REORDENACIÓN

“Para él es muy importante la REORDENACIÓN del territorio porque puede ayudar a disminuir los efectos de la catástrofe, que consideró “un mal” que afecta al país.”

No causa sorpresa el hecho de que no se encuentre el vocablo reordenación en la lista oficial de palabras reconocidas de la lengua. No obstante otros diccionarios como el CLAVE reconocen el término con el significado: “Nueva ordenación de algo, especialmente si se hace de modo diferente a como estuvo antes”. Es decir, que corresponde a la acción de ordenar, de poner orden, de mandar lo que ha de hacerse.

En realidad el meollo del asunto no está en la palabra del título  sino en el complemento que la acompaña, es decir “del territorio”. El territorio en esta cita vale por la porción de la superficie terrestre perteneciente a una nación.

Existe una sospecha muy bien fundada de que lo que el señor dijo es otra cosa porque lo expresó en francés y utilizó estas palabras de esa lengua: aménagement du territoire.

Este concepto del francés se lleva al español de mejor manera si se escribe o dice que es importante para él “el fomento de los recursos del país”. Esto lleva consigo la idea de construir y reparar edificios entre otras obras.

Con esta noción francesa de reorganización se busca satisfacer las necesidades de la población al llevar los equipos necesarios a las zonas destinadas para la mejor explotación de los recursos naturales. Es una acción encaminada a adaptar los recursos para hacerlos más adecuados a las necesidades de los habitantes.

Esta suerte de pequeños matices introducidos en la redacción de noticias hace que lo vertido en letras de molde sea mejor asimilado por los lectores. Estos matices no es algo que debe desdeñarse, sino al contrario, estimularse.

REIVINDICAR

“La red social Facebook, que REIVINDICA  unos 850 millones de miembros en el mundo. . .”

Se ha oído y hasta se ha leído en otras ocasiones un uso similar al de la cita con relación al verbo reivindicar. Se hace propicia la ocasión para aclarar algunos aspectos de este verbo de forma que queden los lectores conformes en lo relativo al alcance del verbo evaluado.

No se considera justo ni apegado a su valor semántico que el verbo reivindicar sirva para hacer comprender que algo o alguien tienen, llevan o poseen algo a justo título; o en su defecto, que pretendan que eso que se alega sea cierto.

De modo sucinto, reivindicar es reclamar, exigir o recuperar algo que corresponde por derecho a quien así actúa, o por lo menos eso piensa quien de ese modo se comporta. Si se trata de una acción es reclamar para sí su autoría.

Tan pronto como se introduce el verbo reclamar en la definición de lo que es reivindicar, eso obliga a que se revise la significación de este verbo. Reclamar es manifestar una queja por algo que se considera injusto o insatisfactorio. Es además, pedir o exigir por derecho. Si lo reclamado es una persona es llamarla para que vaya o pedir su presencia.

Después de terminar con las revisiones anteriores, no parece que sea justo que se emplee el verbo reivindicar para dar a entender que  alguien pretende que tiene o posee algo o una cantidad de esa cosa que se menciona.

En este contexto el verbo pretender equivale a afirmar algo de cuya realidad se duda.  O algo sobre lo cual es poco probable que se crea; justamente por lo exagerado de la cantidad o por lo difícil que es lograr o conseguir eso que se afirma.

En muchas ocasiones anteriores se ha hecho y se hace aquí también, se ofrece una redacción opcional para enmendar lo escrito en la cita que ha facilitado esta crítica. Hubiese sido mejor haber escrito, por ejemplo: “. . . que pretende tener 850 millones. . .” Otra redacción posible es: “…que dice contar con unos 850 millones. . .” Como echa de verse son muchas las posibilidades que se abren cuando se usa la imaginación en el marco del genio del español actual.

RASTRERO

“Yo estuve monitoreándolo hasta que llegó al octavo grado”, dijo J. H., un RASTRERO.”

Son muy pocos los países en los cuales se puede llamar a una persona “rastrero” sin ocasionarle ofensa. Por muy tolerado que sea se piensa que es mejor que sean los propios sujetos que se identifiquen como rastreros y no que se les tilde de tales.

Es probable que en la mayoría de países de habla hispana el vocablo rastrero todavía constituya un insulto que una vez escuchado llame por una respuesta en palabras o acciones mayores.

En el español general el adjetivo rastrero aplicado a una persona califica a ese ser humano de “vil, bajo y despreciable”. No puede negarse que posee otras acepciones que son menos injuriosas, tales como “que va arrastrando”; dicho de una cosa “que va por el aire pero caso tocando el suelo”. Tiene además dos otras acepciones que se relacionan con el matadero.

