*DESECRARACIÓN – BIGOTE – BAJAR LA LÍNEA

“. . .tras el escándalo por la DESECRACIÓN de tumbas para remover restos humanos. . .”

Esta “desecración” es una franca violación a la integridad de la lengua española.

El verbo “desecrar” no existe en español. No tiene razón de ser. No hace falta en la lengua común. Esta es una burda infracción al idioma.

Error de este tipo solo puede producirse cuando la persona que escribe en español traduce en su cabeza del inglés al español al tiempo que escribe. O sucede también cuando adapta al español sonidos o voces escuchadas en inglés.

Para analizar el error hay que incursionar en la lengua inglesa. En esa lengua existe la voz “desecrate”, que es un verbo transitivo, que equivale en español a “profanar”. Es violar la santidad de algo. Es tratar irrespetuosamente, irreverentemente.

Profanar, en la parte que interesa para esta sección, es tratar algo sin el debido respeto, deshonrar, hacer uso indigno de cosas respetables.

BIGOTE

En República Dominicana hace años se usaba el vocablo del título para designar algo que era (o es) de uso exclusivo de los dominicanos.

Se oía decir a los hablantes del español dominicano, “déjame el bigote”. Con esa frase no se referían al vello que crece en el labio superior.

Con la frase del párrafo anterior se referían a la sobra o al resto de algún tipo de comida, sobre todo de líquido. Bebían de un vaso y le dejaban el “bigote” a alguien para que esa otra persona se deleitara con el sabor. Ha de entenderse que la parte no consumida y dejada para deleite de la otra persona se hacía (o se hace) de manera intencional.

El origen de la frase se presume que proviene de que se llamaba “bigote” también a la señal de líquido que le quedaba sobre el labio superior a la persona que tomaba de un recipiente cualquiera.

En algunas ocasiones se detectó el uso de la palabra “bigote” para mencionar la señal de líquido que persistía en la boca del vaso o recipiente del cual se bebía.

BAJAR LA LÍNEA

“Hasta ahora son éstas las que monopoliza (sic) la reflexión para luego BAJAR LA LÍNEA, que se recibirá sin chistar.”

Hace ya tiempo que se escucha esta combinación del título. No solo en República Dominicana, sino también en otros países, entre los que se puede mencionar Venezuela.

Se recuerda que se la escuchó desde el siglo pasado, en los años 70. Se utilizó y aún se emplea en lenguaje político, sobre todo para las actividades en el seno de un partido.

En el ejemplo de la cita, así como en todos los casos en que se ha encontrado usada la expresión estudiada, se refiere “a impartir una orientación, dirección o tendencia de conducta o comportamiento en el interior de una organización”.

Como se señaló antes, se usa sobre todo dentro de los partidos políticos para señalar pautas frente a situaciones coyunturales. Son posiciones que se adoptan y que deben ser seguidas por los estratos inferiores de la organización.

El verbo bajar está empleado aquí para destacar que las directrices se deciden en los organismos de dirección de la organización, arriba, y que se envía a los estratos inferiores, abajo, para su implementación. A pesar de lo mucho que se ha usado la combinación comentada, no se ha logrado encontrarla en los diccionarios de uso del español.

NEGOCIAR

“En otros casos, los cargos de DUI se han NEGOCIADO A infracciones de menor nivel. . .”

Esto es una joya de ejemplo de maltrato a la lengua común. Es un irrespeto a las buenas costumbres del idioma. En esta sección se tratará sobre todo lo relativo al verbo “negociar”, pero se hace constar que la preposición “a” también constituye una violación a las normas. Por último, las infracciones no se califican por su “nivel”, sino por su grado, o se las califica de graves o leves, y eso depende del contexto.

El verbo negociar figura en el DRAE con cinco acepciones y para los fines de este análisis solo se mencionará la cuarta acepción, porque es la que podría aplicarse en este caso.

Esa cuarta acepción del verbo del título reza: “Tratar asuntos públicos o privados procurando su mejor logro.” Enseguida que se lee la definición de la acción del verbo se repara en el último vocablo “logro” porque es el vocablo que define la acción. Es el que le otorga sentido al definir el fin de la acción misma. El término logro permitirá demostrar que el verbo ha sido mal empleado en el ejemplo de la cita.

En el repertorio de la lengua española la definición de logro además del consabido “acción y efecto de lograr”, trae otras dos acepciones que se copiarán a seguidas para no dejar dudas con respecto a lo que se sostiene en esta sección.

La segunda acepción es: “ganancia, lucro”. La tercera y última es “ganancia o lucro excesivo”. El lucro en sí mismo es “ganancia o provecho que se saca de algo”.

Cuando el verbo negociar se utiliza en el sentido de la cuarta acepción copiada más arriba, se le hace acompañar por “con” o “en” para introducir un complemento.

Los cargos no se “negocian”. Se negocia con mercancías, con valores bancarios o de bolsa.

Para dar por terminado este asunto, lo que convenía aquí era colocar otro verbo que expresara el resultado final, de ese modo terminaría la redacción del modo siguiente: “En otros casos, los cargos se han reducido a infracciones de menor grado. . .”

