Valoración poética de León David

Por Bruno Rosario Candelier

   Desde hace unos años en el Movimiento Interiorista del Ateneo Insular hemos disfrutado la presencia, el conocimiento y la obra de nuestro valioso poeta Leopoldo Minaya, pero nunca, hasta hoy, habíamos tenido la oportunidad de conocer el talento exegético, como hemos disfrutado esta tarde el enjundioso estudio que en esta sesión ha presentado nuestro querido poeta interiorista sobre la obra de León David, en cuya exégesis evidencia una alta capacidad valorativa, lo que revela, además, su potencial crítico y teorético para ponderar, desentrañar e interpretar una obra literaria con la belleza, la erudición y la profundidad como lo ha hecho en su enjundiosa ponencia nuestro poeta. Por consiguiente, a partir de ahora, querido y admirado poeta, no podemos obviar ese valioso potencial exegético de tu intelecto para asignarte una tarea de interpretación, si me lo permites, porque lo que tú has presentado esta tarde, en este coloquio sobre la obra poética de León David, ha sido una ponencia iluminadora y edificante sobre la obra poética de nuestro agraciado poeta y académico de la lengua. La brillantez y la profundidad de tu valoración poética y estética de la obra de León David es sin duda admirable y esclarecedora. ¿Y por qué se da esa condición intelectual, estética y espiritual en Leopoldo Minaya? Porque él vive la poesía y la creación literaria y, en razón de que vive poéticamente la vida, disfruta con pasión el arte de la palabra en la creación poética. Y eso, naturalmente, supone en primer lugar que tiene formación intelectual, talento creador, sentido de la estética y disfruta intensamente lo que entraña la creación y la interpretación.

La mayoría de los seres humanos no le hacen caso al arte de la palabra, ni a la creación artística, ni a la producción intelectual, científica, estética y espiritual porque la gente común vive una vida vegetativa, con una existencia fundada en la satisfacción de las necesidades materiales, que se manifiesta en comer, dormir, descansar, recrearse para cumplimentar las apelaciones comunes de la existencia. Muchos no se dan cuenta de que nuestra condición humana tiene una dimensión especial centrada en la conciencia, el intelecto y la espiritualidad, y esa espiritualidad tiene múltiples formas de plasmación, de canalización y de vivencia. Y la creación intelectual, artística y literaria es una de las principales manifestaciones del espíritu que da cuenta de lo que nos distingue y enaltece a los seres humanos en función de una dotación primordial que recibimos cuando fuimos dotados con el don de la vida, como el Logos de la conciencia. El Logos de la conciencia que originalmente concibió Heráclito de Éfeso en la antigüedad griega fue una intuición genial de ese pensador presocrático porque nos enseñó a valorar lo que realmente enaltece la condición humana, centrado en la energía del Logos en cuya virtud podemos pensar, intuir y crear. Entonces, en el ámbito de la creación, la palabra está a nuestro alcance y a nuestra disposición, que es lo que hacen los poetas, los narradores, los dramaturgos y los intérpretes de la creación, como lo hace León David, para darle sentido a lo que intuyen los seres humanos, para darle valor y trascendencia a la misma vida; y, sobre todo, para darle un cauce creador al caudal de conceptos e imágenes que concita la mente cuando se pone en contacto con la energía y el alma de lo viviente.

La belleza y la profundidad de la interpretación hecha por Leopoldo Minaya sobre la obra de León David (1) sugieren varias ideas que comentar y ponderar. Sobre todo, se sintetiza en una expresión del propio Leopoldo Minaya cuando dijo que en la obra de León David hay una “excelsitud estética”. Esa excelsitud estética, que ciertamente se da en la obra de León David, es importante considerarla para ponderar, sentir e interpretar el sentido de la creación, para vivirla como la vivió Leopoldo Minaya, que tiene la capacidad de sintonizar la esencia de una creación literaria, y tiene esa capacidad porque él participa de esa excelsa condición de los poetas en virtud de los atributos de su inteligencia, su sensibilidad y su espiritualidad. El hecho de vivir como viven León David y Leopoldo Minaya es una evidencia de lo que Martín Heidegger decía de los genuinos poetas, que “viven poéticamente el mundo”. Y vivir poéticamente el mundo implica abstraerse de la realidad cotidiana, recrear lo que conocemos en nuestro contacto con la realidad, sumar las experiencias y las vivencias en esa abstracción para crear lo que en literatura se llama una realidad estética y una realidad metafísica. En el fuero de esa realidad estética y metafísica los poetas, narradores, dramaturgos e intérpretes de la literatura tienen la capacidad para vivir al margen de las reclamaciones cotidianas, que mucha gente no lo entiende porque cuando ven al creador que se aparta para vivir en esa concha de su mundo interior, que necesita la privacidad, que tiene que vivir su vida a su manera, diferente a como la viven la mayoría de los humanos, no lo entienden; y entonces lo que suelen decir es que esa persona vive ausente de la realidad, que vive al margen del mundo, y hasta lo tildan de loco. Así lo consideran porque no entienden que esa “locura” de la que hablaba Platón es necesaria para crear arte, para crear filosofía, para crear literatura y vivir la estética y la espiritualidad porque hay que compenetrarse con el sentido que tiene la realidad. Para entender el sentido de la realidad hay que apartarse de la realidad mostrenca. Fíjense qué contradicción -aparente contradicción- porque es una manera de prescindir de determinadas manifestaciones de la vida e incluso de cosas buenas de la vida. La palabra no es más que un canal, un fuero, un cauce para canalizar las vivencias interiores, las vivencias intelectuales, estéticas y espirituales que tienen y viven los creadores cuando asumen la palabra en ese ámbito trascendente.

Tanto Leopoldo Minaya como León David (2) son finos cultores de la palabra porque la conocen, porque la han estudiado, porque saben interpretarla y recrearla. La interpretación también implica, en quien hace la labor de exégesis, la misma condición que tienen los poetas. Porque la creación y la interpretación entran en una interconexión necesaria para valorar lo que la palabra crea, sugiere y expresa.

El caso de León David es particular porque la persona que responde al nombre de Juan José Jimenes Sabater (3) tiene la virtud de que siendo un intelectual profundo, un esteta del lenguaje y un fino creador de la palabra, ha cultivado todos los géneros y lo ha hecho con brillantez formal y hondura conceptual. Escribe con el primor de la palabra y la elegancia literaria del buen decir en cada género de la escritura cuyos principios, técnicas y procedimientos conoce y aplica. Ha dado demostraciones fehacientes de que domina los recursos técnicos y formales de la creación literaria conforme la peculiaridad de cada género literario. Eso es oportuno consignarlo porque León David es un cultor del lenguaje y exquisito un creador de la palabra; un creador de la imagen y un pensador de conceptos, porque tiene la capacidad para reflexionar, intuir y crear, como lo evidencia el inmenso aporte de su obra literaria. Esa triple condición supone una alta intelectualidad en el creador que se ha dado a conocer con el pseudónimo de León David. Entraña en nuestro creador una alta intelectualidad que le ha permitido cultivar con altura, profundidad y elegancia el arte de la creación verbal. Esa excelsitud estética tiene una cabal concreción en la obra literaria de León David.

Entonces, al comentar la hermosa y profunda exégesis literaria que hizo Leopoldo Minaya a la no menos hermosa y profunda obra literaria de León David, no es sino una manera de ponderar y enaltecer la alta valoración que tengo de la obra de León David como creador, como escritor, como teórico de la literatura y como intérprete de la creación literaria, quien, además, tiene una particularidad única en la literatura dominicana. ¿Y por qué digo que tiene una particularidad única en la literatura dominicana? Porque, hay diferentes niveles en el arte de la creación (4). León David tiene la capacidad para situarse en el más alto nivel del lenguaje y tiene el alto talento para entender y crear el lenguaje en su más honda y sublime profundidad, lo que indica que es alto su talento, profunda su intuición y luminosa su sabiduría. Porque el lenguaje tiene muchos niveles, variadas escalas y diferentes estilos, y él sabe encimarse en la más alta cumbre de la creación, y adentrarse en el más profundo y entrañable fuero de la palabra, y recrear el más exquisito nivel expresivo de los estilos literarios. Y, entonces, prevalido de ese enorme potencial de la palabra, León David usa un lenguaje altamente culto. Él es nuestro creador literario dotado del más refinado uso del lenguaje de la creación estética, en términos de la exquisitez de la palabra y de la excelsitud estética del lenguaje en esa dimensión culta de la expresión, tan profunda, tan elevada, tan sutil, como la que él tiene para usar un léxico exquisito, un léxico culto asimilado del tesoro patrimonial de nuestra lengua, que él asume, actualiza y revive con el esplendor de alta estirpe. En la obra de León David encontramos palabras que usaban los escritores de cuatro o cinco siglos atrás, palabras que trajeron a nuestro país los primeros españoles que poblaron esta isla y que en nuestro tiempo son palabras altamente cultas que, en la mayoría de los casos desconocemos, y León David sabe darles el uso pertinente y el sentido apropiado a esas palabras antiguas de nuestra lengua, a esas voces arcaicas de nuestro vocabulario, a esas acepciones añejas de nuestra semántica con el sentido apropiado que tuvo en su tiempo, con el sentido propio en su acepción primordial en virtud de esa sólida cultura académica que tiene León David; y por ese nivel de penetración en el más alto estadio de la lengua misma en su nivel profundo, estamos ante un escritor consumado de nuestra lengua. Y eso no es más que una expresión de los múltiples talentos literarios que adornan la personalidad estética y espiritual de León David, razón por la cual me inclino reverente ante la obra y ante el talento de este querido y admirado creador. ¡Enhorabuena, poeta!

 

Bruno Rosario Candelier

Encuentro literario del Ateneo Insular

Colegio Nuestra Señora de Las Mercedes

Santo Cerro, La Vega, 26 de octubre de 2019.

 

Notas:

  1. Juan José Jimenes Sabater es el intelectual y escritor que escribe bajo el pseudónimo de León David.
  2. Poeta, narrador, ensayista, dramaturgo, teórico y crítico literario, Juan José Jimenes Sabater nació en La Habana, Cuba, en 1945. Publica sus ensayos, narraciones, estudios y poemas con el pseudónimo de León David. Textos suyos escritos en los diversos géneros literarios han sido publicados en diferentes medios de comunicación y en libros de poesía, ficción y ensayo. Licenciado en Letras por la Universidad de los Andes (Mérida, Venezuela), dirigió la Escuela de Arte Dramático de la Dirección General de Bellas Artes, el Departamento de Letras y la Extensión Cultural de la Universidad Autónoma de Santo Domingo. Fue embajador de la República Dominicana en Argentina y Uruguay.  Es miembro de número de la Academia Dominicana de la Lengua y miembro del Movimiento Interiorista del Ateneo Insular. Ha publicado los siguientes libros de poesía: Poemas del hombre anodino, Poemas del hombre nuevo, Trovas del tiempo añejo, Intento de bandera, Guirnalda, CarminaEn narrativa: Narraciones truculentas, Parábola de la verdad sencilla, El hombre que descubrió la verdadEn teatro: El sueño de Arlequín, La noche de los escombrosEn ensayo: Huellas sobre la arena, Adentro, Cánepa, Artes plásticas dominicanas, Una aproximación a la pintura metafísica de Jaime Colson, Cálamo currente,El lenguaje de la poesía, Domingo Moreno Jimenes y Delmira Agustini o el otro nombre de la pasión. En Obras completas de León David están editadas en 7 tomos sus diferentes géneros literarios.
  3. Como creador de literatura y expositor intelectual, León David se ha integrado a las actividades literarias del Movimiento Interiorista del Ateneo Insular con cuya estética se identifica y respalda.

Ortoescritura

Por Rafael Peralta Romero

Un debate: ¿concejo municipal o consejo municipal?

Esta columna ya ha opinado sobre esto. Nuestra posición es simple: el gobierno de un municipio se denomina “concejo” y es redundante agregarle el adjetivo “municipal” o la expresión “de regidores”. Pero la Fundéu- Guzmán Ariza, institución que vela por el buen uso del idioma español,  ha recomendado  el uso de “Concejo de regidores” frente a “Consejo de regidores”. El escritor Sélvido Candelaria ha refutado  esa recomendación.

Fundéu-Guzmán Ariza  escribió lo siguiente:

«Concejo de regidores», mejor que «consejo de regidores»

Concejo, con c y no con s, es la forma apropiada de referirse a la reunión del órgano colegiado de gobierno de un ayuntamiento.

Algunos medios de comunicación dominicanos suelen emplear la grafía con ese en frases como «Más adelante se involucró en política, ligada al PRSC, y a raíz de la firma del Frente Patriótico alcanzó una curul en el Consejo de Regidores del ADN», «El Consejo de Regidores del ayuntamiento del Distrito Nacional otorgó un reconocimiento al alcalde David Collado» o «El Consejo de Regidores de la Alcaldía de Santo Domingo Este está dirigido por el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) y aliados».

El sustantivo concejo procede del latín concilium (‘reunión o asamblea’) y, según lo define el Diccionario de la lengua española, equivale a ‘ayuntamiento o corporación municipal’, ‘municipio’ y, también, ‘sesión celebrada por los individuos de un concejo’.

El Diccionario panhispánico de dudas recomienda no confundirlo con consejo (del latín consilium: ‘órgano consultivo y deliberativo’) que designa el ‘órgano colegiado con la función de asesorar, de administrar o de dirigir una entidad’ (consejo económico, consejo asesor) y ‘reunión de los miembros de un consejo’: «La decisión se tomó en el último consejo de administración».

Por otro lado, tanto ayuntamiento como cabildo, alcaldía, municipio, concejo, regidor, alcalde, concejal… son sustantivos comunes que solo se escriben con mayúscula inicial cuando forman parte de la denominación completa de un edificio público o de un organismo en concreto: «Los bloques políticos integrantes del concejo municipal tendrán derecho a participar en los órganos complementarios del ayuntamiento que…», «Las iniciativas de modificación de la estructura organizativa deberán ser presentadas al concejo de regidores para su aprobación», «Ayuntamiento del Distrito Nacional», «Concejo de Regidores del Ayuntamiento de Santo Domingo Norte».

Candelaria

Candelaria dirigió a Fundéu-Guzmán Ariza la siguiente comunicación:

Recibo con mucho gusto y agradecimiento sus notas sobre el buen uso del idioma. Hasta ahora, he encontrado muy provechosas las observaciones que me han llegado por esta vía. Pero no creo que la contenida en este correo que respondo sea muy adecuada, pues con ella se está incentivando el uso de un pleonasmo, vicio que es altamente criticado cuando se trata de dar limpieza y esplendor a la lengua.

La palabra concejo, por sí sola, se basta para indicar el conjunto de regidores de un ayuntamiento. Por tanto no hay que agregarle más nada para que se entienda su significado.

Por otro lado, en un ayuntamiento, es posible que funcione un consejo. No se comete ninguna falta cuando se dice, por ejemplo, «el consejo de regidores para la seguridad del Distrito Nacional», si en el concejo de esa demarcación geográfica, existe un grupo de sus miembros designados para que estudien y decidan sobre las medidas de seguridad que deban presentarse al pleno para ser aprobadas. En otras palabras, las comisiones designadas en los diferentes ayuntamientos para estudiar, debatir y recomendar sobre casos y temas particulares, con el fin de agilizar los trabajos de esas corporaciones, pueden ser llamados consejos sin ningún desmedro del buen decir o escribir. Con mis respetos por su loable labor,

Sélvido Candelaria

Echaron la Constitución a pelear con la  gramática

En la entrega del pasado  domingo incluimos el mini debate respecto a la palabra “concejo” (gobierno municipal)  a propósito de una recomendación difundida  por la Fundéu- Guzmán Ariza, una institución  que vela por el buen uso del español en los medios de comunicación. La propuesta de Fundéu se resume en: «concejo de regidores», mejor que «consejo de regidores». El escritor Sélvido Candelaria, miembro correspondiente de la Academia Dominicana de la Lengua, disiente de este consejo  señalando que: “La palabra concejo, por sí sola, se basta para indicar el conjunto de regidores de un ayuntamiento. Por tanto no hay que agregarle más nada para que se entienda su significado”.

Mi apreciación, expresada antes en esta columna,  concuerda con la de Candelaria. Los argumentos son los siguientes:

Con la voz concejo (con c) se nombra al ayuntamiento o corporación municipal. El Diccionario de la lengua española  la define así:

“concejo. Del lat. concilium. 1. m. casa consistorial.2. m. ayuntamiento (‖ corporación municipal). 3. m. municipio. 4. m. Sesión celebrada por los individuos de un concejo.

El Panhispánico de dudas, otro diccionario  editado por  la  Asociación de  Academias de la Lengua Española, especifica que concejo “procede del latín concilium  (reunión o asamblea), y no debe confundirse con consejo (órgano para asesorar o tomar decisiones). Los miembros de un concejo son concejales; los de un consejo, consejeros”.

El vocablo /consejo/ (con s) procede del latín  consilium. Significa: “1. m. Opinión que se expresa para orientar una actuación de una determinada manera. 2. m. Órgano colegiado con la función de asesorar, de administrar o de dirigir una entidad. Consejo económico y social, escolar.3. m. Reunión de los miembros de un consejo. La decisión se tomó en el último consejo de administración”.

Las empresas organizadas son regidas por un consejo de administración, las universidades tienen su consejo académico o consejo universitario (caso de la UASD), el Poder Judicial  cuenta con un órgano superior que es el Consejo del Poder Judicial y la contraparte, el Ministerio Público, es regida por el Consejo Superior del Ministerio Público.

El Poder Ejecutivo, con todo y lo unipersonal que se muestra, somete propuestas y  escucha planteamientos del Consejo de Ministros, instituido por el artículo 137 de la Constitución. Antes se llamó Consejo de Gobierno.

Vista la segunda acepción de la palabra consejo (órgano colegiado con la función de asesorar, de administrar o de dirigir una entidad) resulta fácil  inferir que  el ente colegiado con función  normativa, reglamentaria y de fiscalización integrado por los regidores sea un consejo, que lo es. Los  regidores constituyen el Consejo Municipal.

El Consejo Municipal y la Alcaldía, el órgano el ejecutivo,  son las dos columnas del Concejo (gobierno municipal, con c). Esta última palabra  no requiere ni soporta  el adjetivo  “municipal” ni el sintagma adjetival “de regidores”. Basta con la voz Concejo. De ahí que  se aconseje (de consejo) no emplear expresiones como las siguientes:

1-Concejo de regidores del ayuntamiento de Santiago estará presidido por  Héctor Martínez.                                              2- Escogen bufete directivo Concejo Municipal de…

3-Fulano Tal  es el nuevo presidente del Concejo de Regidores de…

Menos aconsejable es que tal uso se inscriba en un documento oficial como lo es el acta  de sesiones de un ayuntamiento: “El secretario del Concejo Municipal del honorable Ayuntamiento Municipal de Santiago certifica elección del bufete….”

¿Quién ha sido el responsable de introducir  en el léxico edilicio  la locución redundante “concejo de regidores”? Nada menos que la Ley Suprema, hecha por hombres y mujeres pasibles de equivocarse, sobre todo si no piden consejo. El artículo 201 reza de este modo:

“El gobierno del Distrito Nacional y el de los municipios estarán cada uno a cargo del ayuntamiento, constituido por dos órganos complementarios entre sí, el Concejo de Regidores y la Alcaldía. El Concejo de Regidores es un órgano exclusivamente normativo, reglamentario…”.

Ahí está el maco. El Concejo es el gobierno municipal. En el Concejo caben el Consejo de Regidores y la Alcaldía.

Variaciones semánticas  del verbo arreglar

El pasado martes (15-10-19) El Nacional publicó en su portada la foto de un vendedor  de frutas  captado en el momento que componía la mercancía en su escaparate callejero. Arreglando la venta, fue titulado el pie informativo.  “José Marcial Reyes  arregla sobre su triciclo las fruta para hacerlas más atractivas…”.

Este uso del verbo /arreglar/ está conforme al significado que le atribuye el Diccionario de la lengua española. Les transcribo tres de sus cinco  acepciones: 1. tr. Reducir o sujetar a regla, ajustar, conformar. U. t. c. prnl. 2. tr. Componer, ordenar, concertar. 3. tr. Acicalar, engalanar. U. t. c. prnl.

Fíjese en la segunda definición, eso es lo que hacía el frutero: componer, ordenar, concertar.

En el habla dominicana, el uso más generalizado de arreglar lo hace sinónimo de reparar, que no hay dudas  consiste en  corregir fallas en objetos, aparatos o máquinas. El arreglar incluye, además, situaciones, documentos, amores, alimentos,  indumentarias.

Mire estos ejemplos:

  • Mi reloj se está atrasando, tengo que llevarlo a arreglar
  • La estufa tiene un escape de gas, pero me quieren cobrar tres mil por arreglarla.
  • Se me dañó la nevera y no sé cuándo podré arreglarla.
  • El carro me presentó problemas pero ya fue arreglado.
  • El sastre me hizo mal el traje, y ahora dice que eso no tiene arreglo.
  • A esa televisión se le mete un ruido y no hay forma de arreglarla.
  • Estos zapatos están enteros, solo hay que llevarlos a arreglar.
  • Con el sueldo trece pienso hacerle un arreglito a la casa.
  • El celular se quedó sin servicio, pero la compañía ya me lo arregló.
  • Arréglate la corbata que la tienes hacia un lado.
  • Ya casi voy, solo tengo que arreglarme el pelo.
  • Lo que pasa es que el documento tiene un error, el abogado dijo que lo está arreglando.
  • Hablé con la persona y me dijo que lo tuyo está prácticamente arreglado.
  • Eso hay que arreglarlo antes de 2020…bueno.
  • Ellos se habían separado, pero ya se arreglaron.

Arreglar tiene algunas connotaciones de carácter sexual, por ejemplo dar  atención sexual, sobre todo un hombre a una mujer, es arreglarla: Salimos hace unos días y la arreglé.

Pegarle a alguien, en una riña: Se puso conmigo y lo arreglé.  Por igual, padres y madres, cuando todavía el castigo es amenaza: No te apures, yo te arreglo.

También se  arreglan las cuentas: se arregla la cuenta en el colmado, la farmacia, el casero o cualquiera  que le haya ofrecido crédito a alguien. Pero el momento crucial de arreglar la cuenta ocurre en bares y restaurantes cuando algunos vividores escapan o se declaran insolventes al momento de llegar la nota final de consumo. El más responsable no puede ir sin arreglar la cuenta.

Para el Diccionario académico,  arreglar no es sinónimo de reparar, sino de  componer, ordenar, concertar. Veamos estos tres vocablos, de acuerdo al DLE.

Componer. Tiene  17 acepciones. Sólo la quinta guarda semejanza con reparar: 5. tr. Ordenar, concertar o reparar lo desordenado, descompuesto o roto.

Ordenar. Tiene cinco acepciones de las cuales copio la tres primeras:  1. tr. Colocar algo o a alguien de acuerdo con un plan o de modo conveniente. Ordena los recibos por fecha. 2. tr. Encaminar y dirigir algo a un fin. Ordenó su actuación a mejorar las condiciones de trabajo. 3. tr. Mandar, imponer, dar orden de algo. Le ordena seguir adelante.

Concertar.  De diez acepciones, solo la primera menciona el verbo arreglar, es decir que la concertación incluye arreglo: 1. tr. Componer, ordenar o arreglar las partes de una cosa, o varias cosas.

Para justificación del habla dominicana, el vocablo reparar es definido así: 1. tr. Arreglar algo que está roto o estropeado.

La  “penca” broma en torno al “penco” candidato

Tan importante es el significado con el que un vocablo haya sido incorporado al Diccionario como el que le otorgue una determinada comunidad de hablantes.  De hecho, las palabras se recogen  en el catálogo lexicográfico de una lengua por  la frecuencia en el uso  que se haga de ella.

De ahí que las palabras  puedan tener más de un significado (polisemia) o que  una palabra  se pronuncia y escribe  como otra, pero tiene diferentes origen  y  un valor semántico muy distante (homonimia) como ocurre con  vino (forma del verbo venir) y vino (bebida obtenida del zumo de la uva).

El fenómeno de la  polisemia (de «poli-«, muchos, y el griego «sema», significado), ha sido tratado otras veces en esta columna, hoy solo nos enfocaremos en resaltar el contexto  en el que se emplee un término que presenta varias acepciones.

En la mayoría de las palabras polisémicas debe predominar el contexto lingüístico. Ejemplos: 1) Compró una caja de galletas; le dieron una galleta que reguiló como un trompo. 2) Tomó la foto con una cámara moderna; se retiró a su cámara privada.

La situación  en la que se pronuncia un vocablo  puede conducir a una variación  o intensificación del significado. No será  lo mismo el “¿Por qué no te callas?”,  dicho por el rey de España a Hugo Chávez, entonces presidente de Venezuela, que el “cállate, cállate, cállate” que cantaba –y canta- Rocío Jurado. ¿Qué hombre no quisiera ser mandado a callar de este modo: Si amanece y ves/ que estoy dormida/ cállate, cállate, cállate/ déjame soñar con tus caricias / y cállate, cállate, cállate.

La  sintonía con la  intención de quien habla es  indispensable para captar el sentido de lo dicho. Incluso la  expresión altisonante “Cállate, coño”, varía el sentido de acuerdo al contexto situacional.

Un penco de…

Gran alboroto mediático le han armado al presidente Danilo Medina por referirse al señor  Gonzalo Castillo como “un penco de candidato presidencial”. Esta palabra aparece en el Diccionario de la lengua española, publicación de la Real Academia Española y de la Asociación de Academias de la Lengua Española con diez acepciones, ninguna de las cuales  coincide con la intención del hablante Medina.

A continuación  reproduzco algunas: 1. m. Caballo flaco o matalón. 2. m. Persona rústica o tosca.3. m. Persona inútil.4. m. Can. Prostituta. 5. m. And., Bol., Cuba, Ec. y R. Dom. Penca de ciertas plantas.6. m. And., Can., Cuba, Hond. y Méx. Persona despreciable.

Es evidente que la intención del mandatario no era comparar a su candidato con un caballo flaco, lleno de mataduras ni  tampoco  quiso decirle “persona rústica o tosca”.

Medina  habló el pasado lunes (21 de octubre 2019)  en un acto político del PLD y en  su ponderación  del señor Castillo dijo: “Como diría el compañero Lidio Cadet, Gonzalo es un penco de candidato”.

“Penco de… “es una locución propia del habla dominicana empleada para destacar el tamaño de una cosa. El Diccionario del español dominicano, obra de la Academia Dominicana de la Lengua,  ha incorporado el vocablo con el siguiente significado:

“Penco m. pedazo de gran tamaño. Rur.pop. col. –un penco de: loc. adj. Referido a  persona, de gran tamaño. Pop. col. Es un penco de muchacho que solo tiene doce años”.

Las abreviaturas constituyen un código. Veamos: loc. (locución), adj: adjetiva.  rur “uso propio y exclusivo del ámbito rural”.  Pop: “Nivel sociocultural bajo”. Col.:”Uso reservado a un contexto comunicativo espontáneo”.

Cuando se habla o se oye, se lee o se escribe, conviene tomar en cuenta  el contexto en el que se hace. Esto, en favor de la comprensión.

 

Temas idiomáticos

MÚSICA

01 / 10 / 2019,

La pianista Catana Pérez

Hoy la lengua y la ortografía me van a servir como excusa para rendir un homenaje humilde a Catana Pérez, musicóloga, pianista, ensayista y divulgadora, fallecida hace unas semanas. Catana Pérez era música; y lo era en varias de las acepciones que este hermoso sustantivo de origen griego tiene en nuestra lengua.

En la Edad Media las primeras letras del alfabeto latino servían para nombrar las notas musicales. El monje benedictino Guido de Arezzo cambió sus nombres para siempre a comienzos del siglo XI. Se sirvió de un himno dedicado a san Juan Bautista cada uno de cuyos versos empezaba con una nota musical superior a la del verso anterior. El monje utilizó la primera sílaba de cada verso en latín para denominar las notas musicales: Ut queant laxis/Resonare fibris/Mira gestorum/Famuli tuorum/Solve polluti/Labii reatum,/Sancte Ioani. Más tarde cambiamos el nombre de la primera nota en la escala musical por el italiano do.

Las notas musicales son extraordinarias; sin embargo, los nombres que las designan (do, re, mi, fa, sol, la, si) son sustantivos comunes y, como tales, deben escribirse con minúscula inicial; son además sustantivos monosílabos y, por lo tanto, deben escribirse sin tilde.

Catana era música, esa mujer que conoce el arte de la música o lo ejerce. Hacía ambas cosas de tal forma que compartir con ella su pasión nos acercaba a la música, a la que el Diccionario de la lengua española dedica una de sus más bellas definiciones: ‘arte de combinar los sonidos de la voz humana o de los instrumentos, o de unos y otros a la vez, de suerte que produzcan deleite, conmoviendo la sensibilidad, ya sea alegre, ya tristemente’.

En efecto, en esa obra la autora refleja no solo su dominio teórico de las áreas de las ciencias del lenguaje. Entre otras: lingüística, filología, gramática, ortografía, literatura clásica y moderna. Ella muestra, por encima de todo, que es una usuaria cabal de la lengua española, requisito indispensable para todo aquel que se precie de educador o escritor.

De la eñe a la zeta es una obra muy bien concebida, elaborada en base a los artículos publicados en Diario Libre en la columna semanal Eñe, durante unos ocho años. En su lectura impacta favorablemente el contraste entre el habla culta, académica y conceptual de los argumentos que sostienen los temas y el estilo llano y coloquial de las ejemplificaciones, seleccionadas y situadas con gracia y simpatía, a veces con extremada sencillez, en contextos concretos facilitadores de aprendizajes.

Así, el artículo “Con el pío de los pollitos” sobre la onomatopeya permite acercarse a las dos imágenes que el libro refleja de la autora a lo largo de sus 446 páginas: la especialista y la comunicadora.

Aquí habla la académica:

Las onomatopeyas son palabras que imitan un sonido que, curiosamente, es representado de distintas formas en diferentes idiomas. Incluso estas palabras especialmente sonoras tienen su ortografía en nuestra lengua.

Aquí, la comunicadora:

Los cuentos infantiles están plagados de ellas. Son la especialidad de los que leen cuentos a sus niños ¡quién sabe cuántos guau, miau y quiquiriquí pueblan nuestros anocheceres! Si el sonido es continuado, nos servimos de repetición de las palabras (pío, pío, cua, cua), y, en ese caso, las separamos con comas, o del alargamiento de las vocales: beeee, muuu.

Los objetos que nos rodean emiten sus propios sonidos, aunque este cambie con los tiempos. Los teléfonos hacen cada día menos ring y los relojes menos tic tac, aunque desafortunadamente los disparos siguen haciendo bang y las bombas bum.

Los seres humanos no nos quedamos en silencio: lloramos (bua), estornudamos (achís), y hablamos sin parar (bla, bla, bla). Cuando nos reímos lo hacemos con gran variedad de matices, que dejo a su interpretación: ja, ja; je, je; ji, ji; jo, jo.

Ese texto es solo un ejemplo del valor de esta obra en una página, que se extiende a los cientos de artículos, puesto que cada página es un artículo. Veamos al azar otros títulos tan atractivos y sencillos como el ya indicado: “Otra pareja dispareja”, “Como cada febrero”, “Resuena el acordeón”, “Vaya trío”, “Préstamos chivatos”.

Y, claro, los textos no aluden a asuntos comunes como aparentan esos títulos. Consistentemente, en la obra se exponen temas gramaticales y ortográficos, principalmente, desarrollados con propósito de divulgación y sustentados en una formación e información actualizada, producto de la lectura y la investigación continuas.

Son temas del español general y del español dominicano relacionados con la literatura, la cultura y la idiosincrasia del pueblo dominicano; y siempre acordes con las normas y recomendaciones de las obras que orientan el mejor uso de la lengua: la nueva Gramática de la Lengua española, la nueva Ortografía, el Diccionario de americanismo y de la autoría de Rincón González, publicado por la Academia Dominicana de la Lengua, el Diccionario del español dominicano.

De la eñe a la zeta es una obra original, escrita con estilo propio y creatividad. Cuando la leemos, muchas veces tenemos la impresión de que estamos ante un texto literario. Los temas tradicionalmente considerados áridos y difíciles se encuentran suavizados por la elegancia y amenidad del lenguaje; y entonces, más bien se nos parecen consejos amigables y fáciles sobre cosas cotidianas; historietas llenas de coloridos con anécdotas, personajes y ambientes familiares; recuentos de hechos y situaciones usuales de nuestra vida diaria; en fin, imágenes y evocaciones de un mundo, el mundo del lenguaje, descrito con sus zócalos y cornisas, que son los temas gramaticales tratados en la obra.

Esas impresiones se deben a un hecho: Rincón González se da completa en su obra, con sus saberes, sus ideas, sus emociones y sensaciones. A través del entendimiento, expresa su visión de la lengua: ella forma parte de nosotros mismos, de nuestra vida y nuestra cultura y hay que amarla y cuidarla, al igual que hacemos con los bienes más caros que poseemos.

Esa visión se expresa también con la mirada de la autora. Ella ve, observa, fija la atención en las cosas interesantes que nos aporta la lengua. También escucha y nos permite escuchar las voces de los grandes maestros de nuestra lengua y nuestra literatura, como Cervantes.

Ella expresa sus gustos y preferencias sobre los usos de la lengua. Sus sentires tanto como sus conceptos guían los textos de la obra ¡Ah!, pero también la ironía, el humor y el gozo.

Observando todo eso en esta obra fue, quizá, que Bruno Rosario Candelier, director de la Academia Dominicana de la Lengua, en el acto de puesta en circulación llegó a expresar que Rincón González era una poeta de la lengua. Y tenía razón. Descubrió en esas páginas amor, creatividad e invención.

Por mi parte, a la acertada apreciación de Rosario Candelier agrego otra, remedando la expresión citada al inicio de estas líneas de Yaqui Núñez del Risco: María José Rincón González en De la eñe a la zeta nos trae filología con galanura, por el rigor y la gracia con tratar los temas académicos y especializados, haciéndolos interesantes y gozosos al público general.

REDUNDANCIA EXPRESIVA

08 / 10 / 2019

Los mensajes publicados por el «Español al día» de la Real Academia Española suelen traer cola. Condensar en un tuit una explicación no es sencillo, pero @RAE informa lo consigue. Otra cosa es cómo los usuarios entienden el mensaje o lo valoran. Somos libres de estar de acuerdo con o de disentir de las recomendaciones de la RAE, pero siempre es más saludable opinar después de interpretar correctamente el mensaje.

¿Por qué se oyen las expresiones sacar afuera, meter adentro subir arriba? Si las analizamos, estas expresiones son redundantes; el adverbio repite una información que ya está contenida en el verbo. @RAE informa responde: «La redundancia expresiva es un fenómeno normal en la lengua. Subir arriba, bajar abajo, etc., son expresiones redundantes pero expresivas, y a menudo útiles, en la lengua hablada. No cabe censurarlas». Un tropel de tuiteros se rasga las vestiduras; ¡ya está la RAE admitiéndolo todo otra vez!

Hagamos una lectura comprensiva del mensaje (¿no es esto redundante?), que nunca está de más. La redundancia expresiva consiste en repetir cierta información para lograr que el mensaje llegue a quien lo recibe. Como el mensaje de la RAE indica, puede ser útil en algunos momentos (no en todos, ¡cuidado!). Permítanme la broma: todas las madres usamos la redundancia expresiva con mucha frecuencia.

Sigamos leyendo; esta redundancia es útil a menudo «en la lengua hablada». Y es que, cuando hablamos, las palabras se las lleva el viento y debemos asegurarnos de que nuestro mensaje llegue, y llegue completo: repetimos, insistimos, pedimos confirmación. Por supuesto, debemos evitar este tipo de redundancia en la lengua escrita, y dejársela a los poetas, a los escritores, aquellos que saben usar los recursos que la lengua pone a nuestra disposición para crear arte.

 

 

¡BÁÁÁJALE!

15 / 10 / 2019

El reguetonero colombiano J Balvin felicitó con el mensaje « ¡Bááájale, Rosalía!» a la cantante española por lograr dos premios MTV con su canción «Con altura». Las dos palabras de este mensaje, causante de una polémica ortográfica en las redes sociales, le bastaron para felicitar a una colega; dos palabras nos bastan para cometer errores ortográficos, pero también dos palabras nos bastan para demostrar que J Balvin no cometió ninguna de las faltas ortográficas que le achacan sus seguidores, y odiadores, en las redes. Los signos de admiración, el de apertura y el de cierre, en el sitio correcto; la coma que debe separar el vocativo «Rosalía» del resto de la frase también. Con un pequeño esfuerzo, muy pequeño, y con algo de conciencia sobre el buen uso del español escrito, podemos evitar estos errores. J Balvin lo hizo.

¿Será entonces la tilde repetida sobre la vocal a? La ortografía académica explica que en nuestra lengua la mayoría de las palabras solo tienen un acento léxico, es decir, una única sílaba tónica. Las palabras que marcan ese acento con un acento gráfico solo pueden llevar, en consecuencia, una tilde. ¿Cómo es posible entonces que el mensaje de J Balvin esté correctamente escrito? También nos lo aclara la ortografía académica. Si repetimos varias veces una vocal con tilde para imitar nuestra expresividad al pronunciar esa misma vocal en el habla, la tilde debe repetirse también.

El servicio de consultas de la RAE así lo explicó a quienes reprochaban al reguetonero su ortografía. Las tildes estaban en su sitio. Escribir bien o mal no depende de las redes o del reguetón. Depende de la formación y del respeto por nuestra lengua: ¡Báááájale, J Balvin!

