ESTADAL – ADMINISTRACIÓN DEL DOLOR – ELEGIBLE – SU – *CANDIDATIZAR – CANDIDATEAR – *STAND BY

“El país entero, cada capital ESTADAL, cada ciudad importante, ha sido escenario de protestas proporcionalmente tan vastas…”

Muchos estudiosos del español han señalado la necesidad de que en la lengua haya una palabra que designe las cosas correspondientes a los estados que existen en el seno de una nación organizada según el modelo federal.

Conforme con lo que la lengua ha establecido, lo “estatal” es lo relativo o concerniente al Estado, y claro, éste entendido como el ente que representa la organización general de la nación o país.

Algunas personas han propuesto precisamente el término del título para designar al estado federado, asociado en la organización mayor. Otros habían sugerido * ”estadual”.

No se vislumbra ningún problema con que se acepte y consagre un término como el señalado. Ya hace mucho tiempo que se propuso el vocablo en estudio, pero aún no se consigue su aceptación en las altas instancias de la lengua oficial.

El vocablo analizado existe en la lengua con otras acepciones, entre éstas hay algunas que corresponden a medidas longitudinales, es por eso que el corrector automático en las modernas computadoras no señala el término como errado.

ADMINISTRACIÓN DEL DOLOR

“Es, además, la directora del Programa de Residencia en Neurología de la División de Dolor de Cabeza y ADMINISTRACIÓN DEL DOLOR, del Departamento de Neurología…”

El dolor de cabeza lo tendrá quien trate de desentrañar lo que significa esta “administración” aquí. Se puede convenir en que se le administren fármacos para el dolor, pero eso de administrarle el dolor mismo es otra historia.

Toda la confusión surge del hecho de que en inglés hay quizás un departamento que se llama “pain management”. El primer impulso de quien lo lee y tiene que llevarlo al español es echar mano de la primera palabra que le viene a la memoria y que está relacionada con la voz del inglés. Ese vocablo es “administración” como se comprueba con la lectura de la cita. Otras personas recurren a “manejo”, para no alejarse mucho de lo que se parece al inglés.

En realidad, lo que se hace en estos departamentos es que se “trata” el dolor, es decir, se aplican tratamientos para aliviarlo o para curarlo. En consecuencia, podría llamarse departamento para “tratamiento del dolor”. Un vocablo que podría aceptarse en este caso es utilizar el término “control” para el departamento que se ocupa de medicar los pacientes que sufren de dolores severos.

Se hace obvio el mal empleo de la palabra administración en este caso, si se piensa que para el verbo correspondiente a la acción, los sinónimos son, “gobernar, dirigir, ordenar, disponer”.

En el ámbito de la medicina, el verbo administrar es “aplicar, dar o hacer tomar un medicamento”. Hay que recordar en este momento que no se trata del dolor, sino de la medicina o medicamento de lo que se trata, por lo tanto no hay posibilidad de que se use en el contexto de la cita.

Como consecuencia de esas elipsis mayores que existen en todas las lenguas, en algunos hospitales a los departamentos que se ocupan del tratamiento de los dolores persistentes y agudos, se les designan como “departamentos del dolor”, sobreentendiéndose que son los especializados en el “alivio” de los dolores.

ELEGIBLE 

“J. L. M. será de este modo ELEGIBLE para la pena de muerte.”

No cabe duda que hay ciertos tipos de elecciones en las que nadie quiere participar. Sin duda el vocablo “elegible” existe en español. Lo que se trata de demostrar aquí es que no es la mejor selección en un caso como el que se copió al principio de esta sección.

Cuando a una persona se le puede condenar a la pena de muerte, porque así lo establece  la ley, lo que se dice y escribe es que es “pasible” de la pena de muerte. Como este término no es de uso  diario, vale la pena que se recuerde que significa “que puede o es capaz de padecer”. Hay quienes se atreven a emplear en casos parecidos al texto la palabra “susceptible” para expresar la misma idea, pero esta práctica debe evitarse porque no refleja un buen uso del vocablo susceptible.

Sin variar el contenido de la cita, se pudo redactar de modo diferente para expresar lo mismo, como por ejemplo, “. . .podrá de este modo castigársele con la pena de muerte.” Todo el lío nace porque en inglés leyeron elegible, que se escribe igual que en español pero se pronuncia de manera diferente.

Para despejar las dudas se traen las definiciones que la Academia asienta para el vocablo “elegible”, “que puede elegir, o tiene capacidad legal para ser elegido”. El verbo elegir, a su vez es “escoger, preferir a alguien o algo para un fin”. La segunda acepción es “nombrar por elección para un cargo o dignidad”. ¡Vaya!, hay cosas que vistas de lejos se parecen, pero que una vez examinadas de cerca. . . las diferencias saltan a la vista.

Hay que evitar las soluciones perezosas, es decir, las que no requieren de mucho esfuerzo, porque casi siempre traen veneno dentro.

SU 

“. . .a algunos estudiantes de la universidad se les selecciona o rechaza A BASE DEL color de SU piel.”