Después de leerse lo que se afirma más arriba, hay que convenir en que el uso del verbo negociar ha conseguido que este equivalga a “tratar un asunto entre personas para solucionarlo”. Así mismo, el verbo negociar se utiliza para la resolución de asuntos internacionales. No causa extrañeza, aunque resulte antipático, que de ese uso se lleve a otros campos, como en el caso de la cita trascrita al principio de esta sección.

CALETA

“. . .niega haberse apoderado de las CALETAS del El Mexicano, que fue célebre por los entierros. . .”

En muchas ocasiones los lectores se quedan sin entender lo que algunos redactores escriben. Esto sucede a menudo cuando hay descuido de parte del redactor. Ese descuido se manifiesta en el uso de algunas voces que poseen una significación particular en un país determinado del cual es oriundo el redactor. Esto sucede con frecuencia porque el redactor no cuantifica el alcance del significado particular del vocablo, en la creencia de que es de conocimiento general. Como consecuencia de lo anterior, lo emplea de manera natural.

Por lo antes expuesto es por lo que se insiste en que quien redacta para otros -que casi siempre es el caso- lo haga pensando en quien va a leer el mensaje. Es decir, que piense cómo escribe, y que lo lea después de la redacción para cerciorarse de que no hay lugar a equívocos.

El caso de la palabra del título es un buen ejemplo del uso de una voz que posee diferentes significados en varios países, como se demostrará más adelante.

Algunos de los significados de la palabra “caleta” se han integrado al vocabulario general de los hablantes del español. De este modo aparecen ya en los diccionarios de la Academia las acepciones que se presentaron antes como americanismos. Ejemplo de ello es el “barco que va tocando, fuera de los puertos mayores, en las calas”.

En Venezuela la “caleta” es el gremio de porteadores de mercancías, especialmente en los puertos de mar. Antes de que la Academia lo integrara al catálogo general de palabras de la lengua, ya en el año 1942 Francisco J. Santamaría lo mencionaba en su “Diccionario general de americanismos” con este valor. Considerado americanismo también fue el barco que hace cabotaje que se mencionó en el párrafo anterior y que también lo refirió Santamaría en su obra.

En su “Diccionario del español de América”, Marcos A. Morínigo, edición del 1963, menciona aún como propio de Colombia y Ecuador la acepción del barco que toca en las caletas o calas. Este autor recoge también el valor que tiene la voz “caleta” en Puerto Rico.

En Puerto Rico, según Morínigo y Santamaría, la caleta equivale a una “calle corta que va hacia el mar”.

En Colombia, patria del redactor de la cita, la caleta es un “escondite, lugar donde se esconden objetos robados o de contrabando”. Esta definición se localizó en el “Diccionario de hispanoamericanismos” coordinado por Renaud Richard, publicado en el 1997. Después de ofrecer la definición, esa obra trae un ejemplo del empleo de la voz tomado del periódico El Tiempo de Bogotá, de la autoría de J. R. Navia “Viaje al lado oscuro de Bogotá”.

No hay lugar a dudas. La última acepción, la colombiana, es la que cabe en el texto que se citó en cabeza de esta sección.

Hay más. Esta palabra, caleta, también se usa en Cuba para acompañar al vocablo uva y mencionar de ese modo a una planta, un uvero, la “uva caleta”, que es un árbol frecuente en las playas y caletas del Caribe, es la planta que los dominicanos conocen con el nombre de “uva de playa” o “uva playa”. En la Florida se cultiva esa planta y se la conoce con el nombre de “sea grape”. Los franceses la llaman “raisin bord de mer”.

La historia del vocablo caleta no termina aún. En Costa Rica, en la Zona Atlántica, se designa con ese término al “orificio en la base del tronco de un árbol, causado por pudrición o por el crecimiento de las raíces al descubierto”. Esta información se toma del “Nuevo diccionario de costarriqueñismos” de Miguel A. Quesada Pacheco, edición del 1998.

OBSERVANCIA

“El gobierno estadounidense anunció ayer que aumentará la OBSERVANCIA de las leyes mercantiles…”

En algunas ocasiones los errores en los que se incurre cuando se traduce de prisa son inducidos por los textos de partida.

No siempre la redacción en la lengua de origen de la noticia -inglés en este caso- es clara. A veces hay errores en el empleo de los términos en inglés, fallan al no utilizar el vocablo exacto para expresar la idea. Es posible que eso haya sucedido en este caso.

Ahora bien, ¿que es la “observancia” en la lengua española? Es, conforme con el diccionario mayor de la lengua, el “cumplimiento exacto y puntual de lo que se manda ejecutar, como una ley, un estatuto o una regla”.

De la definición copiada al final del último párrafo se entiende que es el cumplimiento exacto y puntual, por lo tanto, no hay modo de que lo aumente el gobierno.

Lo que el gobierno puede hacer es aumentar la vigilancia, las revisiones periódicas a las instituciones que tienen que cumplir con lo que manda la ley. Velar por el estricto cumplimiento de lo prescrito por las leyes.

La confusión puede provenir porque se usó el término equivocado en español. Lo que se puede aumentar es la “observación” sobre las organizaciones mercantiles, porque observar quiere decir, “examinar atentamente”. Al observar atentamente se vigilará para que los reglamentos no se violen.

0 comentarios

Dejar un comentario

¿Quieres unirte a la conversación?
Siéntete libre de contribuir

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *