RECOLECTAR – RECLAMO – TRANQUE – EVACUAR

“. . .algunos alegan que la nueva legislación haría más difícil para los médicos legítimos y para los asegurados COLECTAR los reembolsos de sus pagos. . .”

Conforme a lo que las autoridades de la lengua entienden en la actualidad por el verbo del título, el uso de éste en el caso de la cita es legítimo. Durante largo tiempo no fue así.


El verbo hasta el año 1992 tenía un significado restringido en el diccionario de la Academia. En la última edición del Diccionario oficial de la lengua, se puso al día el concepto, y de acuerdo con este cambio el uso que se hace en el texto reproducido arriba resulta correcto.

Todavía en 1992 el verbo colectar solo significaba “recaudar, cobrar o percibir caudales o efectos”. Ya en el año 2001 se liberalizó el concepto y ahora corresponde a “recaudar, cobrar o percibir dinero”.

El verbo del epígrafe guarda cierta semejanza con el inglés to collect que es más que el colectar nuestro. En la lengua inglesa equivale a coleccionar, recoger, acumular cosas. Según la redacción del 1992, el verbo del título se limitaba a cobrar impuestos más que nada, o pagos periódicos.

Todavía sigue vigente la advertencia de no usar el verbo más allá de su valor. No cubre todo el campo semántico que tiene el similar del inglés.

RECLAMO 

“. . .una medida que espera reducir el número de RECLAMOS, y con ello frenar la escalada en los precios de las pólizas. . .”

Desde que se lee este vocablo en el contexto le entra al lector el deseo de verificar con el diccionario la pertinencia del uso en un caso como el del texto.

En el diccionario oficial de la lengua, el reclamo es un ave usada para atraer con su canto a otras de su especie. Es también la voz con que un ave llama a otra de su especie. Es además el instrumento que imita la voz del ave. Es el sonido del instrumento mismo.

En materia de impresos es el reclamo la señal que se hace para atraer la atención del lector. Es la propaganda de una mercancía, espectáculo, etc. Un reclamo es cosa que atrae o convida. Además de las anteriores tiene otras acepciones que pertenecen a actividades específicas.

Como se puede comprobar después de leer lo que se consigna en el diccionario de las autoridades de la lengua de Madrid, ninguna de las acepciones se presta para que la utilicen en un texto como el de la cita.

En América, especialmente en Argentina, Chile y Ecuador, el “reclamo” es una “queja, denuncia”. A pesar de que todavía no ha logrado reconocimiento en el catálogo formal de la lengua, es de uso en esos países. Como la lengua española es viva, y como tal cambia, se modifica, pierde e incorpora nuevos vocablos, no será motivo de sorpresa si un día se le da cabida a la acepción de este reclamo.

Para que se entendiera el texto reproducido sin tropiezo, lo que procedía que se empleara aquí era “reclamación”, que en una de sus significaciones es “oposición o contradicción que se hace a algo como injusto, o mostrando no consentir en ello”.
Antes de cerrar esta sección es pertinente que se revise lo que el término “reclamo” significa en Cuba. En el lenguaje de la administración pública es la “solicitud que se presenta a las autoridades cubanas para que se autorice a un cubano a radicarse en el extranjero”. Con el mismo valor se conoce en el mismo país la palabra “reclamación”. Esta significación vaciada como propia de Cuba es una muestra más de la riqueza de la lengua. En Cuba donde ocurre el fenómeno que se describe en la definición del concepto, se le denomina con los dos vocablos mencionados.

TRANQUE 

“El TRANQUE en el proceso amenazaba con hacerlo colapsar una vez más, lo que dio pie temprano en la mañana a una reunión poco usual de la mayoría republicana. . . “

Lo que el diccionario de la Academia trae dista mucho de lo que se pretende expresar en esta cita. Para los académicos el “tranque” es en Chile un “depósito artificial de agua, que se forma haciendo una presa en un valle o quebrada”. En Cuba es el embotellamiento o congestión de vehículos. En ese país es también la “paliza que se da a una persona, generalmente como castigo”. En cambio, en Nicaragua es el “control en carreteras y caminos”.

Antes de ir más lejos vale la pena que se mencione que en muchos de nuestros países americanos existen muchas otras palabras de la misma familia que soportan significaciones específicas, diferentes  a las de España.

Por esos fenómenos de la lengua y su evolución, en la República Dominicana, por ejemplo, muchas puertas y portones no se “cierran”, sino que se “trancan”. Esa es una herencia del pasado colonial cuando las puertas se aseguraban por dentro atravesando una tranca. Esa tranca ha corrido la misma suerte que la aldaba. Ya esos aparatos pertenecen al pasado histórico. Son muchos los jóvenes de las generaciones más recientes que no han visto nunca uno de esos artefactos.

En Puerto Rico y República Dominicana un “tranque” es una situación embarazosa, un brete, una paralización en unas negociaciones. Con este valor consignado aquí de último, se despeja el mensaje en el texto que se comenta.

