Da igual "cardíaco" que "cardiaco", "policíaco" que "policiaco"

 Hay quienes se preocupan -quizá  usted también- por la pronunciación de un grupo de adjetivos, nadie sabe cuántos, que  se forman a partir de añadir el sufijo /íaco, iaco/ y sus formas femeninas a determinados sustantivos.

Para algunos la duda está en si debe decirse, por ejemplo, policíaco (po-li-cí- a-co) o policiaco (po-li-ciá- co).

En el primer caso, con la fuerza de entonación en la sílaba /cí/, no hay diptongo, sino hiato, la palabra tiene cinco sílabas y por la posición de la sílaba acentuada, es  esdrújula.

En el segundo caso, la fuerza de entonación se ha traslado a la vocal /a/ y por tanto hay un diptongo: ciá.  El vocablo tiene cuatro sílabas y se anota en el grupo de las  llanas por lo cual no se le marca el acento.

Lo que hemos observado del adjetivo “policíaco” o  “policiaco”, derivado del sustantivo policía,  es válido para “austríaco” o “austriaco”, de Austria, y que constituye el gentilicio para los naturales de ese país de Europa.

Otros  ejemplos que nos llegan a la memoria son: iliaco o ilíaco, cardiaco o cardíaco, maniaco o maníaco, elegiaco o elegíaco.  Cada vocablo de estos  suscita en algún momento la duda sobre  la forma correcta  en que ha de decirse. Pero el problema no es tal, no amerita  preocupación, pues ambas formas son aceptadas.

Al respecto,  transcribo lo que explica  el Diccionario panhispánico de dudas, obra de la Asociación de Academias de la Lengua Española:

La acentuación etimológica latina es –íaco [í – a – ko], con hiato entre las dos vocales en contacto; pero también es correcta la acentuación llana –iaco [iá – ko], con diptongo en lugar de hiato. En el español americano, la norma culta prefiere la acentuación esdrújula ([maníako]); en el español de España es más corriente la pronunciación llana ([maniáko]). Se recomienda adecuar la grafía a la pronunciación, de modo que quien pronuncie un hiato escriba -íaco y quien pronuncie un diptongo escriba –iaco”. (pág. 349).

En nuestro país predomina  la acentuación esdrújula para  estas palabras (cardíaco, policíaco) lo cual indica que estamos en el marco de la norma culta para el español de América.

Pero fíjese  en lo que hace el Diccionario de la lengua española, lo cual no deja de ser pauta  para todos los hablantes.  Respecto del gentilicio de Austria, a  la palabra que da entrada es /austriaco, ca/ (sin tilde, por ser llana). En esa misma entrada, anota que también se dice/austríaco/ (tilde en trí, palabra esdrújula).

En cuanto al vocablo relativo a la policía, la entrada es /policíaco, ca/ (tilde en  cí, palabra esdrújula) y apunta  el Diccionario que también se dice /policiaco/ (diptongo, palabra llana).

El Diccionario privilegia la forma /ilíaco1, ca/  (con tilde) y anota que también se dice /iliaco/ (con diptongo).  En  Anatomía, esto es perteneciente o relativo al ilion, un hueso de la cadera.

Lo mismo ocurre con /cardíaco, ca / (con tilde) y  el DLE  señala que también se dice /cardiaco/ (sin tilde, diptongo).

Lo más recomendable con estas palabras es procurar coordinación entre la escritura y la pronunciación. Si usted quiere decir “car- dí- a- co”, entonces póngale tilde. No exija a nadie que pronuncie “po-li-cí- a-co” si usted no colocó la tilde, y por tanto escribió “policiaco”. Nuestro idioma es asi.

© 2015, Rafael Romero Peralta.

 

Que el futuro nos pille leyendo

Faltan unos días para despedir este 2015 teresiano y cervantino. Para la Academia Dominicana de la Lengua ha sido el año del reencuentro con los clásicos. Nos lo hemos tomado en serio: diez talleres con los que hemos recorrido desde el Cantar de Mío Cid, primera obra literaria conocida en español, hasta el extraordinario aliento poético de San Juan de la Cruz y su Cántico espiritual. Como todo lo bueno, la lectura da seguidilla, así que 2016 nos pillará leyendo.

Todos hemos aprendido; un clásico, como decía Italo Calvino, nunca termina de decir lo que tiene que decir. A través de estos talleres he reafirmado mi convicción de que debemos trabajar para el futuro. Los jóvenes que se están formando como lectores hoy serán los lectores y escritores de mañana.

Un asiduo lector de Diario Libre decidió regalarle el Lazarillo de Tormes a su hija Eleonora, que ha cumplido quince años recientemente. Un regalo que nos habla bien del padre y de la hija. Otra amiga lectora, Marian, quien acaba de cumplir nueve años, me contaba de su éxito escolar con un cuento de su autoría titulado “La gallareta que se equivocaba”.

Eleonora y Marian son el futuro. Con su afición por la lectura se están formando como mejores personas y sentando los cimientos que les servirán como impulso en todo lo que decidan emprender. Decía Dostoyevski: “Déjennos ustedes solos y sin libros y enseguida nos haremos un lío, nos extraviaremos”. Y así nos va desde que nos hemos apartado de los libros.

Estos jóvenes lectores serán los que lleven las riendas de nuestro mundo mañana; y el mañana (un día como hoy es aún más evidente) está a la vuelta de la esquina. No los dejemos sin libros. Felices nuevas lecturas para todos y que el futuro los pille leyendo.

© 2015, María José Rincón.

En Belén con los pastores

Navidad, tiempo de aguinaldos. Una palabra de origen incierto que, al parecer, procede de la frase latina hoc in anno, ‘en este año’, que aparecía desde antiguo en los cánticos populares con los que se celebraba la llegada de un año nuevo. El aguinaldo es el regalo navideño, pero también la fiesta que nos reúne en torno a estos días.  Que levante la mano quien no lleve ya más de uno en el cuerpo este diciembre. Y que no falten.

Costumbres y palabras que se enlazan para evocarnos la Navidad. Algunas, como aguinaldo, nacieron en los lejanos tiempos del latín y comparten esta lengua madre con la mayoría de las voces de nuestra lengua.

