TRATATIVA – *TRASPOLAR – *TRAVESTISMO

Muchas veces estamos en procura de nuevas palabras para no repetir hasta la saciedad las mismas de cada día. A veces incurrimos en el error de asignarle significados a algunos términos que estos no poseen en realidad. El título de esta sección de los comentarios es un vocablo del que se abusa a veces pensando que es sinónimo de NEGOCIACIONES.

En el Diccionario del español de Argentina de Haensch y Werner, publicado en el año 2000 se definía el vocablo de esta manera: “Discusiones que se llevan a cabo con la finalidad de establecer un acuerdo o convenio”. Se ofrece en ese diccionario el equivalente en España para esa palabra, y es, negociaciones.

El Léxico argentino-español-francés de Verdevoye y Colla, de 1992 al tratar el vocablo en estudio lo reconoce en plural “tratativas” y son los “tratos, ajustes, negociaciones”. Trae referencias de publicaciones con el uso de la palabra. Consigna además la expresión “estar en tratativas” como equivalente de “estar en trato”. Para aquellos que se interesan en la traducción al francés es: negociations. La traducción de la expresión ofrecida es: Etre en train de négocier, en negociation.

En el Lexicón oficial de la lengua, le han asignado un sentido restringido que es forzoso reconocerle: “Etapa preliminar de una negociación en la que comúnmente se discuten problemas laborales, políticos, económicos, etc.” Debe destacarse aquí que es ETAPA PRELIMINAR solamente.

*TRASPOLAR

“…este flagelo se ha traspolado desde Colombia…”

Los esfuerzos por dar con la palabra que sirve de epígrafe han sido inútiles, sin resultado. La que sí se localizó fue TRANSPOLAR y significa “recorrido o trayectoria que pasa por un polo terrestre o sus proximidades”.

No cabe duda de que le han concedido, en el texto citado, a esta palabra, el significado de TRASLADAR, TRANSPORTAR. La dificultad está en que en el seno de este vocablo está presente la palabra “polar” que es la que le otorga el sentido de “que pasa por un polo terrestre o sus proximidades”.

El acuñador del nuevo término no anda tan mal encaminado si pensamos que contamos en español con una palabra que tiene un sentido parecido, es EXTRAPOLAR, que significa, en el sentido que nos conviene, “aplicar conclusiones obtenidas en un campo a otro”. En este último caso el “polar” quedó en el vacío para fines de acepción.

La recomendación que se puede hacer, después de las explicaciones anteriores, es que lo mejor es evitar el término con otro valor que el propio, porque no se le conoce o no se le reconoce ningún valor figurado al mismo.

*TRAVESTISMO

La Academia es “batuta y constitución”. Muchas veces y de manera sorprendente incluye vocablos en el Diccionario Oficial; sin embargo olvida o intencionalmente deja fuera otras palabras de la misma familia.

La del título es una de las últimas. Figuran en el DRAE, TRAVESTIDO, DA. “Disfrazado o encubierto con un traje que hace que se desconozca al sujeto que lo usa. TRAVESTIR. “Vestir a una persona con la ropa del sexo CONTRARIO”. Valga la aclaración que la mayúscula en el “contrario” es mía, R.G. Lo hago porque no considero que los sexos sean “contrarios”. Transijo en admitir que son dos sexos, hablo por lo tanto de uno u otro sexo. Debió la Ilustre Academia escribir “con la ropa del otro sexo”.

Ahora la pregunta que procede hacerse es porqué la Academia no incluyó las otras voces de la misma familia. Es de esperarse que en la próxima edición del Diccionario se incluya, porque el asunto no es tan sencillo como parece a simple vista. No se trata solo de vestidos, sino de algo más.

Aunque la Academia no lo consigne aún, es asunto de tiempo, el “travestismo” es, la “práctica, en general de carácter homosexual, de vestirse con ropas y a adoptar hábitos del sexo contrario”. Esa es la definición que trae el Diccionario Larousse de neologismos de la Lengua Española.

El “travesti o travestí es “la persona que se viste con ropa del sexo contrario”. Este concepto se sacó del DPD, Diccionario panhispanico de dudas. Este diccionario consigna que se usa la palabra travestido con el mismo valor.

Es oportuno señalar que el vocablo *TRAVESTISTA tampoco aparece, por lo tanto debe evitarse el uso del mismo. Para este último no se ve uso, porque lo que desearía expresar está ya comprendido en TRAVESTIDO, DA.

*GOLPE DE TIMÓN

No se ha logrado encontrar esta combinación para significar CAMBIO DE RUMBO con el valor de REORIENTACIÓN, o VIRAJE.  Es más, no se ha conseguido encontrarla y punto.

No cabe duda de que hay infinitos golpes. Son demasiados. GOLPE DE MANO, GOLPE DE ESTADO, AL PRIMER GOLPE DE VISTA (del francés), GOLPE DE FORTUNA, GOLPE DE GRACIA. No vale la pena argüir contra una cosa como esta, pues al timón no se le da golpes, como no se le hace a la vista, sin embargo este último golpe está admitido en la lengua.

Lo del “golpe de timón” se le emplea en algunos países de nuestra América. Con lo del golpe lo que tratan es de comunicar la idea de algo súbito, repentino. El DRAE le reconoce esta significación en la segunda acepción, “movimiento rápido y brusco”. El ejemplo de la Academia es “un golpe de volante”. El vocablo timón evoca el “guía” dominicano, es decir, el instrumento, no la persona.

Son tantas y tan numerosas las posibilidades de GOLPE, que DE GOLPE es imposible enumerarla todas. En el toque de tambores hay muchos ritmos que se conocen como GOLPES, sobre todo en la “tambora merenguera”.

Emilio Rodríguez Demorizi en Del vocabulario dominicano enumera varios golpes dominicanos. El de la tambora dice el autor es un “son”, un “movimiento”. En ese libro reseña dos golpes conocidos entre “galleros”, el “golpe de estebanía “ y el “golpe de vaca”.

A esos golpes añade Carlos Esteban Deive en el Diccionario de dominicanismos “botar el golpe” que no necesita interpretación para los dominicanos. Define, además, el “dar a uno el golpe de bibijagua”, como “dar una soberana paliza”. Otro golpe gracioso es “dar a uno más golpes que a un balsié”. Ese balsié es el “tambor tubular cilíndrico de un solo parche. . .” según la descripción que se encuentra en el Diccionario de cultura y folklore dominicano de Paulino y Castro.

Para volver a caer en el ruedo del asunto, no creo que sea de buen gusto usar lo del epígrafe de esta sección de los comentarios.

GOUACHE

Muchas veces se ha encontrado esta palabra escrita de esta manera. Es posible que hasta el autor de estos comentarios en el pasado alguna vez la ortografiara así. En ese caso particular al error lo indujo el hecho de que su primer encuentro con el vocablo ocurrió en otra lengua, lengua en la cual sí existe de esta manera. Se trata del francés, de donde proviene la voz.

Algunas personas piensan que este término no existe en español, por eso lo escriben del modo en que aparece en el título, pero en español es GUACHE y significa “aguada, color diluido en agua” y es masculino. La voz es un préstamo tomado del francés, lengua en la que sí lleva la “O” entre la G y la U para preservar la pronunciación adecuada. Originalmente viene del italiano “guazzo”, del latín “acquatio”, que indica la acción de regar (con agua), que era “aqua”; “dipingere a guazzo”.

En portugués se sirven de “guacho” para referirse  a la pintura de colores opacos que se logran con la disolución en el agua.
El DPD, Diccionario panhispánico de dudas, recomienda que se emplee la palabra “aguada” para sustituir hasta el tolerado guache que se mencionó antes. Con esa aguada se mienta la “técnica pictórica en la que se emplean colores diluidos en agua”, así como la “pintura realizada con esta técnica”.