En español auténtico, veraz, ese que tiene sabor a lo nuestro, nunca se refiere la persona a las partes de “su” cuerpo utilizando los posesivos. Para dar a entender que siente dolor de cabeza dirá naturalmente, “me duele la cabeza”. No siente la necesidad de hacerlo acudiendo a “mi” para que se entienda que es la suya la que le duele y no una ajena.

De manera semejante, cuando una persona le da la noticia a otra de que se golpeó en el ojo, no se ve precisado a hacerlo con el posesivo, dice “me golpeé en el ojo”, sin que se vacile en cuanto al ojo de quien se trata.

Los problemas surgen del hecho que en inglés sí se usan los posesivos en los casos antes enunciados. Hay que abandonar la práctica viciosa de llevar al español esta referencia con posesivos para las partes del cuerpo, pues se sobreentiende que se trata de las propias cuando el sujeto se expresa empleando un verbo que cierra toda posibilidad para interpretaciones equívocas.

Antes de terminar, “. . .se les selecciona o rechaza tomando en cuenta el color de la piel”. Con esta solución se evitaron las dos “cojeras”.

*CANDIDATIZAR – CANDIDATEAR 

“. . .asegura que se va a CANDIDATIZAR. . .”

Este verbo proviene de España. Lo gracioso del asunto es que todavía la Respetable madrileña de la lengua no le ha concedido su sanción aprobatoria.

En lugar de bendecir a “candidatizar”, le dio su beneplácito a “candidatear” en el Diccionario mayor de la lengua, en su edición correspondiente al año 2001. La definición que ofrece ese colegio es “proponer un candidato”. Reconoce la máxima institución de la lengua española que en Chile y Argentina usan para estos fines el verbo postular.

Debajo de la sección consagrada al verbo candidatear, la autoridad asienta la acepción para el verbo según se usa en Chile, es decir, “trabajar activamente a favor de un determinado candidato”. Reconoce la corporación mencionada antes que también se usa el verbo en funciones pronominales. Como verbo intransitivo, en Argentina y Perú es, “presentarse como candidato”.

*STAND BY

“El nuevo gobierno ecuatoriano está decidido a suscribir un acuerdo STAND BY con el Fondo Monetario Internacional…”

El vocablo “stand” ya figura en el DRAE, desde la edición de 2001. Con anterioridad a esta fecha no era oficial su integración al catálogo general de palabras comunes al léxico español.

La definición oficial para el término mencionado en el párrafo anterior es “instalación dentro de un mercado o feria, para la exposición y venta de productos”.

La palabra admitida por la Academia no tiene relación alguna con la expresión del título. Ésta se conoce en español a través de dos usos que son los más socorridos. El primero que se introdujo en el habla de los hispanos es cuando se califica la situación en la que se mantiene un pasajero que no tiene una reservación confirmada, pero que se anota en una lista de espera en un orden establecido para ocupar las vacantes que se produzcan.

Para la acepción anterior algunos estudiosos han promovido la traducción “dispuesto” que se refiere a la condición del viajero.

Con respecto al uso que se hace en materia económica, tiene una acepción especial y guarda relación con préstamos. Para estos casos los conocedores de esta rama del saber proponen que se traduzca por “créditos de apoyo”. Si se refiere a sumas de dinero o créditos que están en la situación stand by se entiende en estos casos que son “de disposición inmediata”.

La significación económica de la expresión es menos conocida, por lo tanto, para las personas que no son especialistas en economía vale la pena ofrecer mejor opción que la simple expresión del inglés, para no dejar a esos lectores colgados en el vacío.

Siempre hay que tener este tipo de consideración pendiente antes de lanzarle al lector una voz extraña  a la lengua común. Este tipo de reflexión es más válida aún si se toma en cuenta que su significado pertenece a una ciencia específica.

ECUATORIANA – *ECUATOREÑA

“Una ECUATOREÑA atiende su venta de verduras en un mercado en Quito en medio de la preocupación…”

Hay nacionales de muchos países que se ofenden cuando las personas los llaman por gentilicios que no les corresponden. Algunos países de nuestra América Morena se prestan a equívocos con mayor frecuencia que otros. Nunca antes de esta ocasión había encontrado algo parecido a lo copiado en la cita al comienzo de esta sección.

El gentilicio aprobado y conocido para los nacionales de Ecuador es “ecuatoriano-a”. Hay que admitir que en materia de gentilicios no hay una regla uniforme que gobierne la creación de los mismos en la lengua española, pero no es asunto tan complicado como para que no pueda memorizarse.

Los mayores inconvenientes en este asunto lo ofrecen los países de África que han cambiado de nombre, o los de federaciones que se han separado. Piénsese por ejemplo en los países de la antigua Unión Soviética, que han adoptado nombres diferentes a los que tenían antes de acceder a la independencia, autonomía o separación.

Uno de los mayores inconvenientes en este punto es la adaptación al español de los nombres de países que eran totalmente desconocidos con anterioridad, o que han revivido nombres que habían caído en el olvido.

Ojalá los párrafos anteriores sirvan de alerta para no caer en excesos copiando gentilicios sobre los modelos del inglés, sin pasarlos por el tamiz del español.

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