Además de las significaciones ya consignadas, en República Dominicana y Cuba es en el juego de dominó, es la “jugada en la que, en ambos extremos, se coloca una ficha con palos que ya no tiene ninguno de los jugadores, lo que impide que pueda continuarse el juego”.

El registro en el diccionario de las autoridades madrileñas de la lengua de algunas de las significaciones que antes eran privativas de algunos países, permite entrever que en un futuro no muy lejano las demás significados pueden lograr su incorporación y reconocimiento.

Lo más indicado, en un texto para ser leído por un grupo de lectores procedentes de diversos países, es que se adopte un español común. En el caso del proceso comentado en la cita lo que se produjo fue un “estancamiento”.

En República Dominicana se ha escuchado un uso que no aparece asentado en los diccionarios consultados. Se refiere a la palabra estudiada, pero cuando se la emplea en la expresión “momento del tranque”. Con ella se transmite la idea de que ese instante es importante porque en él hay que hacer decisiones de consecuencias futuras.

EVACUAR 

“EVACÚAN embajadas por temor a ataques”. (Gran titular de primera plana.)

La Academia escribe que la conjugación actual del verbo “evacuar” es similar a la del verbo averiguar. Esto es, en cuanto al acento, que no se marque sobre la “u”. La sílaba que lleva el mayor esfuerzo tónico no es la última.

La forma que propugna la autoridad es la normal, aunque en Hispanoamérica muchas personas, aún las cultas, conjugan el verbo colocando el esfuerzo y la tilde sobre la “u”. Téngase en cuenta que se trata del presente del indicativo, evacuo, evacuas, evacua, evacuan.

El Diccionario panhispánico de dudas consigna que “hoy es frecuente, y también válida, su acentuación como actuar”. ”.

FACULTAD 

“Miembros de la FACULTAD en cada escuela postulan a los estudiantes y los ayudan con sus inscripciones, que tienen que enumerar sus éxitos académicos. . .”

En el texto de nuevo se está en presencia de un falso cognado. Como se desprende del texto, no se trata de la “facultad” en su sentido derecho, sino del profesorado, del cuerpo docente.

La palabra “facultad” y la inglesa faculty comparten algunas de las significaciones, sobre todo cuando se refieren a la habilidad, al poder de la mente o la autoridad. Cuando las dos palabras difieren es cuando se refieren a las personas.

En el caso de la cita, obviamente se refiere a las personas que desempeñan las labores docentes, de enseñanza. Cuando se trata de una facultad en una universidad, como por ejemplo la Facultad de Derecho, entonces en inglés dirán que es la Law School.
Para referirse a los profesores en su conjunto en español dirán y escribirán que es el “claustro de profesores” en algunos países, mientras que en inglés será faculty. Un individuo al que se refieren en inglés diciendo que él es faculty, en español lo expresarán diciendo que es “catedrático”, sobre todo si se trata de un profesor en el nivel universitario.

AGARRE 

“Un espectáculo de AGARRE visual”

Hay que ser persistente. No hay que darse por vencido. Cuando se emprende el camino de comprender lo que se lee hay que ir hasta las últimas consecuencias.

Con respecto a la palabra “agarre” se está frente a una que no es fácil de descifrar. El uso que se hace en la cita no resulta de interpretación inmediata. Mucho se teme que aun después de hacer la búsqueda pertinente, se termine sin entender lo que trató de expresar quien redactó.

Si se recurre al diccionario de la Academia no se llega a ninguna conclusión, pues los diferentes significados no le dan sentido a la frase. No vale la pena extenderse en todas las significaciones que posee el término en español. Basta con señalar que ese diccionario consigna que el vocablo “agarre” es la acción de agarrar o agarrarse. También soporta una acepción que no viene al caso. La última es propia de Andalucía, donde equivale a “agarrada” o pendencia.

Como sucedió con muchas otras palabras que tienen sentido propio en Andalucía, ésta también pasó con ese valor a América. En España el vocablo del epígrafe tiene acepciones en sentido figurado, tales como “influencia o recomendación, o excusa”.

El verbo agarrar tiene muchos significados propios de la América morena. Son tantos que resulta imposible reproducirlos todos. El rompecabezas no se resuelve con vaciar aquí estos significados porque ninguno ayuda a comprender el mensaje de la frase del texto reproducido al principio de esta sección.

En Cuba, en el nivel coloquial, “de agarre” se refiere a una persona que es capaz de afrontar con entereza situaciones de riesgo.

Es bienvenida cualquier interpretación para otorgar sentido a la frase. Quizá quiso el redactor dar a entender que el espectáculo era arriesgado en el aspecto visual.

Como en tantas ocasiones más, hay que rogar a todos los santos de la redacción y estilo que nos protejan y hagan menos confuso mensajes como el analizado.

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