Hay una que nació cuando un pequeño pueblo de Palestina le prestó su nombre a una representación que emula sus calles y sus personajes.

Los belenes, nacimientos, portales o pesebres, como se les llama en lo largo del mundo que habla español, bullen poblados de pastores, molineras, labriegos, lavanderas, y todo un ecosistema de ovejas, vacas, bueyes y mulas que nos huelen a campo y a infancia.

Quizás este bullicio ayudó a que belén sumara a sus acepciones las de ‘confusión’ o ‘desorden’. Más difícil me resulta dar razón de por qué los que están en Babia están también en Belén con los pastores.

Los belenes forman parte de nuestra tradición, aunque cada día escaseen más, vencidos por el abeto iluminado. Sea junto al belén o al arbolito, que la Nochebuena los encuentre junto a sus seres queridos y les traiga, al menos, dos palabras hermosas: salud y paz.

© 2015, María José Rincón.

 

Entre chivos y cabras: bien de bien

Hace unos días observaba  a un simpático animador de un programa de televisión en uno de los concursos  en los que pone a participar a sus invitados. En un caso había que responder  la pregunta: ¿cuál  es el animal que ofrece sexo a cambio de comida?  Ente las opciones de respuesta estaba lo que el animador se esforzaba en llamar “la cabra macho”, que era la correcta.

Me pareció inútil su esfuerzo,  pues antes de que ese conductor de programas naciera, al macho de la cabra se le ha llamado “cabro” y “cabrón”.

Cabra (del latín capra) es la hembra de la familia de los caprinos. El Diccionario de la lengua española la define así:

1.f. Mamífero rumiante doméstico, como de un metro de altura, muy ágil para saltar y subir por lugares escarpados, con pelo corto, áspero y a menudo rojizo, cuernos vueltos hacia atrás, un mechón de pelos largos colgante de la mandíbula inferior y cola muy corta. 2. f. Hembra de la cabra, algo más pequeña que el macho y a veces sin cuernos.

En la lengua española  hay algunos nombres que mencionan igual al femenino que al masculino, se denomina “epiceno”, que originalmente significa “común”. Ejemplo de esto son los siguientes vocablos: bebé, lince, pantera, víctima, perdiz, tiburón, persona, miembro.

Pero cabra no está en ese grupo, pues para eso está la voz “cabro”. De  “cabrón” dice el Diccionario: macho de la cabra.

Entra el chivo

En la República Dominicana y  otros países de Hispanoamérica el vocablo “chivo” se ha impuesto sobre cabro o cabrón, igual que chiva sobre cabra.   El Diccionario académico, 23ª edición,   registra  el sustantivo chivo y su forma femenina chiva, con estas acepciones:

  1. m. y f. Cría de la cabra, desde que no mama hasta que llega a la edad de procrear.2. m. Cuba, Nic., R. Dom., Ur. y Ven. cabrón (‖ macho de la cabra).

El Diccionario panhispánico de dudas, obra de la Asociación de Academias de la Lengua Española, hace la siguiente precisión en torno a cabra y cabro:

Cabra. 1. ‘Rumiante de pequeño tamaño con cuernos curvados hacia atrás’. La forma cabra se emplea como epiceno femenino para referirse a cualquier animal de la especie, sea macho o hembra: «También se mostraron otros animales, como cabras, caballos y aves ornamentales» (Tiempo [Col.] 1.12.87). Para designar específicamente al macho se usan, en la lengua general, las expresiones macho cabrío, cabrón o chivo; no obstante, en algunos países americanos y algunas regiones de España se emplea también el masculino cabro, normal en el español medieval y clásico: «Cabras silvestres y uno que otro cabro cimarrón».

De ningún modo piense el simpático animador que lo estoy tomando de chivo expiatorio (macho cabrío que el sumo sacerdote sacrificaba por los pecados de los israelitas). Sólo aspiramos a la perfección en el uso de nuestro idioma.

Quemar o quemarse

Una apreciada amiga sugiere  hablar de verbo quemar  o quemarse, cuyo significado  es abrasar o consumir con fuego. Sin embargo,  en la acepción de reprobar un estudiante una asignatura o  el curso, es un puro dominicanismo.  Dominicanismo semántico, debo decir, pues ese verbo,  sobre todo como transitivo,  tiene empleo muy común en el español general.

Como dice la amiga,  quemarse es peligroso en cualquier aspecto.  Parece que los dominicanos lo hemos tomado de su sentido simbólico, difundido por las religiones, de quemarse en el fuego del infierno para  aquellos que no  pasen la prueba del juicio final.  Los exámenes son un juicio al que se somete el estudiante…

© 2015, Rafael Peralta Romero.

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Virtud lingüística

Vamos a despedir el año rodeados de dimes y diretes sobre injerencias. Algunos dimes cardenalicios se descalifican por sí solos gracias a su tono inapropiado y a la mentalidad retrógrada que manifiestan. Huelgan los comentarios, tanto de fondo como de forma.

Otros dimes pueden al menos dejarnos una enseñanza lingüística. Saben que, a veces, ojeamos u hojeamos la prensa con más prisa de la que deberíamos. Un atinado comentario de mi amigo Alejandro Castelli, buen hablante y muy buen corrector, me hizo ver la incongruencia más que evidente que revela la frase «Contra la injerencia extranjera, la virtud doméstica».

Estoy de acuerdo con el fondo; lo que nos deja patidifusos a Alejandro y a mí es la selección del adjetivo doméstico. Me explico. Búsquenlo en el DRAE, por ejemplo. No encontraran entre sus acepciones ninguna que pueda aplicársele a esta frase. Doméstico en nuestra lengua significa ‘perteneciente o relativo a la cosa u hogar’. Emplearlo en un contexto como el que nos ocupa implica un sentido aproximado a ‘nacional’.

Es el mismo error que cometemos cuando hablamos de *vuelos domésticos o *empresas domésticas, en vez de decir, como sería lo correcto, vuelos nacionales o compañías nacionales; o cuando nos referimos a *problemas domésticos en lugar de a problemas internos.

Lo incongruente entonces es que hablemos de injerencia extranjera precisamente acudiendo a un calco semántico del inglés. La injerencia lingüística es en este caso flagrante y más dolorosa porque ha llegado al corazón mismo de lo que somos, a nuestra lengua. Gracias, Alejandro, por ser buen hablante y por ponernos delante de los ojos la virtud interna de nuestra lengua frente la injerencia de los falsos amigos.

© 2015, María José Rincón.

 

 

Arrugón – acercamiento – camioneta (pick up)

ARRUGÓN

Esta voz del español dominicano es un aumentativo de otra más conocida. En realidad, la voz “arruga” existe también en el habla dominicana con un significado peculiar. Las dos voces por sus rasgos específicos tienen bien ganado sus espacios en el español dominicano.

Es posible que no haya un uso documentado de estas voces en la literatura dominicana. Quizás el uso de estas dos voces se restringió a unos años de la década de los cincuenta del siglo pasado. Tal vez fue un empleo limitado a la jerga de los estudiantes de esos años.

Todo lo expuesto en el párrafo anterior a este es factible, pero nada de esto deja fuera del español dominicano las dos voces que se han mencionado antes.

Queda fuera de dudas que en el español dominicano existe la locución “sin arrugas” para referirse a algo que se produce sin contratiempos. En los juegos de baloncesto los puntos encestados sin que la bola tocara el aro eran llamados “sin arrugas”.

Una arruga era “hacer un papelón”, era “poner en ridículo” o “hacer el ridículo”. Quizás utilizar el vocablo ridículo sea exagerado para las situaciones en las cuales se utilizaba el término. La persona, más bien el estudiante, que pasaba por un momento que se calificaba de arrugón, era aquel a quien no se tomaba en cuenta, era ninguneado. Se producía en las situaciones en las cuales no se tenían en cuenta las observaciones u opiniones que hacía la persona que se señalaba de haber pasado por el arrugón.

De alguna manera el estudiante que sufría un arrugón no sufría desprecio, sino más bien una subestimación que podía ser solo momentánea. Al introducir aquí la palabra estudiante, se ofrece una pista acerca del entorno en el que se usaba el sustantivo. Si ya no se usa con la frecuencia que antes tenía, por lo menos tuvo su apogeo en la jerga de los jóvenes estudiantes de los años mencionados.

No puede darse por terminada esta sección sin que se mencionen las acepciones que tiene el vocablo “arruga” en el español de otros países americanos. Conforme con lo catalogado por el Diccionario de americanismos de la Asale, arruga en Perú es la ‘deuda cuyo pago se demora’. En Venezuela es la persona ‘que se echa para atrás en sus compromisos o tareas’. Esto sin entrar en los detalles del verbo arrugar que es más rico en significados que la arruga.

ACERCAMIENTO

“Mi ACERCAMIENTO es presentar los vegetales. La palabra vegetal es una entidad desconocida para muchos de ellos. . .”

Antes de entrar en el centro de atención de esta sección no puede pasarse por alto lo del “vegetal”. Por esta palabra hay que entender, “verduras, hortalizas, legumbres”. Con respecto del vocablo “entidad” en este contexto, habrá que pedir una bola de cristal para que ayude a adivinar lo que desean expresar con esto. Al grano.

Hace un tiempo largo ya que viene padeciéndose el uso de “acercamiento” en redacciones de frases y oraciones en las que (en las cuales) este parece una pésima traducción de una voz del inglés. Se examinarán aquí dos voces: la española del título y la inglesa, que se presume que confunde a los hispanohablantes. Cada una con sus respectivos significados. Además, se verificará la tendencia que existe en los hablantes de lengua española con respecto al sustantivo acercamiento.

En el español tradicional acercamiento era solo la acción de aproximarse. En la actualidad existe una propensión en el habla y en los escritos para ensanchar este concepto e incluir en él otras acepciones que se alejan del sentido primero. Se hace constar que ya se acepta el uso con sentido figurado o espiritual.

En la mayoría de los casos esta ampliación del español “acercamiento” viene a través del verbo aproximar(se) y del concepto que de este se tiene en el español moderno.

Sucede la confusión cuando en español se toma el verbo acercar(se) por aproximar(se) y se lleva la sinonimia hasta el sustantivo para entender que la primera es el ‘punto de vista desde el que se aborda un tema’. Con esta acepción se encuentra aproximación en el Diccionario integral del español de la Argentina (2008).

El concepto “aproximación a” (por acercamiento) se entiende por “aprendizaje, preparación”, de acuerdo con lo que recoge el Diccionario de uso de las preposiciones españolas (2007).

En inglés, el sustantivo approach sirve para expresar los pasos preliminares hacia la consecución de un propósito particular. Esto, claro, entre muchos otros significados que posee en distintas situaciones.

En el caso del texto, la versión más socorrida hubiese sido utilizar sustantivos tales como “método, metodología, enfoque, modo, forma, manera, estrategia”. Hágase el ejercicio de reemplazar lo que trajo el texto de la cita por una de las palabras propuestas y se verá de inmediato la diferencia que se manifiesta en la claridad de la expresión. De este modo el mensaje trasciende sin dudas.

Los vocablos que se ofrecieron son las traducciones más socorridas para un entorno como el de la cita para la sustantivo approach del inglés. En este caso, como en muchos otros, quien redacta o traduce debe mantener la distancia prudente con respecto de las lenguas extranjeras para no faltar al espíritu del español.

 

CAMIONETA – PICKUP

“Testigos dijeron que el fallecido había tenido una discusión con otra persona en una CAMIONETA PICKUP sobre un lugar de estacionamiento. . .”

En el título figuran dos voces que a primera vista parecen ser sinónimas; por lo menos así se las considera en algunos países de América. En la redacción, la voz extranjera aparece en aposición a la del español que desciende del francés; la del inglés aparenta que modifica a la aclimatada en el español. La madeja se desenredará en el transcurso de esta sección.

Será preciso encontrar la diferencia entre las dos voces y se advertirá en qué país una palabra y la otra son diferentes. El desarrollo de este tema obligará a revisar otras palabras relacionadas con estas en diferentes países hispanohablantes.

Una camioneta es un vehículo automotor destinado al transporte de carga, pero menor que el camión. El pickup del inglés es un camión ligero con una cabina cerrada y carrocería trasera abierta, con los laterales bajos y una portezuela al final.

En algunas regiones de Colombia, en Cuba, Guatemala, un picó es una camioneta. Escrito del modo inglés, en 17 países hispanohablantes el pick-up es la camioneta ya descrita. Entre estos países el Diccionario de americanismos (2010) incluye a México.

En cuanto a la camioneta, el Diccionario de mexicanismos de la Academia Mexicana de la Lengua (2010) entiende que es un ‘vehículo particular de mayores dimensiones y capacidad que un automóvil estándar’. Ese diccionario le hace un espacio a la voz troca, para ‘camioneta de trabajo pesado que puede incluir cajón para cargas’. Esa voz se utiliza también en Nicaragua para el camión de carga. A veces en algunas regiones pronuncian troque. (Las negritas son mías, RG).

La definición que despeja las dudas es la del Diccionario del español usual en México del Colegio de México (2002), que para camioneta consigna dos entradas. ‘1. Vehículo automotor más pequeño que un camión, que sirve para transportar carga. 2. Vehículo automotor semejante a un coche, pero con más capacidad para llevar pasajeros’.

El Bilingual dictionary of Mexican Spanish (2002), trae como acepción de camioneta: ‘Coche familiar. Station wagon’. Ese mismo diccionario para pick up asienta, ‘camioneta. Pick-up truck’.

El vehículo automotor que permitía acomodar mayor cantidad de pasajeros (station wagon) cuando era vehículo de transporte público se conocía en República Dominicana con el nombre de pisicorre. La voz del español dominicano parece formada de “pisa” y “corre”. En este caso el verbo pisar significa acelerar un vehículo automotor para aumentar la velocidad de este. Correr en este caso debe tomarse por viajar muy de prisa, hacer un recorrido con rapidez.

Este pisicorre en Cuba también es una camioneta y así consta en el Diccionario de americanismos mencionado más arriba. En Puerto Rico se llama con la voz pisicorre la furgoneta preparada para el transporte público de pasajeros “de la isla” y barrios de la ciudad.

Muchas de estas explicaciones han perdido utilidad después de que se empezó la fabricación de vehículos todoterreno que también tienen compuertas traseras, así como asientos plegadizos para mayor capacidad de transporte de pasajeros.

© 2016, Roberto E. Guzmán.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Meterse – interconfesional – La República Dominicana

Meterse

Este verbo en funciones pronominales en la República Dominicana reviste características especiales en algunos casos. Específicamente hay un caso que no ha sido recogido todavía por los diccionaristas dedicados a recopilar los usos propios del español dominicano.

No hay explicación para que se haya pasado por alto el uso que se definirá en el desarrollo de esta sección. Tan pronto como se exponga el significado dominicano para el verbo del epígrafe, los hablantes de español dominicano reconocerán el uso.

Meterse se utiliza en República Dominicana en tanto sinónimo de “engullir, devorar”. En otros términos corresponde con los verbos “tragar, ingerir”. Ha de tenerse en cuenta que la persona que se mete algo por la boca lo hace de manera desaforada, come mucha cantidad con gran voracidad y avidez. El individuo que observa esta conducta deglute a gran velocidad sin parar mientes en la masticación de los alimentos.

De la misma manera en que se ha explicado el verbo en los casos de los alimentos sólidos, el verbo del título es usado en el habla de los dominicanos aplicado a líquidos. Quien conjuga este verbo puede ser llamado de comilón y por el chusco al de líquidos lo llamaría “bebilón”.

El verbo pronominal jondearse en funciones transitivas, en su acepción dominicana, es otro ejemplo de verbo que comparte algunas características con el estudiado aquí, pues en el Diccionario del español dominicano (2013) aparece con esta acepción: ‘tragarse algo, comérselo’. No es raro que quien come de este modo reciba el nombre de buquí, que es la ‘persona que come mucho y nunca se satisface’. Esta acepción se tomó del citado diccionario.

 

INTERCONFESIONAL

“. . .miembros de la comunidad INTERCONFESIONAL del sur de la Florida y figuras políticas como el alcalde de…”

El objetivo de esta sección es estudiar la oportunidad en español de la voz interconfesional. Lo que motiva este examen es saber si ella obedece a los cánones o a la tradición de la lengua española.

Es importante hacer este tipo de ejercicio, porque D. Eugenio Coseriu lo resumió en una frase: “lo que el hablante ingenuo piensa de su lengua es decisivo para el funcionamiento de la misma”.[i] El hombre y su lenguaje (1977:18).

En la actualidad, las organizaciones que fungen como rectoras u orientadoras para el buen hablar y mejor escribir en español han promovido la formación de nuevas voces, integrando los prefijos a elementos que se prestan para estructurar neologismos.

Las observaciones que se harán con respecto de esta nueva voz son motivadas por el elemento inter- en funciones de prefijo que es como se usa aquí y a la forma en que se emplea. La oportunidad de este se discute más abajo.

En tanto elemento componente de palabra en español, inter- significa “entre, en medio de”; de allí que aparezca integrado a palabras de buena solera en el español tradicional como intertropical, interurbano, interuniversitario y muchas más. En otros casos, funciona para denotar “dentro, interior”. Interarticular es un ejemplo de palabra formada con inter- en funciones de “dentro, en el interior de”.

Como ocurre en muchas ocasiones, el redactor ha tomado las funciones de este prefijo del inglés y con él ha formado un vocablo nuevo en español. Entre otros valores, inter- en inglés sirve para expresar “compartido por, que participa, implica, supone, involucra o toma parte”.

Si se hace un injerto entre las lenguas (interlenguas), entre el inglés y el español, puede deducirse lo que pretendió comunicar el redactor. La interpretación sería, “miembros de la comunidad en la que participan varias confesiones; miembros de la comunidad que involucran diferentes confesiones religiosas; miembros de la comunidad en la que toman parte confesiones diversas”.

