REMODELAR – *TURISMO DE ABOLENGO

“…es la última oportunidad que tienen los legisladores para REMODELAR los gastos del estado.”

El verbo que sirve de título a esta sección de los comentarios no estaba asentado en el Diccionario de las autoridades hasta la edición de 2001. No lo consignaba el DRAE, ni tampoco lo registraba la señora María Moliner en su Diccionario de Uso del Español. Es un neologismo ya consagrado.


El verbo MODELAR sí se reconocía en español y hasta tenía un sentido figurado que es “Configurar o conformar algo no material”, según la Academia. No causó sorpresa cuando la Digna Corporación de Madrid le otorgó carta de ciudadanía a remodelar en el idioma español, en la edición de octubre del año 2001. Mientras esto no acontecía debíamos ceñirnos a los verbos que teníamos, que eran, RENOVAR, REFORMAR y MODERNIZAR.

Para el verbo en inglés, en la definición que suple el diccionario de esa lengua aparecen precisamente como sinónimos los verbos, RECONSTRUIR y RENOVAR; además se reconoce que significa también, “dotar de una nueva estructura”.

Ahora, para volver al punto de partida, ¿se ve aquí alguna forma de que se haga esto con los gastos del estado? Lo que sí podían hacer los legisladores era REFORMAR el presupuesto. A pesar de todo el respeto que merece la Academia, en un caso como el comentado resulta cuesta arriba aceptar el uso.

En su entrada en el DRAE, la Academia expresa que el verbo proviene del francés remodeler que a su vez desciende del inglés to remodel. Significa “reformar algo, modificando alguno de sus elementos, o variando su estructura”. Ahora el verbo le viene como anillo al dedo al texto citado.

Cuando ustedes quieran expresar las ideas contenidas en este verbo pueden usar también uno de los que se proponen, pues como dicen los haitianos “mwens chen, mwens pous”. A menos perros, menos pulgas. El idioma es patrimonio de todos, todos lo usamos, con este nos comunicamos; algunos hasta nos atrevemos a escribirlo. Nadie está exento de cometer errores… no se sientan solos. No pierdan las esperanzas

*TURISMO DE ABOLENGO

Sólo Miami puede disfrutar de este turismo o de este disparate. El “abolengo” se refiere a los antepasados, a la ascendencia. Así se designa a la “ascendencia ilustre”.

El término por sí solo no significa ilustre. Como consecuencia de esto no es posible escribir lo que figura como epígrafe de este comentario. Se cree que en materia de turismo, al catalogar o clasificar las categorías de turismos que se reconocen, lo hacen como “de primera”, “de segunda”, etc. Quizás lo hacen siguiendo el sistema de las estrellas, como los hoteles, y en este caso procede decir “de cinco estrellas”, de tantas o cuantas estrellas.

Sería bueno que los redactores antes de lanzarse a acuñar términos o a escribir se informaran del significado propio de los vocablos que se proponen utilizar. No se piensa que sea mucho pedir que esto se haga de manera habitual. Si la prisa con la que se redacta en los periódicos les impone un ritmo de entrega que imposibilita la búsqueda, entonces lo conveniente sería que se pagara un corrector como se hacía antes y se hace aun hoy en los periódicos celosos de la calidad de la lengua.

No es de mucha sorpresa que se escuche en las conversaciones que una persona es de abolengo, tomando en este caso la palabra como equivalente de “noble abolengo”.

ACONSEJAR A – ACONSEJAR PARA – ACONSEJAR QUE 

“…que no piensan aconsejar A su cliente A que firme…”

En este ejemplo la primera A es legítima, mas la segunda no tiene sitio allí.

El primero de las tres partes del título, se emplea con la preposición A cuando el consejo se le provee a una persona.

En el segundo caso, con “para”, la preposición obedece a que con el consejo mismo se pretende que la persona actúe de la manera aconsejada, con el fin manifiesto de alcanzar o lograr algo.

En el tercer y último caso, la enunciación es más neutra, pero en este caso rige el subjuntivo del verbo para la acción que continúa. En los tiempos que corren (vuelan), la mayoría de las veces las personas se olvidan del subjuntivo y se las arreglan para evitarlo.

REDUCIR POR

“Propone J. B. reducir impuestos POR $578 millones”

Esto fue un titular a todo el ancho de la totalidad de las columnas de la primera plana de un periódico y, en el tope de la página.

