Trozo – trigésimo (trigésima) – arrollar – hispanoparlante – salón- reinventarse

TROZO

“. . .la malanga se le pone a tres TROZOS a N. M.”

Desde el principio de esta sección hay que dejar claro que aquí lo importante no es la malanga ni la locución: lo que se aprovechará será solo “trozo”. La razón para proceder de esta manera es que en el español dominicano la voz trozo, así sola, tiene un significado que la destaca de entre las demás hablas del continente y la península.

Hasta el año 2013 este trozo no se encontraba consignado en diccionario alguno del español dominicano. Ya consta en el Diccionario del español dominicano (DED, 2013).

El autor de estas líneas recuerda el uso que se hacía del vocablo trozo para mencionar una parte del plátano cortado que se ponía en el cocimiento de un sancocho cibaeño. Cuando un comensal deseaba que le sirvieran plátano del sancocho, lo hacía mencionándolo con la voz trozo.

Ha de tenerse en cuenta que cuando se utiliza la palabra sancocho en esta sección se refiere a la famosa sopa que los dominicanos reclaman como uno de sus platos nacionales.

El DED al asentar el vocablo trozo lo hace de la manera siguiente: “pedazo de plátano verde en un guiso”. Al fin le rindieron el merecido honor al trozo dominicano.

 

TRIGÉSIMO – TRIGÉSIMA

“. . .y ha puesto a nuestra disposición, en esta TRIGÉSIMO primera edición, cerca de un centenar de filmes con las más insospechadas historias”.

La historia de las dos palabras del epígrafe es vieja. Aquí se señalará el error; luego se verá la fuente de la confusión que induce al error frecuente. Una vez repasadas las diferentes fases de la exposición quedará todo el asunto claro al resumirlo.

Nótese en la redacción de la cita que trigésimo aparece en masculino cuando se trata de una edición que es femenina y como ocupa la posición número treinta y uno, primera, a su vez,aparece en femenino como  corresponde, pero trigésimo aparece en masculino.

Antes de entrar en la materia propia de la sección hay que recordar que trigésimo significa que en el orden numeral ordinal corresponde a treinta, así como en el partitivo a una parte correspondiente a treinta.

Como es un adjetivo debe obedecer a las reglas que norman sus funciones. Se acomoda al género del sujeto al que acompaña. Si es edición debe ser trigésima.

Puede escribirse el ordinal en una sola palabra trigesimoprimera. En ese caso pierde el acento la primera parte del numeral ordinal, así como la variación de género. Nunca se escribirá guión entre los dos elementos del ordinal numeral.

Con lo expuesto más arriba queda claro que la forma en que redactó el periodista no fue acertada. Al dividir el numeral ordinal en dos palabras debió respetar en ambos elementos el género femenino de la edición a la que se refería.

 

ARROLLAR

“. . .del carnaval oriental donde un negro casi mítico va “ARROLLANDO” en la conga con la famosa cornetica china. . .”

Con mucho acierto el periodista y escritor colocó las comillas en el verbo que aparece a manera de título de esta sección. El acierto se celebra porque en la redacción el verbo no aparece utilizado en su sentido más conocido, vale decir que se emplea de acuerdo con el significado que posee en el dialecto de un país.

A ciencia cierta no sabe uno si hace falta llamar la atención del lector sobre este uso con las comillas porque la noción que transmite el verbo en el contexto, en el carnaval y en compañía de la conga, no deja espacio para otro tipo de interpretación.

Lo que se destacará aquí es el contenido del verbo arrollar más allá de la esfera de lo conocido en los lexicones generales. El DRAE se limita a registrar las acepciones más comunes para el verbo y deja fuera el significado que posee el verbo en Cuba.

El DAA solo menciona a Cuba como el país en el que se usa el verbo con valor diferente de las significaciones más usuales. No puede soslayarse que el ritmo, la música y la internacionalización de las canciones cubanas han difundido el significado del verbo arrollar.

El primer significado del verbo en el español cubano es “en el carnaval, bailar alguien al ritmo de la música de una comparsa”. La segunda acepción es “bailar contoneándose mucho”. Ya en su sentido metafórico es “apartar alguien, mediante empujones, a las personas que obstruyen un camino”.

Si bien el uso es propio de los cubanos, muchos países más, por no decir todos los americanos, reconocen el significado de este arrollar acompañado del sonido de la conga.

 

HISPANOPARLANTE

“La nueva cara de los demócratas del sur de la Florida es cada vez más joven, caribeños, afroamericanos, homosexuales, solteros o HISPANOPARLANTES”.

En realidad, la intención que lleva a tratar la voz del título es que ella lleva en sí el verbo que interesa más: parlar. Se centrará el mayor esfuerzo en desanimar el empleo del término del epígrafe porque lleva en su seno este verbo. Más abajo se abundará en las razones que mueven a desalentar el empleo de palabras que lleven de cualquier forma que sea el verbo parlar.

