Logos, interiorización y creación

 

LOGOS, INTERIORIZACIÓN Y CREACIÓN

Proceso intuitivo y creador de la inteligencia sutil

Por Bruno Rosario Candelier

 

Ando en busca de tu senda,

mas la bruma oculta el meridiano.

Oigo el lenguaje del viento,

el batir de alas del ángel,

mas yo aquí cato

el vino de mis soledades”.

(Fausto Leonardo Henríquez)

A Isabel Ripol Carulla,

Cultora de la belleza con sentido.

 

En el Interiorismo, movimiento literario centrado en el cultivo de la realidad trascendente, el sujeto creador ha de enfocar, mediante el lenguaje de la intuición, el impacto que lo real produce en la conciencia para expresar la belleza sutil y el sentido metafísico o místico de lo viviente.

Esta tendencia estética, originalmente concebida para escritores, se puede aplicar en la creación de cualquier arte que procure la dimensión interna y esencial de lo existente. Desde luego, el ejercicio de la creatividad entraña, en el arte literario, el concurso de la palabra y de la sustancia de la realidad que sirve de fuente de creación.  En tal virtud, en la realización del proceso creador coparticipan el sujeto creador, la energía creadora, el proceso de la creación, la voz de la creación y el modo de ficción, factores indeclinables en todo acto creativo, que podemos perfilar de la siguiente manera:

 

I)     ENERGÍA CREADORA

Hay una energía que late en el Universo y que, cuando una peculiar onda trascendente o un singular efluvio cósmico entra en contacto con la vibración personal de la sensibilidad o la conciencia, se nos revela el alma de las cosas en su esencia distintiva. Cuando ese ritmo vital fluye (desde el aletazo del misterio, el susurro de una piedra, una flor o una estrella) su aliento nos abraza y nos conmueve. Ese flechazo de lo real de alguna manera transforma nuestra sensibilidad y activa nuestra conciencia. Entonces se desata el poder latente de la creatividad.

Una poderosa energía alienta la realidad de lo viviente mediante una virtualidad operativa (Daimon, Numen y Logos), vinculada a Dios, la Naturaleza y el Hombre con sus implicaciones inherentes en su ser, su proceder y su creatividad:

 

  1. Energía interior del Universo/DAIMON=DIVINIDAD

Esta Energía Superior del Universo, que tiene y sostiene todo cuanto existe, se manifiesta en tres vertientes de la Creación:

-Energía cósmica, subyacente en todo lo existente

-Energía telúrica, con influjo físico sobre lo viviente

-Energía cuántica o energía interior de la materia

 

  1. Energía espiritual de lo viviente/NUMEN=NATURALEZA

Lo mismo el Universo de lo existente, como cada persona en particular, tienen una sabiduría que registra la memoria universal de cuanto existe. Por esa razón, Carl Jung hablaba del “inconsciente colectivo”, que diferenciaba del “inconsciente individual” ideado por Sigmund Freud, razón por la cual podemos hablar de:

-Sabiduría de la memoria cósmica

-Personalidad física y metafísica

-Dimensión metafísica y mística de lo existente

 

  1. Energía interior de la conciencia/LOGOS=HOMBRE

Todo tiene energía en cuya virtud el ser se manifiesta y crea, por lo cual podemos apreciar diferentes vertientes de su poder y su epifanía:

-Energía metafísica, el poder del Logos, la reflexión y la creatividad

-Energía simbólica, capacidad de figuración y representación arquetípica

-Energía divina, con la carga espiritual y mística

 

Cuando la energía interior de la conciencia entra en contacto con la energía de la Naturaleza se desata la creatividad. De ahí la importancia de la contemplación, para entrar en sintonía con la cosa, con la sustancia de la realidad que apela nuestra sensibilidad o nuestra conciencia. La creación es fruto de una inteligencia intuitiva y una caudalosa sensibilidad espiritual y estética, que reaccionan concitados por el alma de lo viviente.

Hay quienes tienen la inteligencia para conceptualizar fenómenos y cosas en su hondura intangible en virtud de una mente sutil y una sensibilidad estremecida para entender la dimensión trascendente de la realidad y apreciar la faceta interna y esencial de lo viviente. A esa potencia de la inteligencia intuitiva aludía el poeta inglés William Blake cuando atribuía a los poetas “ver un mundo en un grano de arena”, virtud inherente a la inteligencia sutil. Por eso escribió otro eminente poeta, el norteamericano Walt Whitmann, que “todas las cosas tienen su verdad, una verdad que se resiste a salir”. Porque esa verdad, que es su valor y su sentido, no es aparente sino subyacente a la esencia de las cosas, al alcance del poder perceptivo de la intuición. Esa es en realidad la ENERGÍA METAFÍSICA de lo existente, que la poesía, el arte, el pensamiento, la metafísica, la mística y la espiritualidad captan, perfilan y expresan.

Hay quienes tienen la sensibilidad para percibir, mediante figuraciones imaginativas y simbólicas, la dimensión numénica del Cosmos con la capacidad para formalizarla en imágenes arquetípicas. Esa es la ENERGÍA SIMBÓLICA, subyacente en la realidad de lo existente y en la sabiduría del Universo. La realidad contiene un caudal de energías y de símbolos, que la sensibilidad capta.

Hay quienes tienen la potencia de la interioridad o de sus sentidos interiores para percibir la dimensión divina de las cosas y sentir la vertiente mística de lo viviente. Esa es la ENERGÍA DIVINA, que el creyente percibe en cuanto existe, ya que concibe el mundo como creación de Dios, mucho más si percibe la realidad con una dimensión sagrada en tanto expresión de lo divino.

 

II)  EL SUJETO CREADOR

La mirada del sujeto creador no es indiferente a los fluidos sutiles de las cosas ya que el interior de su sensibilidad profunda está alerta y abierta al caudal de los efluvios trascendentes, como los perciben los artistas y los creadores literarios tocados por el aletazo del misterio y conmovidos por el fulgor de lo viviente. Desde luego, hablo de una mirada interior, que es una mirada amorosa, estética y mística, concitada por el esplendor de lo viviente.

El escritor interiorista tiene necesariamente que escribir desde la base de sus intuiciones y vivencias, única vía para ser un creador genuino ya que en su tarea de desentrañar el sentido de las cosas le corresponde:

  1. Fundar su creación en VIVENCIAS EXPERIMENTADAS, pues ha de canalizar el impacto que lo real produce en su conciencia. Por tanto, no es recomendable acudir a la experiencia vicaria o a la recreación de textos ajenos porque de esa manera no entraña una creación de una obra inspirada en vivencias genuinas y auténticas, como la de los creadores que se inspiran en intuiciones y vivencias.
  2. Acudir al LENGUAJE DEL YO PROFUNDO, que es el lenguaje de la intuición y de la metafísica, ya que de la esfera de la vertiente interior (o de la visión interiorizada) procede la dimensión trascendente de la realidad, especialmente la vertiente metafísica, base de la faceta interna y esencial de fenómenos y cosas.
  3. Crear una realidad estética fundada en la DIMENSIÓN TRASCENDENTE DE FENÓMENOS Y COSAS, ya que la creación no es una mera reproducción de lo real sino una imagen del ámbito ideal o interior que la inteligencia profunda capta, perfila e interpreta.
  4. Articular, mediante el concurso del ingenio creativo, un discurso literario comprensible, pues la REALIDAD INTERIOR DE LAS VIVENCIAS TIENE UN CONTENIDO TRASCENDENTE, casi siempre complejo e imperceptible para el común de los lectores.
  5. Procurar la belleza y el sentido que responda a una peculiar apelación para formalizar el APORTE DE UNA VERDAD POÉTICA O VERDAD METAFÍSICA (1) que sea el resultado, no solo de una experiencia metafísica, sino de un hallazgo de la intuición de vivencias y experiencias.
  6. INSTALARSE EN EL INTERIOR DE LA COSA, como decía Henry Bergson (2), pues desde esa posición y perspectiva el sujeto creador puede compenetrarse con la sustancia que funda su contemplación en el proceso de la creación.
  7. Acudir al lenguaje de la intuición metafísica, que es el LENGUAJE DE LA EXPERIENCIA INTERIOR, en tanto autor de una obra de contenido trascendente para procurar, mediante la evocación de sus vivencias entrañables, la formulación de un discurso de contenido interiorizado, trascendente y místico.
  8. Fundar la esencia de su creación en el ECO ENTRAÑABLE DE LA VOZ PERSONAL O EN LOS EFLUVIOS DE INSPIRACIÓN CÓSMICA, ya que como creador interiorista puede compenetrarse con la sustancia de sus vivencias y ser copartícipe de inspiraciones y revelaciones trascendentes.
  9. Centrar su creación en la FUENTE NUTRIDORA DE SU INTELIGENCIA SUTIL Y SU SENSIBILIDAD TRASCENDENTE, para fundar la obra en lo que ausculta su propia conciencia o en la contemplación de la esencia de lo viviente.