El único rastrero que no provoca discusión o pleito es el hondureño y el cubano; esto así porque en esos países con esa palabra se refieren a una profesión que la tiene la persona que conduce una rastra o camión.

Hay que ser precisos. Es rastrero el conductor de un “cabezote” o cabezal que tira de un remolque de carga que generalmente es de gran capacidad. El cabezal es la parte que comprende la cabina y el motor de gran cilindrada que “arrastra” lo que se engarza o se engancha de la cabina de mandos.

Los cubanos y el DAA entienden que el rastrero es quien conduce un camión de gran tonelaje sin necesidad de que esté caracterizado por la independencia del propulsor y el acarreado; es decir, de la cabina con el motor autopropulsor y las cargas sobre plataformas que son haladas.

NANO

“Indicó que actualmente una de las pistolas más solicitadas por las mujeres es la Beretta NANO, que suele ser un poco más grande que un celular.”

La lengua no escapa a las veleidades de las preferencias de los hablantes. De una forma u otra obedece a los vaivenes de los gustos de los hispanohablantes.

En tiempos no muy lejanos se comprobó una ola de uso desmesurado de la voz mega que es un elemento compositivo en el español tradicional. Muchas cosas, artículos, actividades y otras cosas pasaron  a ser mencionadas con el elemento compositivo antes mentado colocado ante ellas.
Según parece ahora le toca el turno a otro elemento compositivo menos conocido o a otra palabra casi desconocida que es la que engalana el título de esta sección.

En el diccionario de las autoridades nano es una milmillonésima parte. Se aplica a unidades de medida para designar el submúltiplo correspondiente.

Como sucede con todas estos vocablos que lanza la moda al escenario del habla, el uso no se caracteriza por un apego a su identidad semántica. En la mayoría de los casos, como con todos los asuntos que están de moda o son moda, se exagera su uso y se abusa de él.

No puede tomarse al pié de la letra el texto de la cita acerca del tamaño de la pistola semiautomática Beretta. Hay que aceptarlo como un diminutivo o como una señal de lo que la voz significa en sí. En el caso de la pistola se trata de un arma de fuego de tamaño más pequeño que las demás de su especie.

No hay que sorprenderse si se descubre que la voz estudiada en esta sección procede de la voz griega nanos que significa enano. Se hace necesario tolerar el exceso de uso de la voz del título sin hacer espacio para el enojo porque como acontece con las modas se verá pronto pasar su apogeo.

PATOLOGÍA

“Pero el embarazo no es una enfermedad, ni la fertilidad es una PATOLOGÍA.”

En estos comentarios muy a menudo se hace alusión a la evolución de la lengua, a su progreso, sus cambios y asimilaciones que forman parte de la vida del idioma.

Con respecto al término del título vale la pena que se destaque el desarrollo que ha experimentado el vocablo a través del tiempo. Todavía en la edición vigésima primera del DRAE (1992) la acepción para patología era solo “parte de la medicina que estudia las enfermedades”.

Ya en la edición del 2001 empujados por el uso y sobre todo por la influencia del inglés, los redactores del diccionario oficial de la lengua no tuvieron más remedio que incorporar otra acepción que reconoce lo que impusieron las dos fuerzas antes mentadas.

La segunda acepción incorporada enuncia que patología es también el conjunto de síntomas de una enfermedad. Reconoció además que existe lo que se conoce como patología social.

En los Estados Unidos los anglohablantes usan la voz pathology para referirse al dictamen patológico, es decir, al informe que rinde el patólogo acerca de algún espécimen que se le ha sometido para su estudio. Este ensanchamiento no tiene asidero en lengua española. Ni siquiera con las aperturas iniciadas en el 2001.

Se recomienda evitar el uso de “patología” en español como sinónimo de enfermedad, dolencia o afección, uso que sí se comprueba en el inglés con la voz de esa lengua escrita más arriba. En esta sección se establece una diferencia entre el “conjunto de síntomas de una enfermedad” y la enfermedad misma. Aquí se reconoce una enfermedad como una alteración de la salud sin tomar en consideración su grado.

En el inglés angloamericano el apartado del diccionario para patología es más ancho. Por él entran nociones que no encuentran cabida en la lengua común del hispanohablante. Por ejemplo, en inglés es patología, pathology, hasta “alguna cosa anormal”.

Hay que tratar de preservar lo mejor posible la coherencia del idioma español. No hay necesidad de conceder entrada a todas las “patologías” del habla aunque estas procedan de la mayor potencia en avances científicos.

0 comentarios

Dejar un comentario

¿Quieres unirte a la conversación?
Siéntete libre de contribuir

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *