Surrapa, tópico

SURRAPA

La voz surrapa es dominicana de pura cepa. Solo se conoce en República Dominicana. Aparece consignada en el Diccionario de americanismos (2010:1987) en tanto sustantivo femenino para, “Resto de comida que queda adherido al fondo de las ollas”. Con esta definición se convierte en una palabra que engloba al famoso concón dominicano, esto es, el concón es una surrapa de arroz.

En realidad quien estas notas escribe había oído y utilizado la surrapa dominicana para el sedimento que queda en los líquidos una vez que estos reposan. Usado de este modo sale familiarizada con la zurrapa española.

Ahora bien, no se ha traído este vocablo a estos comentarios solo para indicar la similitud anterior y la relación que aquí se establece con el concón. La surrapa se ha refinado y ha adquirido significaciones en sentido figurado, más allá de lo literal.

Se ha oído el empleo de surrapa en sentido metafórico para designar con ella algo que no se menciona de modo directo. Para aludir a algo que no es obvio en un asunto. Así dirá un hablante de español dominicano, “Ese mensaje que te envió el ministro tiene su surrapa”. Es decir, que hay que encontrarle al sentido, algo que no está expresado.

Si mal no se recuerda, también se oyó en alguna ocasión que surrapa se aplicaba al benjamín o “nidal” de una familia. Con este tipo de uso puede presumirse que se usa en tanto sinónimo de “último vástago”, sin que ello implique ánimo alguno de desprecio.

Los cambios en el habla preceden generalmente los que se producen en el español escrito. Así mismo, ha de tenerse en cuenta que la lengua no permanece intacta, recibe modificaciones constantes. Nuevas palabras y giros  se incorporan, mientras otros desparecen. Algo que resulta difícil medir es la vigencia de vocablos y locuciones del habla, como resultado de la índole de esta. Lo que se ha mencionado más arriba debe retenerse como una observación educada.

 

TÓPICO

“Los TÓPICOS de relieve e interés públicos se tratan. . .”

De vez en cuando el vocablo tópico utilizado del modo en que se hace en la cita aparece en los escritos de periodistas, y con mayor frecuencia aún, en las intervenciones orales de estos profesionales. En esta frase reproducida, la palabra mencionada se usa en tanto sinónima de “asunto, tema, cuestión, sujeto, materia”. Esas equivalencias son falsas en español.

Más adelante se explicarán los significados aceptados en el español culto para tópico. Se aprovechará la ocasión para repasar en algunas lenguas extranjeras voces muy parecidas  a la del español, con sus respectivos significados. De paso, se mencionarán los orígenes del término del título.

Este tópico es lo que se llama falso cognado en español en los casos en que se usa de la manera que se critica en esta sección. Recibe este nombre porque el origen del vocablo es el mismo en varias lenguas; a pesar de eso esas lenguas no comparten las mismas significaciones.

Ya en 1964 D. Ricardo Alfaro en su Diccionario de anglicismos (1964:440) criticaba en términos muy severos el uso que de tópico se hace en la cita; “anglicismo garrafal”, lo llamaba. Por la fecha de edición de ese diccionario puede deducirse que el desliz es de larga data.

En  la obra Spanish False Cognates (1995:253) se menciona que M. Morínigo y la Editorial Larousse en sus diccionarios entienden que en América tópico se emplea para “asunto, tema, materia”. El Gran diccionario Larousse de la Lengua Española (2007:1726) lo asienta, “tema de conversación”. El Diccionario de uso del español (2007:2901) consigna para tópico que en Hispanoamérica es, “Tema de conversación en general” y remite a asunto.

Ya se ha enumerado una de las acepciones que tópico no lleva en español. Hay que pasar a listar las significaciones que son de aceptación internacional para la palabra. Eso ayudará a entender mejor el asunto.

Tópico es la expresión trivial, muy empleada; es el lugar común, relacionado con el cliché. Alude a un lugar determinado. Es el medicamento de uso externo, vale decir, sobre la piel, en el lugar de la afección; no para ingerir ni para inyectar. A seguidas vienen algunas de las acepciones que pueden confundir.

En lingüística tópico es un elemento de un enunciado en un escrito aislado entre comas, en el habla es aislado entre pausas. Sirve para introducir uno de los elementos de una relación predicativa; o bien, contribuye a situar la circunstancia o la perspectiva que viene a propósito para la enunciación.

De nuevo, en la ciencia del lenguaje, es una parte del enunciado, tema, que presenta cierta información como conocida. Se opone por su contenido a la información nueva del enunciado.

La última acepción es la relativa a la retórica en la que es el lugar común de que en la retórica antigua se sirvieron los escritores con frecuencia y, que se convirtió en fórmula o cliché admitidos en esquemas formales o conceptuales.

Las anteriores son las acepciones que la Real Academia recomienda que se respeten cuando se utiliza el vocablo tópico. Más abajo se producirán algunas notas con respecto a lo que el uso ha difundido especialmente en Hispanoamérica.

En Argentina admiten el empleo de tópico para el “Tema o idea, en especial cuando es común o convencional, que carece de originalidad”. Es el “Tema, idea o recurso que se repite en distintas obras literarias o retóricas”. Estos conceptos se toman del Diccionario integral del español de Argentina 2008:1763).

Los mexicanos expresan esta idea de un modo parecido que viene a confirmar cual es la tendencia con respecto a la voz estudiada. El Diccionario del español usual en México (2002:876) lo registra como “Tema de discusión que suele aparecer en ciertas circunstancias o que se repite normalmente”.

El reconocimiento final de las tendencias americanas aparece resumido en el Diccionario de americanismos (2010:2073). Tópico “tema que se trata en una conversación, en una conferencia o en un trabajo de investigación”.

Después de este repaso acerca de “retórica”, cabe que el hablante interesado en la lengua común se pregunte hacia dónde se encamina ese vocablo en el seno de la lengua corriente.

Piénsese por ejemplo en los millones de hablantes que se sirven de esta palabra del modo mencionado en el Diccionario de americanismos, aunque este no sea el de aceptación de las autoridades rectoras de la lengua internacional.

El Diccionario de americanismos anota que con la acepción mentada más arriba se utiliza en Estados Unidos, México, Nicaragua, Cuba, República Dominicana, Perú, Bolivia y, poco usado en Ecuador y Uruguay.

Antes de cerrar esta sección se considera oportuno citar algunas particularidades de topic en inglés. En esa lengua esa voz “no tiene el sentido de la voz española “tópico”, es decir, “lugar común”. Ese dato se tomó del Diccionario de dificultades del inglés (1976:464). Este dato se cotejó con la undécima edición del Merriam-Webster College Dicitionary.

En francés la voz topique no lleva el reconocimiento del inglés topic para el tema de conversación. En esto se asemeja a lo que las autoridades del español peninsular propugnan.

En el portugués brasileño, aparte de todos los significados que tiene la voz en otras lenguas; en particular se usa para los comentarios cortos en un periódico, que son parte normalmente de los asuntos del día. Con este significado se relaciona con un “suelto” que en español es una información breve, menos extensa que un artículo que requiere de una titulación apropiada. Esta información del portugués brasileño se extrajo del Novo diciónario Aurélio da língua Portuguesa (1986:1689).

Este es el lugar para tratar de esclarecer algunas nociones por medio de la etimología. No hay que sorprenderse si algunos de los significados de este tópico tienen relación con “lugar”, pues el griego topos indica “relativo a un lugar” o “instalado en un lugar”. Los significados con respecto a los lugares comunes de la retórica y la literatura tienen relación con una obra de Aristóteles traducida por Cicerón. En el siglo XX el término adquirió el sentido de “lugares de sentido psíquicos” en el psicoanálisis de Freud (1940).

Para concluir, ha de respetarse lo que las autoridades prescriben, sin olvidar lo que el uso en Hispanoamérica ha establecido a través del tiempo.

© 2017, Roberto E. Guzmán.

 

Fui/fuiche/fulinllán, rankear, malandrinada

FUI – FUICHE – FULINLLÁN

Muchos de los lectores dominicanos pueden identificar algunas o todas las palabras que constan en este título. Todas ellas se refieren a una parte del cuerpo. Una de esas que se suponía en tiempos idos ya que no se exponía a miradas ni a la luz del sol.

Esa parte del trasero de las personas recibe nombres diferentes en muchos de los países hispanohablantes. Esos nombres forman parte del español vernáculo. No sabe uno si llamar estas voces con el nombre de eufemismos, porque si bien es cierto que encubren el verdadero nombre, no es menos cierto también que no deben usarse en público.

Todas estas palabras tratan de encubrir el verdadero nombre de las posaderas, asentaderas, trasero y otras denominaciones que son tolerables en presencia de oídos castos.

Todos los vocablos del epígrafe se refieren al culo, al ano, a las nalgas. No se tiene idea alguna porqué todas comienzan son la letra efe /f/. El nombre fui fue muy usado en el pasado dominicano. Probablemente fue así por ser un monosílabo. Es posible que la primera letra de esos vocablos provenga de fundillo que es otro nombre para lo mismo.

Fuiche es una grosería en sí. Se la usa como exclamación para expresar sorpresa, insatisfacción o contrariedad, asco. Muchas personas que utilizan esta voz por lo eufónica que es, desconocen que en realidad se refiere a esa parte oscura del cuerpo.

Con respecto a fulinllán. Este vocablo es más largo. Tal parece que ha sido elaborado para imprimirle mayor carácter a lo que se refiere; esto así porque el fui es un monosílabo y el fuiche es disílabo. Las tres sílabas de la última palabra realzan la naturaleza de esa parte posterior de la anatomía humana.

Algo que sorprende al hablante de español dominicano es llegar a la península (España) y oír que allí llaman “culo” al fondo (parte inferior) de los vasos, botellas y otros objetos. Asimismo usan esa palabra para mencionar el resto que queda en el fondo de esos recipientes.

Se piensa que en realidad las voces que se colocaron a modo de título en esta sección no constituyen eufemismos porque se convirtieron también en palabras de mal gusto, malsonantes y, ya no evitan el tabú social, no son corteses.

RANKEAR

“. . .que desde hace más de 20 años RANKEA. . .”

Algunas palabras extranjeras entran en moda en el español común. La mayoría de esas voces proceden del inglés por razones obvias, como son la importancia del inglés en tanto lengua internacional para hacer negocios y la hegemonía económica o financiera de los países que tienen esta lengua como predominante.

La razones que hacen que esos vocablos extranjeros cobren vigencia en el español escrito y en el hablado obedece a la influencia del periodismo internacional. En parte esto es fruto de la haraganería de los traductores que prefieren dejar crudas las voces extranjeras.

En otros casos lo que hacen los periodistas, columnistas y analistas de noticias es que adaptan al español esas palabras de otros idiomas añadiéndoles terminaciones del español o creando verbos o sustantivos con base en la palabra extraña, pero con semejanza en las terminaciones a la lengua corriente.

Lo que se adivina en el título, por la terminación,  es que se trata de un verbo. Sin lugar a dudas está formado sobre el verbo to rank del inglés. Ese verbo tiene muy buenas traducciones en la lengua general.

La aventura de esta creación parece que está alentada por la aceptación en cursiva que hizo el Diccionario de la lengua española de la Asociación de Academias (2014) de una voz del inglés de la misma familia de esta comentada.

La voz a la que se alude en el párrafo inmediatamente anterior a este es ranking que está definido en tanto sustantivo masculino en el lexicón mayor de la lengua, “Clasificación de mayor a menor, útil para establecer criterios de valoración”; o “clasificación por orden de importancia o preferencia”. Obsérvese que la ortografía del verbo no lleva tilde alguna de acuerdo con la manera de presentarlo que usa la Real Academia.

Este ranking pudo muy bien quedarse con la forma española de “lista o tabla de clasificación”. Ya el Diccionario panhispánico de dudas (2005) había propuesto ranquin para la representación en español de la voz del inglés. En el futuro se verá cuál de las formas prefiere el hablante y el escribiente común del español.

En el español escrito ha podido encontrarse que algunas personas prefieren escribir el verbo de la manera siguiente, ranquear, siguiendo el ejemplo propuesto por el Panhispánico de 2005, que reprodujo los sonidos del inglés con la grafía del español qu, en lugar de la letra /k/ (ca, ka) del inglés.

Existe la posibilidad de que en un futuro no muy lejano las organizaciones dirimentes de las dificultades de la lengua tengan que intervenir para zanjar específicamente el asunto acerca del verbo que se ha traído a manera de título. Es probable que en este caso, como en otros anteriores esas autoridades adopten lo que el uso habrá impuesto.

Si quien escribe prefiere mantenerse apegado a los genes de la lengua española, puede hacerlo utilizando algunos de los verbos o soluciones que se suministrarán. Para el verbo to rank, puede elegirse “ordenar o determinar el rango, grado o posición”, que es lo que retiene el Butterworths English Spanish Legal Dictionary (1991). Puede referirse este ordenamiento en algunos casos al grado o posición tomándose en cuenta la prioridad que se desea establecer. Pueden emplearse los verbos transitivos “clasificar, jerarquizar”; “alinear, colocar, situar”; graduar”. Y los intransitivos “figurar, ocupar, encontrarse, considerarse” y varios giros o locuciones, como por ejemplo, “clasificar por grados” y otros que no se mencionan.

Antes de cerrar esta sección hay que dejar claro que para el verbo del inglés en español solo se está considerando un aspecto de aquel, pues posee en aquella lengua otras significaciones.

MALANDRINADA

“. . .puntos de vista y manera de ver las MALANDRINADAS de los educados y escasamente…”

Algunas voces son de muy escasa circulación en el español de todos los días. Los hablantes crean sustantivos, verbos o adjetivos tomando unos u otros, a su vez, como base para sus invenciones. La palabra del título es una creación que probablemente deriva de malandro, malandra o de malandrín.

Podría asegurarse que con este vocablo estudiado en esta sección se menciona la acción propia o característica de uno u otro, el malandro, malandra o el malandrín. En esta sección se examinarán las tres voces recién mencionadas, partiendo de sus orígenes para analizar la oportunidad (conveniencia) de la *malandrinada que utilizó el articulista.

Según el Breve diccionario de la lengua castellana (1967:375) la palabra malandrín entró al castellano en el año 1605 con el significado de “bribón”. El  origen de la palabra es del italiano malandrino en tanto “salteador” que existió en esa lengua desde el año 1280. Como buen catalán J. Corominas no dejó de mencionar que en lengua catalana existe el vocablo malandri “bellaco, rufián”, desde mediados del siglo XIV.

El vocabolario etimologico della lingua italiana (1991:796) al tratar el origen de la voz malandrino se refiere a malandra con el significado de meretriz. Se extiende en consideraciones acerca de la formación de la palabra remontándose a mal, del latín malus y landrino del provenzal o eslandrino como vagabundo, mendicante.

  1. Ángel Rosenblat en Buenas y malas palabras (1977 IV: 158) entiende que la voz malandro entró al español a través del lunfardo. En el 2004, Oscar Conde en su obra Diccionario etimológico del lunfardo (2004:209), anota que malandrino, na y malandra se producen del cruce con el italiano malandrino, salteador. En Argentina la literatura sobre el uso de “malandra” es abundante, aunque el Diccionario del habla de los argentinos (2008:422) sostiene que es adjetivo poco usado del registro coloquial, “Se dice de la persona amoral, en la que no se puede confiar”. Se utiliza también como sustantivo. El Diccionario del español de Argentina (2000:377) asegura que malandra es una voz despectiva para “Persona que estafa o comete actos deshonestos e ilegales” y, ofrece el vocablo malandrín como equivalente en ese mismo país. Esas acepciones son recogidas tal cual por el Diccionario integral del español de la Argentina (2008:1102).

Los vocablos citados de uso en Argentina han producido descendencia, pues allí se conoce el “malandrinaje”, que es la voz que designa al “Conjunto de malandrines”. Ese dato se tomó de la obra Léxico argentino-español-francés (1992:147). Ese libro da a entender que malandra puede ser masculino, “un malandra” y, asienta una cita con ese empleo.

El malandro venezolano es más productivo y parece que ofrece pie para la creación objeto de este estudio. En ese país el malandrito, -a, en el nivel coloquial es el diminutivo en el habla para designar la “Persona joven que hace travesuras y que se viste de manera extravagante”. Funciona además como sustantivo. Conocen allí del malandro -a con las mismas funciones gramaticales para referirse a la “Persona joven de apariencia desagradable, que no trabaja ni estudia, con una conducta repudiada socialmente y que participa en hurtos y en otras acciones vandálicas y delictivas”. Así aparece en el Diccionario del habla actual de Venezuela (1994:313). Usan la expresión “hablar malandreado” que equivale a hablar como un malandro.

Malandro es, “En Venezuela, individuo fuera de la ley. Familiarmente se dice también a quien se viste, habla o actúa en forma parecida a los malandros”. Extraído del Diccionario de términos iberolatinoamericanos (1996:134).

Tan pronto se comprueba que existe ese modo de hablar, con el empleo de esas voces, eso ofrece la base para que se formen más voces por el mismo estilo, de donde esa “malandrinada” en Venezuela puede ser interpretada correctamente. Puede ser entendida también por todas aquellas personas que conocen del significado internacional de malandrín que para la acción del malandrín se consideraría un americanismo.

Antes de cerrar lo relativo a estas voces hay que declarar que no se desaprueba el uso de la voz del título por considerarse que está formada de acuerdo con los usos de la lengua española. Además, es una voz oportuna que resulta simpática para definir algunas travesuras de personas que merecen el título de malandros o malandrines, es decir, bandidos, basuras, perversos.

© 2017, Roberto E. Guzmán.

 

Meneo/menéutica, syèg/twèt, demás/de más, quasi/cuasi/casi

MENEO – MENÉUTICA

De las dos palabras del título, la primera se conoce en el ámbito internacional con algunas significaciones de tipo general. Sin embargo, en República Dominicana esa voz sirve para transmitir una idea diferente. Aquí se examinarán los significados tradicionales y los específicos del habla dominicana y el uso en otro país americano.

Con respecto de la segunda voz se expondrá su significado, el motivo de su introducción en el habla y el segmento social que propició su introducción.

El meneo internacional se refiere a la acción y el resultado de menear. Es, además, una reprimenda o un pleito, una sacudida, un empujón. Se refiere, así mismo, a la forma de caminar moviendo las caderas y los hombros.

El meneo del habla dominicana es el negocio, la componenda, el chanchullo, la maniobra para evitar escollos administrativos, la vía expedita para conseguir algo. Se recuerda que una persona que llegaba a una “oficina pública”, una de las primeras preguntas que hacía era, ¿Cuál es el meneo? Así esa persona preguntaba cómo se abreviaban los engorrosos trámites burocráticos. Del mismo modo, si llegaba a un corrillo lanzaba la misma pregunta para poder integrarse o para saber si podía participar del asunto, de la jugada.

El meneo puede definirse también como la diligencia, la rapidez y presteza con que se lleva a cabo una gestión que tiene por fin alcanzar un resultado; especialmente en las oficinas administrativas del gobierno.

En este caso del meneo dominicano lo que ocurrió fue que esa acepción se añadió a las ya establecidas (precedentes), lo que hubo fue una extensión a las acepciones existentes y no un reemplazo o eliminación de las ya existentes.

Congruente con esta acepción de la celeridad que se destacó más arriba se conoce el meneo en Cuba. Allí dicen, “liquidar con dos meneos”. Además, expresan otra idea diferente con la expresión “no creer en meneos”, para expresar “no creer en cuentos”. Tomado del Diccionario mayor de cubanismos (1999:445).

La menéutica fue una voz promovida por los estudiantes adolescentes hace ya más de 50 años para nombrar el meneo con otro vocablo; para utilizar una palabra con apariencia de culta, más elegante, por la terminación comparable con la mayéutica y otros términos semejantes. Se ha de mencionar que esa designación tenía así mismo un fin jocoso. Es probable que esta voz haya tenido escaso uso y corta duración.

Como dato curioso se trae a colación el sentido de meneio en portugués brasileño que en sentido figurado es equivalente a ardid, astucia, maniobra. Se nota enseguida que existe proximidad entre estos significados y los que se consignaron para el español dominicano. Es posible que sea solo coincidencia fortuita. Esta información se sacó del Novo diciónario Aurélio da língua portuguesa (1986:1118).

Ha de mencionarse en esta sección que ninguna de las dos palabras del título está presente con estas acepciones en los diccionarios consagrados al español dominicano.

SyègTwèt

Las dos voces de esta sección pertenecen al idioma haitiano. Constan en estos comentarios porque no cabe duda alguna de que descienden del español dominicano. Hay aún más, en español dominicano pertenecen a la lidia de gallos.

En una ocasión anterior, hace años, se comentaron algunas voces del criollo haitiano que derivaban del español de los dominicanos. En esa oportunidad se introdujo la voz gagèr (se pronuncia gaguère o gadjèr) que se refiere a la lidia de gallos. La voz del haitiano transcrita de acuerdo con su pronunciación, se refiere al sitio en que se desarrollan los combates o pleitos de gallos, que en dominicano es gallera.

El autor del libro del cual se extrae la información, Max Manigat,  Mots créole du Nord d´Haïti (2007:132-3)explica que los pleitos de gallos tienen larga tradición en Haití pues Moreau de Saint-Méry destaca esta actividad en su obra escrita hace siglos.

En el libro L´édifice créole en Haïti (2002:396) Jeannot Hilaire introduce las dos palabras del título en tanto derivadas del español de los galleros. La primera se refiere al gallo ciego; y, la segunda al gallo tuerto.

Desde la época en que Saint-Méry escribió su libro en la segunda mitad del siglo XVIII, se discute si la afición por la lidia de gallos llegó a Haití desde la parte española de Santo Domingo; esto así debido a la gran cantidad de palabras haitianas derivadas del español, que naturalmente hacen pensar en el español dominicano por su proximidad geográfica.

Se recuerda aquí que el vocablo francés para ciego es aveugle que desciende de avogle y con la grafía actual aparece en francés desde el siglo XIII. Para la palabra del español, tuerto, el equivalente en francés es borgne que está documentado en esa lengua desde el siglo XII. Con estas notas se trata de dejar bien claro que para las dos voces del haitiano el origen del español es indiscutible. Las referencias del origen de los vocablos del francés se extrajeron del Dictionnaire historique de la langue française (2012:254, 424).

DEMÁS – DE MÁS

“En ambos casos cobró DEMÁS. . .”

Demás es adjetivo o pronombre indefinido invariable. Con este se menciona la parte restante de algo. Equivale a “lo restante” o “lo otro”. Se escribe tal y como apareció en la cita, en una sola palabra.

Puede desempeñar funciones de sustantivo con la anteposición de los artículos definidos en plural o con el neutro lo.

En el caso de la frase transcrita lo que correspondía que se escribiera era DE MÁS. Este es el resultado de la combinación de la preposición DE y el adverbio de cantidad MÁS.

En una frase como la copiada cabía “de más” en tanto locución adverbial con el significado de “de sobra, en demasía”. Terminaría así, “En ambos casos cobró de más”.

Por otro lado, “de más” forma parte de locuciones verbales que siempre se escribirán en dos palabras separadas.

QUASI – CUASI – CASI

“. . .el poder político QUASI absoluto. . .”

En español general se conoce el adverbio “casi” que es el resultado en español del latín quasi. El significado aceptado para esta palabra es, “poco más o menos, aproximadamente, por poco, cerca de, poco menos de, con corta diferencia”. Llama la atención la forma en que el Diccionario de uso del español (2007:574) explica a casi, “Expresa que la cualidad, manera, estado o acción expresados por la palabra a que afecta, existen, ocurren o se realizan no completamente, pero faltando muy poco para ello”.

El adverbio en cuestión en español entró  a principios del siglo XV, tomado del latín en el que significaba “como si”, Breve diccionario etimológico de la lengua castellana (1967:137).

En algunos casos este casi se acomodó al español específico de algunas actividades representado por “cuasi”, que la Real Academia en su diccionario define con una remisión a “casi” y consigna que llega al español del latín quasi, con el valor de “como si, aproximadamente”.

Esa adaptación al español se conoce en el campo del derecho con la figura del cuasicontrato. Aunque la RAE no lo menciona, existe también el cuasidelito.

Echa de verse por la presentación que hace la RAE que prefiere la representación gráfica “cuasi” en estos casos y, no quasi. En francés para las figuras jurídicas antes mencionadas prefieren utilizar quasi y, así escriben quasi-contrat y quasi-délit. El portugués ha retenido la grafía –qu-, en el casi de esa lengua, quase.  

No hay necesidad en español de recurrir al latín, pues hasta Cervantes en el famoso Don Quijote escribe “casi casi” con la intención de expresar “por muy poco”, en el capítulo XXXV.

No hay necesidad de recurrir al latín a menos que la persona que escribe desee “enredarle la cabuya” a los lectores, o, alardear de conocimientos de latín. En los escritos destinados al público en general lo que se aconseja es mantener la lectura llana, placentera, sin dificultades.

© 2017, Roberto E. Guzmán.

Juntadera, maledicente/*malediciente, absurdez, cuido

JUNTADERA

. . . lo que significa que estos jóvenes carecen de puntos de reunión, de JUNTADERA. . .”

La palabra consignada como título es de difícil localización. El único lexicón que registra la voz en cuestión es el Diccionario del español dominicano (2013). La acepción que este recoge es, “Reunión de amigos”. Como consecuencia de lo mencionado en las oraciones precedentes a esta, debe considerarse en tanto dominicanismo léxico.

La voz que se localizó en otras obras fue “juntadero”. Se halló en la obra Innovaciones sufijales en el español centroamericano (1987:56). En ese libro se señala que es de uso en Argentina para, “Lugar donde se juntan varias personas para discutir o platicar”. Este autor lo toma de El habla rural de San Luis de Berta Vidal de Battini (1949:260).

No se trata aquí solo de apuntar lo que antecede, sino también de abogar por una acepción diferente para la voz en el español dominicano. Lo que se ha oído de boca de dominicanos es el vocablo tratado aquí con el significado de “compañía”. La palabra compañía hay que aceptarla aquí en tanto equivalente de persona o grupo de personas que se acompañan unas a otras.

Puede rememorarse aquí el consejo de la tía Nena, “No me gusta esa juntadera”. Ese es un ejemplo del uso dominicano con el significado de compañía, de compaña. Hay que agregar a lo ya escrito, que se recuerda que casi siempre se utilizaba en sentido negativo, es decir, con un rasgo despectivo acerca de la compañía a la que se refería. Esa acepción puede asemejarse a “amigote” por considerarse mala compañía.

Esta juntadera dominicana tiene algo similar con otro juntadero argentino que aparece recogido en el Diccionario del habla de los argentinos (2008:397) en la que se halla definida como: “Lugar donde se acumulan personas o cosas valoradas negativamente”. La similitud se refleja en el adverbio negativamente. Llama la atención que la fuente que cita este lexicón es la misma anterior de la señora Vidal; así mismo, trae una cita del periódico La Nación del año 2000. Según parece esta acepción se debe a la señora C. Paiz sacada de su libro El lenguaje de los correntinos (2004:59).

En realidad, este derivado que forma el hablante dominicano obedece a la función que le otorgan y reconocen quienes lo emplean. El uso dominicano formó una voz que no se ajusta completamente a lo que los derivados con –ero, -era dan lugar. Estos derivados en general denominan nombres de objetos, utensilios; de lugares; de árboles, plantas y, con mayor frecuencia, de oficios, profesiones, ocupación, actividad. Puede referirse también a “cantidad de algo, conjunto de”.

Ha de tenerse en cuenta que el sufijo en la juntadera es –era y, que se añadió al sustantivo junta, (raíz) con la inserción de esa letra de /d/ (interfijo), para que el elemento agregado completo acabe con la terminación –dero.

Con la exposición que antecede se pretende argumentar para que se tome en cuenta la voz estudiada y se incorpore en futuros diccionarios del español dominicano.

MALEDICENTE – *MALEDICIENTE

“. . . a los que los MALEDICIENTES y sediciosos atribuyen. . .”

En el título se presenta primero la forma usual para el adjetivo que expresa que la persona a quien se le aplica incurre en maledicencia. Sirve la última palabra, maledicencia, para mencionar las acciones de las personas cuando difaman, murmuran o calumnian.

La raíz latina del vocablo es maledicens, maledicentis. Se nota de inmediato que en la raíz latina no se encuentra la segunda letra /i/ que se censura en el título.

La maledicencia es el sustantivo que incorpora la letra /i/ que contribuye a la confusión en el caso del adjetivo. Este sustantivo lo tipifica el Diccionario de la lengua española al escribir que es la “acción o hábito de maldecir (denigrar)”.

Hay que tomar nota de la ortografía acreditada para escribir el adjetivo y no incurrir en error.

ABSURDEZ

“. . .y con una ABSURDEZ e ignorancia dijo. . .”

La lengua en su frecuencia, y a veces con sus repeticiones, tiene acostumbrados a los lectores a levantar una señal de alerta cuando los ojos se topan con una palabra o expresión que se sale de lo habitual. Esa reacción que se acaba de describir es la que produce la voz del título al posarse sobre esta los ojos.

El uso consuetudinario tiene acostumbrado a los oyentes y lectores a la repetición de los mismos términos que se han asentado en la lengua desde hace largo tiempo.

La calidad de absurdo en el español corriente se expresa mediante la palabra absurdidad. Se retiene por absurdo aquello que escapa a lo racional, contrario a la lógica, al buen sentido; lo que es disparatado; se refiere a los dichos y hechos con características propias de lo absurdo.

La palabra del español está relacionada con la voz absurdus del latín que está formada de ab y de surdus, inaudible (=sordo). El sentido que tiene el vocablo absurdo en español existía ya en latín para la voz mencionada. En sentido figurado alcanzó el sentido de “lo que no está de acuerdo con la lógica” desde temprano en la lengua. La palabra absurdo ha hecho fortuna en el teatro, “teatro del absurdo”; y en filosofía con las obras de A. Camus.

El Diccionario de la lengua española no reconoce la voz absurdidez, que sin embargo está inventariada en el Diccionario del español actual (1999) con una remisión a  la palabra absurdidad.

Los diccionarios que asientan la absurdez son el Diccionario de uso del español (2012) y el Diccionario de uso del español actual (1997). El último diccionario describe el uso como coloquial y en esencia envía a absurdidad. En el diccionario mencionado primero en este párrafo, los redactores definen la absurdez como la cualidad de lo absurdo; cosa absurda.

Por medio de lo expuesto más arriba puede entenderse que no es descabellado o inconcebible que una persona utilice la voz absurdez para expresar algo que es incomprensible, inexplicable, incongruente; aunque debe considerarse poco elegante por el rasgo señalado para esta en el Diccionario de uso del español actual.

CUIDO

“. . . no me limitaré. . . por asuntos moralistas ni por CUIDOS innecesarios. . .”

Al escribir sobre este vocablo viene a la memoria la primera vez que se oyó. Hace largo tiempo ya, pero se recuerda que el uso provino de una persona de escasa formación educativa. Por las circunstancias en que se produjo la utilización, se intuyó sin problemas lo que significaba. El hecho se produjo en el ámbito rural.

El propósito de este estudio es adelantar la idea de que esa palabra en el habla tradicional de los dominicanos tiene una especialización en su uso. El uso especial se establece por oposición a la otra voz del español que tiene significados semejantes, cuidado.

Desde el principio hay que señalar que “cuido” nunca se usará para llamar la atención o advertir de peligro a una persona. No expresa temor, preocupación  o recelo. El cuido se refiere al esmero que se pone para la atención de cosas físicas, así lo especifica el Diccionario de la lengua española de la Real Academia: “Acción de cuidar, especialmente de cosas materiales”.

Esta aseveración puede confirmarse si se revisan los ejemplos que registra el Diccionario de americanismos de la Asociación de Academias de la Lengua Española. Esos ejemplos de uso se manifiestan con respecto de animales, como gallos y ganado.

De lo anterior puede deducirse que el autor de la frase transcrita llevó la voz cuido a un campo que no le corresponde. En el caso específico el redactor de la frase se refería a la exposición de ideas, a la expresión de opiniones.

© 2017, Roberto E. Guzmán.

 

 

Sanear/saneamiento, constante/contante, intromisión/invasión

SANEARSANEAMIENTO

El verbo en infinitivo y el sustantivo que constan en el título de esta sección poseen una acepción que solo se conoce en República Dominicana. Se trae a estas reflexiones acerca del lenguaje porque esta no se ha documentado todavía en los diccionarios diferenciales del español dominicano.

No hay que extrañarse de que algo tan común como este verbo y sus derivados se pasen por alto en la recolección de dominicanismos. En gran medida esto se debe al hecho de que el verbo y el sustantivo tratados aquí responden en su sentido estricto al lenguaje jurídico dominicano. Esto significa que solo circula en el ámbito judicial y de bienes raíces.

Para traer este verbo y sus palabras relacionadas basta con mencionar que se utiliza sobre todo en el ámbito catastral. Esto se entiende mejor si se explica que el verbo mantiene su campo de acción en el lenguaje jurídico específico relacionado con los inmuebles. La palabra catastral tiene relación con catastro que es una lista de los inmuebles medidos, deslindados y registrados (inscritos) en el padrón oficial para este efecto.

Sanear un inmueble en República Dominicana no tiene relación alguna con la limpieza del terreno a que se contrae el asunto. Para los dominicanos sí hay limpieza, porque significa que se quita lo que estorba, se libera la propiedad inmobiliaria de los elementos que son perjudiciales para cualquier negociación ulterior.

El saneamiento a que se refiere el verbo en lenguaje jurídico consiste en un proceso judicial de depuración. Una vez que la propiedad en cuestión se ha sometido al proceso antes citado se expide al dueño un certificado de título que sirve para atestar sus derechos sobre el inmueble. Este certificado es oponible a todo el mundo. Los inmuebles que no son saneados son aquellos que se denominan “inmuebles no registrados”.

El saneamiento a que se contrae la acción implica una mensura oficial de terreno, colocación o mención de los linderos y propiedades colindantes. En el documento que resulta del acto de saneamiento se inscriben los nombres de los propietarios y los posibles gravámenes que pesan sobre el inmueble descrito con sus mejoras si las hay.

El verbo y el sustantivo correspondiente, tratados en esta sección, serán temas obligados de una futura edición del lexicón del español dominicano, pues en ese repertorio, así como en todos los que se han editado hasta esta fecha esos vocablos no se recogen con sus acepciones dominicanas.

CONSTANTE – CONTANTE

“. . .Gore le ganó a Bush por más de 500,00 votos CONSTANTES y sonantes. . .”

No cabe duda alguna de que los dos vocablos del título tienen un gran parecido. La similitud se hace mayor si se toma en cuenta que en el habla descuidada esa letra ese /s/ puede desaparecer. Esa similitud puede mover a que al utilizar una u otra de las dos palabras el hablante enfrente la duda al escoger cuál es la que conviene en ese caso. Puede suceder, como ocurrió en la cita, que la voz escogida no sea la conveniente para imprimir sentido a lo expresado.

Como es costumbre en esta sección se analizarán las dos palabras de modo sucesivo y se delimitará el caso en que debe usarse de manera acertada una y otra.

Constante es un adjetivo que indica que se tiene constancia. Además es “que consta”. Manifiesta así mismo, tenacidad, persistencia o duración. Desempeña funciones de sustantivo o adjetivo cuando se refiere a hechos o cosas que suceden  continuamente. En el campo de las matemáticas transmite la idea de una cantidad que tiene un valor fijo en un proceso determinado. En informática se refiere a un dato cuyo valor y naturaleza se establece mientras se escribe un programa y que no debe cambiar durante la ejecución. En algunas circunstancias específicas constante funciona como valor estadístico; en otras situaciones puede ser una característica definida, como  lo hace en el ámbito de la física. Aparte de esas significaciones posee otra en medicina.

Con lo escrito en el párrafo inmediatamente anterior a este se satisface lo concerniente a constante. Más abajo se analizará lo pertinente a contante.

Contante es un vocablo que tiene su origen en el francés comptant y, en tanto adjetivo, dicho de dinero transmite la idea de que se paga en efectivo. En el español actual se utiliza en varias combinaciones como “dinero contante”, o “dinero contante y sonante” para indicar que se trata de dinero pronto, efectivo o corriente; que se paga en efectivo. Se usa también como “moneda contante y sonante” para denotar que se trata de moneda metálica.

En la frase transcrita el redactor incurrió en varios desaciertos. El primero fue colocar “constante” en la combinación donde no cabe. La segunda fue utilizar “constante” para mencionar algo que ocurrió una sola vez. La tercera se refiere al intento de usar la combinación para algo que le es extraño, pues se mentó antes que solo se emplea para dinero.

Todas las equivocaciones anteriores y otras por este estilo se evitan poniendo cuidado en la redacción. No toma largo tiempo verificar, con los recursos modernos del computador, la conveniencia de los términos usados en la redacción.

INTROMISIÓN – INVASIÓN

“. . .como represalia por una INTROMISIÓN en la embajada dominicana en Puerto Príncipe. . .”

Los dos vocablos que constan en el título comparten una idea; en ellos interviene una irrupción que en uno puede ser benéfico, mientras en el otro se presume que no lo es. En los dos casos no se produce una invitación para la ejecución de la acción que así se caracteriza.

La apariencia de sinonimia que se cuela entre las dos palabras aquí estudiadas puede inducir al error de emplear una de ellas, cuando en realidad la conveniente es la otra. Más adelante se examinarán las diferencias para dejar bien separadas las aplicaciones de ambas.

La intromisión es la “acción y efecto de entremeter o entremeterse”, de acuerdo con lo que entiende la RAE, esto es, la Real Academia. Esa misma corporación en su diccionario (DLE) escribe que entremeter es dicho de una persona “meterse donde no la llaman, inmiscuirse en lo que no le toca”. La segunda muy conocida acepción es “ponerse en medio o entre otros”.

Si se examina el texto copiado más arriba a la luz de esas acepciones se concluirá que esos no fueron los hechos a los que el articulista quiso referirse. La aseveración se refuerza si se piensa que la intromisión es una “intervención ilegal, no solicitada o inoportuna en asuntos ajenos”, que es la definición que el Gran diccionario de la lengua española de Larousse asienta en sus páginas.

De las caracterizaciones de la intromisión se llega a la conclusión que la acción se refiere más bien a una intervención intelectual, a una participación no solicitada en asuntos que no le incumben a la persona que incurre en la acción de la intromisión.

Los hechos que refirió el articulista fueron una invasión o penetración de personas ajenas a la embajada en los terrenos de esta. Fue una irrupción en los predios de la embajada, pues se internaron en el perímetro de esta. Fue una penetración de corta duración en ese terreno protegido. Fue una entrada ilegal, sin autorización; una transgresión a las leyes y los usos establecidos en materia de embajadas y los espacios que estas ocupan.

Hubo una acción que puede catalogarse de invasión porque fue una irrupción, con entrada sin permiso o invitación. Fue una penetración anormal o irregular, aunque no fue con intención de permanecer en el inmueble. Fue un acto de provocación en reacción de enojo.

© 2017, Roberto E. Guzmán.

Nudo – más bueno/más malo – mula/mulo – erguir/*herguir – cabo/cavo

NUDO

En República Dominicana existe un nudo que no se encuentra documentado en ningún otro país.

Se trata de una formación subcutánea. Según las informaciones que se han recogido este nudo se produce en personas excedidas en su peso corporal y que sufren golpes.

El nudo consiste en un hematoma interno cubierto por una parte de la piel endurecida que forma un pequeño bulto duro que sobresale de la superficie de la piel.

En otras ocasiones se ha escuchado la misma palabra, nudo, para designar en el habla dominicana una superficie de la piel que forma una especie de retorcimiento con abultamiento formado por exceso de grasa, que se percibe en la piel en las personas que están sobrepeso. Estas áreas se destacan cuando los músculos situados en esa área resultan tensados por esfuerzo. Se menciona aquí que este nudo no debe confundirse con la celulitis.

Si alguna vez se le hace espacio en un diccionario del español dominicano habría que sintetizar los rasgos descritos para que se reduzcan a una o dos acepciones propias de diccionarios.

MÁS BUENO – MÁS MALO

“Más” se considera adverbio comparativo para denotar superioridad. Si aparece colocado delante de un sustantivo, entonces funciona como adjetivo. Cuando funciona en tanto adverbio, delante de adjetivos, se utiliza solamente delante de los adjetivos que indican grados positivos. No se acepta que se use “más” delante de adjetivos en grados superlativos.

En lo que algunos tratadistas consideran el uso general, más debe posponerse a “nada, nadie, ninguno y nunca”. En República Dominicana la costumbre contradice este “uso general”.

Los defensores de la lengua pura entienden que “más bueno” solo debe emplearse en los casos en que se manifiesta de este modo la bondad de una persona. Además, consideran correcto este uso para expresar el comparativo de bueno en el sentido de “gustoso o apetecible”.

“Más malo” puede usarse en caso similares a los de “más bueno”, es decir, pero en los casos en que se refiere a una persona que carece de bondad. De este modo, los dominicanos han retenido una expresión motivada por hechos históricos, “Más malo que Buceta”. Se considera correcto también su empleo para establecer comparaciones positivas acerca del sabor.

Los abusos de “más” delante de los citados adjetivos son frecuentes en el habla de los dominicanos. Algunos de quienes así se expresan lo hacen por ignorancia, mientras que otros lo hacen por “majadería expresa” para destacar su desacato a los usos predominantes en otras latitudes.

No debe olvidarse que “peor” y “mejor” no aceptan que se coloque delante de ellos, o después,  ese “más” que se ha tratado aquí, pues son dos superlativos que corresponden a los adjetivos “malo” y “bueno”. En estos casos “no se vale el resabio”.

MULA – MULO

Las palabras del título han hecho fortuna en el léxico español internacional. El español dominicano reconoció hace largo tiempo ya el sentido de mulo en tanto persona fuerte, de gran vigor y energía. Además, ese “mulo de trabajo” no se queja de la carga que se le impone. La terquedad del mulo/a se utiliza tanto para el femenino como para el masculino. Una mujer terca será aquella que no cede en su obstinación.

El párrafo anterior comenta aspectos de los vocablos del epígrafe que son de conocimiento general. No se traen estas voces a estas reflexiones solo para explicar nociones ya conocidas por el gran público. En el párrafo siguiente se entrará en una acepción dominicana de “mula”.

Se deja bien claro desde el principio que lo consignado de aquí en adelante es una constatación del uso y que ello no contiene juicios valorativos ni sexistas.

La mujer que se califica de “mula” es aquella que es parca para expresar verbalmente sensaciones agradables que se perciben durante el acto sexual. Esto es, no manifiesta mediante palabras, gemidos u otros medios la satisfacción que experimenta durante el coito y sus prolegómenos.

Esta definición no se ha encontrado en las obras dedicadas a recoger las definiciones del español dominicano. No creo que ello se deba a pruritos, porque como puede comprobarse mediante la lectura de lo que antecede, el concepto puede maquillarse para que se entienda y se acepte.

ERGUIR *HERGUIR

“. . . HIERGUEN su poder como una espada empuñada para destruir el pueblo. . .”

El verbo “erguir(se)” es de uso muy limitado en la lengua escrita y, más aún, en la hablada. Una de las razones para que así sea es la dificultad de su conjugación. Aquí no se conjugará el verbo para enderezar entuertos, pero sí vale la pena que se recuerde que es modelo de conjugación y en este la raíz del verbo no se altera con la introducción de una hache /h/.

Lo anterior explicado significa que si el verbo en infinitivo es erguir, no hay espacio ni motivo para que en la conjugación se incluya una hache /h/ como hizo infortunadamente quien escribió la frase transcrita más arriba.

Viene a la memoria el profesor petromacorisano que en sus clases cuando deseaba que un estudiante se levantara o se pusiera de pie le decía, “írguete”. No está de más que se escriba que en la mayoría de los casos lo estudiantes permanecían perplejos ante la orden impartida por el catedrático de Derecho.

Hay que añadir que este verbo sirve para expresar “levantar y poner derecho, enderezar” a alguien o algo. Vale también para expresar que alguien se engríe o ensoberbece. Los edificios se irguen cuando se levantan y sobresalen sobre un plano.

Ya en muchas ocasiones anteriores se ha aconsejado a que quienes escriben que deben mantenerse en el ámbito de sus conocimientos sólidos; no aventurarse a emplear verbos o vocablos de escaso uso.

CABO – CAVO

“. . . que el ejecutivo lleva a CAVO junto a un grupo jurídico. . .”

El cabo dominicano, compartido con el cubano, es la colilla o resto del cigarrillo. Esto se menciona para fines de recordar las voces propias del español dominicano. De paso (fino ¿?) es oportuno que se miente que hubiese sido de mejor gusto escribir “grupo de juristas”.

La locución verbal “llevar a cabo” tiene por necesidad que escribirse con este cabo con la letra be /b/, porque la otra correspondería al verbo cavar que no resultaría con sentido alguno. Este cabo con la B de burro, B alta, tiene relación con “término de algo” y, se relaciona con llevar a término una acción, que es “hacer o realizar una cosa”.

“Llevar a cabo”, o, “llevar al cabo” algo, es ejecutarlo, concluirlo, efectuarlo, finalizarlo, acabarlo, ultimarlo, terminarlo.

Los dominicanos conocen un “cabo de agua” que es diferente del que la Real Academia conoce. Se llama de ese modo a la persona encargada de abrir y cerrar los canales de riego en los predios rurales. Es la persona que dirige el riego de agua de los canales. Es una persona importante en su medio porque puede favorecer o perjudicar con sus acciones a los agricultores que dependen de su trabajo.

Los dominicanos tienen una locución que es “tirar un cabo” que se usa para expresar “ayudar a alguien a salir de una situación difícil”. Como puede deducirse, esta procede de la marinería y entró con esta actividad al español dominicano. En este caso este cabo es una cuerda, soga.