10. Usar el LENGUAJE DEL PROTOIDIOMA DE LA POESÍA (3), lo mismo en el género de poesía, que en la ficción narrativa o dramática, para formalizar el lenguaje de las imágenes y los símbolos arquetípicos, propio del genio de la inspiración o de la creación.

 

III)         EL PROCESO DE LA CREACIÓN

El enfoque del proceso creador puede apreciarse desde la perspectiva del sujeto creador, desde la realidad que inspira la creación o desde la vertiente trascendente del mundo. Lo más importante de la dotación poética o creativa es la percepción de una sensibilidad cuando, concentrado en la sustancia de su inspiración, el poeta asume y recrea con el aliento de la inspiración y la luz de su intuición, lo que da sentido y belleza a una onda espiritual mediante una imagen y un concepto con alcance iluminador y belleza sutil, desde el vórtice de una vivencia entrañable. A esa chispa intuitiva se le ha llamado verdad poética, verdad metafísica o verdad vivida (4), pues es un conocimiento no libresco ni imaginado, sino fundado en una experiencia vivencial, emocional y espiritual, con el sentido que edifica y la belleza que embriaga generando emoción estética y fruición interior. Lo mismo si se trata de la percepción de una realidad profunda o de una verdad poética, crear supone un proceso de coparticipación con la palabra, una convivencia con la sustancia de la creación, una apertura de la energía interior de la conciencia y una compenetración del contemplador con el alma y el sentido de fenómenos, criaturas y cosas. Por eso el proceso de la creación se puede enfocar:

 

  1. DESDE LA PERSPECTIVA DEL SUJETO CREADOR

La perspectiva del sujeto creador no se debe confundir con el punto de vista personal, que son aspectos diferentes. Es decir, la obra literaria puede enfocarse tomando en consideración al autor, como sujeto creador, y la obra en sí, como sustancia de la creación. En el creador opera un mecanismo de conciencia, que pone en acción la inteligencia y la sensibilidad para formalizar la obra de creación. En tal sentido, podemos enfocar la perspectiva del sujeto creador en este tenor:

-La fuente de la intuición, clave en la gestación del arte y de la ciencia

-El soplo de la inspiración (musa, genio o espíritu que sopla)

-El don de la revelación (para las altas instancias de la trascendencia)

 

  1. DESDE LA PERSPECTIVA DE LA REALIDAD

-La propia conciencia como fuente o base de su inspiración

-La dimensión metafísica de lo real

-Efluvios intangibles de la trascendencia (“Cordón umbilical espiritual”)

 

  1. DESDE LA PERSPECTIVA DE LA TRASCENDENCIA

-Fundamento de una realidad entrañable con sentido

-Conformación de una sustancia metafísica

-Prospecto de una creación trascendente

 

IV)         LA VOZ DE LA CREACIÓN

La obra literaria es producto de una voz (personal, interna o universal), que canaliza el sujeto creador, teñida por la historia y la circunstancia del creador, puesto que la creación está sujeta a la tradición, el lenguaje, la experiencia con sus apelaciones, obsesiones, pasiones y vivencias:

  1. LA VOZ INTERIOR O VOZ PERSONAL DEL CREADOR

Se trata de canalizar la voz propia, fuente de una creación genuina y auténtica. La voz personal refleja el tono distintivo de un autor, que se manifiesta en el estilo de su lenguaje, en la marca de su sensibilidad, así como en el acierto intuitivo de verdades poéticas.