En Colombia y Venezuela llaman con el mismo vocablo a los villanos, los canallas, las personas de la hez.

GUARDACOSTAS

“…a un GUARDACOSTAS norteamericano que le preguntaba a un joven obrero que…”

Enseguida se nota que no se lo pregunta el barco, la nave, sino una persona. Al pensarlo dos veces y consultar el diccionario se comprueba que las acepciones del Diccionario de la Academia no contienen una definición que comprenda a persona. Dice este diccionario: “Barco de poco porte, especialmente destinado a la persecución del contrabando. // 2. Buque generalmente acorazado, para la defensa del litoral”.

No cabe duda, se trata sólo del buque y no aparece en ningún momento el individuo. Esto se entiende si se examinan las circunstancias. En la mayoría de los países de la América Morena no existe una institución destinada a los fines exclusivos de “guardar las costas”. Por lo general son labores que caen dentro del campo de acción de la fuerza militar que se conoce como “Marina de Guerra”.

Después de los comentarios anteriores sigue en pie el asunto de cómo llamarle al individuo que trabaja con esta organización del estado. La dificultad está en el hecho señalado con anterioridad de que como no existe esta “fuerza” en nuestros países, no nos hemos visto en la necesidad de crear un término para satisfacer una necesidad.

Sólo se usa para referirse a los guardias marinos de los Estados Unidos. La única cosa que se le ocurre a uno es llamarles “rasos, cabos, sargentos” o cualquier grado que ostenten dentro de la organización y agregarle “de la fuerza de resguardo marítimo”, “de la guarda costera”.

En El anglicismo en el español peninsular contemporáneo, Chris Pratt clasifica el vocablo guardacostas como un “anglicismo paranominal” porque tiene una función sustantival, resultado de la combinación (fusión) de un verbo más un sustantivo.

La mayoría de los diccionarios bilingües lo que hacen es que traen la traducción o adaptación de la palabra al español de la misma manera en que lo hizo quien realizó la traducción que se citó al principio de esta sección. No se puede culpar a nadie. Hay que esperar hasta que se imponga un vocablo o hasta que la Academia se digne ocuparse de añadirle una nueva acepción a las dos citadas más arriba.

Por último, siempre lleva la S (ese) GUARDACOSTAS, ya sea para un solo barco o más de uno.

FRACASAR EN

“Los entrevistadores también FRACASARON EN preguntarle a Craig sobre sus encuentros con…”

Este verbo usado con esa preposición es desacertado. Se lo localizó así recientemente. No es posible hacer seguir este verbo con la preposición EN, porque cuando uno lo reduce a otros sinónimos no resiste la prueba. Veamos.

Sabemos de entrada que no significa en este caso “romper, destrozar”. Lo que desearon expresar es que no “consiguieron el resultado apetecido”. La única posibilidad en la cual es posible usar la preposición EN, después del verbo FRACASAR es cuando le sigue un complemento que no es un verbo, sobre todo si ese verbo no está en infinitivo. Si tiene un complemento diferente SÍ es posible, como en este ejemplo: “Fracasó EN su primer intento”.

Quien realmente fracasó fue quien usó el verbo de esta manera. Se hacen votos para que ese redactor sea más cuidadoso. De paso se exhorta a todos a que sean más cuidadosos.

FÓRMULAS *CON QUE SE PAGAN

“Las fórmulas con que se pagan los alquileres actuales no reflejan el valor real de las propiedades”.

Conozco muchas personas (deudores) que desearían pagar sus cuentas pendientes CON fórmulas.

Ni siquiera los matemáticos consiguen pagar sus deudas CON fórmulas. En algunos casos se puede entender que se CALCULAN LOS PAGOS MEDIANTE FÓRMULAS. De lo último escrito a lo que se publicó en el periódico existe larga distancia.

Sería inteligible escribir: “Las fórmulas según las cuales se calculan los alquileres actuales no reflejan el valor real de las propiedades”. Ahora se percatan los lectores de la distancia entre una cosa y la otra.

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