Para terminar con este examen, se referirá el cuento que se relataba en la escuela hace años ya, cuando se trataba de explicar de modo jocoso la conjugación del verbo caber que es muy irregular. En medio de un ejercicio militar, el cabo ordena a un alistado que pase por un sitio estrecho. El último le explica al primero, “No puedo, porque no cabo, cabo”. El cabo de inmediato le replica, “Tonto, no se dice cabo, se dice quepo”. El alistado le contesta, “Es que no quepo, quepo”.

Ahora, ría si puede; pero no llore ante errores como el resaltado en este estudio.

© 2017, Roberto E. Guzmán.

Ñoño, a – palear/paliar – ciega/siega – sé/se

ÑOÑO, A

A veces se pregunta uno si esta voz tiene algo que ver con el principal significado con que se reconoce en el habla de todos los días de los dominicanos, por la repetición de la misma sílaba; o si el propósito de la repetición en el fondo es solamente enfático.

Es bueno recordar que todavía en el año 1970, en la décimo novena edición del Diccionario de la lengua española de la Real Academia Española, no se había asentado el principal significado dominicano.

En esos años los académicos solo reconocían que ñoño servía para referirse a la persona “apocada y de corto entendimiento”. Cuando se aplicaba a cosas era para denotar “soso, de poca sustancia”. Ya el significado que le dio origen iba en decadencia, pues se caracterizaba de anticuada la acepción “caduco, chocho”.

Se ha repetido antes en el desarrollo de este comentario,  “principal significado dominicano”. Con este se destaca el más conocido y empleado, que es el de “mimado, consentido”, como muy bien lo define el Diccionario del español dominicano (2013). Así mismo, la persona que se tipifica de ñoña lo es por ser “susceptible, delicada”; o bien, “inclinada a los mimos”.

Añadido a las demás, el último diccionario mencionado recoge la acepción que se refiere a persona o cosa “que se aprecia o se prefiere entre varias”. Trae dos acepciones más ese lexicón que son de menos uso, para designar la “barriga” y la “presidencia de la República”.

Ya en una intervención anterior por este medio se subrayó que la ñoña es la “banda presidencial” en tanto símbolo de la presidencia de la República, de donde los dominicanos han creado la expresión “terciarse la ñoña” para significar, llegar a la presidencia de la República.

Ahora bien, no se ha no se ha hecho espacio a esta voz solo para esencialmente repetir lo que la mayoría de los dominicanos conocen, sino para recordar una acepción que no ha recibido el reconocimiento oficial en los diccionario diferenciales. Ñoño también vale para expresar que algo es “grande, enorme”. Se emplea de preferencia para cosas. El autor de estos comentarios ha oído en muchas ocasiones este uso.

Para terminar, algunos ejemplos ayudarán a recordar este uso. “El capitán se paseaba entre los presos con un ñoño garrote”. Aquí se entiende como sinónimo de “enorme”. “El calié escondía en la cintura debajo, de la chacabana, el ñoño revólver con que disparó”. En este caso evoca la idea de “grande”.

PALEAR – PALIAR

“. . .como contingencia para PALEAR el desempleo. . .”

Las dos palabras del título son legítimas en el español de cada día. En realidad son muy diferentes en su uso porque los respectivos campos semánticos son distantes.

La confusión entre uno y otro de estos dos vocablos procede de la forma en cómo se  pronuncia el verbo palear en el habla descuidada, negligencia que lleva a enunciar las dos palabras de la misma forma.

Una vez que las dos voces se confunden en su elocución, eso conduce a que se equivoquen los significados y, en consecuencia, el uso que corresponde a cada una de ellas.

Palear es utilizar la pala para mover una cosa. En agricultura es aventar el grano para separarlo de la paja. En resumen, es trabajar con la pala.

Paliar es moderar, mitigar, ser indulgente. Mitigar ciertas enfermedades. Moderar, suavizar, atenuar una pena, disgusto, etc. Ser indulgente, disculpar, justificar algo.

CIEGA – SIEGA

“. . . si no es una voladora que CIEGA la vida de un morador de este sector marginado. . .”

La falta de diferencia en la pronunciación entre los dos sonidos, ese /s/ y ce /c/ en la mayoría de los países de la América Hispana es un fenómeno fonológico viejo. Las explicaciones que se han ofrecido sobre el origen a veces son difíciles de entender. El hecho es que se dicen o pronuncian de igual modo los sonidos de las letras s, z, o c seguidas de /e/ o /i/.

Si se sometiera a evaluación estadística el asunto que se mencionó en el párrafo anterior, es muy probable que se concluya admitiendo que hay una mayoría de hablantes de español que sesean; o lo que es lo mismo, que los ceceantes son minoría.

La forma de manifestar oralmente los vocablos que llevan las consonantes mentadas y las consecuencias engorrosas que de ellos pueden derivarse, son solucionados (o evitados) por el contexto.

Esto es, desambiguado por el entorno lingüístico, pragmático o social en que se coloca un elemento o un enunciado, como sucede en la cita. Aquí se salva la situación por el conocimiento lógico que existe en el lector de que una “voladora” (minibús de transporte público urbano) no deja privado de vista, sino por excepción. Estos conocimientos extralingüísticos del contexto particular concurren para despejar la duda.

Lo que se ha explicado más arriba no exime de culpa a una persona que incurra en el desliz de escribir ciega, con ce /c/, cuando lo que sugería el entorno particular era que lo hiciese con ese /s/. Ciega es del verbo cegar, que es privar de la vista. Siega es del verbo segar que es interrumpir de forma violenta y brusca.

En gran medida el desacierto se produce porque el redactor de la frase reproducida insertó una palabra dominguera para expresar “matar”. Si el articulista hubiese permanecido en el ámbito de su “voladora”, que es una palabra del español dominicano, no hubiese tenido problema alguno. Al engalanar la redacción se arriesgó en este caso más allá de los límites de lo conveniente para sus conocimientos. Este tipo de problemas se obvia manteniendo un apego a lo básico, al uso de los términos que son bien conocidos y que se frecuentan en las lecturas habituales. La otra forma de evitar estos enojos con la ortografía, es leer, sobre todo, leer buena literatura, pues de esas lecturas queda el sedimento que nutre el conocimiento de la lengua.

SÉ – SE

“. . .acaso el inicio de un esfuerzo empresarial, parcial o general, no lo SE, para el empresariado recuperar la cuota de poder. . .”

Los dos monosílabos son iguales en su ortografía. La única diferencia entre uno y otro es la tilde que puede observarse sobre uno de ellos. Ese acento ortográfico colocado allí es lo que se llama acento diacrítico, es decir, que le confiere un valor especial a la palabra.

En principio los monosílabos se escriben sin tilde, pues no existe la necesidad de señalar en cuál sílaba ha de hacerse el mayor esfuerzo de la articulación. En los ejemplos que se reproducen en el título, la tilde ejerce la función de distinguir el significado y la función gramatical de uno con relación a otro; esa es su función distintiva.

, con la tilde, acento gráfico, pertenece al verbo saber y representa la conjugación de la  primera persona del singular del presente del indicativo. Puede ser también el verbo “ser” en la segunda persona del singular del modo imperativo.

Este “sé” es el que debió escribir el articulista en la cita al principio de esta sección para que trascendiera claro su mensaje, pues se deduce del contexto del artículo que se trataba del verbo saber.

Se, sin la tilde, es un pronombre personal reflexivo. Pertenece a la tercera persona y se usa en dativo y acusativo en género masculino o femenino y número singular o plural. En esta sección no se entra en el detalle de todas las posibilidades en las que puede aparecer “se” en la lengua.

A la luz de lo explicado, por eliminación, parece muy sencillo discernir cuándo debe colocarse la tilde. Solo resta que el redactor sea cuidadoso para evitar el error.

© 2017, Roberto E. Guzmán.

Defenderse – desecho/deshecho – crecer

DEFENDERSE

Este verbo, como varios otros, cobra en República Dominicana un sentido propio del país. Esto quiere decir que en el país dominicano se utiliza ese verbo para expresar una idea diferente de las que en el español general se hace.

Para examinar este verbo se procederá a revisar los significados que posee en el español internacional para luego pasar a lo que se expresa y entiende en el habla dominicana.

En tanto verbo pronominal, el uso del verbo defenderse en el habla de los dominicanos se distancia del concepto que conoce el Diccionario de la lengua española. El último diccionario se expresa así: “Gozar de una cierta holgura económica”.

La diferencia de la noción dominicana y la conocida oficialmente estriba en el grado de holgura que alcanza el individuo con su actividad. La holgura en el español general lleva a pensar en el disfrute de recursos suficientes.

En República Dominicana cuando se dice que una persona se defiende lo que se destaca es que esa persona se procura ingresos, a veces extras, que le permiten sobrevivir en el sentido de vivir con escasos recursos financieros. Ejemplos de este uso son: “Ella se defiende vendiendo helados caseros”. “Él se defiende vendiendo baratijas en el pulguero”.

En muchas ocasiones este defenderse alude a ingresos extras que complementan las exiguas entradas que proporciona una actividad principal remunerada. Casi siempre la actividad del “defenderse” resulta de una iniciativa personal en la que el sujeto trabaja individualmente en una actividad comercial (o industrial) en pequeña escala.