De la lectura de las versiones ofrecidas para enderezar la redacción mixta, se nota enseguida que ha habido que variar un poco la presentación para ajustarla al espíritu del español.

 

LA REPÚBLICA DOMINICANA

En las diferentes lenguas la frecuencia del uso de los artículos definidos varía de acuerdo con el genio de esa lengua. Es decir, estos se emplean con mayor o menor frecuencia, conforme con los usos de esa lengua. En inglés existe una tendencia mayor a obviar la utilización de estos artículos, si se compara con el español. En francés, en cambio, el uso es más común que en español.

Los artículos, en sí mismos, carecen de significado. Adquieren su significado cuando acompañan a otros vocablos. En el caso del artículo determinativo colocado antes del nombre del país lo que hace es que destaca la importancia del nombre del país. Esta forma de expresarse consigue unir al lenguaje el pensamiento de quien habla o escribe.

De este modo se produce un fenómeno de identificación entre la idea del país que se individualiza y la realidad que se percibe mediante las palabras. En este caso la representación es diferente de la que se elabora sin el artículo. La presencia del artículo presta una concreción mayor al nombre que precede.

Algunos topónimos llevan siempre el artículo determinado antepuesto porque forman parte del nombre del lugar, ejemplos de ellos son El Salvador y La Habana. En otros casos la inclusión del artículo es opcional, como sucede con los nombres de muchos países. Ha de destacarse que cuando el artículo forma parte del nombre del lugar (topónimo), este se escribe con mayúscula inicial.

Son muchos los países a los cuales se les antepone el artículo definido de modo opcional, los Estados Unidos, el Perú, la Argentina. Hay otros que no admiten el artículo determinado delante, por ejemplo, Guatemala, México, Venezuela, España. Excepto, cuando el nombre del país se hace acompañar de un adjetivo calificativo. Ejemplo de esto, “La España medieval”. Puede decirse que la anteposición de estos artículos delante de países y ciudades es caprichosa.

En la gramática tradicional se decía que la colocación del artículo antes del sustantivo se hacía para anunciar el género y el número del sustantivo. No debe olvidarse que en muchos casos esto no rige, porque delante de un sustantivo femenino puede colocarse por eufonía un artículo masculino. Puede decirse que el artículo determinante es el verdadero, pues es el que “determina” el nombre. Entre el artículo y el sustantivo cabe que se coloque un adjetivo u otro complemento.

Es prudente que el hablante dominicano se pregunte el porqué del énfasis de mencionar siempre el sustantivo femenino “república” cuando se menciona el nombre del país dominicano. Es posible que esto sea una reafirmación de la independencia del estado. Se ha observado que algunos dominicanos residentes en el exterior mencionan el país dominicano de esta forma: “La República”.

Hace muchos años ya, se propuso emplear Dominicana como nombre del país y evitar decir y escribir República Dominicana. Esa propuesta no prosperó y los nacionales continúan llamando el país con el sustantivo república delante. No debe olvidarse que en los casos en que los dominicanos desean abreviar el nombre del país, colocan las iniciales mayúsculas RD para representarlo.

Los haitianos para nombrar el país de los dominicanos utilizan la forma respetuosa République Dominicaine, aunque a veces llaman el país, la Dominicanie (Dominikani). Algunas personas han querido ver esta última forma como una falta de respeto.

© 2016, Roberto. E. Guzmán.

 

 

 

[i] COSERIU, Eugenio. El hombre y su lenguaje: Madrid. Editorial Gredos, 1977, 267 p.

Prepararse – rentismo

PREPARARSE

El verbo pronominal prepararse adquiere  en el habla dominicana un sentido especial que solo se ha detectado en el español de ese país.

Este verbo solo pueden “conjugarlo” las mujeres. Es un verbo muy viejo en el habla dominicana, pero no ha encontrado su consagración en ninguno de los diccionarios dedicados al habla de ese país que se ha editado hasta la fecha.

Vale que uno se pregunte, ¿cómo es posible que haya un verbo que solo puedan conjugarlo las mujeres? No se trata de discriminación, pues la naturaleza impide que un hombre pueda aducirlo.

Prepararse en el idioma dominicano, en el campo de la obstetricia, equivale a esterilizarse. Hay que hacer notar que por la forma en que se usa el verbo se presume que la mujer ha elegido someterse al procedimiento quirúrgico, que lo hace de manera voluntaria.

La manera más socorrida para “prepararse” es someterse a una ligadura de las trompas de Falopio. Este es un procedimiento quirúrgico. En este “prepararse” hay una gran parte que queda sobreentendida; consiste en “preparase para no tener más hijos o para no tener más embarazos”.

En la utilización de este verbo en las intervenciones en que se usa en el español dominicano se produce el fenómeno que en gramática se denomina elipsis, pues se omite el resto por quedar expreso, patente; por lo tanto, no hay que explicar prepararse para qué.

El cuerpo humano cuenta con más de una parte que se denomina “trompa”. Están las trompas de Eustaquio que van de la parte superior de la faringe al oído y las de Falopio que son dos conductos que comunican el útero a los ovarios. Las últimas deben su nombre a un anatomista de ese apellido, de ahí que sea necesario escribir el apellido con inicial mayúscula.

El nombre trompa se atribuyó a estos canales (conductos) porque se reconoce una similitud entre estos, por sus formas, y la trompeta o trompa que son instrumentos musicales de viento que constan de un tubo cónico. En inglés la voz que corresponde es tube (para canal, conducto) que tiene relación con la tuba que es un instrumento musical formado por un tubo cónico y otras partes.

El autor de estas observaciones acerca de la lengua y, especialmente, de las voces del español dominicano, está confiado en que los lexicólogos y lexicógrafos tomarán nota de esta sección para hacerle un espacio al verbo estudiado aquí.

 

RENTISMO

“Sabe trabajar en equipo, ha estudiado a mayor profundidad los fenómenos del RENTISMO y su agotamiento y los fenómenos de la guerra económica. . .”

