INDEXADOS – CESE – CESACIÓN – TRIANGULAR – CHOTEO – AVISO

“. . .una compañía administradora de activos, famosa por sus fondos INDEXADOS, eliminó una restricción de operación en sus fondos mutuos. . .”

He aquí una palabra que ha hecho progresos en los últimos tiempos. Al principio se la señaló porque se la estaba usando en lugar de “indización, indizador, indizar”. Ya el catálogo completo de la lengua reconocida aceptó el verbo indexar y la indexación. La aceptación que se le ha hecho es de tal categoría que los tres vocablos que se recomendaban utilizar en vez de indexar e indexación, han pasado a ocupar un segundo lugar.


En las acepciones que la Academia separa para indización, indizador e indizar se remite al lector a las palabras que antes se criticaban. Según parece, el uso impuso con fuerza de naturaleza tal el verbo indexar, y su nombre correspondiente, que casi ha sacado de uso las anteriores. Si no lo ha eliminado totalmente, las ha confinado al desván de los vocablos de segunda.

Hay indicios que hacen pensar que la utilización de indexar e indexación todavía puede criticarse. La crítica puede dirigirse contra el empleo en el ámbito de la economía. En ese campo es donde se la usa en la cita cuando se mencionan los “fondos indexados”. Se precisa de una breve explicación acerca del concepto de la indexación en el texto.

La noción de indexación apareció en el campo económico en los Estados Unidos en  el año 1960 y es un método de control económico en el cual algunas variables, como salarios e intereses, son relacionados con el índice del costo de la vida, de forma que los dos suban o bajen en la misma proporción y el resultado elimine teóricamente el efecto de la inflación.

Lo expuesto en el párrafo precedente no guarda relación con la catalogación que se hace en español cuando se indexa o se hace un índice.

El índice del español, cuando más se asemeja a lo del inglés, no pasa de ser la expresión numérica de la relación entre dos cantidades. Ejemplos de éste son el índice de la población activa y el de la inflación. Algunos diccionarios de neologismos habían presentado una definición en español para la noción de la indexación del inglés; es así: “procedimiento de ajuste mediante el cual una variable es modificada automáticamente en función de un índice determinado”.

De la misma forma en que se actúa en español para este tipo de casos, para la definición de la indexación se dice y escribe que es la “acción y efecto de indexar”. El verbo, a su vez, es “hacer índices”. La segunda acepción es “registrar ordenadamente datos e informaciones para elaborar su índice”.

En resumen, hay que escribir con cuidado. En el caso de la indexación reconocida por las autoridades de la lengua, todavía se está muy lejos del concepto del inglés.

CESE – CESACIÓN 

“. . .su gobierno no descarta la posibilidad de crear zonas de concentración para los grupos armados que cumplan con los programas de desmovilización y CESE de hostilidades y al que hasta ahora solo se han acogido. . .”

No es nuevo lo de la diferencia entre las dos palabras del título. Sobre todo, lo que causa tropiezos es que el vocablo “cese” tiene sus acepciones muy bien delimitadas; por su parte, la cesación es más amplia porque es la que se ofrece como sustantivo correspondiente para el verbo cesar. Para que todo esto no quede en la teoría, y además, para que sea aceptado, se traerá como siempre el auxilio del diccionario de las autoridades.

La cesación es la acción y efecto de cesar, que como en todos los otros casos similares, no es sorpresa, porque es la fórmula de redacción que emplea la Academia para estos casos.

El verbo cesar, a su vez, es “suspenderse o acabarse” cuando se dice de una cosa; es también, “dejar de desempeñar algún empleo o cargo”; por último es, “dejar de hacer lo que está haciendo”.

Este es el momento en que hay que volverse para examinar lo que la Academia  entiende por “cese”. Se copia tal y como aparece en el diccionario de la Real Academia de Madrid: “Acción y efecto de cesar (en un empleo o cargo). 2. Nota o documento en el que se consigna el cese de un empleo o cargo”.

Si alguien duda de la veracidad con respecto al alcance de “cese”, se le solicita que medite sobre el contenido del paréntesis, y de la segunda acepción. Ambas redacciones aluden  al empleo o cargo.

Una vez expuesto lo que antecede, lo que procede es que se ofrezca el término “cesación” en el caso de las hostilidades, porque es lo más conveniente y apegado a los usos, y, a lo que se ha convenido en el seno de la lengua. Por todo lo anterior es por lo que la Honorable Junta Rectora de la Lengua se expresa en los términos en que lo hace en su diccionario.

TRIANGULAR 

“. . .que viajó a México un día antes de ser dictada una orden de aprehensión en su contra, y el ex contralor O. D. P., acusado de TRIANGULAR dineros públicos para apoyar candidaturas políticas. . .”

Es simpático el uso que se hace del verbo triangular en el texto copiado más arriba. Lo de las simpatías que despierta el verbo utilizado del modo en que se hace aquí se debe al hecho de que atrae la atención por lo sugerente que es.