No hay que sorprenderse con respecto a los matices que se comprueban en relación con el verbo defenderse en cuanto a sus sentidos de empleo, si se piensa que en el español de Cervantes en El Quijote “defender” equivalía a prohibir, del modo en que aún lo es en francés el verbo défendre.

DESECHO – DESHECHO

“Una raza rendida y DESECHA que ostenta con júbilo las heridas de su vergüenza”.

Cada día se encuentran más confusiones entre vocablos del tipo que se observa en el título. Es probable que el redactor sepa que existen las dos palabras del título y que estas tienen significados diferentes.

En casos como el de la frase citada, tal parece que el articulista para decidir cuál de los dos vocablos escribir, lo hizo al azar. La suerte no lo favoreció y el mensaje salió torcido.

Más abajo se analizarán los significados de las dos palabras, acompañados con un pequeño ardid, de modo que este sirva para despejar la duda en el futuro, en caso de que la haya.

Desechar es rechazar o negar una cosa posible. Es apartar un pesar, un temor, una sospecha. Es excluir una cosa cuando se elige; abandonar una cosa por inútil. Es menospreciar una persona o cosa.

Deshecho es otra cosa muy diferente.  Tiene relación con el verbo deshacer que equivale a descomponer, romper el arreglo, orden o buena disposición; descomponer algo que estaba hecho; estropear una cosa. Convertir una cosa sólida en líquida; o destruirla completamente. Esta enumeración no es exhaustiva, es ilustrativa.

Después de este ejercicio se pone de manifiesto que en la cita el participio que se propuso colocar el articulista tenía relación con descompuesta, estropeada, destruida (¿?), vencida.

¿Cómo se resuelve el asunto? Piénsese que desecho guarda relación con rechazar, negar, excluir, abandonar. Para que fuese una “raza excluida” tenía que escribirse desechada.

En la actualidad es más fácil mantenerse al tanto de los significados cuando se lee. Basta con mantener un diccionario abierto en el computador y consultarlo a voluntad. Ya no hay necesidad

de hojear y encontrar los significados pasando páginas, basta con mecanografiar la palabra en el ordenador y ya está. Hay que celebrar que la informática haya simplificado este tipo de consulta.

CRECER

“. . . pero luego concluyó que el candidato era incapaz de cambiar o CRECER”.

Hace tiempo ya que en el español escrito aparece el verbo crecer utilizado de la manera en que se observa en la cita. Como puede apreciarse mediante la lectura, no se trata de aumentar la estatura, sino de algo más.

Los diccionarios tradicionales, así como los de uso están contestes en que el verbo crecer no ha “crecido” (aumentado) sus acepciones, no se le ha añadido nueva materia.

No se trata de negar que el verbo crecer se aplica en dos casos a personas. En el primer caso para señalar que aumenta la estatura. En el segundo caso usado el verbo en tanto pronominal para indicar que toma “mayor autoridad, importancia o atrevimiento”. Las palabras que aparecen entre comillas se tomaron del Diccionario de la lengua española (2014).

Desde hace unos años hasta esta fecha, se utiliza el verbo crecer para denotar que una persona aumenta sus capacidades intelectuales, su habilidades humanas. Se usa asimismo para decir que el individuo desarrolla nuevas capacidades. En el caso de adultos se emplea para significar que este mejora o progresa, se supera y aún, que madura. Esos valores no pertenecen al español.

Con respecto a la madurez que alguien puede alcanzar, el Diccionario del español actual (1999) consigna que crecer se advierte en el uso en tanto “llegar [alguien] a su desarrollo completo o su madurez”. Del mismo modo ese diccionario asienta otro uso que el diccionario de las academias ya incorporó, en parte, en la edición del año 2014; se trata de “tomar más ánimo o atrevimiento”. Más arriba se escribió que los redactores del diccionario de las Academias, en el apartado para el verbo en tanto pronominal incorporaron el sustantivo “atrevimiento”. Además, esto envía una señal de que en una futura edición de este diccionario pueda añadirse el “desarrollo completo o su madurez”.

El autor de estos comentarios piensa que los traductores son los responsables en buena medida de la introducción en español de algunos de los usos que no cuentan con el aval del buen uso. Esto así porque en inglés crecer es sinónimo, en algunos aspectos, de aumentar, expandir, ampliar, incrementar. El ejemplo que trae el Merriam-Webster´s Dictionary es “crecer en sabiduría”.

No hay motivo alguno que obligue a un hablante de buen español a utilizar el verbo crecer cuando el español posee otros verbos más precisos para expresar las ideas. Ejemplos de esto son los verbos ya citados o las perífrasis verbales que pueden formarse con el auxilio de estos.

© 2017, Roberto E. Guzmán.

Babaso – riesgo/riego – sociocultural – eficienciar

BABASO

He aquí una voz que espera por su reconocimiento. Por lo menos, que se la reconozca en el habla de los dominicanos. Debe mencionarse que hace largo tiempo que no se oye este sustantivo que fue tan popular en los años sesenta del siglo pasado.

Una de las razones por las que se piensa que ya no se la oye es porque no se frecuenta el medio en que tuvo vigencia esta voz. En aquellos momentos en que se oía esta palabra no había lugar a interpretación porque el contexto o los elementos de la situación guiaban hacia su significado específico.

Desde este nivel en esta exposición hay que señalar la relación que tiene esta voz peculiar con el sustantivo femenino baba, que como se sabe ha procreado larga descendencia en el español dominicano.

En los años ya mentados un babaso era una borrachera. Una de esas en que el sujeto acostumbra a hablar mucho, sin sustancia, sin sensatez, e incluso a veces, con la lengua estropajosa; además, no era raro que se comportara de manera inapropiada. Con esta explicación se trata de transmitir la rentabilidad comunicativa del nombre.

Darse un babaso era sinónimo de embriagarse. A veces, se recuerda, se recurría al verbo ponerse para expresar la misma idea, “ponerse un babaso”. La combinación resultaba y aún resulta extraña, por el verbo y el significado propio de este. No debe mostrarse extrañeza con respecto de este uso si se piensa que en el habla popular la selección de palabras no siempre es lógica.

Consecuente con este babaso, la persona podía describirse diciendo que hablaba babosadas. El autor de estos comentarios recuerda haber usado la voz del título, así como haberla oído en muchas ocasiones. Según parece la voz no ha sido dignificada por el uso literario.

Este sustantivo cumplió su función de facilitar la comunicación en la variedad del español dominicano; de ahí que pueda considerarse legítimo y correcto entre hablantes del español dominicano. Si la voz babaso desapareció del vocabulario activo del dominicano puede ser como una consecuencia de la acción niveladora en el dominio de la lengua.

Por ese medio se da testimonio de la existencia de esta voz, para que otras personas, si la han oído alguna vez, también atestigüen de su existencia.

RIESGO – RIEGO

“Mostrar esta diversidad de poéticas y discursos articulado en un display que se haga comprensible para el espectador, siempre entraña muchos RIEGOS”.

Parece que en verdad hay escribientes que redactan de la misma forma en que hablan. Hablan con descuido y de ese modo escriben. A menudo se sostiene que los hablantes se expresan oralmente de una manera, y, llevan sus pensamientos por medio de la escritura de modo diferente. La reflexión que lleva en sí la acción de componer las oraciones obliga a observar mayor cuidado.

En el caso de la cita se está delante de un ejemplo de error infantil. Tal parece que el cronista sobre artes escribió como habla, de allí que incurriera en este gazapo.

El riesgo es la posibilidad de un daño, inconveniente o perjuicio. Los riesgos son imprevistos. El riego es el sustantivo masculino que corresponde a la acción y resultado de regar. Regar, a su vez, es echar agua o un líquido, derramar una cosa. En República Dominicana este riego tiene un sinónimo, reguío.

Hay tanta distancia entre los significados de las dos palabras del título que uno se siente exonerado de explicar más. Lo que refleja la cita es un gran descuido.

SOCIOCULTURAL

“En el orden político y SOCIO CULTURAL esta modernidad líquida. . .”

Hay personas que escriben crónicas acerca de obras de arte            y descuidan el empleo del español. Muchas veces lo que hacen es que crean palabras para describir rasgos que detectan en obras de arte. Esa no es la más criticable de las características de estos periodistas. La crítica se reserva para los casos en que no se mantienen al día. Mantenerse al día es estar al tanto de lo que el uso y la norma culta propugnan en el español.

Tal parece que estos comentaristas no se percatan de que la reiteración de errores en la redacción de sus artículos afea su trabajo. Deberían ser conscientes de que las pifias, descuidos y gazapos alejan a los lectores de sus artículos.

Los componentes de palabras, sobre todo los prefijos, se unen a las palabras a las cuales se anteponen. No importa que sea un componente largo o que posea sentido propio. Como es el caso de “socio” que significa también amigo, compañero, persona o entidad asociada o, que es miembro de una sociedad. No ha de dudarse de que en la preceptiva moderna, aceptada por todos los cultores del bien escribir, esos componentes se añaden a las raíces para formar un solo vocablo.

En el DEL, Diccionario de la lengua española, el ejemplo que se encuentra cuando se verifica el uso de socio- en tanto componente, no es otro que “sociocultural”. El último  término citado aquí es el que debió aparecer en la crónica de arte.

EFICIENCIAR

“. . .sostuvo que en el país se debe promover la creación de un reglamento que permita EFICIENCIAR. . .”