Los significados que reconoce la RAE para el verbo parlar son, para los humanos: decir lo que se debe callar; hablar con desembarazo; y, hablar mucho y sin sustancia.

Tan pronto como se enumeran las acepciones queda revelado lo negativo que puede resultar aplicar el verbo parlar para una conversación comedida, seria y sin excesos. Los contenidos y redacción de estas acepciones no han variado a través de más de un siglo y eso deja bien establecida la estabilidad del concepto.

En muchas ocasiones el verbo parlar se usa de modo jocoso en el habla informal para divertirse y dar a entender que la persona habla de manera desmedida sin parar mientes en que su conversación carece de sustancia.

En la actualidad el verbo parlar de modo general está marcado también por un rasgo despectivo. La persona de quien se dice que parla es porque habla demasiado o inoportunamente.

El adjetivo parlante se une a elementos compositivos que designan un idioma determinado para mencionar un hablante de esa lengua, como se comprueba en el texto copiado.

El DPD considera que aunque los compuestos con parlante son aceptables, recomienda evitarlos y en su lugar utilizar los equivalentes formados con hablante. El último argumento que esgrime este diccionario es que parlante no es común que se emplee en español para designar una persona que habla una determinada lengua; en la generalidad de los casos se dice que esa persona es hablante de español, de inglés, de francés o cualquier otra lengua.

 

SALÓN

“. . .y que en ese momento era su esposa, mantenían en México un “SALÓN” que era refugio de artistas y escritores, y la primera parada de los extranjeros que visitaban México”.

Con respecto al uso que se hace del vocablo salón en este extracto de artículo de un columnista de periódico, las notas que siguen son más aclaratorias. No implican estas notas una crítica por dos motivos.

Primero, el columnista le puso las comillas alrededor de la palabra comentada. Segundo, las palabras del entorno de algún modo iluminan el sentido de lo que este salón es.

En buen español este salón de la cita es una “tertulia”. Es una reunión habitual para personas conversar sobre temas comunes. Es una reunión de personas en un sitio privado para conversar, refinar el gusto y aumentar los conocimientos de los participantes en la conversación.

Como sucede en muchas de estas actividades, para que en español puedan describir el propósito y llevar a la mente del lector la idea de lo que representan, estas reuniones precisan de un término que sea especificativo en cuanto a su propósito. Para que el salón defina su carácter se hace necesario completarlo: salón literario. Para que la tertulia transmita el objetivo que persigue necesita de otro elemento: tertulia literaria.

Los salones que existieron en la historia de algunos países eran reuniones que se celebraban en salones privados y en la mayoría de los casos por invitación. La entrada no era abierta. Generalmente se celebraban en casa de alguna persona de nombradía a la cual acudían personas prominentes de la literatura, las artes y la política.

En lenguas extrañas al español con solo decir o escribir “salón” se alude a estas reuniones literarias o artísticas descritas en las que las conversaciones giraban en torno a temas de literatura, música, arte y otros que apasionaban a los contertulios.

En español la palabra salón por sí sola no evoca la idea de estas reuniones de espíritus elevados en las que se intercambian opiniones por lo regular muy interesantes.

 

REINVENTARSE

“El disminuido sector bancario necesita REINVENTARSE. ¿Cómo? Concediendo más préstamos al ser menos rigurosos en su proceso de calificación”.

Hace ya tiempo que se tropieza con este verbo en los escritos en los periódicos. Parece que ya no merece tregua este engendro verbal y se impone que se le haga frente para impedir que se propague el mal uso.

Con el fin de lograr el objetivo mencionado antes se enfocará la atención primero en el significado del verbo inventar y luego quedará claro que eso de hacerlo nueva vez sobre sí mismo es un disparate.

Por los conceptos que se encuentran implícitos en el verbo inventar es difícil que pueda colarse un acto de repetición, de intensificación o de reforzamiento del valor de la intensificación que conlleva el prefijo re-.

Inventar es descubrir o hallar algo nuevo o no conocido. Es hallar, crear o imaginar una obra nueva. Es pensar una manera nueva de hacer una cosa. En otro orden de ideas es fingir hechos falsos; levantar embustes.

Resulta cuesta arriba acreditar como válida la idea de que una persona o cosa pueda realizar sobre sí misma una de las acciones mencionadas más arriba como características de inventar.

En lugar de lo que apareció en el artículo de periódico era más cónsono con el espíritu del español que se empleara otro vocablo más acorde con el genio de la lengua.

El sector bancario necesita que se remoce, que se actualice, que se modernice, que se liberalice, que se ajuste a las realidades del momento, que se ponga al día, que se renueve, o cualquier otra solución que satisfaga la necesidad expresiva.

© 2014 Roberto E. Guzmán