HALO – KEBAB – *KEBOB – *KABOB

“Pero pese a la incertidumbre que aún reina, y al hecho de que la suerte de S. H. aún permanece envuelta en un HALO de misterio, el día de ayer fue una jornada de júbilo . . .”

Por el título se deduce con facilidad que el propósito de esta sección es adentrarse en el estudio del vocablo “halo”, y determinar si el uso que se hace de éste en la cita que figura al principio de este escrito es acertado.


La primera acepción que consta en el diccionario oficial de la lengua española asegura que halo es un meteoro luminoso. En su segunda acepción es un “círculo de luz difusa en torno de un cuerpo luminoso”. La tercera de las acepciones se equipara a aureola en tanto que resplandor, disco o círculo luminoso que suele ponerse detrás de las cabezas de las imágenes santas. La última significación que se le reconoce al vocablo es “brillo que da la fama o el prestigio”.

La principal razón por la cual se examina el empleo del término en esta sección es porque no se compadece con los significados que les son reconocidos en el diccionario ni por el uso inveterado.

Hay un elemento común en todas las significaciones vaciadas en el segundo párrafo. Ese rasgo es la calificación en la primera acepción de “luminoso”; luego en la segunda “luz”; en la tercera se define como “resplandor luminoso”; en la última es “brillo”. No hace falta mucha luz de la inteligencia para notar enseguida que el halo posee luz, luminosidad y brillo.

Hasta que se demuestre lo contrario, los misterios no están envueltos en luz, ni brillan ni son luminosos. Lo luminoso es descifrar un misterio. Lo que siempre se lee es que el misterio está envuelto en la oscuridad, en las sombras, pues ambas cosas tienen relación. Los velos se descorren para despejar el misterio. Las sombras son las que protegen los misterios.

La imaginación de quien escribe de la manera examinada en el texto de la cita sobrepasa el poder de creatividad de los poetas de imaginación excelsa. Aunque se caiga en lugares comunes, podría escribirse que: “. . .aún permanece envuelta en el misterio. . .” Puede ser también, “permanece en el misterio”; otra posibilidad es, “permanece rodeada de misterio”. La correcta imaginación es el único límite que existe para expresar la idea, piénsese en “sumida en el misterio”.

KEBAB – *KEBOB – *KABOB 

“. . .acompañado de KABOB de vegetales y rociado con pesto.”

Con respecto al asunto de las voces extranjeras adoptadas en la lengua española acontece siempre lo mismo. Esto significa que en la primera etapa se duda con respecto al modo de escribirla y después de muchas dudas y cambios se termina por adoptar una impuesta por el uso.

En español el vocablo “kebab”, según la Academia, procede del árabe kabab y lo define como “masa de carne picada que, ensartada en una varilla, se asa haciéndose girar ante una fuente de calor”.

Durante mucho tiempo los “kebabs” eran los trocitos de carne de cordero especiados y asados. La inclusión de la voz árabe (según la Academia) se realizó en la edición del diccionario de la Academia del 2001; nunca antes se la había incluido en el diccionario oficial.

Los angloamericanos, con esa capacidad de englobar que los caracteriza, asientan en sus respetados diccionarios la grafía kabob y entienden por esa palabra “trozos de carne (cordero o res) marinada y cocida con vegetales por lo general en un pincho.”

Si le molestan las voces extranjeras (inevitables, por cierto) se puede recurrir a llamar esta carne por varios nombres, “carne asada al pincho, carne en brocheta o broqueta, carne en sarta o carne ensartada”. Debe tenerse en cuenta que la definición del kebab del español no toma en cuenta los trocitos de vegetales que se intercalan con los de carne en algunos de los platos preparados en los restaurantes.

El Diccionario panhispánico de dudas zanja el asunto de la voz extranjera al definirla así: “plato típico de Turquía y otras zonas de Oriente Próximo, consistentes en carne asada en brocheta”. El plural, añade ese diccionario, es kebabs.