En esta sección se enfocará el tema sobre la oportunidad de crear un verbo con las características que este presenta. Se estudiará el origen de este, así como la correcta formación de este y la posible acepción que habría de atribuírsele.

Por la forma en que se presenta el verbo del título hay que entender que su origen se encuentra en el sustantivo eficiencia. Es oportuno recordar que la eficiencia es la capacidad para lograr un efecto determinado; así mismo, es la competencia que se demuestra en el trabajo desempeñado.

En la actualidad hay que recurrir a giros para expresar que algo “tiene eficiencia”. Poder pasar la acción o reconocer que alguien tiene aptitud en el desempeño de su trabajo quizás podría manifestarse por medio de un verbo con estas cualidades.

En el ejemplo que apareció en la prensa escrita se trata de un reglamento que permite hacer eficiente algo. Por esto el redactor recurrió al verbo eficienciar.

Como puede notarse se formó sobre la base de eficiencia y no sobre la de eficiente. Siguió el creador del verbo el modelo moderno de “concienciar” por oposición a lo que se usó durante largo tiempo, concientizar.

No se puede argumentar a favor del verbo por la escasez en el uso. No se ha encontrado rastro del empleo de este verbo. Todo parece que ha sido acuñado muy recientemente o que es una creación peregrina, peculiar, que no arrastrará devotos.

El único recurso que queda es ser paciente y estar atentos para ver si alguna institución reconocida le da su aprobación o, si el uso culto lo adopta e impone.

© 2016, Roberto E. Guzmán.

Jefear/jefeador/jefismo – acechar/asechar – eficientización

JEFEAR – JEFEADOR – JEFISMO

“. . .cuando se eduquen y puedan actuar más institucionalmente y con menos caprichos y JEFISMOS arbitrarios. . .”

Desde que se leen las voces del título se adivina que estas pertenecen a la familia de la palabra jefe. En República Dominicana el vocablo jefe reviste connotación especial porque hubo en la historia política dominicana alguien a quien se le designaba como “el jefe”. Según cuentan los que le conocieron ese era el título que más satisfacía a Rafael L. Trujillo.

La historia de la palabra en el habla dominicana viene a cuento porque esta ha procreado descendencia como puede notarse en las tres voces del epígrafe. Se examinará cada una de estas voces y, se resaltará el rasgo semántico del dominicanismo.

La palabra jefe entró en el español a mediados del siglo XVII procedente del francés chef. En esa lengua entró en el siglo IX, escrita chief, que a su vez procedía del latín caput, que significaba cabeza. Esa acepción -cabeza- la conservó en francés hasta el siglo XVI. El jefe de cocina aún se conoce con el nombre de chef. En inglés usan en la actualidad chief. En español, de cabeza pasó a ser “persona importante, autoridad”. El italiano y el rumano se mantuvieron más cerca del latín, càpo para el primero y capet (con acento breve sobre la A) para el segundo.

En el habla dominicana actual el vocablo jefe se utiliza en la conversación diaria. Es una forma de referirse una persona a otra cuando no conoce su nombre y, en algunos casos, cuando desea halagarla.

El verbo jefear de uso en República Dominicana está reconocido en tanto verbo intransitivo y, el Diccionario de americanismos (2010) de las academias lo define, “fungir como jefe”. Esa es una acepción derecha; pero en la realidad muchas veces adquiere la connotación de mandar, ordenar de modo indiscriminado, sin modales, con exceso de órdenes. La definición del Diccionario del español dominicano (2013) es más satisfactoria, “ejercer de jefe, mandar”. Este jefear tiene un matiz negativo en el español dominicano.

El español dominicano reconoce la locución sustantiva jefe indio que es la “persona que tiene la autoridad o el poder”; así consta en el Diccionario del español dominicano (DED).

Como un dato curioso puede citarse que en el portugués brasileño existe el verbo chefiar que es ejercer las funciones de jefe. Además, tienen la voz chefiado que es el participio del verbo antes mencionado y que sirve para referirse a la persona bajo la autoridad de otro.

El vocablo jefeador aparece en el DED y allí se expresa que funciona como sustantivo y adjetivo. La acepción ahí recogida es: “Referido a persona, que gusta de mandar”. Es, por lo tanto, una persona que disfruta dando órdenes. Alguien a quien le gusta que se le reconozca como la persona a quien se obedece.

La última voz del título, jefismo, es de menor uso en el español dominicano. Solo se ha encontrado esta voz en la variedad dominicana del español. Por la formación que tiene la voz se la toma como sustantivo por la terminación que lleva, –ismo. Esta terminación en buen español se utiliza como componente de palabra que indica doctrina, partido, sistema; movimientos políticos, grupos sociales, actividades culturales. En los casos en que se añade a un adjetivo puede dar lugar a un nombre abstracto.

Ahora bien, en la cita este “jefismo” ha de interpretarse como una conducta, proceder, comportamiento. Es una manera de ser jefe, de demostrar que se está en control de otras personas o que se tiene poder de decisión.

ACECHAR – ASECHAR

“. . .y aunque las soluciones técnicas y administrativas no son sencillas (pues el evasor ASECHA), tienen que consistir en un reembolso rápido”.

Hace largo tiempo ya que los hablantes y escribientes de español encuentran problemas con las dos palabras del título. En el español de todos los días en la América Hispana ambas palabras se pronuncian igual. Esto ha contribuido en gran medida a la confusión provocada. El otro ingrediente que se añade a lo anterior es que hasta en sus acepciones se prestan a confusión. Más abajo se despejará de la mejor manera posible el asunto.

Acechar es aguardar con cautela, atisbar, vigilar, espiar, es permanecer en un lugar observando, al tiempo que se procura no ser visto. Esta conducta puede tomarse en sentido figurado. En algunos casos puede admitirse con el sentido de que alguien se siente amenazado o, presagia la amenaza sobre algo. Asechar es poner, armar asechanzas, engaños, artificios, maquinaciones, con el propósito de hacer daño a alguien.

No hay que enfadarse en extremo por la confusión que ha enredado hasta al más listo. D. Rufino José Cuervo escribía: “la distinción de las dos aplicaciones mediante formas diferentes no data de los primeros tiempos de la lengua: usábanse indistintamente las dos ortografías para una y otra acepción”. En apoyo de estos usos citaba D. Rufino a Fray Luis de Granada, Lope de Vega y Alfonso el Sabio.

En algunos casos la duda asalta al escribiente que reflexiona porque el evasor puede utilizar ardides para evitar el pago (asechar). O bien, puede esperar cautelosamente a que se presente la oportunidad o la posibilidad para no cumplir con sus obligaciones impositivas (acechar).

Luego de esta exposición queda demostrado que en algunos casos (los menos), el empleo de uno u otro de los dos verbos es posible; sin embargo, en otros casos salta a la vista la diferencia. En materia penal las diferencias se destacan por la manera en que actúa la persona que se vale de un medio o de otro para perpetrar su delito.

EFICIENTIZACIÓN

“La EFICIENTIZACIÓN de la generación eléctrica. . .”

Aquí se está de nuevo en presencia de otro neologismo. Este como muchos otros está formado a la manera culta; es decir, con la inserción de un infijo que se denomina aquí afrancesado y una terminación conocida.

Todo parece indicar que la formación de este neologismo se ha hecho utilizando la raíz de eficiente, añadiéndole el infijo iza, después de eliminar la vocal final, y, a esto agregándole la terminación –ción.

Ante una voz de este género tiene el curioso acerca del lenguaje que plantearse la pregunta acerca de la pertinencia del nuevo vocablo, esto es, la necesidad de que exista. No se trata solamente de buscar los genes a la nueva palabra.

La formación, como se esbozó antes, es correcta. Ahora bien, ¿existe la necesidad de una palabra que exprese esta idea? Más abajo se examinará la conveniencia del término y su posible acepción.

Antes de entrar en materia hay que referirse a la diferencia entre eficaz y eficiente, porque como se mentó antes, el neologismo parece formado sobre la raíz de eficiente.

Si alguien desea experimentar un mareo léxico, algo que puede hacer es tratar de entender la diferencia entre eficaz, eficiente, eficacia y eficiencia; esto claro, si es que hay modo de separar las acepciones de unas y otras de estas palabras. Aquí se hará un ejercicio sencillo en beneficio de los hablantes para que puedan discernir las diferencias, si es que las hay.

Eficaz es, que tiene eficacia. Eficiente que tiene eficiencia. La eficacia es, de acuerdo con las Academias la “capacidad de lograr el efecto que se desea o se espera”. La eficiencia, a su vez, es la “capacidad de disponer de alguien o de algo para conseguir un efecto determinado”.

Para el Diccionario panhispánico de dudas, eficaz y eficiente significan prácticamente lo mismo. Aconseja ese diccionario que la primera palabra se use para cosas y la segunda para personas. Se sostiene además que eficacia se refiere a la capacidad de lograr algo; eficiencia destaca la capacidad de lograrlo con economía de medios. Fundéu expresa que aplicado a personas, “es eficaz aquella que sirve para lo que se espera de ella, mientras que es eficiente la competente, la que rinde en su actividad”.

Para volver al tema inicial, la eficientización sería lograr  hacer competente o que produzca beneficio o utilidad una cosa, que tenga mejor rendimiento. Según parece el neologismo encuentra su campo de acción en economía.

© 2016, Roberto E. Guzmán.