colegio, que en sus inicios fue anglosajón, lentamente fue ABSORVIENDO a los hispanos, fundamentalmente cubanos. . .”

Los dos términos del título se confunden con frecuencia. Como consecuencia de la confusión, algunas personas colocan la B o la V sin discriminar cuando debe usarse una u otra. En otras ocasiones lo que sucede es que se introduce la L donde corresponde la R o viceversa. El caso de la cita es típico, se coló la V en lugar de la B, es decir, pusieron la vaca donde debía ir el burro.

Absorber es ejercer atracción e integrar, esta es la versión resumida del concepto de la física. Es también consumir enteramente. Por su parte, absolver es declarar libre de responsabilidad.

ALMIDONAR 

“. . .los capuchinos (ALMIDONADOS con azúcar), piononos (de guayaba) y. . . “

En muchos países de habla hispana el verbo almidonar se emplea con el sentido de blanquear, mientras que en otros se le usa para endurecer, poner tieso. En lenguaje figurado libre se podría admitir este tipo de libertades, pero si se revisa el concepto, no es válido que se haga esta extensión.

La Real Academia para el verbo almidonar solo reconoce una definición, “mojar la ropa blanca en almidón desleído en agua, o cocido, para ponerla blanca y tiesa.” En sentido estricto solo se aplica para la ropa. . . es más solo para la ropa blanca, pues cuando se usa para planchar ropa de color se almidona, pero no se blanquea. Si se tiene alguna queja con respecto a este punto de la definición, debe encontrarse una vía para canalizarla.

En la cita que se incluye al principio de esta sección es probable que hayan utilizado el verbo con dos propósitos, darle color blanco al capuchino y endurecerlo; de ese modo se cumplen los dos objetivos del verbo original.

En otras circunstancias, cuando se desea darle color a algunos dulces con ayuda de sustancias reducidas a polvo, lo que se dice y escribe es que se las espolvorea, es decir, se esparce el polvo de lo que se emplea. Lo difícil en el texto es que el verbo se refiere a almidón, mientras que lo que se riega sobre el dulce es azúcar.

La última oración pone de manifiesto que la elección del verbo no fue la mejor, pues al referirse a azúcar debió usar otro verbo que correspondiera en propiedad a la acción y al objeto empleado para hacerla.

En algunas ocasiones se ha escuchado en conversaciones frases similares o parecidas a, “esa persona es un almidonado”. Lo que se entiende con este uso es que la persona a quien se refieren es afectado en su trato, manera de hablar, ademanes y comportamiento. No es elástico en sus juicios, sino rígido, tomado en el sentido del tieso de la definición de almidonar.

ABOLIR 

“Porque la vida de esta joven, o de cualquier otra persona, no puede depender de que todos los días ocurra un milagro para ABOLIR un error.”

La forma en que han utilizado aquí el verbo abolir no se compadece con el uso. Tampoco coincide con lo que los diccionarios entienden por el verbo en cuestión. En los párrafos siguientes se expondrán los razonamientos que demuestran que en el caso estudiado no procede que se emplee este verbo.

La definición que del verbo asienta la Academia es sencilla y clara, “derogar, dejar sin vigencia una ley, precepto, costumbre, etc.” Con respecto a las formas que pueden servirse del verbo, aclara la autoridad de la lengua que solo se usan las formas cuya desinencia empieza por –i.

Hay que convenir por fuerza de los hechos que un error no es ley, precepto, ni costumbre, aunque haya quien incurra en errores de manera consuetudinaria.

Quizás –se deduce del contexto- lo que deseaban expresar era algo así como, enmendar, reparar, corregir.

Los dos verbos que pueden sustituir a abolir –no en este caso- son anular y suprimir. Anular equivale a reducir a la nada. Suprimir vale tanto como hacer cesar y desaparecer alguna cosa o, simplemente, quitar algo. En el ámbito jurídico se usan otros dos verbos, que son, abrogar y derogar. Estos dos generalmente se aplican a las cosas inmateriales.

Es preciso que se mantenga claro que en los casos en los cuales la Academia incluye “etc.” en la redacción de un concepto, eso no conlleva una libertad total para caer en excesos de todo género. Debe interpretarse eso como asuntos o cosas del mismo tipo, de clase parecida, no totalmente extrañas o disímiles.

DOMÉSTICO 

“Lo novedoso. . .es la colaboración entre agentes federales recopilando inteligencia extranjera y los fiscales presentando cargos criminales DOMÉSTICOS.”