Esta voz del título, como tal, no aparece recogida en el lexicón mayor de la lengua española (DLE) que la Real Academia se ocupa en editar.

La palabra está formada conforme con los usos de la lengua española. Por lo ya expuesto, vale la pena que se examine de modo pormenorizado el supuesto significado, los usos en los diferentes países de términos semejantes al estudiado y el ámbito de influencia en economía de estos términos.

Sin duda alguna la voz del título tiene relación con la renta. En español el sufijo -ismo se utiliza para varias significaciones específicas. Se encuentra en sustantivos que representan sistemas, doctrinas y características. La dificultad se presenta cuando se trata de reducir el asunto y llegar a una conclusión.

El significado del vocablo renta en sí mismo varía de acuerdo con el país en que se use. En Puerto Rico es el ‘agente de policía que trabaja con narcóticos’. Así aparece en el Diccionario de americanismos (2010).

En Uruguay emplean la palabra renta a modo de abreviatura del adjetivo rentista. En ese país el adjetivo rentado lo utilizan como equivalente de remunerado. Estos datos se han tomado del Diccionario del español de Uruguay (2011). En el español corriente este rentado sirve como adjetivo aplicado a la persona que tiene una renta para mantenerse. El Diccionario del español de Argentina (2000) consigna este rentado en ese país para los trabajos y los cargos remunerados.

La persona que expresó las ideas que son citadas al principio de esta sección es venezolano de nacionalidad. Por esta circunstancia se volvió el interés sobre el Diccionario del habla actual de Venezuela (1994) y de la familia de palabras de renta en este. El vocablo que allí se encuentra es rentado, que ‘aplicado a una actividad o al ejercicio de un deporte, que está remunerado’.

Esa es una entrada que hay que añadir a los diccionarios del español dominicano, pues se utiliza en el español dominicano también. Esta idea de “deporte rentado” se usa para oponerla al deporte de aficionados o amateur, nombre con que se ha denominado durante largo tiempo esta actividad deportiva en la que no se paga a los jugadores. En la mayoría de los casos, “el deporte por paga” aplicado al béisbol recibe el nombre de béisbol profesional.

Rentar, a su vez, en trece países en los cuales se habla español es ‘alquilar, dar o tomar algo en arriendo’. En Honduras en la jerga de la juventud rentar refiere a ‘exigir dinero una mara al conductor de un vehículo para continuar su ruta’. Estas acepciones se han extraído del diccionario mencionado en el párrafo anterior próximo a este. Vivir de la renta es en Cuba, ‘vivir de vago’, así consta en el Diccionario mayor de cubanismos, (1999).

En sentido general, rentar es ‘producir beneficio o utilidad periódicamente’. Esa es una definición certera, precisa y breve. Se tomó del Diccionario Clave de uso del español actual (2012).

La palabra rentista acepta varias significaciones; referido a una persona, es la que tiene conocimientos o práctica en materia de hacienda pública; es la que recibe renta de valores del estado; es la que vive de sus rentas y, la que percibe renta de cualquier tipo de propiedad.

Una vez se llega a este punto en el estudio del asunto, sigue en pie la noción que trató de comunicar la persona con este “rentismo”. Antes de ir más lejos hay que dejar claro que hay varias clases de rentas.

Aquí se va a conjeturar con respecto de lo que el señor que utilizó la voz “rentismo” quiso expresar con ella. Tal vez deseó advertir que la persona a la que se refería era (o es) un especialista en cobro de impuestos sobre la renta o de impuestos sobre los ingresos anuales de las personas. O que es una ‘persona entendida en cuestiones de Hacienda Pública’, como define el Diccionario de uso del español (2007) al “rentista”. ¡Vaya Ud. a saber!

© 2016, Roberto E. Guzmán.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Mal paso – fletada – target

MAL PASO

La intención en esta sección es observar detenidamente una locución formada con “mal paso” que se utiliza en el español dominicano con un significado muy particular. Antes de llegar a la locución anunciada hay que dejar bien claro que la significación que posee la locución no es compartida por la generalidad de los países de habla hispana.

“Mal paso” es una expresión cuya significación oscila desde lo inconveniente, pasa por lo deshonesto y llega hasta lo ilícito. Mal paso también se utiliza para referirse a una situación difícil, a un trance. El mal paso en que incurre una persona puede colocarla en un compromiso o dificultad y llega a designar ese compromiso o dificultad.

La expresión es “dar un mal paso”, que en sentido general significa una ‘acción que supone una equivocación o una contravención de las normas establecidas’. “Un paso en falso” es equivalente de la anterior y ambas están documentadas con la significación que se citó en el Diccionario fraseológico documentado del español actual (2004) de Seco, Andrés y Ramos.

De una manera más precisa ese diccionario consigna un ejemplo tomado de la literatura española de los años sesenta del siglo XX. La cita es acerca de una hija natural producto de un “mal paso”.

Ese sentido de “dar un mal paso” es uno que se ha oído en República Dominicana; pero hay otro “mal paso” más específico que ese y sobre ese se abundará más abajo.

El “dar un mal paso” dominicano consistía en consentir una chica en tener relaciones sexuales por primera vez sin que mediara el matrimonio antes. Sucedía en los campos dominicanos cuando la muchacha accedía a tener relaciones sexuales por vez primera antes de formalizar una relación putativa.

Como un dato curioso se señala que con un significado semejante se conoce una locución en portugués brasileño. Allí es dar un mau passo que se usa para referirse a una chica que se deja desflorar. La referencia del brasileño se tomó del Tesouro da fraseologia brasileira de Antenor Nascentes (1986).

Por medio de las fuentes que se han citado, España y Brasil, se piensa que la locución es antigua, pero que no la recogieron todos los países americanos; o bien, que algunos de entre ellos la dejaron caer en desuso.

Se hace propicia la ocasión para anunciar que la Academia Dominicana de la Lengua publicará el año próximo, 2016, un diccionario fraseológico del español dominicano.

 

FLETADA

“En sus cuatro temporadas ha superado las 80 impulsadas y los 20 jonrones, sumando más de 100 FLETADAS en 2014 y 2015”.