GRADOS DE TEMPERATURA

22 / 10 / 2019

Ahora que el calor nos da un respiro, no nos sentará mal hablar de temperatura. El Diccionario de la lengua española la define como la ‘magnitud física que expresa el grado de calor de los cuerpos o del ambiente’. Convencionalmente medimos la temperatura en grados. Dependiendo de la escala que utilizamos para esta medición, varía la denominación con la que nos referimos al grado. Si queremos hablar de temperatura, y por estos lares suele ser tema de muchas conversaciones, siempre viene bien repasar estas denominaciones y la forma correcta de escribirlas.

La escala Celsius debe su nombre al apellido de Anders Celsius, quien la definió en el siglo XVIII en relación con la temperatura de congelación (0 ºC) y ebullición del agua (100 ºC). Si medimos los grados en la escala Celsius, hablaremos de grados Celsius (cuyo símbolo es ºC). El nombre propio que forma parte de la denominación de esta unidad de temperatura debe mantener su mayúscula inicial.

Por su parte, la escala Fahrenheit fue establecida por Daniel G. Fahrenheit también a partir de la temperatura de congelación (32 ºF) y ebullición del agua (212 ºF). Si la usamos para medir, hablaremos de grados Fahrenheit, siguiendo la misma regla ortográfica. Debemos prestar atención a que el espacio debe situarse entre la cifra y el símbolo y no entre los caracteres que forman el símbolo de estas unidades de medida.

Aunque la escala Fahrenheit está siendo desplazada por la Celsius y su uso es más habitual en los países anglosajones, a los lectores siempre nos evocará aquella novela de Ray Bradbury, que desgraciadamente no pierde actualidad: Fahrenheit 451. La temperatura a la que el papel de los libros se inflama y arde.

UN PENCO DE PALABRA

29 / 10 / 2019

Hay que reconocer que la expresión lingüística de nuestros políticos no da para mucho, aunque de vez en cuando, entre el ruido mediático, llama la atención la elección de una determinada palabra. Las palabras son las piezas más juguetonas del lenguaje. Significan una cosa en este contexto y otra en aquel; significan una cosa en una zona y otra en la zona vecina. Significan una cosa si se construyen así y otra cosa si se construyen de forma diferente. Su sentido puede depender del tono en el que se pronuncien, de quién las pronuncia o de quién las escucha. Y por supuesto, su sentido depende de quién las interprete y de cómo lo haga.

La semana pasada, de una intensidad política inusitada, incluso para nuestro país, tuvo a la palabra penco como protagonista. En una lengua tan antigua como la nuestra es una palabra de uso relativamente reciente. Las primeras apariciones las encontramos en la novela del XIX y entra por primera vez en el Diccionario de la lengua de la RAE en 1884 como sinónimo de jamelgo, ambos términos coloquiales para designar un caballo flaco y desgarbado. El matiz despectivo sirve de base para la creación de una metáfora popular que hace que su significado se desplace para referirse, también coloquialmente, a una persona considerada tosca o inútil. Pero la lengua usa también el mecanismo inverso; aprovecha un término despreciativo para significar exactamente lo contrario. Algo parecido a cuando decimos que alguien es un monstruo o un verdugo para ensalzar sus cualidades. En el español dominicano coloquial la locución sustantiva un penco de tiene un claro valor apreciativo.

No hay duda de que, para interpretar correctamente los mensajes, saludable cuando de política se trata, debemos prestar mucha atención a las palabras.

El pleno de la RAE aprueba por unanimidad la constitución de la Academia Nacional del Judeoespañol

El pleno de la RAE aprueba por unanimidad la constitución de la Academia Nacional del Judeoespañol

  El pleno de la Real Academia Española (RAE) acordó por unanimidad el 3 de octubre de 2019 aprobar la constitución de la Academia Nacional del Judeoespañol (Ladino) en Israel como correspondiente de la RAE. Se trata de la culminación de un proceso muy relevante por razones históricas, lingüísticas y culturales. En nombre de la RAE, el director de la institución, Santiago Muñoz Machado, les hacía llegar una «afectuosa felicitación» a todos los compañeros académicos correspondientes en Israel.

La creación de la Academia Nacional del Judeoespañol (Ladino) se aprobó en febrero de 2018 y por fin verá la luz en Israel, como institución correspondiente de la RAE. Ese primer acuerdo fue ratificado por la dirección de la RAE y los académicos correspondientes de Israel: Shmuel Refael Vivante, Aldina Quintana, Eleazar Gutwirth, Moisés Orfali, Ora R. Schwarzwald, Jacob Luis Bentolila, Ruth Viviana Fine y Moshe Shaul.

A partir de este momento, la Academia Nacional del Judeoespañol en Israel podrá comenzar su andadura, elegir a sus miembros, sus cargos y solicitar la entrada en la Asociación de Academias de la Lengua Española.

Diario Libre 4/10/2019

España total y Honduras total (*)

Por Segisfredo Infante

         En algunas de mis páginas amarillentas he sugerido mi condición de ciudadano universal, toda vez que se ha tratado de una abstracción filosófica, y quizás política, que deberá objetivarse, con una mediación dinámica de tríada hegeliana propia para un estudio aparte. Tal objetivación, bajo las actuales circunstancias de perplejidad mundial, debe encontrar un asidero espacio-temporal en algún lugar del Universo, propicio por ahora en la tierra en que habitamos o que debiéramos habitar. Es decir, en las naciones y países más pegados a nuestros corazones y al imaginario íntimo de nuestros cerebros. En mi caso individual se trata de una especie de obviedad, inferible de la mayor parte de mis escritos y manuscritos, en el sentido que mi primer asidero se localiza en Honduras, la tierra “magnífica y terrible” que me vio nacer, tal como lo sugeriría un buen poeta hondureño que tiende a ser olvidado. Tierra que seguidamente me ha visto crecer, sufrir, ser feliz, desencantarme, amar y padecer. El segundo asidero terrenal está significado naturalmente por España, la tierra natal de mi padre, don José G. Infante, quien por misteriosas razones y sinrazones vino a parar a Honduras, en su condición de probable exiliado en torno del año 1930. Llegó a la costa norte hondureña como un republicano masón, con sentimientos de “buena fe”, para decirlo en un sentido contrario al postulado filosófico de la “mala fe” de Jean-Paul Sartre, ya que por un tiempo mi padre se mantuvo al servicio de una “república imposible”, como vice-cónsul del gobierno republicano de España en San Pedro Sula, entre 1931 y 1936, aproximadamente; fechas decisivas en la historia contemporánea de la gran península ibérica. Subrayo la frase de republicano de “buena fe” en tanto en cuanto existieron otros que contaminaron los nobles propósitos de la República, mediante la utilización sistemática de los símbolos, tal vez inocuos, de la hoz y el martillo, pero que representaban trasfondos anti-republicanos, anti-liberales, anti-nacionales y antidemocráticos, cuyo fenómeno específico, en su doble dimensión, por ahora, en el plano personal, prefiero ignorar. En cierto evento televisivo declaré que frente a las posibles encrucijadas de la vida, la Embajada de España en Tegucigalpa es “mi embajada”, por derecho consanguíneo, por amor y por derecho propio. Ansío que queden estas palabras grabadas como si fueran hechas con relieves de plata y oro. Espero que también sea la embajada favorita de mis hijos e hijas, lo mismo que de mis nietos y nietas, y que sus funcionarios futuros lo faciliten.

Un tercer asidero, también por extraños y laberínticos misterios y destinos, colinda con los más cálidos y desolados desiertos de nuestro planeta sediento y hambriento. Se trata de una mínima porción geográfica y humana conflictiva, pero también productiva, del Cercano Oriente. Quizás se trata, más allá de las inmediateces mundanales o “munduales”, de un representativo y frondoso árbol de encino, cuatro veces milenario, bajo un ardiente sol; o de una ermita antiquísima imaginaria que levita como adherida a los grandes farallones semidesérticos; o de una simple cueva de profeta olvidado, en medio de zarzales, que me permiten revivir el recuerdo de unos rabinos sefarditas que se aproximaron al rey don Juan Carlos Primero de España, con el solo propósito de allegarle un obsequio y de entonarle, suavemente al oído hasta las nobles y tristes lágrimas, el prohibido “shofar” de sus lejanísimos ancestros. Tanto de los posibles ancestros del rey borbón como de los rabinos mismos, según se insinúa en el libro “El Origen Judío de las Monarquías Europeas” (año 2000) de Joaquín Javaloys.

Un “shofar” o un cuerno musical, tal vez desentonado pero melancólico, que si fuera posible quisiera aproximarle, en un acto puramente poético, en los alrededores del Palacio Real, en Madrid, o quizás en mi amada Tegucigalpa, a su Majestad el joven rey Don Felipe Sexto, como acto de gratitud infinita por su amistad comprobada con Honduras, y por el homenaje que el Estado y el gobierno de España le tributan, el día de hoy, a uno de los escritores y pensadores más humildes de la historia hondureña, y de América Central, quizás “inexistente”, por medio de las gestiones bienhechoras del joven embajador Don Miguel Albero Suárez, quien además de haberse convertido en un singular diplomático, amigo de los catrachos escondidos en las aldeas más ignotas del país, es uno de los mejores poetas y prosistas de la España actual. Esto lo reafirmo con conocimiento de causa, pues he leído, personalmente, su obra publicada, hasta donde me ha sido posible. Así que mi renovado y subrayado agradecimiento a la Corona que lidera a aquel Estado milenario, y al gobierno actual de la “España Total”, por esta valiosa condecoración, o “ENCOMIENDA DE LA ORDEN DEL MÉRITO CIVIL”, que es como un recordatorio florido sobre el hecho que esta honra sabré honrarla más allá de todo límite imaginable. Entre otros motivos porque soy consciente, y autoconsciente, que con un fuerte grado de probabilidad este es el mejor homenaje que he recibido y que recibiré en el curso de toda mi precaria existencia, sin excluir algunas posibles paradojas y antinomias, imponderables por cierto, en el devenir de las incertidumbres y perplejidades humanas.

Al hablar de España, o de “todas las Españas” como sugería aquel hombre sabio, colérico e intuitivo llamado Miguel de Unamuno, evitaré el uso y el abuso de los nombres de los escritores españoles múltiples, de diversas generaciones, que me han acompañado en el largo proceso de mi formación intelectual. Sin embargo, recurriré a ciertos nombres ineludibles que por imperativa honestidad debo mencionar y destacar en estos renglones. Son inevitables en mi vida los nombres de don Miguel de Cervantes Saavedra; don Pedro Calderón de la Barca; don Fray Luis de León; “Santa Teresa de Jesús”; don Francisco de Quevedo y Villegas (sobre todo por sus sonetos clásicos y conceptuales casi inigualables); don Luis de Góngora y Argote, por su innovador barroquismo; el ya mencionado pensador de la intra-historia don Miguel de Unamuno; el singular don José Ortega y Gasset; don Eugenio D’Ors; don Julián Marías; el poeta don Vicente Aleixandre; el poeta y filósofo de la poesía don Carlos Bousoño; la genuina pensadora doña María Zambrano; el difícil y aparentemente árido don Xavier Zubiri; el médico y filósofo don J. Rof Carballo; el académico don Fernando Lázaro Carreter; y el actualísimo don Eugenio Trías, versado en los temas ligados con el arte y el Espíritu. Pero de todos estos personajes cerebrales, en el proceso de formación espiritual aludido, son poderosamente significativos, en mi vida, cuatro de ellos: Miguel de Cervantes, Ortega y Gasset, Vicente Aleixandre y Carlos Bousoño, por razones que es difícil despejar en un solo discurso de mediodía. Naturalmente que el pensamiento de Julián Marías, un filósofo empeñado en indagar sobre las interioridades del “ser español”, me allanó el camino para indagar, parejamente, sobre el “ser mestizo” del hondureño promedio, como también han resultado indispensables, para adquirir y asumir una visión de la “España Total”, los trabajos histórico-literarios de don Marcelino Menéndez Pelayo; del ya olvidado hispanista británico Jaime Fitzmaurice-Kelly; las búsquedas incisivas de don Ramón Menéndez Pidal; las intuiciones científicas del recio medievalista don Claudio Sánchez Albornoz; las de don Jaime Vicens Vivens; y, sobre todo, en fechas más o menos recientes, el trabajo histórico total de don Ricardo de la Cierva, cuyas enseñanzas científicas me permiten extrapolarlas o disociarlas hacia la Honduras Total, que me cuesta mucho imaginarla separada del “Reyno” y República de Guatemala. No puedo ni debo olvidar tampoco, en este grave punto, a los historiadores económicos de la “Escuela Total Francesa”, que se han aproximado con rigor y amor a la historia económica española. Me refiero a los investigadores imparciales Fernand Braudel y Pierre Vilar. Aquí se torna indispensable agregar al famoso historiador británico de la Universidad de Oxford, el señor Paul Preston, autor, entre otros textos hispanistas, del libro imparcial “La Guerra Civil española”, a quien en 1986 le otorgaron la “Encomienda de la Orden del Mérito Civil”, la misma que hoy le están otorgando a este servidor de ustedes.

Comprendo que el homenaje que hoy recibo obedece, en parte, a mi triple condición actual de pensador, poeta y periodista de opinión, con los aditamentos televisivos; condición que está subsumida en el sedimento histórico filosófico de aquella tríada semi-hegeliana que los buenos lectores reconocen. A guisa de ejemplo mi extenso poema “De Jericó, el relámpago” (un poco en la línea técnica de T.S. Eliot y de Vicente Aleixandre), se encuentra elaborado siguiendo la metodología indirecta de Ortega y Gasset, con aquello de sugerir, en sus charlas de Filosofía, el acto de rodear gradualmente, concéntricamente, las murallas históricas y legendarias de Jericó, al son de trompetas dramáticas, para tomar por asalto sus rosas más íntimas. Es decir, las rosas históricas, poéticas y filosóficas. También las rosas del amor. De mi amor. Parejamente mis páginas más áridas, o abstrusas, de filosofía especulativa, cuajadas en el libro “Fotoevidencia del Sujeto Pensante” (año 2014), transpiran algo de Poesía, a pesar de ciertos giros pre-lógicos, lógicos y epistemológicos científicos nada poéticos. Otro tanto ocurre con los versos fluidos y prosaicos, alternativamente, de “Correo de Mr. Job”, poema extenso que fue aplaudido, inclusive antes de salir de la imprenta, por el poeta español actual don Juan Carlos Mestre, un excelente escritor multifacético, lírico especial, convertido en los años que corren en Premio Nacional de Poesía en España. También ha sido aplaudido por jóvenes escritores hondureños; algunos aquí presentes.

En este “jalonazo” espiritual, muchas veces sinuoso, enzarzado, desértico y desencantador, he recibido el auxilio de mis libros; de mis mejores amigos y amigas; de mis hijos e hijas; de algunos excelentes profesores; y a veces de comentaristas desconocidos. Lo mismo que de otros escritores por ahora ausentes, como el filósofo y filólogo dominicano don Bruno Rosario Candelier, director de la Academia Dominicana de la Lengua. O del traductor israelita don Ioram Melcer; de la académica ecuatoriana doña Susana Cordero; y del periodista, también israelita, don José Danor. Sería injusto ignorar en este evento el nombre de Atanasio Herranz, quien fue el coordinador del gran “Diccionario de Americanismos”. Por cierto, lo reitero, que algunos personajes aludidos, muy cercanos a mi vida de escritor,  se encuentran aquí presentes, pero cuyos nombres sería prolijo enumerar. Sin la presencia de estos cinco factores humanos vinculados y vinculantes, directa e indirectamente con la cultura impresa libresca, y sin la presencia misteriosa y misericordiosa del Dios Eterno, con incidencia histórica zubireana, mi vida sería completamente desolada, empantanada, quizás vacía, con un vacío absoluto conceptual anti-hegeliano, y nunca hubiese escrito y publicado un solo renglón de todos mis renglones. De repente hubiese fallecido el año pasado o el antepasado, silenciosamente, por dificultades extremas de salud, con siete intervenciones quirúrgicas y otras pocas pendientes, respecto de las cuales he sobrevivido por el auxilio de mi familia más cercana, de mis cirujanos y de mis amigos entrañables, correligionarios y colegas. Gracias, entonces, a los amigos presentes y ausentes, de adentro y de afuera de Honduras, que han inyectado un poco de ánimo a mi azarosa existencia, la que a veces, por momentos o por algunos días, bien pareciera homologarse con la vida de aquel “Caballero Inexistente” producido por el novelista y pensador medievalista y posmoderno, el europeo Ítalo Calvino. Gracias a todos Ustedes por contribuir a la pervivencia del recio Espíritu, en una época de graves incertidumbres nacionales y universales en que la sabiduría y el Espíritu del Sujeto Fotopensante, se encuentran como arrinconados y polvorientos en los anfiteatros desvencijados de la “Historia”, como si se tratara de una subespecie en proceso de extinción. Coexistimos en una época terrible que puede analogarse, forzando un poco los hechos históricos, con los tiempos del teólogo y filósofo don Agustín de Hipona, un pensador católico que a comienzos del sigo quinto de nuestra era, se encontraba íngrimo frente al derrumbe inminente del “Imperio Romano de Occidente”, esto es, de la “Roma Eterna”, entre los anuncios devastadores de la primera “Alta Edad Media”, hoy estudiada sin prejuicios iluministas. O post-iluministas. También podrían parangonarse con los tiempos harto difíciles o perplejos del talmudista, teólogo, filósofo y médico itinerante de la España medieval y de todo el “Mundo Mediterráneo”, don Moshé Maimónides.

Don Miguel Albero, mi querido embajador, poeta y prosista, sabe muy bien que soy partidario de una España unificada, cohesionada y fuerte, sin desdeñar para nada las respetables autonomías que nunca debieran ser secesionistas, por el simple hecho que nosotros compartimos aquel viejo ensueño alimentado desde los tiempos de la España del Cid Campeador, una época estudiada rigurosamente por don Ramón Menéndez Pidal, en un amplio contexto transitorio en que apenas dos mil (¿o veinte mil?) sujetos parlaban, en algún remoto villorrio de Castilla, o en sus alrededores, la prometedora lengua española, hoy hablada por muchos millones de personas. Sufro los sufrimientos de España, como sufro los malestares de Honduras. Disfruto los triunfos de España, como disfruto los triunfos muy ocasionales de Honduras. Y es que en lo hondo de mi ser se conjugan, equilibradamente, las antiguas nostalgias visigóticas y romanas, con las nostalgias de la Jerusalem y del Jericó de todos los ensueños; sin olvidar las nostalgias mestizas y castizas derivadas del pensamiento del Inca Garcilaso de la Vega; del poeta peruano César Vallejo; del pensador guatemalano José Cecilio Díaz del Valle; del mexicano José Vasconcelos; y de nuestro poeta castizo Juan Ramón Molina, seguidor poemático del enorme nicaragüense Rubén Darío. Estoy hablando de la “España Total”, y en consecuencia de la Honduras Total, inmersa en el continente americano.