Si este texto –reproducido arriba- se lee derecho, los “cargos” que se hacen, como son domésticos… son del dominio de la casa, del hogar. Esta interpretación se desprende del contenido de la palabra “doméstico” en español.

Además de lo apuntado antes, es doméstico el animal que se cría en compañía del hombre. En español también se llamaba así al empleado que servía en la casa. Aparte de esas significaciones se llama así también al ciclista que en un equipo tiene la misión de ayudar al corredor principal.

Es natural que los lectores se pregunten cómo rayos alguien puede llegar a confundir la casa, el hogar y lo expuesto más arriba con otros conceptos que son ajenos a la lengua española. La respuesta es muy sencilla. En inglés existe un vocablo muy parecido domestic que tiene un contenido diferente. Vale la pena entrar en detalles.

A pesar de que el origen de los términos en las diferentes lenguas es el mismo, las orientaciones dieron como resultado que en inglés además de compartir con el español el valor de “hogar, familia; sirviente, criado”, la palabra retiene otras significaciones.

En inglés con el vocablo domestic se refieren a lo que concierne al país, of the country. Cuantas veces se trate de traducir este término al español, para lo señalado ahí, debe elegirse entre “nacional, interno”.  Como consecuencia de la desaprensión de muchos traductores empíricos, encontramos en la prensa que hay líneas aéreas que vuelan dentro del hogar, esto así porque los aviones efectúan “vuelos domésticos”.

Además de las soluciones anteriores, en otros casos se pueden seleccionar vocablos del español tales como, “del interior, intestino”. No confundan este intestino, por favor, con las vísceras, sino que en algunos casos puede sustituir a la voz inglesa antes mencionada. Este caso se da cuando se refiere a las luchas, riñas o peleas intestinas.

En ambas lenguas se puede usar el doméstico, solo que en español encaja mejor que se emplee “hogareño, casero” para referirse al ambiente que reina en el hogar, a la característica del cónyuge. Téngase en cuenta que en algunos casos es de mejor estilo referirse a la paz conyugal que a otro término para reflejar lo que en inglés podría expresarse con domestic. Los problemas no son domésticos, sino mejor… familiares.

El último término incorporado a la jerga legal en el español de los Estados Unidos de América del Norte es domestic violence, que los cortos de imaginación han traducido por “violencia doméstica”. Podría servirse el propósito con “violencia en el hogar”. En la República Dominicana, la ley que se ocupa de ese delito la ha denominado “violencia intrafamiliar”. Hay que celebrar la elección, pues por lo menos se apartó del servilismo ante el inglés.

Hay otra palabra de la misma familia con la que hay que proceder con cautela, se trata de domesticity. La domesticidad del español es la cualidad de doméstico. En inglés el o la persona domesticated es también la que está acostumbrada a la vida hogareña y conoce los quehaceres del hogar. Es de muy mal gusto aplicarle el calificativo a una persona en español “domesticada”, porque se reserva para los animales, como se apuntó al principio de esta sección.

Este fenómeno también se suscita en francés, pues la domesticité es la condición de doméstico, sirviente. Con la voz francesa se refieren al conjunto de los domésticos, es decir, los criados. Para trasladar al francés este domesticity es prudente hacerlo como goûts domestiques, plaisirs du foyer.

DISCORDINACIÓN 

“. . .la discusión sobre la utilidad de las máquinas apunta hacia una DISCORDINACIÓN entre los diversos factores que debieron tomar parte en el proceso.”

Todavía queda por ahí quien piensa que en español hay tanta libertad como para acuñar vocablos con toda liberalidad. . . e impunidad. No hay derecho a que se maltraten las pupilas de los lectores que posan su mirada sobre términos como el del título.

No hay razón tampoco para agredir verbalmente a la persona que se permite lanzar palabras de este género. Lo que demuestra esta persona que así actúa es gran poder imaginativo. En el inventario general de la lengua hay muchos otros vocablos parecidos a “discordinación”, pero éste no tiene difusión o no se ha impuesto porque no ha conseguido buen padrino.

La idea que trata de comunicarse mediante el texto citado quedaría bien servida si se hubiera escrito en lugar de lo publicado, “desorden, desorganización, desarreglo”.

En otros tiempos se acostumbraba a decir y escribir “falta de coordinación”, que es más largo, pero es nuestro.

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