  1. LA VOZ ENTRAÑABLE DE LAS COSAS

La voz entrañable de las cosas es una voz “subjetiva”, no en el sentido de ´personal, intimista o imaginaria´, sino en el sentido originario del vocablo latino (sub-iectum, ´lo que está debajo de las cosas´ o ´escondido en el interior de lo visible´). Una manera de decir que las cosas “hablan” o connotan señales, verdades y sentidos (5).

  1. LA VOZ UNIVERSAL DE LA CREACIÓN

 

La voz universal es la voz impersonal, trascendente y metafísica del Cosmos, que se apodera de un sujeto creador a quien usa como intermediario entre el Cosmos y la realidad humana para canalizar, a su través, mensajes provenientes de la cantera del infinito. Se trata de la voz del inconsciente colectivo (del que hablaba Carl J. Jung) o la voz de la memoria cósmica, que la física cuántica ha certificado. De ahí que la voz universal suele trasvasar imágenes y símbolos arquetípicos cuyo contenido no siempre conocen los propios autores de las obras, ya que en tales condiciones no son sino meros amanuenses del Espíritu. La voz misteriosa del espíritu la encarna la poesía. Por eso en Ión decía Platón que el poeta canaliza sabias cosas cuyo contenido no comprende. En virtud de ese poder mediante el cual la poesía construye puentes hacia el infinito, he acuñado la expresión “cordón umbilical de la conciencia” para aludir al vínculo que el sujeto creador puede establecer con la energía cósmica, con la Fuerza Superior del Universo o con el Espíritu de lo viviente y la Divinidad.

 

Bruno Rosario Candelier

V Congreso del Movimiento Interiorista

Valvidrera, Barcelona, 17 de mayo de 2013.-

Notas:

  1. Fue Aristóteles, en su Poética, quien por vez primera habló de la verdad poética, que diferenció de la verdad histórica y la verdad filosófica.
  2. Henry Bergson, en Introducción a la metafísica (Buenos Aires, Ediciones Leviatán, 1956, pp. 14-16, 132-133) enseña que quien hace uso de la intuición, para una actividad creativa, poética o metafísica, ha de “instalarse en el interior de la cosa”, única forma de captar con la intuición la esencia y el sentido.
  3.  Fue el teórico y crítico mexicano Fredo Arias de la Canal el autor del concepto del “Protoidioma de la poesía”, que aplica en varios de sus libros, como en De la filosofía al Protoidioma, México, Frente de Afirmación Hispanista, 2005, p. XI. También del mismo autor, La personalidad metafísica del poeta, México, Frente de Afirmación Hispanista, 2003, pp.22ss.
  4. Una verdad poética, en tanto verdad vivida o experimentada, verdad metafísica o verdad existencial, es la que Vicente Aleixandre plasma en los siguientes versos: “…tu luminosa aurora que en negro/ rompe y, como sol dentro de mí,/ me anuncia otra verdad./ Que tú, profunda, ignoras./ Desde tu ser/ mi claridad me llega toda de ti…” (Vicente Aleixandre, “Cueva de noche”).
  5. El concepto del MODO DE FICCIÓN fue creado por Northrop Frye en Estructura inflexible de la obra literaria (Caracas, Monte Ávila Editores, 1973, pp. 69ss), donde el teórico canadiense establece dos modos: el MODO DE FICCIÓN REALISTA (para la literatura inspirada en la realidad objetiva o circundante) y el MODO DE FICCIÓN IMAGINARIA (para la literatura inspirada en la invención de la imaginación). El suscrito ideó el MODO DE FICCIÓN TRASCENDENTE (para la literatura metafísica y mística), como expliqué en El ideal interior (Moca, Rep. Dom., Ateneo Insular, 2001, pp. 31ss).

 

 

 

 

 

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