Soy un genuino y silencioso español “transterrado”, entre una patria y la otra patria, en la línea del formidable filósofo José Gaos González, y de la filósofa María Zambrano, sin ningún resentimiento provinciano contra nadie, razón por la cual me encuentro en condición de amar a España y a Honduras simultáneamente; de admirar la bahía hondureña imponente de Trujillo; el peñón de Gibraltar; el Cerro del Picacho en Tegucigalpa; las rocas de basalto de Amapala; las cumbres insignes de Celaque; y también la indescriptible bahía de Haifa, allá por el lejano “Mare Nostrum”. Si Julián Marías viviera (filósofo con el cual crucé alguna correspondencia), seguiría el pensamiento de Ortega y Gasset y expresaría, quizás, que Segisfredo Infante, además de un hombre, pareciera más bien una completa encrucijada, tal como había sido clasificado el periodista y novelista Pío Baroja, muy ortegueanamente.

Que conste que en el curso de los siglos hemos perdido a España por los menos tres veces, tal como lo registran los anales de la historia civilizada, y cuando menos tres veces la hemos recuperado, sin rencores actuales. También perdimos a Honduras durante la invasión militar poderosa, en el año 1907, por motivos expansionistas del principal dictador nicaragüense de aquel entonces, José Santos Zelaya. Pero igualmente recuperamos Honduras. Debemos, en consecuencia, dadas las circunstancias de los tiempos turbulentos que conducen al abismo, hacer acopio crítico, razonado, del “principio de esperanza”, asistidos por una porción de serenidad analítica, hasta alcanzar los propileos de la sabiduría, en medio de ese torbellino apenas esbozado de los tiempos actuales, cuyas ráfagas airadas soplan y nos asedian por doquier, y que de cuando en cuando nos hacen volar como si fuéramos hojas resecas de un otoño inesperado. Debemos, además, trabajar lentamente por alcanzar un mundo sin odios estériles: sin violencias clasistas, sin fundamentalismos religiosos extremos y sin racismos chocantes, aparentemente desfasados. Y sin negarles los genuinos derechos ancestrales y territoriales, cuatro veces milenarios, a “Otros”.

Finalmente, queridos amigos e invitados especiales: sean españoles,  hondureños o latinos, me encantaría puntualizar, frente a todos ustedes, que guardo en mis alforjas cuatro sueños modestos respecto de la “España Total”, la que he estudiado desde sus primeros albores civilizatorios pasando por Séneca, por sus clasicismos y sus barroquismos, hasta arribar a su difícil proceso democrático de mediados de los años setentas del siglo recién pasado, con los diversos ciclos presidenciales hasta el presente. Propongo, volviendo a mis anhelos, la posibilidad de conocer, en esta vida o en la otra, la ciudad amurallada de Toledo, aquel emporio propicio para que el rey Alfonso “El Sabio” reconcentrara, en los comienzos de la fulgurante “Baja Edad Media”, a un contingente de intelectuales cristianos, judíos y musulmanes, con el fin inmediato de realizar una de las obras de traducción más importantes que se haya realizado en toda la historia de la Civilización Occidental, y quizás del planeta entero, con un aporte espiritual de primera magnitud, que suele ser olvidado por algunos historiadores y políticos sesgados, tanto de Europa como fuera de Europa. Mi segundo deseo, más de orden personal, es viajar a la ciudad de Cádiz, mi ciudad nutricia originaria, con la lupa caballeresca británica de un “Sherlock Holmes”, para identificar a mi familia dispersa, de los apellidos Gonzáles-Infante, e Infante-González, la que dicho sea de paso es una familia ya lejana, quizás sobreviviente, por el lado de mi siempre recordado padre, quien nunca me falló en mi niñez y quien nunca pudo retornar a su amada España. Por añadidura me encantaría, si Dios y la salud me lo permitieren, visitar como de pasada el Archivo de Indias en Sevilla; y aproximarme nuevamente al Monasterio de “El Escorial”, cerca de Madrid, por significarse como la maciza “piedra lírica” de la gran Filosofía española, representada por Ortega y Gasset y sus discípulos y amigos.

Infinitas gracias al Estado de las Españas, a su jefe estatal actual el rey don Felipe Sexto, y al gobierno civil actual de España por esta finísima condecoración que contiene un significado simbólico de varios decenios. Infinitas gracias a Don Miguel Albero, a su señora esposa doña Elena Herrero, y también a doña Zoila Torres Acosta, por haber estado tan atentos en la materialización de los asuntos generales y de los pequeños detalles de este singular evento, que marcará todo el resto de mi vida. Infinitas gracias a todos Ustedes, a los presentes y a los muy queridos y especiales ausentes. Abrazos amorosos y fraternos por siempre, mis muy queridos amigos, parientes, compatricios y colegas.

Segisfredo Infante Tejeda.

Escritor, Pensador y Filósofo.

Residencia del Embajador de España en Tegucigalpa.

Tegucigalpa, MDC, lunes 28 de noviembre del año 2016.

 

Notas Anexas del Autor: 1) Aun cuando es imposible recordar todos los nombres del pequeño grupo de asistentes invitados, haremos un esfuerzo mental: Don Miguel Albero y su esposa doña Elena Herrero; Dr. Jorge Ramón Hernández Alcerro; Lic. Adán Elvir Flores; Abog. Oswaldo Ramos Soto; Lic. Rodrigo Wong Arévalo; Lic. Juan Ramón Martínez; Dr. Nery Alexis Gaitán; Poeta Rolando Kattan; Licda. Lorenza Durón; Abog. German Leitzelar; Lic. Samuel Villeda Arita; Lic. Wilder Guerrero; Poeta Salvador Madrid; Poeta Denise Vargas; Abogada Cossette López-Osorio; Lic. Ronald Barahona; Abog. Renán Sagastume; Abog. y cuentista Kalton Harold Bruhl; Dr. Josué Danilo Molina; Lic. Tito Castellón; Dr. Dagoberto Espinoza Murra; Licda. Juanira Ramos Soto; Lic. Julio Sierra; Lic. Rodney Moncada Midence; Lic. Luis Martín Alemán; Doña Elsa Marina Torres; Dr. Abraham Pineda Corleone; Don Pedro Gómez; Licda. Ninfa Arias; Señor Embajador de Korea del Sur; Embajadora de México doña Dolores Jiménez; Señor Embajador de Brasil; Señora Embajadora de Panamá; Mis hijos y parientes cercanos: Reina, Ercilia, Víctor Osiris, Iris Sofía, Merit Salomé, y David Infante. 2) He recibido felicitaciones internacionales, por correo electrónico, como las del poeta español don Juan Carlos Mestre; el filósofo y filólogo dominicano don Bruno Rosario Candelier; el lingüista y lexicógrafo Atanasio Herranz; el ensayista y articulista, honduro-canadiense, don Martín R. Mejía; el traductor israelita don Ioram Melcer; el poeta español Ramón García Mateos; los amigos y compañeros gobernadores de la Fundación “Covelo” en Honduras; las amigas escritoras de primera fila: Delmis Emilia, de Jesús de Otoro, y Águeda Chávez, de Danlí; mi pariente poeta doña Yazmín López; el experto en epístolas intelectuales, el Dr. Henry David Trejo; el ensayista, en San Pedro Sula, don José D. López Lazo; la periodista Ney Edelmira Reyes; el director de “Plan Internacional en Honduras” para la Ciudad de Gracias, Lempira, el señor don Edgardo Cruz Nolasco; el embajador de Honduras en España don Norman García; varias personas cercanas a la “Alianza Francesa”; el poeta Livio Ramírez; doña Irma Soto (dueña de la “Librería Soto”) que lastimosamente acaba de fallecer; doña Rosario Navarro (de la “Librería Navarro”); empleados y funcionarios de la Cancillería de Honduras; mi hijo César Adonis, a quien le fue imposible estar en el evento; y otras nobles individualidades cuyos nombres me es difícil recordar en este momento, como los colegas de los medios de comunicación masiva. 3) Conviene subrayar las decenas y centenas de personas conocidas y desconocidas, que espontáneamente me han saludado y felicitado, efusivamente, en las calles. En algún momento recordaré sus nombres, tanto de los del correo electrónico, como los espontáneos. 4) En mi discurso oficial pronunciado en la casa del Embajador español, por motivos de tiempo y espacio, tuve que evitar, involuntariamente, los nombres de varios escritores españoles de peso, como José Martínez Ruiz Azorín (de la generación del “noventa y ocho”), y varios poetas de las generaciones del “veintisiete”, y de los años cincuentas. 5) Sería interesante rescatar el discurso verbal del embajador, poeta y prosista don Miguel Albero, quien expresó, entre otras cosas, que Segisfredo Infante era un intelectual completo que escribía “desde el conocimiento”, y no desde la simple información. (Madrugada del 08 de diciembre del año 2016).

Nota: Texto Publicado en la Revista Histórico-Filosófica “Búho del Atardecer” Número Once, Págs. 1-2-3, correspondiente al mes de diciembre del año 2016. Otras felicitaciones y agradecimientos aparecen en el “Búho” Número Doce, Pág. 7, correspondiente al mes de enero del 2017).

(*) Apreciación tardía: Hoy por hoy que tienden a confundirse y a mezclarse, sin más, los conceptos diferenciados de “Estado” y de “Gobierno”, y que tiende a imponerse el prurito morboso de distorsionar los discursos y las palabras, es harto pertinente aclarar que cuando escribí y pronuncié este discurso-ensayo de agradecimiento el lunes 28 de noviembre del año 2016, al recibir la “ENCOMIENDA DE LA ORDEN DEL MÉRITO CIVIL” de parte del Estado de España, subrayé cariñosamente las frases “España Total” y “Honduras Total”, para respaldar una visión territorial, demográfica y espiritual integradora de ambos países, tal como lo hubiesen deseado Miguel de Unamuno y Ortega y Gasset. Nada que ver con aquel fenómeno cuasi-odioso del “totalitarismo” que ha sido criticado (siguiendo hasta cierto punto a Hannah Arendt) en muchos de mis artículos y varios de mis ensayos.

Segisfredo Infante. Distrito Central de Honduras, martes 22 de octubre del año 2019.

 

La poética de Daniel Beltré

Por Luis Quezada

A  Rafael Peralta Romero

“Quien intuyó que a un servidor, este manantial poético le haría vibrar su sensibilidad filo-teológica”.

 

  1. HURGANDO BIBLICAMENTE EN EL NOMBRE DEL AUTOR

Dan-El, “Dios es mi juez”, en hebreo, es el nombre que lleva el único texto apocalíptico del llamado Antiguo Testamento.

En toda la Biblia, solamente hay dos textos apocalípticos: Daniel (AT) y Apocalipsis (NT). El segundo toma mucho del primero.

El nombre de Daniel es más antiguo que el texto bíblico; en el poema ugarítico de Aqhat aparece el nombre de “Dnil” (=Daniel).

El libro de Daniel no lo escribió Daniel. La pseudonimia es normal en la Biblia y mucho más en el género apocalíptico.

Parace ser que en la antigüedad hubo un personaje famoso por su bondad y sabiduría, llamado Daniel (Ez 14,14.20; 28,3).

El libro de Daniel es una obra compleja, empezando por la lengua, ya que es un texto trilingüe: hebreo, arameo y griego. Presenta tres tipos de relatos: narraciones, visiones y oraciones. Es una teología de la historia: LOS IMPERIOS PASAN, SOLAMENTE DIOS PERMANECE.

 II. CONSIDERACIONES SOBRE EL TITULO: NO ES UN SOPLO LA VIDA

A. ¿Un poemario anti-gardeliano?

Volver

Carlos Gardel

(«Volver» es una canción de tango interpretada y compuesta en 1934 por Carlos Gardel y por Alfredo Le Pera).

Yo adivino el parpadeo

De las luces que a lo lejos
Van marcando mi retorno
Son las mismas que alumbraron
Con sus pálidos reflejos
Hondas horas de dolor

Y aunque no quise el regreso
Siempre se vuelve al primer amor
La vieja calle donde el eco dijo
Tuya es su vida, tuyo es su querer
Bajo el burlón mirar de las estrellas
Que con indiferencia hoy me ven volver

Volver con la frente marchita
Las nieves del tiempo platearon mi sien
Sentir que es un soplo la vida
Que veinte años no es nada
Que febril la mirada, errante en las sombras
Te busca y te nombra
Vivir con el alma aferrada
A un dulce recuerdo
Que lloro otra vez

Tengo miedo del encuentro
Con el pasado que vuelve
A enfrentarse con mi vida

Tengo miedo de las noches
Que pobladas de recuerdos
Encadenan mi soñar

Pero el viajero que huye
Tarde o temprano detiene su andar
Y aunque el olvido, que todo destruye
Haya matado mi vieja ilusión
Guardo escondida una esperanza humilde
Que es toda la fortuna de mi corazón

Volver con la frente marchita
Las nieves del tiempo platearon mi sien
Sentir que es un soplo la vida
Que veinte años no es nada
Que febril la mirada, errante en las sombras
Te busca y te nombra
Vivir con el alma aferrada
A un dulce recuerdo
Que lloro otra vez

B. ¿Un poema anti-Niemeyeriano?

«La vida es un soplo. Todo acaba. Me dicen que después que yo muera, otras personas verán mi obra. Pero esas personas también morirán. Y vendrán otras, que también se irán. La inmortalidad es una fantasía, una manera de olvidar la realidad. Lo que importa, mientras estamos aquí, es la vida, la gente. Abrazar a los amigos, vivir feliz. Cambiar el mundo. Y nada más”

Oscar Niemeyer

C. ¿Un poema anti-pneumátológico?

Para la Pneumatología (Reflexión teológica sobre EL ESPIRITU –Ruah, en hebreo; Pneuma, en griego; Spiritus, en latín; Espíritu, en español), LA VIDA ES UN SOPLO, es decir, es producida por el SOPLO DEL ESPIRITU. El Espíritu es “el Señor y dador de la Vida”, decimos en el Credo nicenoconstantinopolitano. En ese sentido, podemos decir que la vida es un soplo, no en el sentido de que es pasajera, corta, efímera, sino que fue causada, producida, originada por el SOPLO de Dios, que es el Espíritu.

 CONCLUSION: Por el contenido del Canto-poemario de Daniel Beltré López, LA VIDA no es un soplo en el sentido gardeliano, es decir, un ratico, un momento, un tiempo limitado; ni lo es en el sentido niemeyeriano, de un nihilismo, donde todo termina, todo acaba, todo desaparece; sino que la obra responde al sentido pneumatológico, en cuanto que no es temporal, no vuelve a la nada, sino que permanece para siempre, entroncándose con Aquel que de la nada, por su soplo, engendró la vida. El niega el soplo en cuanto expresión de temporalidad, pero lo afirma en cuanto expresión de ontologicidad, es decir, el SOPLO que es capaz de la NADA producir VIDA.

 No es un soplo la vida

Es una versión moderna del

Cantar de los Cantares

Estamos ante un libro del cual se puede hacer un símil con el CANTAR DE LOS CANTARES

  1. El autor lo llama ESTE CANTO
  2. Es un canto a LA VIDA.
  3. La VIDA es SER y el ser es AMOR (Dios, el Ser, es Amor)
  4. Crear es un BESO que transcurre entre dos coordenadas, NACER y MORIR
  5. NACER: es crear con un primer beso.
  6. MORIR: Es la resurrección del primer beso.
  7. El sello del libro es EL BESO: “Nadie sabe lo que tiene hasta que lo besa”.

 III. Una mirada a la estructura del INDICE

El libro “NO ES UN SOPLO LA VIDA”, de Daniel Beltré López, es una verdadera arquitectura literaria, ensamblando sus 112 poemas en 4 bloques compactos, a saber:

I II III IV
La Vida

 

De Génesis

a Haberes

El SER entre la nada y el amor El Amor
1 poema 60 poemas 50 poemas 1 poema

 

  1. LA VIDA

La Vida es hermosa,

Viaja en el lomo de la esperanza,

No se rinde ante el tiempo,

No conoce la muerte,

Y se despierta hecha historia,

Hecha BESO.

 2. DE GENESIS A HABERES

“Es que nace el amor….

Mi gran haber es tu promesa de amarme”

Este bloque va de AMOR a AMOR.

Es un Canto poemario genesíaco (Al principio…el amor) y apocalíptico (Al final… será el amor).

 3. DE LA NADA A “ADAN” (=SER)

“Nadie conoce los caminos de la nada”…

Sólo teníamos tiempo para AMAR”

La lógica teológica de este bloque:

De la NADA, Dios AMA, y hace el SER.

Por eso, su primer poema es: “La nada hecha ser”.

  1. ESTE AMOR…

Es el verdadero contenido-título del libro.

 

CONCLUSION: La lógica del INDICE del libro es

  • De la NADA…
  • Por el SOPLO…
  • Surge la VIDA…
  • Cuya esencia es EL AMOR…
  • Y su metáfora es EL BESO…
  • Para transitar la ESPERANZA.

 “Lo que importa es aprender a esperar”
Bloch, El principio esperanza.
“El que espera es fiel a la tierra”
Nietzsche.

 

IV. Pensando la PRESENTACION

  1. Ramón Constanza define el libro como “exquisito manjar de palabras e imágenes poéticas”

(Presentación, frase final);

  1. Constanza define al autor como “un poeta con todas las de la ley”.

(Presentación, título)

  1. Lo considera un ESCULTOR DE LA PALABRA: “cada uno de sus versos es como una masa informe de piedra que cobra vida con el trabajo del cincel de la palabra que le da forma. Y contenido”.

(Presentación, primer párrafo)

  1. Constanza descubre lo que es el centro-del-centro: EL BESO, al decir: “(la memoria) simplemente se rinde ante la prehistoria del beso”.

(Presentación, segundo párrafo)

  1. Constanza da en el clavo cuando acierta a enfocar el contenido mismo de la esperanza: “Es cierto que tengo nombre,/ pero mi gran haber es tu promesa de amarme”.

(Presentación, párrafo quinto)

  1. Constanza intuye que todo el libro es una duda a favor del hombre (In Dubio Pro Homine): “Dudar es taladrar la vida hasta declararla CIERTA; Dudar es buscar herir las sombras para DETENERLAS”

(Presentación, párrafo siete)

  1. Finalmente, Constanza considera a Beltré como un creador, “y los creadores son depredadores conceptuales”. Y agrega que Daniel “es un cultor de la palabra, tanto de la poética como de la legal, por su condición de abogado renombrado”.

(Presentación, párrafo penúltimo)

 V. Siete puntos reflexivos desde el PROLOGO:

  1. Daniel Beltré López siente su libro como un CANTO, un manifiesto acto de vida

(Prólogo, frase inicial).

  1. El autor entrega su obra “con inmensa gratitud a cuantos me lo dictaron a lo largo de esta vida que trasciende todo soplo” (Prólogo, frase final).
  2. “Este CANTO es un inventario de cristales rotos, fundidos en la fragua del amor, hasta convertirlos en arcoíris atado por siempre a la esperanza” (Prólogo, párrafo segundo).
  3. Este CANTO es amor transfigurado en palabra

(Prólogo, párrafo tercero)

  1. Este CANTO compendia amores…los misterios del ser…la magia abracadabrante del BESO.

(Prólogo, párrafo quinto)

  1. Este CANTO es un homenaje a la MEMORIA (tema recurrente a lo largo del libro)

(Prólogo, párrafo sexto)

  1. Este CANTO es una entrega gratificante de esta vida que trasciende todo soplo.

(Prólogo, párrafo sexto)

 

La Vida

I

 Un elefante ha tocado a mi puerta cargado de píceas,

Sobre el lomo de una tortuga viaja por siglos la esperanza.

 Exégesis

 La VIDA es hermosa, viaja en el lomo de la esperanza, no se rinde ante el tiempo, no conoce la muerte, y se despierta hecha historia, hecha BESO.

 

Bloque I

“Un elefante ha tocado a mi puerta cargado de píceas”

  1. El elefante que inicia este bloque y todo el canto, me recuerda la famosa parábola de Rabindranath Tagore: Una hilera inmensa de grandes y pesados elefantes, que caminan muy despacio y cada cierto tiempo se detienen. Cuando averigüé por qué la cadencia se hace despacito y de vez en cuando se paran, descubrí la razón: van al ritmo del primero, que es un elefante-bebé, cuyas patas son cortas para el despliegue y de vez en cuando se para para tomar aire y llenar sus pequeños pulmones. Moraleja: En la vida hay que ir al ritmo del más pequeño.

“Sobre el lomo de una tortuga viaja por siglos la esperanza”

  1. La tortuga me recuerda la fábula atribuida a Esopo. La esperanza viaje lenta, pero segura.
  2. Este primer poema es un canto dulce a la VIDA:

La vida es un viaje de esperanza…

Un sueño inmortal…

Que no se rinde ante el tiempo…

No conoce la muerte…

Es inacabable…

Que trasciende…

Que despierta hecha historia…

Hecha BESO…

Haciéndose carne, fecunda, eterna.

  1. Este poema enmarca a la VIDA entre la ESPERANZA y la ETERNIDAD.

…viaja por siglos la esperanza

…haciéndose carne, fecunda, eterna

 

“Un sueño inmortal se cobija bajo la encina de Mamré”

 

  1. Para un teólogo, esta frase poética es muy elocuente. Decir que la VIDA es “un sueño inmortal (que) se cobija bajo la encina de Manré”, es considerar que la VIDA es una teofanía, es decir, una manifestación de Dios, basada en la hospitalidad, la acogida, el compartir la mesa, la fecundidad, la descendencia…

 

Conclusión:

 

La VIDA es PROMESA de

ESPERANZA ETERNA

De Génesis a Haberes

II

 Bloque II

  1. Este bloque va de AMOR a AMOR.
  2. Este bloque es genesíaco (“es que nace el amor”) y apocalíptico (“mi gran haber es tu promesa de amarme”).
  3. GENESIS (Poema 1), la puerta de entrada de este bloque, es un poema protológico: “Al principio…EL AMOR (“es que nace el amor”) Y su canto trasciende todas las fronteras y nada lo detiene (“el canto que sobrevivió a la última batalla”).
  4. PEREGRINAJE DEL SER (Poema 2), es un verdadero poema ontológico, lleno de preguntas que buscan respuesta. La pregunta clave encierra en ella misma la respuesta clave: “En fin, ¿para qué serviría el camino,…si tú no tuvieras ahí, esperándome?”
  5. SI VIENES A MI CORAZON PREGUNTA POR LA DOLORES (Poema 3), es un delicado poema existencial, que nos hace recordar a Pascal con aquello de que “el corazón tiene razones que la razón no conoce”. La existencia no es CIEGA; consiste en VER: “Fue en sus ojos que conocí el infinito…fueron sus ojos mi primer espejo…son sus ojos mis ojos…son sus ojos la vida”.
  6. VENERACION es sin duda un poema teo-lógico. Es como si dijera todo el canto: Somos para ese TÚ. Esto me hace recordar a San Agustín: “Nos hiciste Señor para Ti, e inquieto está nuestro corazón, hasta que descanse en Ti”. El canto, con su singular lirismo, lo expresa así: ”Y me ungías con el último amor del universo” (p.27).
  7. JARDINCITO es un poema edémico, que nos pone en la disyuntiva de si se trata de un paraíso perdido o un paraíso buscado. La polisemia lírica me hace hacer este referente al Jardín del Edén. Al concluir, el poeta expresa: “y que finalmente se rinde dando vida a tus sueños de lirio”. Podría no ser la lectura intencional del autor, pero si puede argumentarse como lectura intencional de un lector cualquiera como yo. Pienso que el paraíso no está en el pasado, sino en el futuro; “es una profecía del futuro puesta en el pasado”, como señala hermosamente el biblista Carlos Mesters.
  8. ES PLENA LA VIDA CUANDO LLEGAS lo interpreto como un texto onírico, utópico, cargado de sueños: “y somos el sueño que calca la vida en las páginas mansas de la tgarde” (p.31).
  9. NUESTRA CASA puede considerarse un poema ecológico. Si a la imagen agustiniana de considerar la Trinidad como una casa, se agrega que el Universo creado es también una casa, porque fue hecho a imagen y semejanza del Creador, y los ecologistas a nuestro planeta Tierra lo denominan la casa común, pienso que el autor no está lejos de estas consideraciones. Al final dice el poeta: “Esta casa fue un beso que resistió al olvido, a la ira del tiempo, un beso que nos ungió con la magia de lo posible” (p.33).
  10. LOURDES es un poema educativo o magisterial. Lourdes simboliza aquellas maestras que tuvimos en algún momento de nuestra vida que se convierten en un referente permanente y nos acompañan siempre. La magia lírica del autor lo expresa así, al principio y al final: “No siempre el recuerdo defiende los colores del aula de la señorita Lourdes…No llegaron a saber que me quedé por siempre en el aula de la señorita Lourdes”. (p.34/35)
  11. APEIRON es un poema al amor: “El amor tiene caminos inacabables / El amor… médula en las vértebras del universo / El amor no conoce de alambradas, se multiplica, germina en las atalayas perforadas por el beso” (p.36)
  12. TODO podría interpretarse como un poema cósmico/teológico: “…mientras el rocío enjuaga las estrellas y deja al descubierto las acuarelas del horizonte. También tú” (p.37).
  13. SUPLICA podría considerarse como un poema de reconciliación: “Perdonad la esperanza larga / esta frágil punta de la vida que habría de ser cantada, o contada” (p.38).
  14. DIVINAL lo considero un poema del amor divino: “Nadie sabe lo que tiene hasta que lo besa / tejiendo la eternidad de la espera / y la resurrección del primer beso (p.39). Parece que para el autor, crear es un primer beso y morir es la resurrección del primer beso.
  15. JURAMENTO es un canto a la memoria: “ni olvidaré que eres madre, compañera, compañera del alma y del camino” (p.41).
  16. OASIS es otro poema utópico: “desde entonces cargamos horizontes en las alas del beso”.
  17. AMIGOS POR SIEMPRE es un poema teo-logal: “Recordar es un misterio donde habitas cada día / para quedarnos siempre atados a la vida (p.43).
  18. He querido comentar los 15 primeros poenas de un total de 60 que tiene este bloque I, para no hacer tan largo estos comentarios aproximativos.
  19. Me hubiera gustado hacer una selección de frases atrevidas al estilo de este verso que pongo como botón: “y se bañaba mi alma clerical en lluvia de lujuria” (p.49).
  20. Quiero terminar este bloque glosando algunos versos de poemas extraordinarios del autor:

GLORIA, pues tiene un carácter doxológico: “No conozco más destino que tus ojos / Hacia ti marchan todos los sueños”.

TRAVESIA: “He buscado para ti todas las flores / me escapé desde dentro de mi ser para buscarte / delante va por ti la primavera.

DOLERE: Nada detiene la pena que incuba tu ausencia / nada detiene los misterios del hueco que nos deja la nada / Jamás imaginé que el abrazo negado deshiciera las lianas de la esperanza.

RESCATE: Mis pies echaron raíces / taladraron la calzada de la vida.

Y finalizo con APARICION, una verdadera joya de tres versos que podríamos llamar “el cantar de la amada”: El aroma llega montado sobre una rosa / viene con su infinita vestidura /Eres tú quien se asoma.

 

 De la Nada a Adán

III

 La NADA hecha SER

“Nadie conoce los caminos de la NADA”…

“Sólo teníamos tiempo para AMAR”…

Lógica del Bloque III:

De la NADA…Dios AMA…y hace el SER

Este Bloque III, que contiene 50 poemas, quiero resumirlo en frases elocuentes de muchos versos dispersos que tienen una ilación invisible:

Inicia con una preocupación ontológica: Nadie conoce los caminos de la nada (La nada hecha ser I, p.121)

Continúa con una preocupación utópica: No sabemos cómo explicar la espera si nadie nos conoce / si solo llegamos a ser una sospecha (Ib II, p.122).

Manifiesta ahora una preocupación existencial: No sabemos en qué día de la nada se hizo el amor (Ib III, p.124)

Sigue con una preocupación metafísica: “El hombre ha llegado de la nada (Ib. IV, p.125).

Entra en la dimensión de la hamartiosfera: “El hombre es jinete del pecado (Ib VII, p.127).

Sale a relucir el homo rituae: “Somos la suma de todos nuestros ritos (CRISOL, p.128).

Manifiesta el carácter perpetuo de la existencia: “Fueron los días en que polinizamos la existencia / y nos hicimos eternos (IN PERPETUUM, p.129).

Expresa la insaciable sed de búsqueda: “Encontrarse a sí mismo es regresar al primer grito / al canto inaugural de la madrugada (p.130).

Continúa con su búsqueda insaciable: Podemos mirar atrás / buscar en el hondón de los días / en los manifiestos que precedieron al beso / fracturando la ilusión que encampanara la esperanza (CONSAGRACION DEL POLVO, 131).

De nuevo aflora su preocupación ontológica: “El polvo en realidad no nos espera” (FLORECIMIENTO DEL SER, p.133).

Su poema 8, SER, es una verdadera joya filosófica: “Somos un salto sin más garrocha que el beso / trepado en el infinito / abrazado a la vida (p.135).

Su inclinación a la vida es harto evidente: “Una multitud de abejas polinizará los besos / para quedar gobernadas por las flores (p.136). Estos versos me recuerdan la estética teológica de Hans UrsVonBalthasar.

ALETHEIA es un canto genesíaco, que nos recuerda el comienzo del Génesis (Haya luz, y hubo luz…): Toda penumbra se agota / nada supera a la luz (p.137).

CERTUS es un himno solemne a la certeza existencial: Tenemos todas las alas / no habrá precipicio que nos intimide / podemos saltar desde el firmamento / mecernos en tela de araña / la verdad será el último rostro / porque sabemos que llevamos con nosotros el vuelo (p.138).

END es un poema que refleja la crisis existencial que en cierto momento nos llega a todos: A ciertas horas de la vida se pierden los rostros / a ciertas horas de la vida comenzamos a perdernos / a ciertas horas de la vida se sofocan los sueños (p.139).

En el siguiente verso apunta a un gran realismo existencial: Un hombre solo no es fiera ni Dios / es apenas existencia en fuga (CARTA A LOS EGOLATRAS, p.142).

MISTERIO es un poema que nos hace recordar aquella voz aramea de Jesús, “talita kumi”: levántate y bésame (p.144).

AGAPE concluye con una frase de gran sabor eckhartiano: “convencidos de que lo mejor de la vida lo llevamos dentro” (p.147)

El poema que el autor llama IN DUBIO PRO HOMINE, podría también denominarse IN DUBIO PRO VITA: Dudar es taladrar la vida hasta declararla cierta / meter los dedos en los resuellos del ser hasta que ardan (p.151). Es un poema eminentemente cartesiano, que me recuerda a Jorge Luis Borges: “La duda es uno de los nombres de la inteligencia”.

DEVENIR concluye con una frase feliz: El futuro es el retrato escondido de la esperanza (p.152).

Pienso que el Poema 25, CREDO, es un auto-retrato de la fe e interioridad del autor; en Daniel no hay violencias, venganzas ni asechanzas, sino rosas, mariposas, besos, amores. Este poema merece leerse íntegro (p.154)

Quién ha disfrutado “SEDA” de Alessandro Baricco (publicada en 1996), sobredimensiona el hermoso poema de Daniel titulado HOMMAGE A JEAN BERBECK.

Su afán utópico se refleja en su poema 30, EL INDOMABLE AFAN DE LOS SUEÑOS: Cada mañana despierta el alma ungida de esperanza / montados en nuestras sombras de duendes ensartadores de utopías (p.160).

ENVES es un poema cuasi teologal: “Creer puede ser el techo de la esperanza (p.162).

ROZA insiste en lo mismo: Su amor es gota de agua golpeando la esperanza / persiste cuantas veces ella recuerda la providencia hecha beso (p.164).

Y en CONFINES DE DIOS, Daniel escala las cumbres místicas: sólo somos mi sombra y yo / Dios y mi sombra. Sólo Dios (p.165).

LUMEN es un canto al perdón que reconstruye la esperanza: El perdón llega en silencio perforando las atalayas del miedo / llega para testimoniar que no quiebra la esperanza / el perdón llega para dar cuenta de la verdad que nos coloca más allá del tiempo / para espantar a los gentiles posesos que profanan el renacer de nuestros sueños (p.167).

Su poema 40, REVIVIDA, es un solemne acto de fe: ¡No te asombres! / No hay dolor que detenga la esperanza (p.172).

ANATOMIA DEL MITO, su bellísimo poema 43, sería el mejor homenaje que se le puede hacer a Eduardo Galeano

 Concluyo con el poema 48, CONFABULACION: Aparta de mí las manos que anudan el cuello de la esperanza (p.181)

  

Este amor

IV

Es el verdadero contenido-título del libro

 Colofón

Este amor

Se terminó de imprimir

Poco antes de la agonía del invierno

 

A MANERA DE UNA MODESTA CONCLUSION:

  1. VIDA, AMOR, BESO, ESPERANZA son las 4 palabras claves de este poemario, que es un verdadero CANTO A LA VIDA.
  2. Si el SER es VIDA y la vida se expresa en el AMOR, la metáfora del amor es el BESO
  1. Quizás la frase más feliz del libro es el siguiente verso: …”el futuro es el retrato escondido de la esperanza”
  2. El libro tiene una frase de sabor a Eckhart: “convencidos de que lo mejor de la vida lo llevamos dentro”.
  3. “La verdad será el último rostro”. “Eres tú quien se asoma”. “Veo en tu rostro mi rostro”
  4. “Somos un salto sin más garrocha que el beso, trepado en el infinito, abrazado a la vida”.
  5. “No sabemos en qué día de la nada se hizo el amor”
  6. “Hacia ti marchan todos los sueños”
  7. Creo que estamos ante un poemario fuera de serie, de profunda riqueza ontológica,
  8. La vida, como dice el autor, no es un soplo, pues trasciende el tiempo. Pero es un soplo, porque viene insuflado por el espíritu, ·Señor y dador de vida”, porque “cada mañana despierta el alma ungida de esperanza”
  9. Levántate y bésame
  10. El Canto-Poemario exige liberar la esperanza:
  11. “aparta de mi las manos que anudan en cuello de la esperanza” (p.181)
  12. “No hay dolor que detenga la esperanza” (p.172)
  13. El libro-canto comienza con LA VIDA (Parte I) y culmina con EL AMOR (Parte IV), ambas conectadas por la metáfora de EL BESO y enlazadas por LA ESPERANZA, el paso definitivo de la nada al ser para siempre. Es por tanto, un libro con
  14. SABOR DULCE.
  15. Si “no es un soplo la vida”, es porque la vida es amor y el amor es para siempre. Este canto es un verdadero baño de esperanza radical.

 El corazón del libro

 El Beso 

  1. Creo que el corazón del libro es el BESO, porque es una metáfora de la VIDA como CAMINO DE AMOR.
  2. En 112 poemas que tiene el libro, el beso aparece 58 veces, tal como lo registra la siguiente “tabla del beso”, que apenas inicio:
No. VERSOS SOBRE EL BESO Poema No. Pág.
1 de una vida hecha historia, hecha beso 1 20
2 Dime, ¿qué se siente cuando se pierde la choza, la comarca, el higüero, los geranios, el beso? 5 28
3 Esta casa fue un beso que resistió al olvido, a la ira del tiempo 7 33
4 un beso que nos ungió con la magia de lo posible 7 33
5 El amor no conoce de alambradas, se multiplica, germina en las atalayas perforadas por el beso 9 36
6 ¡Oh la lluvia en la hora del beso! 10 37
7 Sin más derecho a gloria que el beso 11 38
8 Nadie sabe lo que tiene hasta que lo besa 12 39
9 Tejiendo la eternidad de la espera y la resurrección del primer beso 12 39
10 Desde entonces cargamos horizontes en las alas del beso 14 42
11 Eres tú en los dominios del beso 16 44
12 Llegaré como multitud de mariposas inmortales, como pétalo que se adueña de la vida, como beso sin edad. 22 62
13 Su mundo de besos y florecitas 24 64
14 Vivimos la era de los pétalos, la era de los besos sobre la piel de la cayena 29 70
15 Descubriéndome dueño de las flores, comencé a besarlas sin ahorros 31 73
16 Has aprendido a besar a diario el cielo en los ajados universos de los orígenes 31 16
17 Se quedarán las manos de la multitud que trajo al beso enredado en un místico afán de mirra 36 78
18 Te besaré de nuevo Luxemburgo 37 79
19 Abrázame de nuevo Luxemburgo

Cuando el sol o mis besos te despierten

37 80
20 Trampa, fiera, furnia donde se agota el beso 38, VIII 88
21 He comenzado a besar tu pecho en mi modorra 38, XI 92
22 Besarte es darte el mundo encapsulado en un instante 39 94
23 La luz desciende, nos ilumina el beso 41 97
24 La noche no se mueve cuando duermen sus besos 42 98
25 Que nos lleve y nos regrese a punta de besos 43 99
26 Los amantes se besan en el ruedo de la noche, se toman las manos hasta electrizarse 45 101
27 Caminan repitiéndose en los trillos del beso 45 101
28 Camino, pienso -nunca antes pensé tanto en mis manos, en mis ojos, en mis besos- 47 103
29 No pude regresar a la infinitud de la tarde, donde me aguardaba desesperado el beso 48 105
30 Al beso arriado en la hora del nunca más pecar 50 107
31 Tú renaces en cada beso 52 109
32 Para apurar los besos que germinan en tu corazón alborozado 53 110
33 Tú corres al beso que has reclamado por siglos 58 115
34 Navegante sin rumbo que finalmente ha zozobrado en el hondón de tus besos 59 116
35 Simulando ser dioses alabados por el beso II,1,IV 124
36 Mientras la luz se eterniza y el día besa al infinito II,1,VII 127
37 En los manifiestos que precedieron al beso II,5 131
38 El beso II,7 134
39 Somos un salto sin más garrocha que el beso II,8 135
40 Una multitud de abejas polinizará los besos II,9 136
41 Levántate y bésame II,17 145
42 Serán los nombres del beso II,19 148
43 El beso deshonrado II,21 150
44 Alabastros rebosados de besos II,25 154
45 Simplemente se rinde ante la prehistoria del beso II,26 155
46 No sabe de espuertas repletas de besos II,29 159
47 A los infinitos viajes del beso II,30 161
48 Persiste cuantas veces ella recuerda la providencia del beso II,33 164
49 Los besos guardados por la renuncia de los domingos II,39 171
50 El infatigable canto de los besos II,40 172
51 Va cargando el rescate que demanda el oprobio a cambio de sus besos II,41 173
52 De besos exhaustos II,42 174
53 De besos moribundos II,42 174
54 La magia que habita en la antesala del beso II,44 176
55 En borrar la plenitud del beso II,46 179
56 No hay beso que no lleve alas II,46 179
57 Entre los apuros del beso que puso fin a las historias mal contadas II,47 180
58 Es cierto que alguna vez tus besos anidaron la muerte II,49 182

 

 Epílogo

La poesía se interpreta con poesía

(Breve antología de versos de un poemario extraordinario)

Un aperitivo para seguir degustando un plato exquisito

 I

Sobre el lomo de una tortuga viaja `por siglos la esperanza

La tierra es hermosa

La vida no se rinde ante el tiempo

Un hombre, si libre, no conoce la muerte

De una vida que despierta hecha historia

Hecha beso

 II

1

Es que nace el amor

2

¿Para qué serviría el camino

Si tú no estuvieras ahí, esperándome?