Si lo que se desea es mantenerse apegado al criterio de la autoridad de la lengua de Madrid, el nombre sería en buen español, “carne asada ensartada en varilla”.

FRUTILLA 

“. . .o el zabaglione de FRUTILLAS frescas.”

La voz italiana que figura en la cita no consta en los diccionarios de esa lengua que están a mi disposición, en cambio, sí aparece  sabaione que es una crema líquida con huevos y licor.

A una comunicación escrita, de un caro colega, debo la información siguiente: “el zabaglione o sabaglione es una bebida cremosa hecha con leche, yema de huevo, azúcar, polvo de varias nueces y licor fuerte y seco”, gracias Dr. Félix Forestieri.

El objeto de estudio de esta sección es el vocablo “frutilla”. Debo confesar que la primera vez que escuché el vocablo hace alrededor de diez años no sabía lo que era. Por suerte para mí, una persona nacida en Uruguay me explicó que así llaman en algunos países a lo que en otros se conoce con el nombre de “fresa”.

En el lexicón compuesto por la Academia en el 1992, para la fruta de este nombre asentó esa institución: “especie de fresón americano”. Así se le registraba desde mucho antes, por lo menos desde el año 1970. Ya en la edición correspondiente al año 2001 solo consta, “especie de fresón”. La constante en las definiciones que conoce la autoridad de la lengua es que es una especie de fresón. De aquí se colige que no es cualquier tipo de fresa, sino una grande.

El nombre es de uso constante en América meridional. Tanto Santamaría (1942) como Morínigo (1963) entienden que la fruta tuvo su origen en Chile. En buen español debería reservarse este nombre para las fresas de gran tamaño, es decir, fresones.

CONTRASTE CON – CONTRASTE *A 

“El lado trascendental de la ciudad brinda un fuerte contraste A esos momentos de consumo elitista. . .”

En los casos en los cuales se desea hacer aparecer una cosa como muy distinta de otra, con la que se compara o a cuyo lado está, la preposición que acompaña a “contraste” es “con”.

Por lo general, este tipo de comparación resalta las cualidades que se destacan. Con “contraste” se pueden formar algunas expresiones que se acompañan de “formar, estar en, hacer”.

Un desliz del género que se analiza aquí, donde la infracción se comete contra una simple preposición no es un asunto para rasgarse las vestiduras, pero no deja de confundir. No cambia el sentido del mensaje, pero lo empaña.

Los articulistas, analistas y otros escritores que escriben para el gran público de manera diaria, están en el deber de cuidar el estilo que emplean, porque sus ejemplos son seguidos por los lectores de modo automático. Aunque no trate de hacerlo, el periodista de los medios de comunicación destinados a las masas, influye en los hábitos de redacción de sus lectores.

Hay que alabar el cuidado que tienen algunas de las personas que escriben para los diarios pues se toman el tiempo de verificar los significados de los términos que emplean. Otros se limitan a utilizar los vocablos que conocen con toda certeza. De estos dos modos los “comunicadores sociales” no caen en el error.

CAMPAMENTO 

“El gobernador dijo que los nuevos CAMPAMENTOS de lectura intensiva van a SUMERGIR a los alumnos de bajo desempeño en instrucción de lectura el día entero.”

El objeto es analizar la palabra “campamento”, no sin antes criticar el “sumergir” que soltaron en esta oración. El texto del cual se extrajo esta cita pertenece a un artículo escrito en inglés, por lo tanto se está ante una traducción.

Este verano de vacaciones para los estudiantes trae consigo una gran cantidad de “campamentos” que tienen por objeto entretener a los más jóvenes hasta que se reanuden las clases regulares. El problema estriba en que hay una disparidad entre lo que en la lengua se acepta por “campamento” y lo que se trata de dar a entender con el vocablo en otros casos.

