Tramposería – género y sexo – clásico – informal

TRAMPOSERÍA

“Esto es buena noticia, no ha habido tanta TRAMPOSERÍA como  se decía. . .”

El motivo principal que mueve a tratar la voz del título es que esta se encuentra fuera de los diccionarios normativos. El DRAE no reconoce este vocablo como uno de los que han logrado su incorporación al léxico común y que como tal merezca su acepción en el lexicón oficial de la lengua española.

Tramposería aparece inventariado en el Diccionario del español dominicano (DED), con la acepción que le corresponde: ‘Trampa, engaño, acción propia de un tramposo’. De inmediato puede notarse mediante la lectura de la definición de la palabra que esta sirve para denominar la estratagema empleada, ya sea esta consistente en una formada por ideas solas o bien que consista en una trama compuesta por palabras y actos. Además de eso esta acepción deja espacio para que en ella quepa lo relativo al acto mismo del engaño ejercido por la persona que ejerce la acción tramposa.

El Diccionario de americanismos (DAA), de la Asociación de Academias de la Lengua Española,  asienta el término y registra que es de uso en República Dominicana, Puerto Rico, Ecuador, Perú y Chile. Entre otras informaciones que aporta es que constituye la acción propia del tramposo, que, mencionado de paso, se considera como tal al que se demora en el pago de sus obligaciones y deudas, o que no las paga. Es tramposo además, quien hace trampas o recurre a engaños en el juego.

No cabe duda de que el campo de uso de la voz “tramposería” se ha ido ensanchando, hasta el punto en que el Diccionario de uso del español (2012) de Maria Moliner lo incluye en su catálogo como sustantivo femenino perteneciente al registro del habla informal.

Por la raíz y la formación, la voz sometida a estudio en esta sección lleva los genes que la hacen reconocible en el español general. La ventaja que tiene el término “tramposería” es que no solo alude a la acción del tramposo, como lo hace la trampería del español internacional, sino que además incluye en su contenido la trampa o engaño. Aunque el DAA no lo menciona, en Venezuela también se utiliza la palabra, dato que se toma del Diccionario del habla actual de Venezuela (1994), de la autoría de R. Núñez y F. J. Pérez.

 

GÉNERO – SEXO

“Así es que no hay que ser feminista ni experta en los temas de desigualdad de GÉNERO para darnos cuenta de que si pocos hombres se sienten cómodos con una mujer como jefa. . .”

La intención manifiesta que lleva esta sección es tratar de nuevo el asunto concerniente a la diferencia que puede haber en el uso de las dos palabras que figuran en el epígrafe.

Género en la lengua general se refiere a la categoría gramatical de las palabras, al tiempo que sexo tiene que ver con la condición de los seres vivos mediante la cual se distingue el macho de la hembra.

En el campo de la sociología el término género vale para denotar la “categoría sociocultural que implica diferencias o desigualdades de índole social, económica, política, laboral, etc.”

El uso de género como sinónimo de sexo es impropio. El problema surge cuando se expresa que es posible, correcto, hablar o escribir acerca de “violencia de género, estudios de género o identidad de género”. No resulta fácil determinar cuándo se trata de una cosa o de la otra, esto es, cuando es legítimo que se use género para lo que se mencionó antes.

Lo que no debe perderse de vista es que género es en sentido general el “conjunto de seres u objetos establecido en función de características comunes”. Vale también como equivalente de “clase, especie, tipo o estilo”.

Como se esbozó más arriba, el vocablo sexo tiene por misión designar la condición orgánica, biológica de seres vivos, por la cual se clasifican en masculino y femenino.

La aceptación a que ha llegado el español con respecto del uso de la voz género en los casos citados más arriba llegó desde el inglés, lengua en la que gender comenzó a usarse en los años setenta del siglo XX en el ámbito y con el valor sociológico ya mentado. En los Estados Unidos empezaron a usar las combinaciones siguientes que indujeron la utilización en español: gender-based violence o gender violence.

Lo que no puede tolerarse es que se exceda el campo restringido en que se mueve el vocablo género para llevarlo a ser sinónimo de sexo. El DPD propone soluciones salomónicas, si se quiere, para algunos casos si se emplea: “discriminación o violencia por razón de sexo, discriminación o violencia contra las mujeres, violencia doméstica, violencia de parejas” u otras soluciones parecidas.

En la forma en que se presenta el asunto en la actualidad no está tan sencillo como fue en un principio cuando todo se resolvía expresando que género no era (ni es todavía) sinónimo de sexo, esto destacado de modo tajante.

 

CLÁSICO

“Me hubiera gustado actuar para mi país en el CLÁSICO. . .”

Hay palabras que parecen comunes, que no representan problema alguno para que todos los hispanohablantes puedan utilizarlas con propiedad. No obstante lo antes expresado con este vocablo se demuestra que la vastedad del mundo hispano ha complicado el asunto a tal punto que no queda término alguno fuera de divergencias, malentendidos, equívocos y usos particulares.

Las cualidades de la voz “clásico” están sentadas en el idioma español desde hace ya largo tiempo. Es el período de mayor plenitud de una cultura, de una civilización, etc.; si se dice de un escritor o de una obra denota que pertenece a ese período. Cuando se llama clásico a un escritor o una obra es porque se considera a este como digno de imitación. Dícese de lo que no se aparta de lo tradicional, de las reglas establecidas por la costumbre y el uso. Se llama clásico a lo que es típico o característico. Hay que destacar que no constan aquí todas las acepciones del DRAE.

Si se trata de entender el sentido de la frase copiada al principio de esta sección a la luz de estas acepciones se da uno cuenta de que ninguna de ella le confiere sentido a lo leído.

El DAA trae dos acepciones americanas que arrojan una luz tenue sobre el significado del asunto. En Venezuela, Chile, Argentina y Uruguay,  clásico denomina la competencia hípica de importancia que se celebra anualmente. La segunda acepción corresponde a Puerto Rico donde se emplea el término para una celebración gallística en la que juegan los mejores ejemplares y se otorga un premio en honor o en recuerdo de un deportista prominente.

No puede pasarse por alto la ocasión de relevar la redacción de la segunda acepción correspondiente a Puerto Rico, en la que se trata de “celebración gallística”; “se juegan los mejores ejemplares”; “en recuerdo de un deportista”.

Se hace necesario recurrir al Diccionario clave de uso del español actual (2012) para encontrar una pista con respecto a lo que desea comunicarse con este clásico en el texto de la frase copiada. “Es lo que ha entrado a formar parte de la tradición por su importancia o por su calidad”. Las dos cualidades que se resaltan en la definición son las más importantes para entender lo que el clásico de cualquier actividad, sobre todo deportiva, es.

Una vez más queda demostrado que en asuntos de la lengua siempre hay una sorpresa que acecha agazapada para atrapar a los incautos. El idioma español es una cantera inagotable de filones de búsqueda y conocimiento.

 

INFORMAL

Esta voz se trae a estos comentarios acerca del idioma porque hace ya varias décadas que está en labios de los hispanohablantes y en las planas de los periódicos. Al principio formó parte de la jerga de los economistas; sin embargo, de allí pasó a formar parte de las conversaciones de las mayorías de hispanoparlantes. Aun cuando es de uso casi común, se presenta como una necesidad que se delimiten sus peculiaridades para que quede claro el concepto.

En un principio informal se refería a lo que no revestía seriedad o solemnidad. Era y aun es la persona que no cumple con los compromisos contraídos. Sirve además para referirse a lo que no es oficial o que no sigue normas estrictas.

En el DRAE además de lo expuesto antes solo consta otra breve acepción que según los redactores de ese lexicón es propia de Perú: “vendedor ambulante”.

El DAA profundiza con ventaja en el vocablo del título cuando lo trata e indica que procede del inglés, del cual es un calco cuando se utiliza para vendedor ambulante. Además de Perú constan otros cinco países en los cuales se usa la palabra para denominar a este tipo de negociante. Figuran allí República Dominicana, Ecuador, Bolivia, Uruguay y Paraguay.

Una vez repasados esos significados tradicionales del término estudiado, hay que llevar el examen más lejos para llegar al punto que se desea en esta sección: la noción de informal en el campo de la economía.

La economía informal se define por oposición a la que paga impuestos, porque es la que no es supervisada por ninguna dependencia del gobierno, es decir, es lo opuesto a la economía formal que consta en el producto bruto interno. Es un sector de la economía en la que las operaciones se hacen exclusivamente en efectivo, en la que las operaciones se hacen sin regulaciones.

Al leerla así definida, la informalidad de la economía o del sector informal de la economía, se entiende muy bien que se la llame de ese modo si se tiene en cuenta que no obedece a lo que se considera oficial.

Tratar de tipificar el sector informal de la economía únicamente como el que está formado solo por los vendedores ambulantes sería muy simplista. En realidad es más que eso. Pero no viene al caso tratarlo en este tipo de estudios en los que el foco se centra en el aspecto lingüístico. Valga lo que se ha escrito para que quede claro el concepto en las mentes de aquellos que no tenían bien comprendido el concepto.

 

 

 

 

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