*POR VECES – ULTIMÁTUM – *SOBRE COJEDOR

“POR VECES parecían completamente incómodas…”

El monosílabo VEZ no soporta la preposición POR delante, a menos que no esté matizada por otro vocablo entre los dos. En ese caso para que sea aceptable precisa de un vocablo interpuesto entre un elemento y otro.

Por ejemplo, en el caso de: “Esto lo digo POR ENÉSIMA VEZ”, aquí sí se permite que se use “por” delante de “veces”, pero si se intercala “enésima”, como en el ejemplo citado.

Se tolera también delante del singular, como en el caso de POR PRIMERA, SEGUNDA…vez y, POR ÚLTIMA VEZ.

No se haría la labor completa si no se tratara de dar con el origen del error. Es muy probable que este desliz provenga del portugués, lengua en la cual por vezes en una locución adverbial que se emplea para denotar “de cuando en cuando”.

ULTIMÁTUM

Esta voz latina se la empleó sobre todo en materia diplomática. Como ocurrió con muchas de las voces latinas acogidas directamente en la lengua española, durante mucho tiempo se dudó con respecto a como formar al plural. En latín no necesitaba de la S (ese) para expresar el plural. Por lo tanto, terminó en español como ultimátum en singular y ultimátums en plural.

El diccionario oficial de la lengua española trae la palabra ULTIMATO como singular. El plural de este vocablo, como es fácil de adivinar, es ULTIMATOS. Ese es el vocablo que los académicos introdujeron en el diccionario para tratar de sustituir el latinismo y resolver de paso el asunto del plural.

El Diccionario panhispánico de dudas asevera que el plural de ultimátum es ultimátums, con la ese (S). La Academia trató de adaptar la voz del latín introduciendo el término ultimato, con un plural regular que resulta de la adición de la ese (S) al final del singular. La concesión que hace el Diccionario panhispánico de dudas es un reconocimiento a la tibia acogida que recibió la adaptación al español que introdujo la Academia con el término “ultimato(s)”. El Panhispánico expresa: “la adaptación ultimato, a diferencia de las formas hispanizadas de otros latinismos no ha triunfado en el uso”.

Los hablantes no acogieron la propuesta que sometió la autoridad de la lengua. Triunfó al final el uso. Se continuó con la voz latina con un plural españolizado, ultimátum, ultimátums. Se llama la atención sobre la tilde colocada sobre la letra A.

*SOBRE COJEDOR

Para comenzar, la palabra SOBRECOGEDOR es una sola, no son dos palabras separadas. Además de eso se escribe con G, no con J. El vocablo SOBRECOGEDOR es formado por la unión de la palabra sobre y el verbo coger. El verbo sobrecoger significa de alguna manera “sorprender”. Lo que es sobrecogedor coge de repente a alguien que está desprevenido. De lo anterior se “desprende” que “sobrecogedor” es lo que sobrecoge.

Las vacilaciones entre la G y la J en el verbo COGER son muy viejas. En textos del siglo pasado se usaba la J para casi todas las personas. Si no estoy equivocado fue ya en el siglo XX cuando la Academia de la lengua decidió poner orden en este asunto y dejó establecido en cuales personas y conjugaciones se usaría una u otra de las dos letras, es decir la J o la G.

En su origen la palabra nace del latín “colligere”, con G, que vale por recoger, allegar, y a su vez es derivado de “legere”, de nuevo con G, que es coger, escoger. El verbo SOBRECOGER aparece documentado por la primera vez en español en el año 1737. De allí salieron más adelante los vocablos SOBRECOGEDOR y SOBRECOGIMIENTO.

Téngase en cuenta que muchas de las palabras que han pasado a español con J es porque en latín se escribían con X. Vaya como ejemplo de ello cojo, que se deriva de “coxo”, que es cadera, palabra que se conserva tal cual en latín, y en el portugués actual. Así en portugués se dice “coxa”para la cadera.

ARTICULAR

“Las instalaciones estarán articuladas por una plaza oval que la incorporará…”

Este verbo del título es conocido de los lectores porque se refiere a la corrección en la pronunciación que se hace claramente. Se refiere también a las articulaciones o coyunturas, naturalmente, las del cuerpo humano. En otro aspecto el término se relaciona con el derecho, en lo relativo a la distribución de textos que se hace por medio de artículos.

El verbo en su primera acepción es: “unir dos cosas de modo que ambas o una de ellas puedan girar alrededor de la línea de unión”. Ahora cualquier curioso desearía que se le explicara como es que las “instalaciones” van a girar alrededor de la plaza oval, esto siempre teniendo en cuenta que el diccionario oficial de la lengua no menciona ningún sentido figurado para este verbo.

No es un fenómeno nuevo que los hablantes de la lengua española creen un sentido figurado para una palabra de le lengua. De ese modo, más adelante, con el paso del tiempo, las autoridades se ven forzadas a aceptar esa creación. Tampoco es extraño al genio de la lengua que los hablantes extiendan –estiren- el sentido o alcance de algunos términos.

En este caso, para reemplazar el verbo del título, se propugna como lo más conveniente utilizar verbos como los siguientes: COLOCADAS, DISPUESTAS, ARREGLADAS, CONSTRUIDAS, CONECTADAS, UNIDAS. O bien otras soluciones de la misma índole de las propuestas.

ASCENDENCIA – ASCENDIENTE

“…mientras que los demás se encuentran resentidos por la ASCENDENCIA que el antiguo asesor…tuvo por tanto tiempo sobre los medios castrenses”.

La ASCENDENCIA es la “serie de ascendientes o antecesores de una persona. // 2. Por extensión., origen, procedencia de alguna persona”.

ASCENDIENTE es, en su segunda acepción, “predominio moral o influencia”. Luego de estas dos definiciones copiadas del diccionario de las autoridades, vale la pena que se trate de despejar el asunto.

De inmediato se nota que se produjo una distracción y se confundió un término con el otro. Lo que debió escribir el redactor fue: “…resentidos por el ASCENDIENTE que el…”

No hay que extrañarse que se incurra en este tipo de errores, especialmente como en este caso cuando se trataba de algo que sucedió en el ámbito militar, campo en el cual se producen ASCENSOS de grados con relativa frecuencia.

*ASESINOS DE PERROS

El problema no está en los perros, sino en los ASESINOS. El verbo ASESINAR según lo convenido a través de la historia de la lengua es “matar a alguien”, y no sólo quitarle la vida, sino que la acción se hace “con premeditación, alevosía” y el correspondiente etcétera que afea la acción aún más.

Desde el momento en que en la definición entra el elemento “alguien”, se cree que no se puede aplicar el verbo a los perros por más amigos del hombre que aquellos sean.

En su entrada para el vocablo “alguien”, la autoridad de la lengua en su diccionario asienta que es un pronombre indefinido que designa persona o personas existentes, sin indicación de género ni de número. En la redacción de las tres acepciones que se encuentran en el lexicón mayor de la lengua para “alguien”, se detecta la palabra “persona”.

El verbo de acuerdo con las definiciones que la Academia le reconoce tiene también sentidos figurados, pero no convienen en este caso. Al margen de lo tratado acerca del aspecto gramatical o semántico, permítaseme que añada otro asunto de índole humano.

Siempre he pensado que el mejor amigo del hombre es el hombre, no el perro. El perro puede ser el animal más leal si se quiere, pero la distancia entre una relación y la otra es grande. Hay más, para ser correctos en el sentido moderno, “el mejor amigo del ser humano es su semejante” y así desapareció el uso de “hombre” como genérico de “ser humano”; de ese modo, se es correcto y no prejuiciado con respecto a los sexos.

*ASISTENCIALISMO  

: “…y dedica la mayor parte del tiempo a hacer ASISTENCIALISMO en los barrios más pobres del Perú.”

El verbo que corresponde a esta voz peregrina es ASISTIR en su valor de “contribuir con los propios medios o esfuerzos a que alguien salga de un apuro o mala situación”.

Derivado de esto son  las labores ASISTENCIALES. Entre estas labores las principales son las médicas y las sociales. Antes de leer este texto, el autor de estos comentarios desconocía que existiese un movimiento, filosofía o política que pudiera llamarse ASISTENCIALISMO.

Enhorabuena, quizás si se practica más a menudo este tipo de acción se haga necesario adoptar la nueva palabra.

*BALOSTRE

“Al fondo están la canal y el columpio bajo el BALOSTRE de madera donde fue escrito…”

Esta palabra destacada en la cita se buscó y se rebuscó. No se pudo dar con ella en el Diccionario Oficial de la Lengua.

El texto que se reproduce al principio de esta sección se localizó en una reseña periodística acerca de un parque de recreo para niños.

La voz se procuró también en los diccionarios de americanismos y solo se pudo localizar en el Diccionario del español de Cuba de Haensch y Werner. En ese diccionario no se molestan en definir lo que significa la voz del título, solamente consignan su equivalente, después de mencionar que pertenece al nivel coloquial de la lengua en esa isla.

La palabra que trae a la memoria la lectura de la voz de la reseña es BALAUSTRE, y ese es el equivalente que se ofrece en el Diccionario del español de Cuba, cuya definición nos trae el DRAE de esta forma: “m. Cada una de las columnitas que con los barandales forman las barandillas o antepechos de balcones, azoteas, corredores y escaleras.”

No hay duda de que a este vocablo se refiere el redactor en su reseña. Lo triste del caso es que para dar con el significado el redactor obliga al lector a recorrer un largo trecho de búsqueda. Ni aún con la ayuda del contexto se podía despejar la incógnita.

BIEN 

“…dándoles a todos BIEN tradicionales o nuevos, idéntico valor y posibilidad…”

Este término del título posee muchísimas funciones en el español de nuestros días. Forma parte de giros, expresiones y locuciones. Es muy útil.

Una de estas funciones la desempeña como conjunción distributiva, en ese caso es cuando se repite BIEN de esta manera: “Entrégaselo BIEN a él, BIEN a ella, a uno de los dos”. En este caso es equivalente de “sea”, es decir, a uno o al otro.

Se hace necesario repetir la conjunción para que ejerza las funciones de “distributiva”. Si no se hace, entonces queda “coja”, es decir, dispareja. Así fue como quedó en el ejemplo de la cita cuando se omitió la repetición.

BOLETAS AUSENTES

Las “boletas ausentes” son las que no aparecen, las que desaparecieron, las que no se pueden contar porque físicamente no se las encuentra.

Las “boletas de votantes ausentes” son aquellas que se remiten por correo o por procuración y que sí llegan a su destino. Como tales, se las cuenta.

No se debe abusar del afán de resumir o “impactar” y escribir lo que figura como título aquí para referirse a las boletas que usan los votantes ausentes. Los ausentes son los votantes, no las boletas.

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