No se puede estar de acuerdo con la elección de la preposición. Esa preposición destacada en la  cita no le conviene al verbo REDUCIR; la preposición que congenia con ese verbo es EN.

No es fácil el asunto de la redacción de los títulos, como consecuencia del espacio y el efecto del título. En muchas ocasiones la economía del título se pelea con la gramática.

En el ejemplo sometido a estudio es muy probable que al error lo indujera la influencia del inglés. Hay que tener en cuenta que en inglés cuando la suma que se reduce o deduce de algo se menciona, se la introduce con la preposición by. Lo más fácil es traducir sin pensar y colocar en lugar de la voz inglesa el “por” español.

No perdía nada de su efecto si se hubiese redactado de este modo: “Propone J. B. reducir $578 millones en impuestos”.

AJETREADO

“…uno de los aeropuertos más AJETREADOS del país.”

Hacía mucho tiempo que no se escuchaba esta palabra. Se recuerda que “de joven” se la escuchaba muchas veces de labios de mi tía Nena de Morillo. Recientemente se la leyó en el periódico de la manera en que aparece más arriba, para describir la actividad en un aeropuerto.

Solía escuchar también el vocablo como sinónimo de MOLESTO, CANSADO.  Como siempre se hace en estos casos se acudió a la fuente autorizada, el famoso DRAE.

El “mataburros” define el verbo así: “Molestar, mover mucho, cansar con órdenes diversas o imponiendo trabajo excesivo. // 2. prnl. Fatigarse corporalmente con algún trabajo u ocupación, o yendo y viniendo de una parte a otra”.

Hay que confesar que se favorece la palabra, quizás porque trae recuerdos de la niñez, pero no deja de preocupar la utilización que de ella se hace. Al compulsar el diccionario de sinónimos de Sainz de Robles los equivalentes que se encuentran son: “zarandar, zarandear, bazucar, revolver, traquetear. Cansarse, fatigarse, llevar la lengua fuera, echar el bofe. La palabra AJETREO en sí misma trae esto: Trajín, zarandeo, bazucamiento, MOVIMIENTO, traqueteo, idas y venidas, reventadero”. Las mayúsculas son mías, RG.

Se hace necesario de nuevo admitir que la palabra es de agrado personal, y además, es pertinente usarla en lugar de DE MUCHO MOVIMIENTO.

*ASALTO CON GRAVEDAD

La gravedad es que haya quien redacte en la prensa escrita y utilice expresiones de este tipo. Lo cierto es que muchas veces se escucha la expresión criticada en esta sección hasta en boca de personas que frecuentan los tribunales.

Algunas personas usan la expresión ASALTO AGRAVADO para expresar la misma idea que se pretendió tipificar con el esperpento del título. En República Dominicana siempre se escuchó, se leyó y por tanto se repitió ASALTO CON AGRAVANTES. Se favorece la última expresión porque es la que se emplea en República Dominicana y por las razones que se exponen enseguida.

No debe olvidarse que este “asalto” es el de “atacar, acometer impetuosamente, repentinamente y por sorpresa”, como cuando se “asalta un banco”, o cuando se ataca una persona Es “con agravantes” cuando algunas “circunstancias agravantes” empeoran la calificación del acto delictivo.

El otro problema está en que en inglés la palabra “assault” significa “violencia o agresión física” y no lo que escribió la redactora. En inglés se conocen muchos “assault” que confunden a los legos. Véase: “criminal assault” es intento de violación; “indecent assault” es atentado contra el pudor, ofensa contra el pudor. Se usa mucho en inglés el “assault and battery” que no es otra cosa que “lesiones”. Así, permaneciendo exclusivamente dentro de los linderos de lo jurídico.

Se recuerda que durante las jornadas de Mayo del 1968, en París leí en las paredes de la Sorbonne un letrero que decía: “L´improvisation au pouvoir”. La mayoría de los lectores puede deducir que se reclamaba mediante la consigna que se le diera una oportunidad a la improvisación para demostrar su capacidad de para mejorar, innovando, por medio del gobierno.

Se piensa que lo que está sucediendo ahora es que “la improvisación se ha apoderado de la lengua”. ¡Pobre lengua!

ALFOMBRA ROJA

Está de moda que le extiendan a algunos visitantes la “alfombra roja”.