En el español común se conocen cuatro significaciones principales para el término campamento. Es la acción de acampar; es la instalación en terreno abierto de personas que van de camino o que se reúnen para un fin especial; por otra parte, es el lugar al aire libre dispuesto para albergar viajeros, turistas, personas en vacaciones; por último, es el lugar en despoblado donde se establecen temporalmente fuerzas del ejército.

Los rasgos comunes en tres, por lo menos, de las acepciones de campamento son “instalación en terreno abierto, lugar al aire libre, lugar despoblado”. Con respecto al campamento que se menciona en la cita, hay dos nociones que se asemejan con las del campamento del español, estas son: “que se reúnen para un fin especial” y que las personas en una de las acepciones son personas “en vacaciones”. Los estudiantes del texto están de vacaciones y se reúnen para un fin especial.

En inglés conocen más o menos los mismos campamentos que en español. La única diferencia entre las dos lenguas es que en inglés existe una acepción en la cual se define el camp como “un lugar, por lo general en el campo, para recreación o instrucción en el verano”. Nótese que al ofrecer la versión al español de la definición del inglés, se mantienen las palabras que más se parecen a la lengua inglesa aunque ello vaya en detrimento del uso español.

En el campamento del inglés hay varios elementos que no se encuentran en el español. Estos son, “instrucción” y “verano”. Junto a los dos anteriores hay que destacar que este campamento no se produce solo en el campo, sino “generalmente”, lo que no descarta la posibilidad de que tenga lugar también en otros ambientes.

En algunos países de nuestra América morena se organizan campamentos que cumplen con todas las características de la definición del español. Están en el campo, se organizan para fines recreativos, y tienen lugar durante el verano, es decir, en el período de las vacaciones. Ésos son los famosos campamentos de verano en los que alternan la instrucción y el recreo.

Ahora bien, para el caso que se menciona en la cita, la actividad a la que se alude es una “clase de verano”, pues se limita a la enseñanza de la lectura y se ofrece en locales en las ciudades, por lo general en los planteles escolares.

No sería motivo de gran sorpresa si en un futuro no muy lejano, la corporación madrileña de la lengua española incluye una acepción nueva para el vocablo “campamento” que legitime oficialmente el uso que se comenta en esta sección.

GOLPEAR

“. . .eran hasta no hace mucho activistas de oposición de sus países, que GOLPEABAN las puertas de las misiones diplomáticas. . .”

Así como cada persona le imprime un sello muy personal a las actividades que desempeña, porque le pone el distintivo de su personalidad a muchas de ellas; así también, algunos países usan ciertos vocablos de preferencia sobre otros para  designar algunas acciones.

En el caso que se analiza aquí, el verbo “golpear” se utiliza para “llamar” a la puerta. En otros países el verbo que se emplea para un caso como este es “tocar” a (en) la puerta.

El verbo golpear se reserva en la mayoría de los países de habla hispana para una acción más violenta que la que se produce sobre la puerta con los nudillos. En algunos países de nuestra América morena la acción de golpear es más brusca e intensa que la que se ejerce sobre la superficie de la puerta.

El golpe es el resultado del verbo golpear. Es interesante reproducir aquí la definición que para “golpe” trae el diccionario de María Moliner, “efecto producido al llegar una cosa a juntarse con otra con violencia”. Es necesario enseguida destacar el  modo como se califica la acción, con la palabra “violencia” que consta en esta definición. Más adelante, en el mismo diccionario se lee, “o producido por alguien haciendo llegar violentamente una cosa sobre otra”. De nuevo aquí el modo en que se ejecuta la acción, violentamente.

Si alguien desea convencerse de la veracidad de la aseveración contenida en el párrafo precedente acerca de la violencia de golpear, le basta con recurrir a los diccionarios de sinónimos, en los cuales va a encontrar entre otros, “asestar, batir, apalear, pegar, propinar”. Además de ésos hay cerca de  una veintena más de términos que le son sinónimos, todos con la connotación de la violencia.

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