3

Fue en sus ojos que conocí el infinito

Fueron sus ojos mi primer espejo,

Son sus ojos mis ojos

Son sus ojos la vida

4

Tú eres una gran historia

Y me ungías con el último amor del universo

5

Debió ser un duro golpe apartarte de las flores

Y que finalmente se rinde dando vida a tus sueños de lirios?

6

Es plena la vida cuando llegas

Me entrega la gloria y el sueño,

El alma y el sueño,

El juego y el sueño.

Tú llegas

Y somos el sueño que calca la vida en las páginas mansas de la tarde.

7

Esta casa fue un beso que resistió al olvido

A la ira del tiempo

Un beso que nos ungió con la magia de lo posible

8

No siempre el recuerdo defiende los colores del aula de la señorita Lourdes

No llegaron a saber que me quedé por siempre en el aula de la señorita Lourdes

9

El amor tiene caminos inacabables,

El amor no conoce de alambradas,

Se multiplica

Germina en las atalayas perforadas por el beso

10

La lluvia, ¡oh la lluvia en la hora del beso!

11

Perdonad la esperanza larga

Sin más derecho a gloria que el beso

Esta frágil punta de la vida que habrá de ser cantada, o contada.

12

Nadie sabe lo que tiene hasta que lo besa

Hasta que lo encuentra buscando y buscándola,

Soñando y soñándola en un solo rito de amor a última vista

Tejiendo la eternidad de la espera

Y la resurrección del primer beso.

 

13

No olvidaré mis días

Era la urdimbre de la soledad

Hasta ser vencidas por tu amor a prima noche

Ni los cantos agotados con que diste a mis oídos el derecho a la vida,

Mientras llamaban a la puerta del sueño.

 14

Yo encontré en sus labios todas las flores, la mansedumbre

Desde entonces cargamos horizontes en las alas del beso

15

Recordar es un misterio donde habitas cada día

Para quedarnos siempre atados a la vida

 

La poética de Daniel Beltré

Por Rafael Peralta Romero

Hablar de la poética de Daniel Beltré López no es hablar de la poética de  Jorge Luis Borges ni es  hablar de la poética de Domingo Moreno Jimenes, no  es hablar de la poética de Walt Whitman,  de Franklin Mieses Burgos, Paul Valéry  ni tampoco  de Vicente Huidobro. Cuando se habla de la poética de Daniel Beltré hemos de referir las peculiaridades de un creador capaz de transformar en canción las experiencias vividas por más elementales que fuesen,   y lo hace con afinado sentido estético y atinada llaneza en la expresión. Mucho puede decirse de la obra de este autor y resulta justo y propio hablar de la poética de Daniel Beltré, aunque él se haya enterado recientemente, con cierto dejo de extrañeza,   de que  existe esa temática en nuestra literatura.

Nació en Santo Domingo cuatro años antes del ajusticiamiento  del tirano y fue declarado  como poeta  en enero  de 2019, cuando se presentó al público el poemario “No es un soplo la vida”, con 187 páginas en formato  8 por 11, volumen en el que hasta el colofón incluye poesía: “Este amor / se terminó de  imprimir /poco antes de la agonía del invierno”.

“Este amor” ha escrito el poeta a contrapelo  de la fórmula tradicional y lógica “Este libro se terminó de imprimir”, porque  los 111 poemas  integrados a este conjunto tienen el amor como principal componente activo, y con la particularidad de que se trata de  un amor múltiple.  En este libro –o este amor- resuena la voz vigorosa del hombre que palpa y condena las desigualdades sociales, pero también  se  aprecia que dispensa con delicadeza de rocío, la terneza del amor erótico  como del amor familiar en poemas a los hijos, a la maestra, a gente común que no sabe escribir una carta.

La poética tiene como  objeto de estudio  la creación, ya sea de un autor, de un movimiento o de una tendencia. De ahí he partido para   basar mi   modesta visión sobre la creación del  poeta Beltré, su manera de abordar la realidad y su actitud ante los recursos formales. Beltré  encuentra en el poema de amor un motivo de reflexión social, de lucubraciones filosóficas,  de recorridos por reminiscencias infantiles y para exaltar la valoración del beso.  La infancia del poeta, en la séptima década del siglo XX, en el barrio capitaleño de Villa Duarte ha aportado sustanciales contribuciones a estas composiciones:

“Yo perdí cuando niño un espejito,/ soldaditos de juguete, un fusil de palo,/ y de palo perdí un bate un seis de enero / que ocultando la falta de los Reyes/  en mi casa me obsequiaron”.   (De lo perdido, p. 65)

Los elementos culturales del entorno resultan visibles en la poética  beltresiana, cual si de un brote espontáneo  del postumismo se tratara. No estoy diciendo que se trate de un poeta  postumista o neopostumista,  pero Beltré no le niega en su poesía lugar privilegiado a  lo nuestro,  nuestro ser,  nuestro hacer,  nuestro vivir, nuestra  forma de decir las cosas. Veamos la última estrofa del poema Haberes:

“No soy dueño de la parrilla colgada al norte de la hoguera / donde fraguó la tisanita temprana, / ni del jarrito que decorara el fuego/ con caritas que posaría para el olvido”. (p.117).

Lo cierto es que Beltré  compone sus versos con palabras tan comunes como: capuchino, chichigua, tirapiedras, besos, florecitas, jardincito, colibrí, madera, hombre, magia, burro, serpiente.  Pero muy cierto también que este autor puede  usar la lengua culta, lo que llamamos lenguaje de la poesía, aunque parezca que me contradigo, con voces de uso cotidiano, reflejo fiel de la vida, con nuestras carencias y nuestras riquezas, y desfila por ella  la gente común,  con sus afanes y estrecheces, y hasta logra  poesía parafraseando  usos idiomáticos del menor nivel. Es como si la poética de Beltré  se alimentar  de las sustancias de las que está hecha la vida: amor, dolor, nostalgias, sueños, ilusiones.

El dolor guarda relación indisoluble con el amor. El maltrato, la traición o el  desplante duelen en la medida en que se  ame  a quien lo ha ejercido sobre uno;  por igual la muerte, la ausencia o la enfermedad lastiman  según el amor que se guarde por la persona a quien ocurra una de estas situaciones.  Veamos los últimos versos del  poema  Lete:

“No se ha perdido tu nombre todavía, / pero está vacío, / desahuciado por los cantos del alma; /está hueco, es clamor de pesadilla,/ una mecha asfixiada. /Solo Dios podrá nombrarte sin que sigas de largo”.    (pág. 168).

En la mitología griega, Lete es el nombre de un río de la tenebrosa región del  Hades y significa olvido. Si bien el poema no refiere la muerte física de una persona, sí  alude a la muerte del amor. Al leer este poema, estoy seguro,  no pocos  se centrarán  en el dolor por la pérdida de un ser humano.

De similar trascendencia espiritual es  la composición que lleva por título Lumen.  Trata del perdón, que es  una consecuencia del amor, antítesis del rencor. El rencor, me parece, es  la más lacerante llaga del espíritu  humano, mientras el  perdón es la  restauración de los afectos y de la avenencia. El  poema Lumen se yergue como inmenso monumento al perdón, que es también una fuerza sanadora. Aparece con una serie de textos titulados, cada uno,  con una sola  palabra,  en la parte final del libro,  y todos encierran profundas reflexiones de orden espiritual. Inicio de Lumen:

“El perdón llega en silencio perforando las atalayas del miedo. /Llega para testimoniar que no quiebra la esperanza, /que no cesa el desvelo cuando el amor no tiene frontera. /Llega para celebrar la lluvia que estrechó el espacio donde crecieron las alas”. (pág. 167)

¿Quién puede  crear poesía a partir de una frase manida dictada por alguien que no sabe  escribir una carta? Hablando con Iria, personaje quizá real, quizá  ficticio, Daniel Beltré ha compuesto  once poemas breves a partir del título “La presente de esta es para saludarte:

“Iria, aquí están las fórmulas inviolables del principio, / las que armaron tu angustia de iletrada enamorada: /La presente de esta es para saludarte y saber cómo te encuentras;/ pues yo bien a Dios gracias”.

La poética  de Beltré  derrocha lirismo, un lirismo consistente y franco, nunca forzado, no exprimido, sino fundamentado en emociones y  vivencias que  el autor ha madurado para  devolverlas  en  versos también maduros  que liberan  a su autor de la condición de poeta bisoño, no obstante  ser primerizo en la publicación  de libro.  Aunque curada y con la  elaboración exigida por el oficio, esta poesía   se rebela contra la expresión barroca, pues  Beltré  deja de lado los retruécanos y los oscuros recursos  que tornan la composición en un embrollo.

Nadie puede afirmar   que  se trate de un creador  encuadrado en un modelo o tendencia poética,  su poesía revela que ha abrevado en  muchas fuentes y emerge con estilo propio, no obstante   lo reciente  de su primer libro. Quizá  Beltré haya dado lugar a que alguien lo coloque como  discípulo postrero de Andrés Avelino  y Domingo Moreno Jimenes, y cite, por ejemplo, para avalarlo, el poema “El baile de la caraqueña”:   “¿Qué te ha ocurrido hoy, caracolito? / Acércate, que quiero recoger las florecillas con que nos premias al remenear tu falda”.  Otra persona alegará, tal vez,   que nuestro autor canta  al entorno local para hacerlo universal. ¿Poesía con el hombre universal?  Y marcará el poema “Whitman y Hathor en las calles de Manhattan”. Habla de Walt Whitman, ese cosmos, sinónimo de poeta y referencia universal de la poesía, y de la diosa egipcia Hathor:

 “No sé si Whitman habrá plantado alguna simiente en este bosque que fue suyo, / un olmo, por ejemplo…No sé si Whitman sospechó que su verbo infinito llenaría de cicatrices a Manhattan, /su casa de hielo trepidante, de ardillas encantadas, /de rieles sin memoria, / de amores circulando  por las viejas arterias de su acerada anatomía./ Sé  que el viejo aeda nos entrega su canto para celebrar la presencia de Hathor”. 

El hombre universal que interviene en la poética de Beltré puede proceder de cualquier parte del mundo: Grecia, Egipto, Francia y en los Estados Unidos de América, no sólo Whitman se involucra en esta poesía, sino un hombre simple,  Henry Gustav Molaison. El poema se titula  “Molaison” como el muchacho de Nueva Inglaterra que en 1953  perdió  la memoria por causa de un accidente, cuando Daniel Beltré  no había llegado al mundo todavía. La primera estrofa:

“La memoria es una flor que solemos desnudar a cada instante, / una escorrentía de recuerdos, / un mundo de huellas que nos habla de historias clandestinas, /de amores que murieron en la víspera, /de amores que se hicieron eternos. / La memoria toca a la puerta espantando el plácido sueño de la conciencia”. (p. 155).

De Molaison se ha dicho que murió solo y sin recuerdos. Daniel Beltré es, en definitiva, un poeta plural. Él es muchas voces poéticas  y es una sola: la suya. Quizá incurra yo en disparate al decir que su pluralidad me recuerda  la que proclamaba para sí el inmenso Walt Whitman, en su célebre Hojas de Hierbas: “Soy único y plural, total y breve”.

Esa pluralidad ha permitido que  el autor de “No es un soplo la vida” emprendiera  la senda espiritual y algunos de sus poemas  trasciendan planos metafísicos,  con  lo que se aproxima a la poética interiorista.

A partir de la página 121 aparece un grupo de poemas  con estas características. Con el título “La nada hecha ser”, ocho  poemas  numerados, confirman este aserto. El primero:

“Nadie conoce los caminos de la nada, /los caminos infinitos de la nada; /nadie deja en ellos sus huellas ni su sombra. /Los hemos recorrido en ausencia de testigos oculares, / montados sobre la más desconocida de las soledades,/ sin envolturas, sin legua, sin cordón umbilical ni sobresaltos”. (p. 121).

En el  final del poema Agápe asoma también el realismo trascendente:

 Somos  templos que se mueven /convencidos de que lo mejor de la vida lo llevamos dentro” (p.147).

Creo que este autor ha encontrado la respuesta  a la sesuda pregunta que se plantea León David, poeta y ensayista, sobre el arte poética:

¿A qué secreta alquimia se encomienda el aedo para lograr que el plomo ingrato de la trivial palabra cotidiana se trasmute en el oro perenne y puro del vocablo glorioso?  (El lenguaje de la poesía, pág. 18).

Beltré responde:

“En mi pecho encontrarás un enjambre de palabras que sobrevivió a la hoguera, / Una vieja declaración de amor que jamás pudo borrar el tiempo, / Que jamás erosionaron las partidas”. (Credo, pág. 154).

Daniel Beltré ofrece poemas de amor construidos con el lenguaje  de las cosas, naturaleza, pantano, fieras, peligros y gracias al amor el hombre es rescatado de la tristeza, del abandono, de la sombra:

 “Solo me quedaba  la sombra, /el celaje del último juicio. / Pero llegaste tú/  envuelta en tus afanes  de hada primitiva, golpeando el instinto muerto”.   (P. 144).

El tono narrativo que  asume en sus composiciones no desdice de su poesía, sino que la acerca al lector, porque transmite la sensación de que  el autor  confiesa sus sueños amorosos, sus ansias eróticas, sus necesidades del beso. El beso   es una  de las obsesiones del poeta. Puede afirmarse que este libro narra la  génesis del amor  y la prehistoria del beso, y  sus páginas  son “alabastros rebosados de besos”.

Con lo hasta aquí dicho creo haber esgrimido razones suficientes para mostrarles las características esenciales de la poética de Daniel Beltré. Si a partir de esta aproximación penetrara al ánimo de ustedes el interés de conocer a fondo la obra de este creador, quedaré colmado de satisfacción. Como quiero asegurarme de si lo por mí expresado  en torno al  poemario “No es un soplo la vida” se corresponde plenamente con la verdad, les pido comprobarlo intentando disfrutar este libro que me parece constituye un notable acontecimiento en la poesía dominicana y que permite hablar con propiedad de la poética de Daniel Beltré López.

Enhorabuena.

Filología con poesía y galanura

Por Manuel Matos Moquete

 

“Yaqui trae Cultura con Sabrosura” fue un lema de prestigio  de la televisión dominicana del pasado, cuando Yaqui Núñez del Risco colocaba mensajes educativos y culturales en el programa de variedades y humor, el Show del mediodía, liderado junto con  Freddy Beras Goico. La obra De la eñe a la  zeta  de María José Rincón González (2019), filóloga y lexicógrafa, Miembro de Número de La Academia Dominicana de la Lengua y columnista del periódico Diario Libre, nos trae grata recordación de aquel espacio memorable del inolvidable comunicador.

Son personalidades diferentes; distintos los contenidos y los medios, pero las propuestas se asemejan en los fines  y en el estilo: elevar el nivel  de conciencia de la población dominicana a través  de mensajes breves, comunicados con gracejo, corrección, claridad  y sencillez. La obra de  Rincón González forma parte de un modelo  comunicativo cuyo más alto exponente en el país fue el  profesor Juan Bosch en sus discursos políticos, sobre todo a través de sus charlas radiales en el programa Tribuna Democrática.

Sin embargo, Rincón González es una rigurosa intelectual y académica  que no hace concesión al interés publicitario ni al político. Su preocupación es únicamente la lengua. Su obra es un culto a la lengua española, lengua materna y nacional de numerosos países en el mundo, entre ellos, República Dominicana.

Sus misiones procurar el desarrollo y permanencia  del español en la doble dirección inscrita en la naturaleza y devenir de cualquier lengua: unidad y diversidad. Pero como la lengua pertenece a los hablantes de todos los niveles socioculturales , y la especialista lo sabe, es preciso tratar que todos amemos  nuestra lengua, como ella la ama; la conozcamos mejor, como ella la conoce; y la usemos mejor, como ella la usa como hablante común, como académica de la lengua y como escritora.

En  efecto, en esa obra la autora refleja no solo su dominio teórico  de las áreas de las ciencias del lenguaje. Entre otras: lingüística, filología, gramática, ortografía, literatura clásica y moderna. Ella muestra, por encima de todo, que es una usuaria cabal de la lengua española, requisito indispensable para todo aquel que se precie  de educador o escritor.

De la eñe a la zeta es una obra muy bien concebida, elaborada en base a los artículos publicados en Diario Libre en la columna semanal Eñe, durante unos ocho años. En  su lectura impacta favorablemente el contraste entre el habla culta, académica y conceptual de los argumentos que sostienen los temas  y el estilo llano  y  coloquial de las ejemplificaciones, seleccionadas y situadas con gracia y simpatía, a veces con  extremada sencillez, en contextos concretos facilitadores de aprendizajes.

Así, el artículo “Con el pío de los pollitos” sobre la onomatopeya permite acercarse a las dos imágenes  que el libro refleja de la autora a lo largo de sus 446 páginas: la especialista y la comunicadora.

Aquí habla la académica:

”Las onomatopeyas son palabras que imitan un sonido que, curiosamente, es representado de distintas formas en diferentes idiomas. Incluso estas palabras especialmente sonoras tienen su ortografía en nuestra  lengua.”