La otra parte de la historia es menos simpática, porque el verbo “triangular”, que es transitivo, solo tiene dos acepciones. Una es en arquitectura, la primera, y es “disponer las piezas de una armazón, de modo que formen triángulo”. La segunda es en arqueología, y reza así, “ligar por medio de triángulos ciertos puntos determinados de una comarca para levantar el plano de ella”.

La otra significación que consta en los diccionarios para triangular es en sus funciones de adjetivo. Estas funciones descartan que se le acepte en la oración que se analiza. Cuando actúa como adjetivo vale para destacar que lo que se menciona es “de forma de triángulo o semejante a él”.

Los elementos comunes a todos los triángulos son los tres lados y los tres ángulos. Lo más sobresaliente de todo es lo de los tres ángulos, porque eso es lo que significa su nombre. No vale la pena aquí que se revise el concepto prevaleciente sobre el ángulo, porque no viene al caso ni aporta nada.

Si se regresa para examinar la cita hay que descartar que el acusado se haya dedicado a doblar los billetes de banco para darles la forma de triángulos. Tampoco es probable que pueda demostrarse que los dineros públicos solo pasaron por tres manos.

Lo que ha movido al redactor a utilizar la figura del triángulo es muy probable que sea la existencia del “triángulo amoroso” que es la relación amorosa de marido, mujer y el amante de uno de ellos”. Una vez más, aquí hay tres partes y la existencia de tres partes en el texto comentado no es una conclusión a la que se llega por fuerza.

Otro argumento que impide que se acepte este triangular es lo limitado de la redacción de las acepciones que se le asignan.

CHOTEO 

“Una guaracha transformó el madrugón abyecto en vulgar CHOTEO.”

En nuestra América Morena la palabra choteo no reviste las características de vulgar. Es un vocablo que se usa con toda naturalidad en las conversaciones entre adolescentes. En el ambiente estudiantil es muy normal emplear el término para referirse a las burlas y bromas que se hacen a expensas de otros de los amigos.

Esta familia de palabras es prolífica en el español americano. Más abajo se pasará revista a algunos de los vocablos de uso. Se tratará de trazar la trayectoria de los términos y se examinarán los significados que poseen en algunos países de nuestra América.

En el Diccionario general de americanismos, Santamaría presenta el choteo como “broma, baya, burla, jugarreta”. Él sostenía que en las Antillas y en Méjico, era “hacer guasa o broma, poner en ridículo, no tratar en serio un asunto”. La palabra procede del español de España usada para “retozar”. En Centroamérica –año 1942- era “holgazanear, vagabundear, callejear, loquear”. Continúa el autor, “levantarse el ala del sombrero sobre la frente”, significaba en el norte de Argentina. En Colombia, de acuerdo con sus investigaciones, era “mimar, popar”.

A lo ya vaciado hay que añadir lo que Morínigo en el Diccionario del español de América agrega para el verbo. En México, “vulgarizar. Desacreditar una mercancía o una persona”. En Guatemala, “vigilar la policía secreta a una persona. Señalar la sociedad a un individuo por sus malos procedimientos”.

Con respecto a “chota” hay diferencias en cuanto a la significación. Según Morínigo era la “india joven que empieza a presumir de mujer”. En Puebla era el “cobarde”; mientras que en Cuba es “burlón”. Cuarenta y cinco años atrás en República Dominicana, la “chota” era la persona objeto de las burlas, el individuo a quien se le jugaban de preferencia las malas pasadas.

En tiempos más recientes, chota en Puerto Rico le llaman al policía, así está documentado en La guaracha del Macho Camacho, de L. R. Sánchez. En el Diccionario de hispanoamericanismos coordinado por Richard, se asevera que en México y Nicaragua tiene este mismo significado. En Panamá la chota es el auto policial.

De la misma familia son las palabras, “choteada, choteado, choteador, choteón y chotería”. Los valores semánticos de las voces anteriores se deducen de lo explicado más arriba.

AVISO 

“Bush defiende sus AVISOS de campaña.”

En la edición del 1970 del Diccionario de la Real Academia Española, todavía se asentaba que un aviso era una “noticia dada a alguno”; era “indicio, señal”. Valía para dar a entender “advertencia, consejo”. Era, “precaución, atención, cuidado”. Significaba además, “prudencia, discreción”.

Con posterioridad a esta edición se incluyó el significado que tiene en nuestra América, donde es “anuncio (soporte visual o auditivo en que se transmite un mensaje publicitario)”. Redactado de la forma en que figura aquí es la forma en que aparece en la edición de 2001 para la significación que tiene en América.

La redacción ha variado levemente en su acepción principal sin que ello le cambie nada a la esencia de lo que se entiende por el vocablo.

No es motivo de sorpresa que en las conversaciones así como en los escritos algunas personas digan o escriban que son “avisos publicitarios”.

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