De la lectura de la oración transcrita se infiere que se trata de una crónica sobre béisbol. Antes de entrar de lleno en materia, es oportuno resaltar que el béisbol es la actividad que más locuciones le ha metido al habla dominicana. Esa transferencia se explica cuando se piensa en el entusiasmo que embarga a los dominicanos cuando se trata de este deporte.

Hace ya más de 50 años narró la pelota dominicana un cubano que contribuyó a incorporar muchas expresiones al béisbol, así como a popularizar muchas de ellas, al punto de que varias de ellas penetraron el habla diaria. El narrador se llamó Rafael Rubí. La persona que hacía los comentarios entre los episodios o en los momentos en que no había acción en el juego fue Cuchito Álvarez. De allí nació la expresión, ¿qué te parece Cuchito? que pasó al habla para pedir opinión.

Antaño, cuando se fletaba un vehículo se hacía para uso exclusivo de la o las personas que pagaban el importe de ese flete. En República Dominicana se utilizaba este participio generalmente para designar con él el alquiler de un vehículo de transporte de pasajeros interurbano.

Fletada se usó por extensión para denominar a la mujer que bailaba toda la noche con la misma pareja. Así consta en el Diccionario del español dominicano (2013).

De acuerdo con el citado diccionario, en el béisbol, fletar es conseguir un buen batazo. El Diccionario de americanismos (2010) asienta que en béisbol cubano el significado de la palabra estudiada es ‘impulsar una carrera’.

Conforme con el contexto de la cita, puede deducirse que en el pasaje el uso que se hace del vocablo estudiado es en el sentido cubano, pues el entorno así lo sugiere.

De la lectura de lo expuesto aquí se saca la conclusión de algo sobre lo cual se ha insistido antes. Cuando se escribe, sobre todo en ciudades cosmopolitas o en medios que trascienden fronteras, se ha de elegir un español internacional para así evitar ambigüedades.

 

TARGET

“En estos tiempos en que la circulación de la información es indetenible, segmentar, seleccionar y capturar al TARGET específico es clave”.

Cada vez que los periodistas, columnistas y analistas meten una palabra ajena a la lengua española en un escrito que se supone que sea en lengua española, lo que hacen es asestarle una estocada a la comunicación. Esto así porque no puede presumirse que los lectores sepan o conozcan la lengua extranjera que ultraja el español del mensaje.

No se trata de ser “más papista que el Papa”, sino de ser congruentes. La misión de un escrito es comunicar algo. Para hacerlo de modo directo se recurre a la lengua que se presume común. Introducir voces extrañas a esa lengua es claudicar; es una muestra de poco conocimiento de la lengua corriente. No constituye una señal de erudición.

Este target no tiene razón de ser. No la tiene en español, por lo tanto, no hay necesidad de recurrir a este. Aquí se ofrecerán las palabras de buena solera española que desempeñan la misma función.

Una buena traducción en español para el target del inglés, es objetivo. En algunas circunstancias puede adoptarse destinatario. De un modo más general es posible definirlo con la ayuda de blanco en tanto objeto o lugar al que se dirige una acción.

En las campañas publicitarias en las que tanto se habla y escribe de targets muy bien pueden reemplazarse estos por mercado, destinatario final. En este tipo de actividad, la publicidad, a veces puede llegarse a utilizar, grupo al que va dirigido, usuario al que va destinado. Es justo reconocer la deuda que se ha contraído con el diccionario en línea de la Universidad de Granada al sugerir estas traducciones.

Fundéu en el momento en que se ocupó de esta voz del inglés promovió otras opciones para transmitir el mensaje, público objetivo, grupo objetivo, público, grupo de destinatarios.

Cabe aquí que uno se pregunte si después de esta lista de opciones que se presentan aquí hay necesidad de acudir a una lengua extranjera para expresar las ideas que se transmiten con ellas.

La gran ventaja que tienen las palabras y grupos de estas que se han propuesto es que permiten añadir matices a lo que se desea expresar.

Una vez más se insiste y se repite que la lengua española cuenta con todos los recursos necesarios para cumplir su misión cabalmente. Los pobres son los escribientes y no la lengua.

© 2016, Roberto E. Guzmán.

 

 

 

 

 

 

 

Gancho – izquierdante

GANCHO

Esta palabra que “engalana” el título de esta sección es conocida por los dominicanos. Esta se trae a estos comentarios acerca del idioma porque en República Dominicana presenta rasgos distintivos. Todos los lexicones que se han ocupado del habla de los dominicanos traen este vocablo con el significado de “trampa, ardid, engaño, fraude, asechanza”.

Aparte del interés que reviste para los dominicanos este vocablo es muy antiguo en castellano y portugués. Está documentado desde el año 1331 por J. Corominas en el Breve diccionario etimológico de la lengua castellana. Ha pasado de estas lenguas al turco, a varios idiomas balcánicos, al catalán, al italiano y, al galorrománico

La importancia de la voz no se debe solo a su significado, sino más bien al uso que de ella se ha hecho en ciertos períodos de la historia dominicana. Durante la Era de Trujillo los calieses, plural irregular de calié, acostumbraban a “tirar ganchos” para atrapar a desafectos al régimen.

El dominicano vivía “espantado” y veía un gancho en cualquier alusión negativa sobre la dictadura de Trujillo. De estas actitudes se hizo popular la expresión “no caer en gancho” para denotar que la persona que así se expresaba no se dejaba embaucar.

Durante este período de la historia dominicana el dominicano desarrolló una aversión a todo lo que le pareciera una estratagema para hacerlo criticar el gobierno de la tiranía imperante.

Por lo antes expuesto, una persona que aludiera aún fuera de modo velado a lo negativo de la dictadura podía ser tildada de “ganchosa”. Esa descripción describía y describe la situación que se suponía que conllevaba una treta para atrapar a una persona en su desliz frente a la dictadura.

La selección de este sustantivo del epígrafe para nombrar lo que se ha descrito aquí obedecía, y obedece, a juicios certeros, por aquello de que el verbo enganchar significa “agarrar, apresar, atrapar, coger”.

Conforme con lo que recoge el Diccionario de americanismos de la ASALE (2010), el significado de ‘trampa, ardid’, es conocido también en El Salvador y Nicaragua. Esta acepción es corroborada en el diccionario de las Academias. Llama la atención que el Diccionario del español de Nicaragua (2007) no trae esa acepción para gancho.

El reflejo dominicano al gancho alcanzó tales proporciones que el famoso siquiatra dominicano Antonio (Toñito) Zaglul en su libro Apuntes escribió sobre lo que llamó “teoría del gancho”. Describió lo que se conoce con el nombre de “complejo del gancho”, pues el dominicano veía un engaño en muchas inocentes ocasiones.

Hay otro gancho dominicano que se menciona menos que el anterior, se trata del que se coloca en las redes eléctricas o entradas de energía eléctrica para evitar que el contador registre el consumo. Sobre todo, el gancho se utiliza cuando no hay acometida legal. Este gancho no lo mencionan los lexicones dominicanos.

A ese objeto se le conoce también con el nombre de “puente” y hasta ha propiciado el verbo “puentear” para la acción en las circunstancias señaladas más arriba, esto es, para evitar la contabilización del consumo cuando hay un contador de electricidad instalado.

Una de las razones que mueven a reflexionar acerca del gancho de la Era de Trujillo es para que las generaciones más jóvenes sepan hasta donde llegó el control de la dictadura, que llegó hasta penetrar la psique del ciudadano. Es probable que la mentalidad del dominicano todavía tenga rasgos de este comportamiento, aunque ya no sea para los asuntos políticos. No cabe aquí que se trate esa parte. Un siquiatra de los quilates del Dr. Segundo Imbert podría desarrollar este punto.

 

IZQUIERDANTE

“En cambio, se lo han concedido a ‘IZQUIERDANTES’ mediocres como. . .”

La persona que escribió la frase que se copia más arriba es un conocedor de la lengua española. El empeño que pone en la palabreja lo anima a escribirla entre comillas para ponerla en relieve. Es probable que él sepa que si no está inventando una nueva voz, por lo menos ha introducido una terminación menos usual. La palabra “izquierda” tiene una historia interesante en las lenguas. Se examinará rápidamente el origen de esta y se repasarán los significados de sus derivados en la lengua común.

La palabra “izquierda” nació en casa como lo expresan Buitrago y Torijano en el Diccionario del origen de las palabras (1998). Con esas palabras destacan que procede del vasco esker, ezkerra. La palabra se introdujo en el castellano antes de que se asentara en ella la procedente del latín. Esta preferencia le fue conferida por la connotación negativa que traía la opción latina sinistru(m). La voz del vasco ha tenido fortuna en otras lenguas, portugués (esquerdo), catalán (esquerre). J. Corominas en su Breve diccionario etimológico de la lengua castellana (1967), aventura la explicación de que se formó “quizá de un híbrido del vasco esku ‘mano’ con el céltico kerros, izquierdo, propiamente torcido’…”

En la cita que consta al principio de esta sección, el escritor no usa la voz izquierdante para referirse a un lado del cuerpo o, a una orientación geográfica, sino a una posición política. Como la izquierda política llega al español desde el francés, eso obliga a recurrir a esa lengua.

La izquierda política surgió de la votación en la Asamblea Nacional Constituyente del 11 de septiembre de 1789 en Francia, porque los diputados que apoyaban la soberanía nacional sobre la autoridad del rey se situaron a la izquierda (gauche) del presidente. Así la palabra “izquierda” quedó asociada a las ideas políticas que pregonan el cambio político y social. La Real Academia define esta izquierda en las asambleas parlamentarias, ‘conjunto de los representantes de los partidos no conservadores ni centristas’. O, en sentido general, ‘conjunto de personas que profesan ideas reformistas o, en general, no conservadoras’.

La persona izquierdista es la que pertenece a la izquierda política. Izquierdoso es un término despectivo que sirve para señalar que tiende a la izquierda política. Por el estilo de esta última el habla ha formado izquierdizante para referirse a la persona que profesa ideas de tendencias reformistas. La última voz es más larga que la propuesta por el redactor de la cita, pero parece que transmite una idea semejante.

El Diccionario del español actual, DEA, (1999), de Seco, Andrés y Ramos registra a izquierdizante con la acepción, ‘que tiende a izquierdista’. También retiene ese lexicón el vocablo izquierdización, correspondiente a ‘acción de izquierdizar(se)’. Recoge este diccionario además, izquierdizar con el significado de, ‘dar carácter izquierdista [a alguien o algo]’. Y, ‘tomar alguien o algo carácter izquierdista’.

Ha de notarse que en todas las palabras reproducidas del DEA, las terminaciones son diferentes a las que utilizó el redactor de la cita copiada. Tienen las del DEA, añadidas a la terminación, dos letras, “iz” entre la letra de /d/ y la terminación cual sea esta.

Al autor de estas observaciones acerca de la lengua le parece que el columnista que escribió la frase citada formó de modo culto su voz derivada y no paró mientes en la formación de las demás palabras de la misma familia.

Antes de dar por terminada esta sección hay que recordar que la palabra izquierdo(a) no logró borrar la connotación negativa que evitaba con el uso de la siniestra, pues en francés gauche significa, aplicado a una persona, torpe. En portugués y en español torcido. Muchas locuciones en español tienen sentido negativo, “por la izquierda”, persona “rosca izquierda”. En dominicano existe una que no mencionan los repertorios de esa habla, “levantarse con el pie izquierdo” que indica que la persona ha tenido “mala suerte ese día”. Esa locución se usa también en Cuba; así consta en el Diccionario de cualidades defectos y otros males del cubano (2014) de Carr y del Valle.

A manera de conclusión. En muchas ocasiones lanzarse contra el uso establecido es “casar un pleito perdido”, porque a la larga hasta la Academia ha tenido que reconocer muchos usos que contradicen las reglas. No ha de olvidarse que el habla precedió a las reglas gramaticales.

© 2016, Roberto E. Guzmán.