Aquí, la comunicadora:

“Los cuentos infantiles están plagadas de ellas. Son la especialidad de los que leen cuentos a sus niños ¡Quién sabe cuántos  guau, miau y quiquiriquí pueblan nuestros anocheceres! Si el sonido es continuado, nos servimos de repetición de las palabras (pío, pío cua, cua), y, en ese caso, las separamos  con comas, o del alargamiento de las vocales: beeee, muuu.

Los objetos que nos rodean emiten sus propios sonidos, aunque este cambie con los tiempos. Los teléfonos hacen cada día menos ring y los relojes menos tic tac, aunque desafortunadamente los disparos  siguen haciendo bang y las bombas bum.

Los seres humanos no nos quedamos en silencio: lloramos (bua), estornudamos (achís), y hablamos sin parar (bla,bla, bla).Cuando nos reímos lo hacemos con gran variedad de matices, que dejo a su interpretación: ja,ja;je,je;ji,ji;jo,jo.

Ese texto es solo un ejemplo del valor de esta obra en  una página, que se extiende a  los cientos de artículos, puesto que cada página es un artículo. Veamos al azar otros títulos  tan atractivos y sencillos como el ya indicado: “Otra pareja dispareja”, “Como cada febrero”, “Resuena el acordeón”, “Vaya trío”, “Préstamos chivatos”.

Y, claro, los textos no aluden a asuntos comunes como aparentan  esos títulos. Consistentemente, en la obra se exponen temas gramaticales y ortográficos, principalmente, desarrollados con propósito de  divulgación y sustentados en una  formación e información  actualizada, producto de la lectura y la  investigación continuas.

Son temas del español general y del español dominicano relacionados con la literatura, la cultura y  la idiosincrasia del pueblo dominicano; y siempre acordes con las normas y recomendaciones de las obras que orientan el mejor uso de la lengua: la nueva Gramática de la Lengua española, la nueva Ortografía, el Diccionario de americanismo y de la autoría de Rincón González, publicado por la Academia Dominicana de la Lengua, el Diccionario del español dominicano.

De la eñe a la zeta  es una obra original, escrita con estilo propio y creatividad .Cuando la leemos, muchas veces tenemos la impresión de que estamos ante un texto literario. Los temas tradicionalmente considerados áridos y difíciles se encuentran suavizados por la elegancia y amenidad del lenguaje; y entonces, más bien  se nos parecen  consejos amigables y fáciles sobre cosas cotidianas; historietas llenas de coloridos con anécdotas, personajes y ambientes familiares; recuentos de hechos y situaciones usuales de nuestra vida diaria; en fin, imágenes y evocaciones de un mundo, el mundo del lenguaje, descrito con sus zócalos y  cornisas , que son los temas gramaticales tratados en la obra.

Esas impresiones se deben a un hecho: Rincón González se da completa en su obra, con sus saberes, sus ideas, sus emociones y sensaciones. A través del entendimiento, expresa su visión de la lengua: ella forma parte de nosotros mismos, de nuestra vida  y nuestra cultura y hay que amarla y cuidarla, al igual que hacemos con los bienes más caros que poseemos.

Esa visión se expresa también con la mirada de la autora .Ella ve, observa, fija la atención en las cosas interesantes que nos aporta la lengua. También escucha y nos permite escuchar las voces de los grandes maestros de nuestra lengua y nuestra literatura, como Cervantes.

Ella expresa sus gustos y preferencias sobre los usos de la lengua. Sus sentires tanto como sus conceptos guían los textos de la obra ¡Ah!, pero también la ironía, el humor y el gozo.

Observando todo eso en esta obra fue, quizá, que Bruno Rosario Candelier, director de la Academia Dominicana de la Lengua, en el acto de puesta en circulación llegó a expresar que Rincón González  era una poeta de la lengua. Y tenía razón .Descubrió en esas  páginas  amor, creatividad e invención.

Por mi parte, a la acertada apreciación de Rosario Candelier agrego otra, remedando la expresión citada al inicio de estas líneas de  Yaqui Núñez del Risco: María José Rincón González en De la eñe a la zeta nos  trae filología con galanura, por el rigor y la gracia con  que trata  los temas académicos y especializados, haciéndolos interesantes y gozosos al público general.

Belleza y espiritualidad en la lírica de Frederich Hölderlin

Por Bruno Rosario Candelier

 

A

Daniel Beltré,

Cultor de la voz que trasciende.

 

El poeta Johanm Christian Friedriech Hölderlin (1770-1843) nació en la ciudad de Lauffen, Alemania, y estudió humanidades en la Universidad de Tubinga. Los estudiosos de su lírica le atribuyen una perfección formal a sus versos y, en su condición de apasionado cultor de las letras, forjó ideas filosóficas y reflexiones místicas afines a su sensibilidad espiritual y estética. Concilió su fervor romántico de la naturaleza con el culto de lo clásico, los ideales del mundo griego y su vocación contemplativa.

Iluminado por la inteligencia mística de sus coterráneos Meister Eckhart y Angelus Silesius, el poeta Hölderlin recreaba el mundo griego antiguo con nostalgia y pasión, y acude a los sabios del pasado para darle fundamento a una utopía que contrarrestaba la realidad cruda, tosca y nefasta. Fijó su atención en la Paideia del mundo antiguo, que cifra los ideales que modelaron la paradigmática cultura helénica. A muestro poeta le seducía el hecho de que los griegos fundaran en el cultivo del espíritu el sentido de la vida y por ello quiso recrear en su obra poética el fundamento de ese ideal clásico.

El espíritu clásico cultiva lo perdurable, los hechos ejemplares del pasado, la fuerza imperecedera de lo trascendente que intuye la poesía. Por eso decía Hölderlin: “Lo perdurable es la obra del poeta” (1), puesto que con su intuición capta el sentido de las cosas y la belleza imperecedera. Este poeta alemán procuró entender el sentido de fenómenos y cosas, que canalizó a través de la expresión poética, y tuvo el acierto de escribir una obra ejemplar. Su lírica se inspira en la realidad trascendente en su onda mitopoética, metafísica y mística. En ese ámbito sutil finca los motivos y los temas de sus poemas, que plasma con la técnica de la lírica y la belleza de las imágenes, consciente de que la validez del poema no depende de las ideas o las emociones, sino de la forma y el trasfondo de sus imágenes.

La sensibilidad de Hölderlin le permitió abrirse a lo real, recreando la percepción de sus intuiciones y vivencias. Las cualidades que distinguen a  Hölderlin son las siguientes:

  1. Una hipersensibilidad abierta y empática a lo viviente.
  2. Amor a la belleza sutil, concebida como la suprema vocación del hombre apasionado por un ideal.
  3. Vocación por la trascendencia, como cauce de verdades y vía para canalizar el sentido, impregnado del sentimiento de lo sagrado en su búsqueda de lo divino.
  4. Actitud contemplativa, combinada con la faceta sensorial de lo viviente y los efluvios sutiles del Cosmos.
  5. Intuición de la verdad poética mediante su experiencia sensible.

Su amor a la belleza visible lo ponían en sintonía con la onda invisible del Cosmos, que se manifiesta en la vitalidad de árboles, ríos, montañas, estrellas y el mar. Su célebre poema “El archipiélago” comienza con una exaltación a la primavera, que renueva el corazón de los que viven el recuerdo de los dorados tiempos. Nuestro poeta siente con jovialidad contagiosa y alegría desbordante los encantos naturales y se inclina ante el agua de ríos y arroyos que corre fluyente hacia el mar, al que llama Padre:

Creta se yergue, verdea Salamina;

 alboreada de laureles

florecida de rayos, Delos, entusiasmada,

 levanta la cabeza, a la hora del alba.

Tenos y Chíos abundan en purpúreos frutos;

de las ebrias colinas mana el vino de Chipre

y en Calauria los arroyos de plata se precipitan,

como entonces, en las viejas aguas del Padre.

 

Para Hölderlin el corazón es la fuente que inspira el canto del poeta ya que ese órgano de la sensibilidad transmuta cuanto captan los sentidos en sustancia poética con emoción estética:

Ellas también, las celestiales, las potestades de lo alto,

las silenciosas, que traen desde lejos, de la fuerza en su

plenitud, el día sereno y el plácido sueño sobre la cabeza

de los hombres sensibles; ellos también, los viejos

compañeros de tus juegos viven contigo, como antaño;

y muchas veces, al atardecer, cuando la sagrada luz de la luna

viene de las montañas de Asia y las estrellas se encuentran

en tus olas, luces tú con fulgor celestial,

cambiándose tus aguas a su paso, y resuena de nuevo la alta

melodía de los hermanos,

 su nocturna canción, en tu pecho amantísimo.

 

Se trata de una sensibilidad empática y profunda, abierta a la vida, que afina cordialmente con todo. De ahí su vocación contemplativa y el tono gozoso y entusiasta de una lírica que se rinde al esplendor del mundo con la cordial disposición de compenetración emocional y espiritual para sentir el fulgor de lo viviente:

 

… Yo os aplacaré con la voz del corazón,

 con piadosos cantos,

¡sagradas sombras!

hasta que mi alma se habitúe a vivir con vosotros,

y cuando esté más iniciado

muchas preguntas os haré,

a ¡vosotros, muertos! y a vosotras,

vivientes, altas potestades del cielo,

 cuando pasáis sobre las ruinas

con vuestros muchos años!,

vosotras, las de los caminos seguros!

Muy a menudo el desvarío de las mortales

estremece mi corazón con su aire siniestro

y busco ansioso algún consejo;

pero hace mucho tiempo

que los proféticos bosques de Dodona

no hablan ya para consuelo

de los necesitados; mudo el délfico dios está,

y solitarios y abandonados se encuentran los senderos

por donde, antaño, dulcemente conducido por las esperanzas

subía el hombre preguntando a la ciudad del profeta veraz.

 

A Hölderlin le dolía constatar la existencia de personas con una vida anodina y vacía, viviendo de espaldas a los reclamos del espíritu, con una existencia vegetativa fundada en la satisfacción de lo material, sin escuchar la voz de lo Alto con sus irradiaciones espirituales y estéticas. Y entendía que en el ascenso del espíritu había que poner el más alto anhelo, como lo hacían los antiguos griegos, cuyo ideal asumía y proponía con meta de crecimiento interior:

Ocupados tan solo en sus propios afanes, cada cual sólo se oye

a sí mismo en el agitado taller, y mucho los bárbaros trabajan

con poderoso brazo, sin descanso, mas por muchos

que sus esfuerzos sean, quedan infructuosos, como las Furias,

los esfuerzos de los miserables. Hasta que despertando

de un angustioso sueño, se abra el alma de los hombres,

juvenilmente alegre, y el hálito bendito del amor, de nuevo,

como otras muchas veces entre los hijos florecientes de la Hélade,

sople en época nueva, y el espíritu de la Naturaleza,

el que viene de lejos, el dios entre nubes doradas se nos aparezca

sobre nuestras frentes más libres, y permanezca en paz entre nosotros.

   Como buen romántico, Hölderlin exaltaba la naturaleza, y a esa inclinación estética sumaba su sensibilidad trascendente, de manera que en su espíritu confluían dos poderosas corrientes para sentir la belleza del mundo y desplegar su potencial creador. Con su caudalosa sensibilidad vivía en sintonía espiritual con lo viviente en lo tangible y lo intangible; dialogaba lo mismo con las olas del mar que con los espíritus celestes, y percibía que todo le habla al hombre, aunque a menudo nos cerramos a la voz de las cosas o al susurro del Cosmos:

Y la luz desde arriba habla aún a los hombres,

 llena de sentidos hermosos,

y la voz del gran tonante clama: ¿pensáis en mí?

y resuenan las olas entristecidas del dios del mar:

¿ya nunca, como antaño, os acordáis de mí?

 Pues los seres celestes

aman descansar en corazones sensibles,

 y siempre, como entonces,

 las potestades inspiradoras de grado acompañan

 al hombre esforzado;

y sobre los montes de la patria descansa, impera y vive,

omnipresente el éter para que un pueblo amante,

 acogido en los brazos

del Padre, alegre esté, y humanamente, como entonces,

y que un espíritu a todos sea común.

 

Mediante el tono de exaltación espiritual de la lírica de Hölderlin, exalta el mundo ideal, puro y sublime de la realidad trascendente. La antigua Grecia es símbolo de ese ideal lírico, metafísico y estético. Los antiguos griegos le sirvieron de inspiración para justificar su mundo ideal, que oponía a la barbarie del mundo moderno. Su estilo diáfano apuntala las reflexiones impregnadas de datos culturales.

Para lograr lo que concita la poesía, hay que vivir el mundo como una realidad sagrada, para vivirlo poéticamente, como lo vivían los antiguos griegos, y sentir así su virtualidad estética con la convicción de que tenemos un poder de creación cuyo producto, la creación poética, ayuda a sentir y entender el mundo para vivir más intensamente la vida y a testimoniarla en su entrañable urdimbre. El poeta que no siente el mundo con su fuerza genesíaca, con el aliento cardinal de lo prístino, con la savia primordial de la energía cósmica, no puede crear una poesía valiosa y trascendente. Hölderlin sentía y creía en la presencia de dioses naturales, que veía en el mar, pues para él encarnaba la Divinidad. En los elementos de la naturaleza percibía el influjo sagrado y omnipresente de los dioses, y el mar era para él la expresión genuina de un espíritu celeste. Así sentía Hölderlin los elementos y las cosas, y esa pasión le indujo a ponerse en contacto con la naturaleza. Sentir y actuar de esa manera, es experimentar y vivenciar el sentido del mito en forma rotunda. El mito no se concibe como presuntas referencias culturales o librescas; no se siente sin la incorporación de los aspectos embellecedores que dan erudición a las imágenes o retórica a la expresión. La vivencia del mito no es una mera articulación con la mitología en un simple artificio verbal o estético. El sentido profundo del mito se vive con la inserción del poeta en la realidad de lo viviente entrando en contacto íntimo con fenómenos y cosas, poniéndose en conexión con la fuerza espiritual del Cosmos, compenetrándose con la energía preternatural del mundo. Se puede sentir así, en la realidad tangible de las cosas, la presencia sutil de las fuerzas sobrenaturales, que es la mejor manera de vivir el sentido del mito en el fuero de la conciencia. De ahí la proyección de su imaginación y el impacto de las fuerzas preternaturales en su visión mitológica del mundo. Hölderlin vivió el sentido del mito porque se compenetró en forma sensorial, intelectiva, imaginativa, espiritual y afectivamente con las cosas. Y esa empatía con lo viviente lo hacía sensible a las cosas, que las asumía como eran o se manifestaban. Y en su quehacer poético, en el que testimoniaba su identificación emocional con lo real, las cosas se vivifican y expresan el alma de lo viviente, y el lenguaje las nombra para darles vida, y los elementos se humanizan para propiciar esa compenetración entre el hombre y los elementos -lo que entraña el valor del mito en su sentido prístino-, y por eso exclama Hölderlin en “El archipiélago”:

Tú, sin embargo, te crees solitario;

 en la noche callada oye la roca tu lamento

 y muchas veces con enfado de los mortales

tus aladas olas huyen hacia el cielo.

  A los poemas profundos los sostiene la savia espiritual que el Logos entraña y expresad, ya que el contenido postula un cauce específico, y el fondo metafísico o místico o mitológico es una manera singular de indagar el sentido del ser, porque en propiedad literaria la forma da validez al sentido. En tanto pensador que ausculta el sentido del ser, Martín Heidegger buscaba en los poemas de Hölderlin y de Rilke la palabra fecundante que pone al lenguaje en el camino del ser (2), que hemos de buscar en la expresión que da cuenta de la dimensión interior de la conciencia y la realidad trascendente, o el cauce estético que atrape y exprese el contenido profundo del poema. Se trata del fondo metafísico de lo existente ya que esa ladera entrañable de la realidad encierra la esencia y el sentido. El ámbito de la realidad trascendente no es fugaz ni pasajero, como la realidad objetiva o sensorial, sino estable y perenne, ya que es el fuero de la esencia intransferible del Ser y la Totalidad. Por eso los poetas metafísicos, como los mitopoetas y los teopoetas, intuyen el fundamento de lo real y su canto procura lo perdurable de las cosas y en consecuencia buscan la forma estética y la sustancia creadora que dé cuenta de las verdades profundas que su intuición descubre o la belleza sublime que su sensibilidad atrapa. Con su creación poética el poeta certifica lo real desde el ámbito intuitivo, lírico y estético de su visión del mundo. Y logra esa certificación estética porque accede al interior de lo real, a su realidad esencial y permanente. Por eso el poeta cuando habla, afirma, no duda, ya que la duda no entra en su certificación. Su percepción es genuina y en su enunciado, sea metafórico o simbólico, no cabe la vacilación o la suposición, sea que hable de “una noche callada”, de una “soledad sonora” o del hombre que vive “ocupado en sus propios afanes”. En su enunciado, el poeta certifica lo que expresa. Podrá dudar de lo real, pero nunca duda de su percepción de lo real.

El ángulo del mundo que cada uno percibe de las cosas trae su propio cauce de expresión. Por eso entraña una torpeza imitar la creación ajena, como hacen los ineptos, puesto que la imitación no logra el dominio de la expresión personal y auténtica. Y no hay poema imitado que trascienda. De ahí el “ruido” semántico y la falta de fluidez que revela la expresión que intenta reproducir la verdad poética que otro, con acierto y primor, vivió, sintió y expresó.

La verdad poética, que según Guillermo de Humboldt entraña la forma interior del lenguaje, se hace patente en la expresión verbal que capta y traduce el sentido de fenómenos y cosas, o atribuye un valor peculiar a lo existente (3). En su expresión de la verdad poética, Hölderlin sabía que podía nombrar las cosas con la sensibilidad para captar su esencia profunda y testimoniar lo que perdura, creando poesía. Por eso decía que lo que perdura lo crean los poetas (4), cuando asumen el canto creador con voz original y auténtica.

Para Hölderlin, lo más importante era la contemplación de la belleza y, en tal virtud, vivía ebrio del esplendor del mundo, que lo apreciaba por doquier con mirada profunda y amorosa, entendiendo con Johann Wolfgang von Goethe que si se mira correctamente toda forma es hermosa. Pero a la realidad hay que mirarla con mirada de poeta para captar su belleza verdadera. Y con la mirada amorosa capta su valor intrínseco y auténtico. Sin duda Hölderlin era un ser que amaba mucho y profundamente ya que el amor es la fuerza que abre la compuerta del ser para apreciar el verdadero encanto de las cosas. Este grandioso poeta alemán vivía “ebrio de belleza -decía Eduardo Spranger- como el alma tierna que estaba destinada a estrellarse en la suerte con su mundo interior de sueños” (5).