En muchas ocasiones se tropieza el lector con esta combinación para describir una recepción CON BOMBOS Y PLATILLOS, en la cual a los participantes se les trata A CUERPO DE REY.

Lo de la alfombra lo traen del inglés sin “cocinarlo”. Es una lástima que así sea, porque se cuenta en español con expresiones suficientes para comunicar la idea del boato desplegado para el recibimiento. En inglés, para quienes no lo recuerden enseguida es, “red carpet”. En inglés reservan esta mención para cuando se reciben huéspedes distinguidos con la intención de que caminen sobre esa alfombra. Eso conlleva un ceremonial de cortesía muy elaborado.

En algunos países describen el lujo desplegado para las ocasiones especiales con la expresión A TODO DAR. No es raro que se describa el ceremonial como solemnidad, pompa, gala, aparato, fausto, honores. Es oportuno que se recuerde que existen clichés al respecto que hay que evitar a todo precio.

*ALGUACIL DE INCENDIOS

Esta debe ser la traducción que le encontraron al “fire marshal”. Se tradujo de esta forma de una manera literal, palabra por palabra. Esto no traduce la idea. Es cierto que en español existieron los alguaciles con otras funciones que excedían las del funcionario subalterno de los tribunales, mas eso no justifica que se pueda extender el concepto y usarlo en una designación de esta suerte.

Hace mucho tiempo que en España existió un alguacil de montería que era el encargado de disponer las telas, redes, etc. y transportarlas al lugar correspondiente. Pero eso es historia. En otros países hubo un funcionario de baja categoría que se ocupaba del asunto de la distribución de las aguas públicas en los plantíos. Eso ya casi ha caído en desuso también. Esas dos instituciones que se mencionan son las únicas dos que pueden retenerse como antecedentes del uso de la palabra con una función semejante a la que se hace para el asunto de los incendios.

Ese alguacil de aguas que se menciona en el párrafo anterior puede asimilarse al “cabo de agua” que se conoció en los plantíos de la República Dominicana. Ese funcionario de menor categoría era el encargado en el país de dirigir las aguas de irrigación. A pesar de su bajo rango podía causar incalculables trastornos a los agricultores.

Se me ocurre que en este caso puede usarse JEFE DE BOMBEROS, porque en la definición en inglés del “fire marshal”, lo definen como el funcionario encargado, en una ciudad, de la fuerza que tiene a su cargo la lucha contra los incendios, o del departamento de lucha contra incendios.

Cualquier otra palabra que no sea ALGUACIL hay que estar presto para aceptarla, mas eso de usar este vocablo por JEFE, no tiene sentido en este caso, por la naturaleza de las funciones que desempeña en los Estados Unidos este señor. Otra opción, para aproximarse a otra función es la de JEFE DE PREVENCIÓN DE INCENDIOS.

ANILLOS – ANILLAS  – ARGOLLAS

“…en la especialidad de ANILLOS de la gimnasia…”

Lo primero que hay que hacer es reconocer los limitados conocimientos acerca de deportes que posee el redactor de estas notas. No obstante lo antes dicho, llamó la atención cuando se leyó que un señor estaba compitiendo en esta disciplina de la gimnasia.

Como es de esperarse se recurrió a las fuentes para tratar de determinar si esa palabra cabía en este contexto. En el Diccionario ideológico de Casares, lo que se encontró fue ANILLAS. Se recuerda que en años ya lejanos a esos instrumentos se les llamaba ARGOLLAS.

En algunos asuntos el uso del masculino o del femenino, anillos, asnillas, se reduce a una diferencia en las dimensiones. En algunos países le llaman ANILLOS a lo que en otros llaman ANILLAS, especialmente cuando se refieren a las que van colocadas en los cilindros de los automóviles. En otros casos lo de las dimensiones no es el criterio que rige, sino el de la costumbre, es decir el uso.

La Academia Española de la Lengua en su diccionario trae ANILLAS para los aros, generalmente de metal, de unos 25 cm. de diámetro, pendientes de cuerdas o cadenas, en los que se hacen diferentes ejercicios. Con esta referencia queda zanjado el asunto, no obstante, tiene validez lo que se mencionó antes con respecto al uso inveterado que existe en algunos países de atribuirles otro nombre a las anillas de la gimnasia.

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