La vocación contemplativa fraguada gracias a la sensibilidad espiritual y estética de Hölderlin lo impulsaba a sentir pasión por todo y de un modo especial por el esplendor de lo viviente. El amor a la belleza sintetizaba su máxima aspiración, y en la belleza cifraba el valor de la vida. Platón decía que la contemplación de la belleza era propio de los espíritus superiores, y que la belleza conduce a Dios, sentimiento que experimentó este singular poeta alemán. La belleza concita la atención de los espíritus selectos, y con la renovación que produce en el espíritu el contacto con lo bello, brota una nueva humanidad, un nuevo aliento creador, un refrescante impulso de vida y un entusiasmo peculiar. Ese era el ideal que concitaba el espíritu de Hölderlin, y ese ideal lo plasmó en su creación poética: “Sólo habrá una belleza -decía- y humanidad y naturaleza se reunirán en una Divinidad que lo abarque todo” (6).

Hölderlin amaba la belleza con tanta pasión que ideó una sociedad inspirada en principios estéticos y se arrobaba ante las cosas que estimaba bellas. Llamaba “bárbaros” a quienes vivían de espaldas a la vivencia estética, o indiferentes al cultivo del espíritu. Y a quienes eran insensibles ante el valor de las cosas. En su caso particular, se trataba de un hombre sumamente sensible, hasta el punto de ser vulnerable y frágil, como suelen ser los individuos dotados de una honda sensibilidad. Esa capacidad altamente sensible suele llevar al sujeto hipersensible a una ñoñería patológica y a un egocentrismo, pero Hölderlin tuvo la capacidad de descubrir el remedio para esta sensibilidad extrema, valiéndose de la misma sensibilidad que revirtió a favor del ser humano y la usó como materia para el arte, volcando su espíritu creador hacia la poesía, al entender que esa era la forma correcta de canalizar tantas sensaciones desbordantes.

Como buen estratega del lenguaje, supo combinar formas clásicas y románticas con su vocación espiritual por la trascendencia en una métrica rigurosa, exacta y perfecta. La calidad de “El archipiélago” es reconocida en la lengua alemana no solo por la belleza de su lírica sino por el aliento clásico de su estilo, el fervor místico de su tono y la dimensión metafísica de sus alusiones. A pesar de que en sus sentimientos e ideales Hölderlin se sentía identificado con el mundo griego, distanciándose de la realidad cotidiana de su tiempo, como advirtió Antonio Fernández Spencer, sin embargo es considerado el máximo poeta lírico de la lengua alemana (7). “El archipiélago” de Hölderlin, el gran poema del mar, al igual que “El cementerio marino” de Paúl Valery, plasma la esencia de la creación poética. Creían estos dos eminentes poetas que la poesía estaba llamada a fijar con sentido estético lo que acontece en el mundo para que su testimonio lírico, estético y simbólico tuviese un valor permanente para la Humanidad.

Producto de su alta sensibilidad espiritual, Hölderlin tenía una triple conciencia: conciencia poética, inspirada en su disposición estética para sentir poéticamente el mundo; conciencia mitopoética, fundada en la percepción del mundo como un conjunto de elementos vivos; y conciencia mística, basada en una percepción divina del mundo. Esa triple conciencia de su vigorosa sensibilidad hizo de su creación poética una forma pura para plasmar con exquisita elegancia y adecuada precisión sus ideales intelectuales, espirituales y estéticos.

A muy pocos, en nuestro tiempo, les interesa la metafísica, y mucho menos la mística. La genuina metafísica, la que pregunta por el sentido, se ha confinado al ámbito de la alta poesía, como lo evidencian los poemas de Wordsworth, Hölderlin o Rilke. Ya lo dijo Heidegger: “El ser, como la destinación que destina verdad, queda oculto. Pero la destinación del mundo se anuncia en la poesía, sin que la destinación se haga patente como historia del ser” (8). El pasaje con que Hölderlin concluye “El archipiélago” revela al mismo tiempo la pregunta que interroga al sentido del mundo, la revelación de la presencia viva del Cosmos y la búsqueda de lo Absoluto, testimonio de la triple conciencia de la realidad trascendente, meta de las grandes apelaciones y creaciones humanas:

 

¡Ay, allá en los campos de Queronea, donde los últimos

atenienses huyeron con sus armas ensangrentadas,

eludiendo con ello el día de la infamia;

Allá, allá bajan desde los montes, cada día, lamentos

al campo de batalla, ¡allá bajáis vosotros, aguas caminantes,

desde las cumbres del Oetas, cantando la canción

del destino! y Tú, inmortal, aunque no te festeje

la canción de los griegos, como antaño, resuena a menudo,

¡Oh dios del mar!

en mi alma con tus olas,

para que sobre las aguas prevalezca

sin temor al espíritu, como el nadador, se ejercite en la fresca

dicha de los fuertes y comprenda el lenguaje de los dioses,

el cambio y el acontecer; y si el impetuoso tiempo

conmueve demasiado violentamente mi cabeza

y el desvarío y la miseria de los hombres

 estremecen mi alma mortal

¡déjame recordar el silencio en tus profundidades! (9).

 

La poesía de Hölderlin es apropiada para pensar el trasfondo  del fenómeno poético, que revela los siguientes rasgos:

1) Mediante nuestra sensibilidad establecemos un punto de contacto con las cosas, fuente de las percepciones, intuiciones y creaciones.

2) En tanto creador y poeta, Hölderlin era un hombre altamente sensible, concitado por las apelaciones sensoriales, afectivas, intelectuales, estéticas y espirituales.

3) Abierto a todo lo existente, se interesaba por todo. Y sentía una pasión ardiente y entrañable por lo que hacía. Su empatía era amorosa, intelectual y espiritual al mismo tiempo.

4) Al ser tan sensible le afectaba todo: el dolor, la indolencia, la miseria, la ignorancia y las mezquindades humanas. Y quería suplantar la ignorancia, la indiferencia y el desdén por lo espiritual con el Humanismo trascendente.

5) Para no sufrir tanto, se evadía de la realidad (el artista tiende, por instinto, a rechazar la realidad real para vivir la realidad que su imaginación crea en su interior profundo) y se refugiaba en un mundo ideal, puro y sublime. (El rechazo de la realidad se vuelve patológico si no hay un sustituto de ese rechazo, que los neuróticos suelen somatizarlo con resentimientos y frustraciones, aunque el artista suele canalizarlo creadoramente con su talante imaginativo). Hölderlin encontraba en los griegos, que fundaban en el desarrollo del espíritu el sentido de la vida humana, el modelo del mundo ideal.

6) Para realizar ese ideal se consagró al cultivo de la palabra y la poesía, realizando una creación poética con los valores que le dan sentido y trascendencia a la vida.

7) Contrapone el mundo ideal al mundo bárbaro. Al distanciarse de la parte nefasta de la realidad circundante, crea la realidad estética y acude a la realidad metafísica para vivir en estado de poesía el sentido del mundo.

8) En su apelación metafísica hizo acopio de dos opciones claves: a) El mundo ideal, cuya patria ejemplar es la antigua Grecia. b) El mundo sublime de la trascendencia, fuero de la Divinidad.

9) Su sensibilidad y su elección determinaron un claro derrotero espiritual y estético: la ponderación y el disfrute de la belleza y la valoración y el gozo de lo divino. Su inclinación por la belleza y su elección de un mundo ideal lo llevaron a valorar lo divino. En nuestro poeta está presente, como ideal poético, la creación de la belleza y la vivencia de lo sagrado. Como poeta postula, en su ideal poético, la intuición de verdades profundas.

10) La sensibilidad de Hölderlin se abre a dos vertientes luminosas: a) hacia el mundo sensorial, va en busca de la belleza cósmica; b) hacia el mundo espiritual, va en busca de lo divino mismo. Los seres altamente sensibles sienten pasión por la belleza, y quien experimenta la pasión de la belleza termina inclinándose por lo divino, pues el sentimiento de la belleza desemboca en la valoración de la Divinidad. Esa es la relación que hay entre belleza y trascendencia. Por eso los seres sensibles suelen experimentar algún tipo de apelación espiritual.

11) Hölderlin experimentó múltiples y variadas sensaciones y sintió en su sensibilidad las apelaciones sensoriales, afectivas, imaginativas, intelectuales y espirituales, llegando a comprender que la única verdad irrebatible y el único bien supremo es Dios, y por eso sentía una alta valoración de la mística como la más honda pasión de los mortales.

12) En tanto creador, fija su atención en la esencia de las cosas, y por tanto Hölderlin creía que el poeta ha de hablar sobre lo perdurable mediante imágenes eternas. Por eso privilegió la realidad trascendente. Recordemos que cuando el poeta se fija en la esencia de las cosas no lo hace como filósofo sino como poeta, mediante una creación fundada en imágenes poéticas.

13) Corresponde al poeta, según esta visión lírica del mundo, crear realidades estéticas e intuir verdades profundas, que son las verdades poéticas. Descubrimos una verdad poética cuando captamos mediante una vivencia una realidad auténtica que nos revela el sentido de las cosas y la razón de fenómenos o el valor de lo existente.

14) Los seres sensibles a lo trascendente lo son en virtud de un influjo de las potestades celestes, como decía Hölderlin. Nuestro poeta concibe el mundo como una entidad sagrada por ser creación divina. Por eso habla el poeta alemán de los “sagrados elementos”, los “bosques sagrados”, el “monte sagrado”, el “sagrado cielo” y las “sagradas sombras”.

15) Procura el poeta plasmar a través de su poesía el ideal griego del desarrollo del espíritu como expresión de la plenitud humana. Según Hölderlin, el poeta tiene la misión de contribuir al desarrollo de la conciencia mediante el ascenso del espíritu. (No podemos contribuir al desarrollo del espíritu con una poesía ininteligible, pero tampoco con una poesía insustancial y vacua).

16) Hölderlin tenía la sensibilidad para sentir el mundo como una fuerza genesíaca, es decir, con una virtualidad inspirada en la del Creador del mundo. Por eso creía que el mar encarnaba la Divinidad, y asimismo todas las realidades naturales, que son los elementos prístinos del mundo, que asumía como creación sagrada.

17) Hölderlin sentía el mundo como una realidad viviente que el poeta puede revivir en su creación. Para ello se requiere una identificación plena con lo viviente.

18) El poeta tiene el poder de la palabra a través de la cual le da vida a lo que nombra, creando la realidad poética con una virtualidad semejante a la de la naturaleza. De ahí la fuerza de la realidad estética en la cosmovisión poética de Hölderlin.

19) La belleza del mundo la ha de recrear el poeta con su lenguaje porque es la belleza la que nos hace sentir, y es precisamente sentir lo que estimula la creación poética. En Hölderlin la belleza del mundo inspiró su vocación poética y también su vocación contemplativa, tan honda como su sensibilidad y tan intensa como su pasión estética.

20) El amor a la belleza fue la pasión de Hölderlin. Contemplaba el mundo para sentir su esplendor sagrado, y henchido del entusiasmo inspirador, creaba: “…y la luz desde arriba habla aún a los hombres/ llena de sentidos hermosos…/ pues los seres celestes aman/ descansar en corazones sensibles”.

 

Bruno Rosario Candelier

Encuentro del Movimiento Interiorista

Santiago, Colina Interior, 18 de mayo de 2002.

Notas:

  1. En Werner Jaeger, Paideia, México, FCE, 1971, 2da. ed., p. 52.
  2. Martín Heidegger,  Hölderlin, Madrid, Taurus, 1971.
  3. Karl Vosler, Filosofía del lenguaje, Buenos Aires, Losada, 1968, 5a. ed., p. 200.
  1. Cfr. F. Bolnow, Rilke, Madrid, Taurus, 1963, p. 222.
  2. Eduardo Spranger, Cultura y educación, Buenos Aires, Austral, 1948, p. 131.
  3. En Eduardo Spranger, Ob. cit., p. 134.
  4. Antonio Fernández Spencer, “Espacio geográfico y literatura”, en El Siglo, Santo  Domingo, 9 de noviembre de 1994, p.6.
  5. Martín Heidegger, Carta sobre el humanismo, Madrid, Taurus, 1970, 3a. ed. p. 37.
  6. Las citas poéticas proceden de la tercera edición de El archipiélagode Hölderlin, Madrid, Hiperión, 1990.

Largometraje, supermercado/súper, supremacismo, desastroso/*desastrozo

Por Roberto E. Guzmán

LARGOMETRAJE

El largometraje reconocido internacionalmente es el de las películas que duran más de sesenta minutos. Eso es muy cierto, pero en República Dominicana conocen de otro largometraje que es propio del habla de ese país. Esta sección se dedicará a rescatarla del olvido.

El deporte favorito de los dominicanos es el beisbol. Es también ese deporte el pasatiempo predilecto de los jóvenes. Cualquier lugar es apropiado parta tirar, batear y “aparar” una pelota entre los jóvenes dominicanos. En fin, el beisbol es una actividad muy popular.

Cuando un bateador consigue hacer contacto con la pelota con la ayuda del bate y esta emprende un viaje por el aire que la lleva muy lejos, en la jerga de la “pelota” se dice que ha disparado un largometraje.

No puede negarse que la distancia es subjetiva en cuanto a la cantidad de metros que constituye un largometraje, pero casi siempre se llaman con ese nombre a los batazos que salen del parque de juego por el jardín central.

El alcance del “largometraje” no se limita al beisbol. En algunas conversaciones se ha oído llamar de largometraje alguna actividad que dura largo tiempo. Por puro prurito no se escribirá aquí lo que algunos hombres llaman de largometraje, que es cuando una pareja mantiene relaciones sexuales por largo tiempo en un solo encuentro. Oh, se escribió.

La jerga sexista siempre hace del hombre el héroe de la hazaña y con la misma intención hablan o se vanaglorian de “pichar un juego de nueve inings” o “pichar un juego completo”; y para colmo, de que “se fue a extra inings”.

 

SUPERMERCADO – SÚPER

“. . . para atacar cualquier SÚPER MERCADO o usurpar su puesto. . .”

Cada vez que el uso introduce un elemento nuevo en la lengua, cuando las academias se ven en la necesidad de aceptar y admitir ese cambio, eso trae muchas hesitaciones en la mente de los usuarios de la lengua.

La frase que se reprodujo más arriba a manera de ejemplo del uso es una muestra de lo que se esbozó en el párrafo anterior. Más abajo se verá en cuáles casos es legítimo usar ese súper con la tilde.

Este súper con su tilde comenzó su andadura en el seno del Diccionario de la lengua española en la edición correspondiente al año 2001. En ese año se le concedió carta de ciudadanía para que se le reconociera, independientemente de su función como elemento compositivo super-, para individualizar las gasolinas de octanaje superior. También entró en tanto acortamiento en el registro coloquial para supermercado.

En la vigesimotercera edición del mencionado diccionario se amplió la cobertura de súper en el registro coloquial para que se admitiera en tanto “superior, extraordinario”, con las funciones de adverbio también.

Después de revisar lo que le diccionario mayor de la lengua trae para súper, hay que introducir una salvedad. Si se trataba en el texto de un mercado súper, es decir, extraordinario, superior, entonces lo más acertado hubiese sido colocar este súper después del sustantivo mercado, para que terminara, “para atacar cualquier mercado súper o usurpar su puesto”. Con esta construcción se evitaría cualquier tipo de interpretación y el propósito de la comunicación de la idea hubiese sido más certero.

Si se trataba de un supermercado (hipermercado), bastaba con escribir súper. No es posible escribir los dos sustantivos, pues uno de ellos sale sobrando.

 

SUPREMACISMO

“. . .al ser preguntado si le inquieta que sus comentarios pueda (sic) dar alas al SUPREMACISMO…”

En español no se ha creado todavía un término para expresar lo que en inglés se dice con la voz supremacist, que sería algo así como supremacista. Quizás en parte esto se deba a que no existe en español la necesidad de manifestar el sentimiento a que se refiere el inglés con la voz ya mentada.

Es posible también que las personas que simpatizan con ese sentimiento no se atrevan a manifestarlo y, sin embargo, no lo hagan a través de palabras, sino de acciones.

En español existe una palabra de esa familia, supremacía, que es el grado supremo en cualquier línea. Esta palabra lleva en su seno la idea de superioridad y primacía.

En inglés la voz que se escribió más arriba en cursivas entró en el uso en el año 1949 y se emplea para referirse a una persona que es partidario o defensor de un grupo de supremacía. El concepto de supremacía en inglés es semejante al que ya se expuso para la lengua española.

No es ocioso que se recuerde que en español se utiliza la terminación -ismo para formar sustantivos que en el caso de la voz del título habría de tomarse como doctrina, actitud o movimiento. El que se elija una de estas tres palabras -doctrina, actitud, movimiento- obedecería al grado a que se lleve la conducta de las personas que profesen estas ideas.

En la actualidad en los Estados Unidos se nota en incremento la tendencia de algunos grupos que promueven las ideas de los blancos supremacistas en cuanto a su superioridad como consecuencia del color de la piel, por su origen o religión. Si la necesidad se hace sentir en español, el uso impondrá un término para definir la actitud mencionada.

 

DESASTROSO – *DESASTROZO

“. . .una lucha política interna que desencadenó consecuencias *DESASTROZAS y funestas. . .”

No hay lugar a sorpresas al notar la intromisión de la letra zeta si se recuerda que el adjetivo desastroso tiene relación con el sustantivo masculino desastre y recordar que en el español de muchísimos países no se pronuncia la diferencia en sonido entre la zeta /z/, la ese /s/ y la ce/c/.  Para muchos hispanohablantes la palabra desastre tiene un origen inesperado.

En lengua francesa G. Gougenheim asegura que desastre lleva dentro la palabra astre (=astro) y proviene del italiano disastro. Ha de tenerse en cuenta que la palabra astro desde muchos años antes había tomado el sentido de fortuna favorable. Para la catástrofe irremediable se creó disastro. Les mots francais (1966-I-40).

En español le atribuyen el origen de la palabra desastre a la lengua provenzal con el prefijo negativo des- antecediendo a astre, estrella. La posición de los astros durante largo tiempo se consideró con influencia sobre la suerte o destino de las personas y los acontecimientos. Todavía en pleno siglo XXI hay personas que leen las columnas de astrología de los periódicos.

El adjetivo desastroso entró en el diccionario oficial de la lengua en la edición de 1884.Conforme con lo que escriben Corominas y Pascual, probablemente imitado del francés desastreux. Diccionario crítico etimológico castellano e hispánico (1980-II-385).

Por lo que se ha relatado hasta ahora la letra zeta en desastroso “no aparece ni en los centros espiritistas”. Quien incurre en el error de incluir esa letra zeta lo hace muy probablemente porque ignora que la palabra de su origen, desastre, tiene dos letras eses /s/.

La terminación que se conoce en español es -oso, -osa. El sufijo antes mencionado en género masculino o femenino forma adjetivos derivados de sustantivos, verbos o adjetivos que denotan abundancia de lo significado por la base; significado activo o, atenuar o intensificar el significado del primitivo. Estos adjetivos derivados deberán sus significados al orden en que se presentaron más arriba.