Presentación del Diccionario panhispánico del español jurídico

Por Fabio Guzmán Ariza

 

Para la Academia Dominicana de la Lengua y para quien les habla es un gratísimo honor presentarles en el día de hoy el Diccionario panhispánico del español jurídico, en especial por encontrarse entre nosotros la persona que concibió, promovió y dirigió la obra: don Santiago Muñoz Machado, actual director de la Real Academia Española, presidente de la Asociación de Academias de la Lengua Española y uno de los más connotados juristas del mundo de habla hispana. Como delegado de la Academia Dominicana y colaborador en la preparación del Diccionario, tuve el privilegio de escuchar el discurso de presentación de don Santiago en el acto solemne celebrado en el paraninfo de la ocho veces centenaria Universidad de Salamanca, que presidió el rey Felipe VI de España y al que asistieron todos los presidentes de las Cortes Supremas de habla hispana —incluyendo don Mariano Germán Mejía, a la sazón presidente de nuestra Suprema Corte—, directores y delegados de las veintitrés academias de la lengua, así como profesores universitarios de ambos lados del Atlántico y otras altas autoridades españolas e hispanoamericanas.

En su discurso de presentación en Salamanca, don Santiago Muñoz explicó que el punto de partida del Diccionario panhispánico del español jurídico fue el Diccionario del español jurídico, obra que recoge el léxico jurídico de España y que hizo realidad su idea y anhelo de elaborar un diccionario jurídico en español siguiendo las normas lexicográficas modernas. Este planteamiento fue refrendado, en noviembre de 2014, por las altas instancias judiciales y académicas españolas, y en menos de dos años, en abril de 2016, producto de la dirección férrea de don Santiago, vio la luz el Diccionario del español jurídico, de la autoría conjunta de la Real Academia Española y del Consejo General del Poder Judicial español.

En ese mismo año de 2016, don Carlos Lesmes, presidente del Consejo General del Poder Judicial español y, en ese entonces, presidente de la Cumbre Judicial Iberoamericana, que es la organización que vertebra la cooperación y concertación entre los Poderes Judiciales de los veintitrés países de la comunidad iberoamericana de naciones, propuso a la Cumbre celebrada en Paraguay la preparación de un diccionario jurídico panhispánico que contribuyera a la claridad y accesibilidad del lenguaje jurídico en castellano para todos los hispanohablantes, de manera que los juristas, las administraciones y empresas de las distintas naciones hispanas pudieran entenderse mutuamente, así como aprender unas de las otras, sin que sus particularidades jurídico-língüísticas se erigieran en un obstáculo insalvable para ello. La Cumbre aprobó la propuesta, la dirección del proyecto recayó en don Santiago y, trabajando sobre la base —o sobre la planta, como dicen los lexicógrafos— del Diccionario del español jurídico, se produjo, una vez más, un nuevo diccionario en un tiempo récord de menos de dos años.

Es oportuno señalar que la publicación del Diccionario panhispánico del español jurídico se enmarca dentro de la política panhispánica asumida por las academias de la lengua española desde fines del siglo XX. Según esta política, la elaboración de los códigos lingüísticos tradicionales —el diccionario, la ortografía y la gramática— no debe partir como antes “desde el deseo de mantener una lengua ‘pura’, basada en los hábitos lingüísticos de una parte reducida de sus hablantes, […] no contaminada por los extranjerismos ni alterada por el resultado de la propia evolución interna” del idioma, sino desde el reconocimiento de que para garantizar el mantenimiento de su unidad básica, que es lo que permite hablar de una comunidad hispanohablante, la variación, el cambio, el policentrismo y la cooperación interacadémica han de ser aceptados como hechos naturales que, lejos de interferir con su valor, lo realzan y multiplican. Es una cuestión de sensatez elemental admitir que los códigos lingüísticos del español no han de basarse solamente en los usos de 47 millones habitantes de España, que no llegan ni al diez por ciento de los 580 millones de hispanohablantes actuales, mucho menos de los 10 o 11 millones de habitantes de Castilla, incluyendo a Madrid. Por igual razón, el diccionario por antonomasia del español no debe llevar por nombre, como antaño, el eurocéntrico Diccionario de la Real Academia Española, sino, como hogaño, el universal Diccionario de la lengua española, que refleja la labor conjunta de las veintitrés academias de la lengua en su elaboración. Esta política panhispánica se ha aplicado a lo largo de este siglo XXI a todas las obras académicas: Diccionario de la lengua española, Diccionario panhispánico de dudas, Ortografía de la lengua española, Nueva gramática de la lengua española, etc. Y se aplicó también plenamente en la preparación del Diccionario panhispánico del español jurídico: a los equipos de profesores y juristas españoles que colaboraron en el Diccionario del español jurídico, se sumaron miembros de los tribunales y cortes supremas de los países hispanoamericanos, reconocidos juristas pertenecientes a las academias de la lengua americanas y profesores universitarios de todo el nuevo continente, en total, más de cuatrocientos abogados y filólogos de Hispanoamérica y España.

El resultado lo tenemos a la vista: una impresionante obra de 2220 páginas y cerca de 40,000 entradas, en dos volúmenes, que contiene voces y expresiones en uso en todo el mundo jurídico de habla hispana, ordenadas y definidas con la misma metodología y criterios lexicográficos con que se hacen los diccionarios de la lengua, y enriquecidas con documentos extraídos de leyes y jurisprudencia, a los que muy pronto se podrá acceder en la red. Por primera vez en la historia del español y del derecho se ha preparado y editado una obra de este carácter, sin parangón, pues nunca antes ha existido un diccionario que pretenda abarcar el lenguaje jurídico de toda la comunidad hispanoamericana.

En el prólogo del diccionario, Carlos Lesmes, presidente del Tribunal Supremo y del Consejo General del Poder Judicial españoles, resalta la particular importancia que ha de tener un diccionario jurídico panhispánico ante el dinamismo y falta de univocidad de la lengua común que usamos día a día los hispanohablantes:

…[S]i las recapitulaciones lexicográficas y los diccionarios pretenden unificar criterios y definir conceptos, en el ámbito del derecho la función de precisión conceptual es más perentoria que en ningún otro campo por las consecuencias que conlleva en su aplicación práctica y por las insoslayables exigencias de la seguridad jurídica.

Cuando se fijan competencias, se reconocen derechos, se imponen obligaciones o sanciones y, en definitiva, se definen e interpretan instrumentos y garantías para su concreción, la arbitrariedad y la incertidumbre han de desterrarse por completo.

Ciertamente, los rasgos distintivos más importantes del lenguaje jurídico deben ser la precisión y la claridad. De ahí que lo ideal sea que cada palabra, cada expresión y cada enunciado puedan ser comprendidos por los diversos destinatarios del texto jurídico exactamente de igual manera, sin ambigüedades ni vaguedades, lo cual implica que se deben eliminar las inexactitudes del lenguaje común mediante el uso constante del término justo y adecuado. Este ideal, sin embargo, es muy difícil de alcanzar porque el español, al igual que todas los otras lenguas del mundo, es esencialmente impreciso —los significados de las palabras no son ni inmutables ni ubicuos, sino que varían según el contexto, la época, el lugar, etc. Esto así haciendo abstracción de los sempiternos defectos de redacción que desde siempre han entorpecido la comprensión de los textos jurídicos: el léxico ampuloso, la innecesaria complejidad sintáctica y las incorrecciones de todo tipo que tanto abundan en nuestro lenguaje jurídico.

Estos obstáculos no podrán jamás salvarse completamente: la precisión y claridad absolutas serán siempre una quimera. Es factible, sin embargo, mitigar sus efectos de varios modos, entre ellos, elaborando un lexicón como el Diccionario panhispánico, que cuenta con el prestigio y la autoridad suficientes para servir de obra de referencia obligada para toda la clase jurídica hispanohablante, de manera similar a como el Diccionario de la lengua española es hoy en día la guía de consulta por excelencia sobre el léxico general de todos los que hablamos el castellano.

Ahora bien, la recopilación y organización de todo el vocabulario jurídico del mundo hispano, por más descomunal que haya sido el esfuerzo conjunto desplegado por don Santiago Muñoz Machado y los especialistas que colaboraron en la preparación del Diccionario panhispánico, no es faena de unos pocos años. Por ello, el jurista dominicano que consulte el Diccionario panhispánico notará enseguida la ausencia de parte del léxico jurídico que utiliza a diario, así como la preponderancia en su contenido del vocabulario jurídico peninsular. Esto último delata el hecho de que, como se ha dicho, la planta del Diccionario panhispánico del español jurídico ha tenido como base la del Diccionario del español jurídico.

La omisión de una parte del léxico jurídico de la República Dominicana del Diccionario panhispánico obedece fundamentalmente a la peculiaridad de nuestro lenguaje jurídico, que utiliza una gran cantidad de voces extrañas al lenguaje jurídico común en español, y cuya recopilación requiere de un tiempo considerable, mucho mayor del que fue concedido al Consejo de Poder Judicial dominicano, que quizás también actuó con cierto desinterés, algo que de seguro no ocurrirá bajo la nueva presidencia del magistrado Luis Henry Molina.

Respecto de la singularidad de nuestro lenguaje jurídico, cabe recordar que contrasta con el de los demás países hispanoamericanos por derivarse en gran medida de los cinco códigos napoleónicos —Código Civil, Código de Procedimiento Civil, Código Penal, Código de Procedimiento Criminal y Código Comercial— adoptados con muy pocas modificaciones a partir de nuestra independencia en 1844, por ser los más avanzados de la época, y vigentes, ¡en francés!, hasta la penúltima década del siglo XIX, cuando fueron traducidos al castellano. En las primeras décadas del siglo XX, la mayoría de los textos de estudio en la Universidad de Santo Domingo eran en francés: mi padre, por ejemplo, al igual que el resto de la promoción del año 1927 a la que perteneció, se inició en Derecho Civil con el Droit Civil de Gabriel Baudry-Lacantinerie. En la actualidad, en ciertas ramas del Derecho como el mismo Derecho Civil y el Derecho Procesal Civil, que siguen regidos por los códigos decimonónicos, es inconcebible estudiar un caso con propiedad y profundidad sin consultar la doctrina y jurisprudencia francesas en las diversas enciclopedias y códigos anotados. Un último dato muy pertinente: el diccionario jurídico por excelencia del abogado y juez dominicano, el más citado, el que figura como la principal fuente en el glosario de términos legales que el Consejo del Poder Judicial publica en su sitio en internet, es todavía —aunque espero que no lo sea por mucho tiempo— el Vocabulario jurídico de Henri Capitant, de unas seiscientas páginas, una traducción del francés de hace casi cincuenta años.

No es de extrañar, pues, el gran caudal de galicismos existente en el léxico jurídico dominicano y la distancia enorme entre ese léxico y el de los demás países hispanohablantes, que solo se ha venido achicando en las últimas décadas con la adopción de patrones iberoamericanos en varias ramas del derecho. Por las razones antes mencionadas, muchos de estos términos provenientes del francés no aparecen todavía en el Diccionario panhispánico. Como muestra, no encontramos allí, limitándonos tan solo a la primera letra del alfabeto, voces tan usuales en el habla de los abogados dominicanos como acto recordatorio, aporte en naturaleza y asociación sin fines de lucro. Tampoco figuran en el lexicón galicismos crudos como avenir (en la acepción utilizada en la República Dominicana de acto por el cual un abogado comunica al abogado contrario la fecha de una audiencia), contredit, petit référé y saisine. Ni hablar de gabachos como demanda en responsabilidad civil (en lugar de demanda de responsabilidad civil), bienes sucesorales (en vez de bienes sucesorios), sentencias en defecto (en lugar de sentencia en rebeldía), etc.

De manera que el tópico de que todo diccionario es una obra inacabada cobra especial relevancia en cuanto al léxico jurídico dominicano en el Diccionario panhispánico. Al decir esto no es mi intención en lo absoluto criticar al Diccionario, sino estimular, alentar, si se quiere, incitar y provocar, al Consejo del Poder Judicial, al Tribunal Constitucional, así como a todos los académicos, profesores y doctrinarios dominicanos, a que cooperen de manera solidaria con la dirección del Diccionario para subsanar prontamente estas omisiones, ya que el Diccionario panhispánico del español jurídico es una magna obra que, no obstante las carencias señaladas desde la óptica dominicana —todas remediables—, constituye hoy día el texto de referencia idóneo para la comunidad jurídica de habla hispana. Para el jurista dominicano de manera particular, el Diccionario, aun en su estado actual, resulta de gran utilidad tanto por la abundancia de voces que contiene y la precisión de sus definiciones como por el léxico explicado en materia constitucional, administrativa y de derecho internacional privado, ramas del derecho que en la República Dominicana han sido muy influidas por el derecho español en los últimos años.

Finalmente, siguiendo el juicioso aforismo de Julio Cortázar de que “las citas evitan decir peor lo que ya otro dijo bien», concluyo con estas palabras inmejorables de don Santiago Muñoz, tomadas de su discurso en Salamanca: “[El Diccionario panhispánico del español jurídico] mantendrá el valor de la cultura jurídica común que hemos heredado, pero también servirá para asegurar la pervivencia en los pueblos ibéricos de los conceptos en que se apoyan las formas democráticas de gobierno, los valores del Estado de Derecho y las garantías de las libertades. Contribuirá a aumentar la seguridad jurídica de los ciudadanos y las empresas en todos los Estados de Hispanoamérica. Podrá ser el texto de referencia para una comunidad jurídica intercomunicada en la que los poderes públicos encuentren modelos ideales para sus regulaciones y políticas. Un ordenado sistema de ideas que sirva de repositorio de nuestros saberes y experiencias. Un libro inacabable donde buscar ejemplos y orientar la legislación y facilitar el trabajo de los tribunales y de todos los operadores jurídicos.” Confío esperanzado en que lo dicho por don Santiago sea muy pronto una realidad en la República Dominicana y en todo el mundo hispanohablante.

 

Fabio J. Guzmán Ariza

Discurso en la presentación del

Diccionario panhispánico del español jurídico.

Santo Domingo, Casa de las Academias, 1 de marzo de 2020.

La lírica platónica de fray Luis de León

Por Bruno Rosario Candelier

 

A

Niurca Herrera,

fulgor que arrulla la Creación.

 

Fue Platón (429-347 a.C.), el antiguo filósofo griego, quien enseñaba que allá arriba, En the Selene, en ese ámbito supralunar donde moraba la REALIDAD IDEAL, existían todas las cosas con su genuina esencia, y cuanto conocemos aquí no es más que una réplica o copia de su naturaleza primordial, concepto que dio origen al IDEALISMO de su doctrina estética, filosófica y teológica con la que explicaba la realidad, fundaba su cosmovisión y formulaba el conocimiento de las cosas.

Varios siglos después, uno de los intelectuales seguidores del ideal platónico, el poeta español fray Luis de León (1527-1591), mediante el poder espiritual de su imaginación mística se instaló en el fuero sutil de la “realidad ideal” donde apreció el sentido de lo trascendente, por lo que pudo plasmar en su lírica simbólica la doctrina platónica que asumió como fuente de su inspiración creadora, iluminada en el ideal sagrado de la teología cristiana y la gracia mística de lo divino.

Cuenta la tradición que cuando fray Luis de León retomó la cátedra de teología en la Universidad de Salamanca, de la que había sido separado por un proceso inquisitorial, ante la curiosidad de los presentes en el aula universitaria, proclamó al inicio de su intervención: “Como decíamos ayer…”, reiterando la concepción de las ideas que lo llevaron a padecer cárcel y angustia a causa de mezquinas intrigas en su contra.

Justamente la cárcel fue la imagen que le sirvió a este brillante poeta para concebir la vida humana como una prisión cuya liberación alcanzaría el hombre cuando alcance el reino celestial. Fray Luis de León se hizo sacerdote de la Orden de San Agustín, y como el santo de Hipona, fue un neoplatónico cristiano, ya que situaba en el más allá el destino último del hombre y el modelo arquetípico de la Creación del mundo.

Su obra le granjeó una inmensa fama de inspirado lírico que lo sitúa en la más alta cumbre de la poesía de Occidente en virtud de la pureza lírica de su creación poética (1). La calidad, la hondura y la belleza de su poesía es una expresión de alta vivencia espiritual y estética a la que tienen acceso los contemplativos, iluminados y místicos. Fray Luis de León entendía que todo acto creador se inspira en la Energía Superior de la Divinidad con el aliento sobrenatural del vínculo sagrado y la onda intangible de lo Alto. Con esa concepción mística, escribió poemas y ensayos, consciente de la participación divina en la creación humana y por eso nunca se vanagloriaba de su obra, que dio a conocer con ascética humildad intelectual. Consecuente con ese criterio valoraba en la creación humana el influjo de lo divino, presente en todo cuanto el hombre intuye, hace, dice o crea. La poesía del famoso agustino canaliza los siguientes atributos de su ideario estético:

  1. La poesía como creación espiritual y estética entraña el aliento superior de lo divino. 2. El valor de un poema lo determinan la belleza de su forma y el valor de su sentido. 3. La sustancia de un poema se funda en su dimensión estética y su connotación espiritual. 4. El poema ha de expresar el doloroso sentir ante el engaño, la falsedad y el sufrimiento. 5. La creación literaria ha de expresar la verdad, la belleza y el sentido de lo divino como el más alto bien. “En la Ascensión” (2), fray Luis de León esboza esos conceptos plasmados con honda reflexión y dolorida actitud por el sentimiento de abandono que invade su alma:

 

¿Y dejas, Pastor santo,

tu grey en este valle hondo, oscuro,

con soledad y llanto;

y tú, rompiendo el puro

aire, te vas al inmortal seguro?

Los antes bienhadados,

y los agora tristes y afligidos,

a tus pechos criados,

de Ti desposeídos,

¿a dó convertirán ya sus sentidos?

¿Qué mirarán los ojos

que vieron de tu rostro la hermosura,

que no les sea enojos?

Quien oyó tu dulzura,

¿qué no tendrá por sordo y desventura?

 

Todo creador, tanto si escribe, pinta, esculpe, modela o compone, produce inducido por una secreta apelación que despierta su sensibilidad y desata la pasión que da forma y sentido a la sustancia de una nueva realidad estética. Los poemas de fray Luis de León permiten inferir que este grandioso creador tuvo como aliento inspirador las siguientes motivaciones: 1) Nostalgia del cielo. 2) Anhelo de perfección. 3) Vocación contemplativa. 4) Simpatía por la soledad, el silencio y el sosiego. 5) Anhelo de paz espiritual.

Al igual que Platón, este poeta y sacerdote agustino creía en la existencia de la región celeste donde mora la verdad pura, la belleza ideal y el bien supremo, que asumía como el modelo original y la fuente primordial de cuanto existe, esto es, como arquetipo de lo que conocemos, señalando, como escribe ese original prosador en De los nombres de Cristo, que “si comparamos aqueste nuestro miserable destierro, es comparar el desasosiego con la paz, y el desconcierto y la turbación y el bullicio y desgusto de la más inquieta ciudad con la misma pureza y quietud y dulzura. Que allí se afana y aquí se descansa; aquí se imagina y allí se ve; aquí las sombras de las cosas nos atemorizan y asombran, allí la verdad sosiega y deleita; esto es tinieblas, bullicio, alboroto; aquello es luz purísima en sosiego eterno” (3).

Como genuino poeta con alta sensibilidad empática, fray Luis de León era un hombre abierto al dolor de los sentidos y poroso al valor de fenómenos y cosas. El “dolorido sentir” de que hablaba Garcilaso de la Vega era la condición entrañable de este inmenso lírico español. Dotado del poder para sentir, canalizó su potencial creador hacia la más alta cima que las criaturas alcanzan cuando trascienden la demanda sensorial de apetitos y pasiones. La concepción de un creador influye en su creación, como naturalmente influye todo lo que piensa, siente, hace, quiere o crea. La concepción ideológica, por ejemplo, suele convertirse en rienda que frena, perfila o condiciona actuaciones, actitudes y creencias.

La idea que tiene un autor, que en lo conceptual influye en la perspectiva de su vida y su obra, viene configurada por su sensibilidad y su conciencia, que determinan la naturaleza de la creación, el tipo de figuraciones o la onda de sentimientos y motivos que conforman la sustancia del poema, la narración, el drama o el ensayo. Desde luego, no siempre la sensibilidad va pareja al pensamiento y, cuando afinan, lo que sentimos concita lo que queremos. Una terrible lucha interior debió fraguarse en la conciencia de fray Luis de León, pues siendo un hombre altamente sensible para las delicias del mundo, optó por renunciar a los placeres de la carne para vivir en armonía con la pasión divina que concitaba su honda sensibilidad, ya que se identificó con lo que sentía interiormente para actuar y vivir en coherencia con lo que pensaba. Es decir, se trataba de una poderosa motivación conceptual al servicio de su sensibilidad estética y su vocación espiritual.

La sensibilidad estética y la conciencia mística de fray Luis de León presentan, según infiero de su obra, este cuadro caracterizador:

  1. Inclinación fraguada por el dolorido sentir para vivir, conocer y crear.
  2. Sensibilidad honda y abierta por todo con actitud compasiva y empática.
  3. Atracción por las delicias del mundo, que conmutó por su pasión divina.
  4. Opción por el sosiego interior en armonía con la moral ascético-cristiana.
  5. Simpatía por lo divino, con inspiración arrebatada por lo trascendente.

Esa disposición de su sensibilidad y su conciencia irrumpe en la mente del poeta y perfila su cosmovisión y su vocación, configurándolas mediante las ideas que informan el contenido intelectual de doctrinas, orientaciones y normas, como la platónica, la pitagórica y la cristiana, tres tendencias espirituales que confluyen armoniosamente en su obra literaria.

La cosmovisión espiritual en la lírica de fray Luis de León la sintetizo en estos términos:

  1. Concepción de la existencia terrenal como una desventura que entraña cárcel y destierro de nuestra verdadera morada, sentimiento que ilustra en el poema “Noche serena”, a la luz de la noche estrellada de Castilla, el cielo que contempla azorado y que le hace anhelar la gloria del cielo:

 

Cuando contemplo el cielo

de innumerables luces adornado,

y miro hacia el suelo

de noche rodeado,

en sueño y en olvido sepultado:

el amor y la pena

despiertan en mi pecho un ansia ardiente;

despiden larga vena

los ojos, hechos fuente;

Olarte, y digo al fin con voz doliente:

morada de grandeza,

templo de claridad y hermosura:

el alma que a tu alteza

nació, ¿qué desventura

la tiene en esta cárcel, baja, oscura?

¿Qué mortal desatino

de la verdad aleja así el sentido,

que de tu bien divino

olvidado, perdido,

sigue la vana sombra, el bien fingido?

 

  1. Percepción de la armonía de lo viviente en el concierto del Cosmos, concepción pitagórica inspirada en la armonía del Universo que fray Luis de León asimiló en su formación clásica, visión que le permitió al religioso agustino concebir la imagen de la cítara en las manos divinas, siendo la armonía cósmica, según explica Dámaso Alonso, “el gran canto de un inefable músico”, que es Dios, el gran concertador universal (4):

 

Quien mira el gran concierto

de aquestos resplandores eternales,

su movimiento cierto,

sus pasos desiguales,

y en proporción concorde tan iguales:

la luna cómo mueve

la plateada rueda, y va en pos de ella

la luz do el saber llueve,

y la graciosa estrella

de Amor la sigue reluciente y bella.

 

  1. Concepción de la belleza del mundo, imagen, fuero y eco de la belleza celeste, visión del anhelo del Paraíso, que la doctrina cristiana sitúa como el más alto bien, idea que llevaba al místico a renunciar a los placeres del mundo para lograr la ascesis purificadora de los sentidos en procura de la unión con lo divino, como canta en “Noche serena”:

 

¿Quién es el que esto mira,

y precia la bajeza de la tierra,

y no gime, y suspira

por romper lo que encierra

el alma, y de estos bienes la destierra?

Aquí vive el contento,

aquí reina la paz; aquí asentado

en rico y alto asiento,

está el Amor sagrado

de glorias y deleite rodeado.

Inmensa hermosura

aquí se muestra toda, y resplandece

clarísima luz pura,

que jamás anochece:

eterna primavera aquí florece.

 

  1. Ideación de este mundo como cárcel, percepción fraguada en la realidad dolorosa que sufrió, imagen que el poeta español creó a partir de su experiencia en la cárcel de Valladolid, con la ponderación de que la vida es sufriente y tortuosa, cercada de pena y preñada de tristeza, como plantea en el poema  “A nuestra Señora”:

 

Virgen que el sol más pura,

gloria de los mortales, luz del cielo,

en quien la piedad es cual la alteza:

los ojos vuelve al suelo,

y mira un miserable en cárcel dura,

cercado de tinieblas y tristeza.

Y si mayor bajeza

no conoce, ni igual el juicio humano,

que el estado en que estoy por culpa ajena;

con poderosa mano

quiebra, Reina del cielo, esta cadena.

 

  1. Consideración de la Idea platónica de una morada eterna del Bien, la Verdad y la Belleza, que le permite al poeta inferir que toda belleza física hace recordar la existencia de la Belleza Universal o Ideal, razón por la cual el alma, en su ascenso espiritual, anhela la unión mística con Dios, según escribe en el célebre poema “A Francisco Salinas”:

 

Traspasa el aire todo

hasta llegar a la más alta esfera,

y oye allí otro modo

de no perecedera

música, que es de todas la primera.

Ve como el gran Maestro,

a aquesta inmensa cítara aplicado,

con movimiento diestro

produce el son sagrado

con que este eterno templo es sustentado.

 

Para entender a un poeta que en su poesía canaliza una visión pura de la vida y el mundo con una concepción filosófica, clásica y mística, hay que descubrir la clave para valorarlo conceptual, estética y espiritualmente. En la lírica frayluisiana subyace un trasfondo pitagórico, platónico y cristiano. Ángel Custodio Vega califica a fray Luis de León como “gran místico doctrinal” (5), puesto que se trata de un pensador y poeta que fundamenta su creación literaria en la filosofía platónica, la teología católica y la estética clásica en un criterio conceptual asumido conscientemente. Para entender, sentir y valorar la producción poética del fraile agustino presento esta guía como clave general de su lírica mística:

  1. Percepción de la belleza sutil que nos sugiere la belleza particular de lo sensible según nuestra percepción sensorial, como leemos en “Vida retirada”:

 

El aire el huerto orea

y ofrece mil olores al sentido;

los árboles menea

con un manso ruido,

que del oro y del cetro pone olvido.

Ténganse su tesoro

los que de un falso leño se confían;

no es mío ver el lloro

de los que desconfían,

cuando el cierzo y el ábrego porfían.

 

  1. Comprensión del misterio cósmico a partir de la armonía universal. Según esta concepción, hay una armonía individual en sintonía con los acordes de la armonía universal, de la misma manera que hay una empatía personal en dos almas que experimentan vibraciones afines. En “Vida retirada” leemos:

 

Y mientras miserable-

mente se están los otros abrasando

con sed insaciable

del no durable mando,

tendido yo a la sombra esté cantando.

A la sombra tendido,

de yedra y lauro eterno coronado,

puesto el atento oído

al son dulce, acordado,

del plectro sabiamente meneado.

 

  1. Concepción de la verdad poética, que “Noche serena” cifra como intuición del sentido en una doctrina filosófica, teológica y estética:

 

Aquí vive el contento,

aquí reina la paz; aquí, asentado

en rico y alto asiento,

está el Amor sagrado,

de gloria y deleites rodeado;

inmensa hermosura

aquí se muestra toda, y resplandece

clarísima luz pura,

que jamás anochece:

eterna primavera aquí florece.

 

  1. Valoración del Bien Supremo al que supedita todo bien pasajero del mundo:

 

Vivir quiero conmigo,

gozar quiero del bien que debo al cielo,

a solas, sin testigo,

libre de amor, de celo,

de odio, de esperanzas, de recelo.

 

  1. Captación de la voz universal, que muestra verdades reveladas, diferente de la voz personal, que expresa verdades intuidas. Para atrapar la voz universal se requiere: a) la activación del “cordón umbilical” de la conciencia; b) una experiencia trascendente; c) el desarrollo de la inteligencia sutil; y d) pasión por la verdad profunda y la belleza sublime. En “Noche serena” la voz universal rutila con su encanto:

 

El hombre está entregado

al sueño, de su suerte no cuidando;

y con paso callado

el cielo, vueltas dando,

las horas del vivir le va hurtando.

 

He dicho que fray Luis de León es el poeta de la energía armónica (6). El famoso poeta castellano enalteció la lírica española del Siglo de Oro, y siendo catedrático de la Universidad de Salamanca conoció a Francisco Salinas, prestigioso músico a quien le consagró uno de sus más célebres poemas. Se trata del titulado “A Francisco Salinas”, singular oda en la que exalta la armonía del mundo, indudable tributo a la enseñanza de inspiración pitagórica y platónica. El celebrado poema, uno de los más exquisitos de la lírica española, alcanza ecos de la más pura armonía, ya que mediante el tramado rítmico prepara el alma para disfrutar los acordes divinos al presentir la irradiación de los efluvios celestiales. Y con esa disposición suprasensorial, intelectual, imaginativa, afectiva y espiritual el poeta engarza al contenido de su inspiración estética un influyo centrado en las siguientes coordenadas del pensamiento presocrático:

  1. Concepción del alma como cauce de armonía, sosiego y equilibrio.
  2. Idea de que los fluidos musicales penetran el costado profundo del ser.
  3. La música purifica el ser por el efecto vibrador de las notas musicales.
  4. Purificados el cuerpo y el alma, el espíritu encauza la esencia divina.
  5. La gracia divina ilumina y enaltece la condición humana.

En tanto expresión de los efluvios suprasensibles, la lírica tiene la capacidad de atizar la más pura y sublime dimensión del sentimiento, fuero y cauce de las irradiaciones superiores que hacen “sentir en el espíritu” la llama sutil de la inspiración divina, como el inspirado poema “A Francisco de Salinas”:

 

El aire se serena

y viste de hermosura y luz no usada,

Salinas, cuando suena

la música extremada

por vuestra sabia mano gobernada.

A cuyo son divino

el alma que en olvido está sumida,

torna a cobrar el tino

y memoria perdida

de su origen primera esclarecida.

Y como se conoce,

en suerte y pensamientos se mejora,

el oro desconoce

que el vulgo ciego adora,

la belleza caduca engañadora.

Traspasa el aire todo

hasta llegar a la más alta esfera,

y oye allí otro modo

de no perecedera

música, que es de todas la primera.

Ve cómo el gran Maestro,

a aquesta inmensa cítara aplicado,

con movimiento diestro

produce el son sagrado

con que este eterno templo es sustentado.

Y como está compuesta

de números concordes, luego envía

consonante respuesta,

y entrambas a porfía

mezclan una dulcísima armonía.

Aquí el alma navega

por un mar de dulzura, y finalmente

en él ansí se anega,

que ningún accidente

extraño o peregrino oye o siente.

¡Oh desmayo dichoso!

¡Oh muerte que das vida! ¡Oh dulce olvido!

¡Durase en tu reposo

sin ser restituido

jamás a aqueste bajo y vil sentido!

A este bien os llamo,

gloria del Apolíneo sacro coro,

amigos, a quien amo

sobre todo tesoro,

que todo lo visible es triste lloro.

!Oh!, suene de contino,

Salinas, vuestro son en mis oídos,

por quien al bien divino

despiertan los sentidos,

quedando a lo demás amortecidos (7).

 

La expresión mística en la pureza lírica de fray Luis de León, que se funda en la concepción de la vida terrena como cárcel o destierro, criterio derivado de la idea platónica de un estado perfecto en el otro mundo y que, según la ascética cristiana, para merecerlo hay que renunciar a cuanto denigra la conciencia mediante la purificación de los sentidos y una vida en armonía espiritual con lo divino. Según esa concepción mística, fray Luis de León se valió de la teoría pitagórica de la armonía del mundo, para vivir en sintonía con los acordes cósmicos y el ascenso del espíritu, canal para la búsqueda de lo divino, considerado como el más alto bien. Como creación literaria, la lírica frayluisiana, enaltecido modelo en las letras occidentales, presenta singulares características literarias: aliento espiritual y estético expresado con animación dramática en una recreación platónica, pitagórica y cristiana. La perfección clásica de su creación, cauce de conceptos equilibrados y armonía formal, se plasma en un lenguaje culto, correcto y elegante que da cuenta del sentir que arrebata la sensibilidad y eleva la conciencia, como lo enfatiza el poema “Vida retirada”:

 

¡Qué descansada vida

la del que huye el mundanal rüido

y sigue la escondida

senda, por donde han ido

los pocos sabios que en el mundo han sido;

que no le enturbia el pecho

de los soberbios grandes el estado,

ni del dorado techo

se admira, fabricado

del sabio Moro, en jaspes sustentado!

No cura su la fama

canta con voz su nombre pregonera,

ni cura si encarama

la lengua lisonjera

lo que condena la verdad sincera.

¿Qué presta a mi contento,

si soy del vano dedo señalado;

si, en busca deste viento,

ando desalentado,

con ansias vivas, con mortal cuidado?

¡Oh monte, o fuente, oh río!

¡Oh secreto seguro, deleitoso!,

roto casi el navío,

a vuestro almo reposo

huyo de aqueste mar tempestuoso.

Un no rompido sueño,

un día puro, alegre, libre quiero;

no quiero ver el ceño

vanamente severo

de a quien la sangre ensalza, o el dinero.

Despiértenme las aves

con su cantar sabroso no aprendido;

no los cuidados graves,

de que es siempre seguido

el que al ajeno arbitrio está atenido.

Vivir quiero conmigo;

gozar quiero del bien que debo al cielo,

a solas, sin testigo,

libre de amor, de celo,

de odio, de esperanzas, de recelo.

 

La obra poética de fray Luis de León, signo de elevada intuición estética y honda fruición espiritual, es el testimonio del poeta platónico, fuero y cauce de la más pura y exquisita expresión de la lírica española con el sentido que edifica y la belleza que embriaga.

En homenaje a nuestro agraciado colega en el cultivo de la palabra, Juan José Jimenes Sabater, sobresaliente creador que firma sus escritos con el pseudónimo de León David, transcribo uno de sus celebrados poemas, inspirado también en el ideal platónico y en la magia estética del lírico español, como es el texto titulado “La Idea de Platón”:

 

La Idea de Platón, esa inmutable
primera claridad, lumbre perdida,
del saber fuente, fuente de la vida
que mis ojos elude, inabarcable…

 

Lo que mis ojos ven y lo que nombra
el labio desleal con torvo apaño
es error, ilusión, quimera, engaño,
especioso discurso de la sombra.

 

¿Quién se puede fiar de lo que crece?
El tiempo es un tahúr que todo trueca:
hoy brote tierno, mañana rama seca,
polvo al final que el tiempo desvanece.

 

Solo la Idea indómita resiste
el asalto brutal de la jornada,
el filo de esta angustia, de esta nada
que estruja, muerde, corta, quema, embiste…

 

La Idea de Platón, única estancia
donde mora el instante detenido,
donde la Eternidad, -sordo bramido-
prolonga en el añoro su fragancia.

 

Es la Verdad que la palabra hospeda,
es la Belleza que en la flor fulgura,
presencia de lo eterno en la impostura
de todo lo que pasa… lo que queda.

 

El único pilar al que la mente
puede asirse en su vuelo temblorosa,
la que hace que la rosa sea la Rosa
vulnerable, fugaz y permanente.

 

Bruno Rosario Candelier

Encuentro en el Centro UASD

Nagua, R. Domin., 7 de marzo de 2020.

 

Notas:

  1. Este famoso poeta y pensador agustino nació en Belmonte, Cuenca, España, en 1527. Estudió Teología en la Universidad de Salamanca, y Sagradas Escrituras en la Universidad de Alcalá de Henares. Tradujo al español El cantar de los cantares y el Libro de Job. Publicó La perfecta casada y De los nombres de Cristo. Y escribió enjundiosos poemas de aliento místico. Cuando murió en Ávila, en 1591, tenía nombradía como pensador, traductor, prosador, poeta y místico. Cfr. J. García López, Historia de las literaturas hispánicas, Barcelona, Teide, 1967, p.105.
  2. Miguel de Santiago, Antología de poesía mística española, Barcelona, Verón editores, 1998, p. 62.
  3. Fray Luis de León, “De los nombres de Cristo”, en José García López, Antología de la literatura española, Barcelona, Teide, 1967, 8a. ed., p. 87.
  4. Dámaso Alonso, Poesía española, Madrid, Gredos, 1971, p. 176.
  5. En Miguel de Santiago, Antología de poesía mística española, p. 56.
  6. Bruno Rosario Candelier, “Filosofía presocrática”, en La creación cosmopoética, Santo Domingo, Academia Dominicana de la Lengua, 2005, p. 40.
  7. 7. Fray Luis de León, Poesía, Madrid, Ediciones Cátedra, 1994, 69-70, 81.

El orden sintáctico de los componentes oracionales

Por Tobías Rodríguez Molina

Si se tiene  en cuenta la etimología u origen del término sintaxis, nos daremos cuenta de que el orden en las oraciones desempeña un papel de suma importancia. Recordemos que dicho vocablo (sintaxis) procede de dos palabras griegas que traducidas al español significan “con orden”. Y al parafrasear estas dos palabras nos encontramos con que significan “disposición ordenada”.

Sin embargo, el orden en que deben colocarse las palabras y los grupos sintácticos no tiene la misma importancia ni las mismas exigencias en todas las lenguas. En el latín, por ejemplo, debido a la existencia de la declinación, la cual, según Wikipedia, es “el conjunto de formas en que se declinan los sustantivos, adjetivos, pronombres y determinantes en latín”, se puede prescindir, aunque no totalmente, del orden en la disposición de los elementos oracionales.

Para una mayor comprensión de lo que es la declinación, consultemos  el diccionario Larousse; en él leemos que la declinación es el “sistema de formas o  casos que toman los nombres, los adjetivos, los pronombres y los artículos de las lenguas flexivas para  indicar su función sintáctica”. Aclaremos que los casos son las funciones que desempeñan las palabras en la oración, y  son: nominativo, genitivo, dativo, acusativo, vocativo y ablativo, equivalentes en español al sujeto, complemento, objeto indirecto, objeto directo, vocativo y circunstancial en ese mismo orden.

Es por esa realidad de los casos que en las oraciones latinas “Homo amat Deum”, Deum amat homo” y “Amat Deum homo” (El hombre ama a Dios), el cambio en la disposición de los elementos que constituyen esas oraciones no ha producido ningún cambio en el significado.

Pero eso no sucedería en español. En este idioma, algunos cambios son permitidos, pero otros producirían ambigüedades y cambios de significado. Eso lo podemos constatar en los siguientes ejemplos basados en la oración antes indicada “El hombre ama a Dios”:

  1. A Dios ama el hombre.
  2. Ama el hombre a Dios.
  3. El ama a Dios hombre.
  4. Al hombre Dios ama.
  5. Ama a Dios el hombre.

Al examinar detenidamente esas oraciones, notaremos que, en la 1 y 2,  los cambios operados en el ordenamiento de las palabras no han alterado la significación de la oración original. En la oración 3, ha habido cambio de significado. En la 4, se puede notar variación en el sentido y, al mismo tiempo, ambigüedad. Finalmente, en la 5 encontramos una evidente ambigüedad significativa. Algo totalmente opuesto  a lo que sucede en lenguas como el latín se da, por ejemplo, en la lengua china, la cual no posee un sistema morfológico. En ella las palabras son invariables y su valor depende de la posición que ocupen en la frase.

El español no es tan flexible como el latín ni tan estricto como el chino, sino que ocupa un lugar intermedio. Eso quedó evidenciado en los ejemplos ofrecidos más arriba.

Se suele hablar de un orden lógico en el idioma español, según el cual los grupos sintácticos se colocarían en el siguiente orden: sujeto, verbo, objeto directo, objeto indirecto y circunstancial. Pero  ese ordenamiento no es obligatorio y se permite el hipérbaton, que “consiste en la alteración del orden sintáctico normal o lógico de las palabras en la oración.” (Google). Un orden parecido al del español se encuentra en el francés, en el cual se colocan los elementos oracionales en el siguiente  orden: Sujeto- verbo- predicado nominal o Sujeto-predicado verbal: “Jean est bon.” (Juan es bueno.);  “Jean étudie.” (Juan estudia.)

Es por eso que, en vista de los diferentes ordenamientos de los elementos oracionales existentes entre el latín y otras lenguas, hay que tener sumo cuidado cuando se vaya a realizar una traducción del latín.

Ciertamente, es importante un adecuado ordenamiento, y por esa razón, cuando no  se  tiene plena conciencia de esa importancia  y de  que este se puede variar pero  sin alterar el buen sentido del mensaje, sucede lo que, en una publicidad de JUMBO,  apareció recientemente. Veamos esa publicidad:

EN EL REBAJON DE ENERO NOS PUSIMOS KETO

KETO LE BAJAMOS LOS PRECIOS (Para que tenga sentido hay que cambiar el orden como sigue: KETO LOS PRECIOS LE BAJAMOS.

O debe cambiarse la palabra KETO por KEATO de la publicidad para poder mantener la segunda parte con el mismo orden. Fijémonos bien:

EN EL REBAJON DE ENERO NOS PUSIMOS KEATO

KEATO LE BAJAMOS LOS PRECIOS.

Es conveniente recalcar que la exigencia de un determinado   orden en los diferentes tipos de construcciones sintácticas, viene, pues, determinada  por la necesidad  de conseguir claridad en el mensaje que se quiere transmitir. Pero las posibilidades de variación son uno de los recursos de mayor riqueza con que cuenta el que escribe no importa su categoría ni el género en que lo hace.

Para concluir, diremos que ciertas modalidades de orden, que en el uso habitual pueden parecernos, hasta cierto punto, anormales en una lengua, son normales y corrientes en otra. Ello así pues cada lengua se ha constituido con su fisonomía propia, sus propias características, no necesariamente repetibles en otras lenguas, y  por eso debe reflejar lo que ella es sin importar cómo sean  otras.

Cananero, maroteo, customizar

Por Roberto E. Guzmán

CANANERO

“. . .porque sabía de lo CANANERO -echador de vainas- que era, cómo le gustaba desconcertar a la gente, como un ejercicio de dominio”.

Cuando se encontró esta frase puede decirse que fue la primera vez que se leyó este adjetivo de modo escrito. No hace falta que se mencione, pero se menciona, que ya se conocía la voz canana del español dominicano con el sentido de “jugarreta, mala pasada”. Con esta significación aparece en el Diccionario del español dominicano (2013:138).  Esto es, mala jugada.

Esta canana ha dado lugar a varias locuciones entre las que pueden citarse, “coger de canana a alguien”, locución verbal que sirve para expresar traicionar o engañar a alguien. También es de uso, “echar [tirar] la canana”, que a su vez se usa para significar “Hacer responsable a alguien de algo”. Junto con las anteriores hay una tercera locución verbal, “No aguantar cananas”, que se utiliza para decir, “No soportar atrevimientos o irrespetos de otros”. Diccionario fraseológico del español dominicano (2016:88).

El autor del libro en donde puede leerse la cita tuvo la delicadeza de interpretar la palabra cananero con la ayuda de una locución conocida de los dominicanos, “echador de vainas”, que en este caso podría interpretarse en tanto, “mortificador, generador de problemas; causante de perjuicio ante otra persona”. De alguna manera el cananero obliga a alguien a hacer algo desagradable o a hacer algo en perjuicio de un tercero.

Este uso de la palabra canana tiene explicación. Una canana es un estuche. Es una funda, a pesar de que en algunos diccionarios asienten canana más bien como cinto. Los estuches son envolturas que en muchos casos sirven para proteger. Quien es cananero hace que otra persona resulte responsabilizada por acciones suyas, a veces usando la persona objeto de su treta como canana, protección.

En conversaciones se ha oído en el español dominicano actual una locución parecida a las anteriores, “coger de condón” que resume la acción de hacer algo al tiempo que el accionante se protege por intermedio de una persona interpósita. Con este accionar evita el cananero que se le considere responsable o culpable.

El reemplazo de la canana por el condón es un indicio de la preeminencia de una palabra sobre la otra. Se usa con mayor frecuencia la palabra condón que canana. Al hacerlo el hablante considera que transmite su mensaje de modo diáfano. Este tipo de cambios es una adaptación de la lengua al léxico de mayor vigencia.

 

MAROTEO

“Dio por llamarse MAROTEO a las aventuras y correrías que realizaban los muchachos de los pueblos para recoger frutas en cualquier terreno. . .”

Definido del modo en que se hacía antes, maroteo era la “acción y efecto de marotear”. Marotear era y es, “Recoger o comer frutas de un sembrado ajeno”. Diccionario del español dominicano (2013:450). Solo la última acepción pertenece al susodicho diccionario.

Ese diccionario ofrece “merodear” a guisa de sinónimo para marotear. No parece que esa sinonimia sea precisa, porque un rasgo distintivo de merodear es la violencia cuando la acción la ejercen las tropas.

El maroteo era más bien la invasión que hacían los jóvenes, hace años, en predios ajenos para apoderarse de frutas, sin intención de saciar el hambre, solo para degustar el fruto ajeno. Esas características las enumera un maroteador; son fruto de su experiencia. La acción de marotear podía hacerse en terrenos públicos sobre árboles que muchas veces crecían al azar. Se maroteaban frutas, no hortalizas o verduras, por lo menos en las ciudades.

Hay que resaltar que la forma en que se encuentra la cita refuerza la idea que se sostiene aquí sobre la inocente intención del maroteador, pues allí se lee, “para recoger frutas en cualquier terreno

Lo interesante con respecto a la voz maroteo es la explicación del origen de la voz que ofrece Mario Read Vittini en su obra Trujillo de cerca (2016:119) de donde se extrajo la cita, allí él escribe, “. . .por imitación de las Marotas de Giuseppi Garibaldi, grupos irregulares que enviaba a sobrevivir sobre el terreno en la guerra de la unidad italiana”. [Se respetó la ortografía del texto].

Luego de leer sobre la teoría del origen de la voz que no se considera descabellada, hay que interrogarse sobre cómo llegó la voz al español dominicano. Una posible explicación puede ser que por las aventuras que vivió Giuseppe Garibaldi en América fue posible que las noticias llegaran a República Dominicana por medio de los periódicos de la época.

Si este maroteo procede de la voz italiana no cabe duda de que entró al español dominicano por influencia culta. Esto así porque en el siglo XIX cuando Garibaldi vivió, en República Dominicana la tasa de analfabetismo era muy elevada. Por medio de periódicos solo las personas cultas tenían conocimiento de quien era Garibaldi y de sus hazañas.

 

CUSTOMIZAR

“Se pueden encontrar diferentes modelos de cada marca de motocicletas, originales y otras totalmente CUSTOMIZADAS. . .”

La invasión de voces inglesas en el español es una vieja historia que se repite con frecuencia. En algunas ocasiones las voces del inglés asaltan el español de manera cruda, introduciendo voces ajenas a la médula de la lengua española.

En el ejemplo de la cita aparece una voz del inglés a la que se le añadido una terminación para asimilarla a un adjetivo. Este tipo de intromisión es quizás más peligrosa que otras porque le confiere característica del español a la voz extranjera y los hablantes de español pueden pronunciarla más fácilmente.

Más abajo se estudiará la voz del título desde varios ángulos, se demostrará que no hace falta usarla en español, pues esta lengua posee con creces los recursos para expresar la idea de la voz del inglés.

El problema con los anglicismos no es la entrada de estos en el español, sino el abandono de palabras patrimoniales del español que salen de la memoria y sobre todo del uso de los hablantes.

Este customizar no llega solo al español, sino que viene en compañía de custom, customizable, customización, customizador, custom man. Aquí se estudiará sobre todo la voz del título, las demás se tocarán levemente.

Customizar es, “Hacer o adaptar un vehículo o aparato al gusto del cliente”. Esa es la interpretación que hace el Gran diccionario de anglicismos (2017:270). Ofrece ese diccionario la opción de utilizar el sinónimo “personalizar” en español para lo que definió como customizar. Por extensión entiende que el verbo customizar llega a, “hacer o adaptar algo al gusto del cliente”.

El “dichoso” custom man que apareció más arriba es la persona que se especializa en introducir modificaciones a algo para acomodarlo al gusto de su cliente.

En esa dirección de adecuar las cosas al gusto de quienes pagan por lo customizado se llega hasta a acomodar visitas a museos, vacaciones o excursiones (con su engaño) y llamarlas customizadas.

En el origen de todas las voces resaltadas en el cuarto párrafo de esta sección se encuentra la voz custom del inglés para llamar en inglés norteamericano a la motocicleta fabricada con un diseño especial, con partes cromadas, aditamentos añadidos, y más. Esto fue en principio algo del gusto de los jóvenes norteamericanos, pero en la actualidad solo pueden pagarlo los adultos con altos ingresos. El sentido de las voces resaltadas puede deducirse en español de la terminación que se les ha añadido.

En español corriente a estas motocicletas se llaman, motocicletas modificadas; sobre todo, cuando se introducen cambios en ellas que no son solo aparentes, sino que mejoran la velocidad, el rendimiento, la fuerza. En muchas ocasiones estas alteraciones se hacen para satisfacer de manera individual los pedidos de los compradores.

En el desarrollo de esta sección se han introducido los verbos y las palabras en español que pueden utilizarse para sustituir las voces del inglés.

Ortoescritura

CLAVES PARA INFORMAR  SOBRE ELECCIÓN DE AUTORIDADES  MUNICIPALES

Los dominicanos escogemos hoy las autoridades locales.  En cada uno de los  158 municipios  será escogido un  alcalde o alcaldesa,  un vicealcalde o vicealcaldesa y  el número de regidores con sus respectivos suplentes que acuerda la ley, en proporción a la cantidad de votantes.

Los 235 distritos municipales, categoría menor que municipio, escogerán sus respectivas juntas directivas, compuestas por lo menos por tres vocales y un director. Los primeros hacen la función deliberante, equivalente a los regidores, y el segundo desempeña la función ejecutiva.

La primera clave que pueden notar y anotar es que ni en los ayuntamientos ni en las juntas de distritos aparece  una figura llamada “concejal”,  copiada de otras culturas.

El gobierno de un municipio se llama ayuntamiento. Se compone de la Alcaldía y el Consejo de Regidores.  En algunos países se llama Concejo (con c) al gobierno municipal. Ese  Concejo (sin adjetivos) lo componen el Consejo de Regidores y la Alcaldía.

Con la voz concejo (con c) se nombra al ayuntamiento o corporación municipal. . Es moda en nuestro país escribir “concejo”  para  referirse al Consejo Municipal, tradicionalmente llamado Sala Capitular. Concejo “procede del latín concilium  (reunión o asamblea), y no debe confundirse con consejo (órgano para asesorar o tomar decisiones). Los miembros de un concejo son concejales; los de un consejo, consejeros”. Esto especifica el Diccionario  panhispánico de dudas, editado por  Asociación de  Academias de la Lengua Española.

El vocablo /consejo/ (con s) procede del latín  consilium. Significa: “1. m. Opinión que se expresa para orientar una actuación de una determinada manera. 2. m. Órgano colegiado con la función de asesorar, de administrar o de dirigir una entidad. Consejo económico y social, escolar.3. m. Reunión de los miembros de un consejo. La decisión se tomó en el último consejo de administración”.

La segunda clave: se elegirán alcaldes y regidores que luego conformarán el Consejo Municipal.

Las autoridades municipales corresponden a municipios, nunca a provincia, por lo que no es aconsejable  hablar de que “fulano fue escogido alcalde de la provincia Santiago de los Caballeros”. Los alcaldes no gobiernan provincias, sino municipios: La Vega, Baní, Moca, Higüey, Bonao.

Los vocablos provincia, municipio y ciudad guardan entre sí una ligera  semejanza semántica, pero sus diferencias con muy superiores a sus afinidades, conforme lo consignan los códigos de nuestra lengua e incluso disposiciones  legales.

Sin embargo,  los medios de comunicación abundan  en ejemplos reveladores de  uso inadecuado  de estos términos. Un caso frecuente consiste en incluir los municipios  como parte de   “ciudades”. Ejemplo: Canadiense muerto en Villa Hermosa, municipio de esta ciudad… (La Romana). Si Villa Hermosa es un municipio, no puede pertenecer a la “ciudad” de La Romana, sino a una provincia que lleva el mismo nombre.

A veces se llama ciudad a una provincia (Monseñor Nouel): “El alcalde de esta ciudad….”Y más frecuentemente se le da condición de provincia al municipio cabecera: “Santiago, el alcalde de esta provincia…”.

Es muy frecuente, entre periodistas y políticos,  el error de considerar a la cabecera de provincia como  la provincia en sí y así se escribe que un municipio pertenece a otro, como que Gaspar Hernández pertenece a Moca (y no a Espaillat) o que San Rafael del Yuma pertenece a Higüey (y no a La Altagracia).

Ciudad  es un concepto geográfico, ligado a lo sociológico, mientras municipio y provincia son de carácter legal.  Municipio, en cambio, se define como “Entidad local formada por los vecinos de un determinado territorio para gestionar autónomamente sus intereses comunes.  Ayuntamiento (‖ corporación municipal)”.

En nuestro país, provincia es una demarcación territorial administrativa que agrupa  municipios, a los que solemos llamar pueblos, palabra similar a ciudad o villa. La última clave: hoy no se eligen autoridades provinciales, solo municipales.

 

EL PROCESO DE ADQUISICIÓN DE LA LENGUA

El pasado martes  (18-2-2020) se realizó en la Pontifica Universidad Católica Madre y Maestra, en Santo Domingo,  la “Jornada reflexiva sobre el español dominicano”. Fue organizada por esa institución y la Academia Dominicana de la Lengua, a propósito de conmemorarse el 21 de febrero el  Día Internacional de la Lengua Materna, por disposición de la Unesco.

Intervinieron Bruno  Rosario Candelier, director de la Academia de la Lengua, quien ponderó la función de las madres al enseñar a sus criaturas el lenguaje humano; María José Rincón, académica de número, se refirió a las particularidades del habla dominicana.  Luis Maximiliano Quezada, maestro y teólogo, expuso acerca de cómo el  niño puede forjarse la inclinación espiritual y estética desde la lengua materna. El escritor Miguel Solano, como Quezada, miembro correspondiente de la Academia, leyó un cuento sobre el tema.

En representación de la PUCMM actuó la joven intelectual Ybeth Guzmán. El autor de esta columna, miembro de número de la ADL, también intervino  en la jornada con unas palabras  en torno al  proceso de adquisición de la lengua materna. Lo que se expone a continuación es un resumen de esa exposición.

La adquisición de la lengua es un fenómeno social, es decir intervienen e influyen sobre  el infante entes sociales. En primer término la familia, luego el entorno y  escuela.

Este proceso, no obstante su carácter social, guarda una faceta tan íntimamente  biológica,  que hemos llamado “lengua materna”, a la que heredamos de nuestro ámbito familiar, la primera, y mayormente la única que hablamos.

La lengua es también paterna, pero en esto no se exige equidad de género. Padre y madre, además de alimentación, salud, cuidado físico y la correspondiente dotación de afecto, tienen  con el infante la responsabilidad de guiarlo en el proceso de adquisición de la lengua.

El padre, como la madre, debe hablar con el niño o la niña, aunque la criatura  no responda, debe indicarle los nombres de los seres y las cosas, enfatizando, obviamente, con las más cercanas y las que pronto podrán interesar al pequeño: cama, casa, mesa, agua, gato, papá, mamá, por ejemplo.

El niño escucha, aunque no hable, y va acumulando lo que oye y lo que ve, por eso nunca será recomendable  dar continuidad a la pronunciación defectuosa del pequeño. Si la criatura  ha querido decir “leche”, pero solo emite un sonido aproximado (ete, eche,…) nada inteligente resultará que padre, madre, la abuela o la tía repita  esa forma infantil de  llamar  las cosas.

El niño asocia nombres de  objetos y  seres vivos con sonidos que puedan estos producir, pero es deber de los adultos que lo atienden corregir dulcemente al pequeño  llevándolo a repetir el nombre verdadero de los seres y cosas.  Es decir, perro, no “jau”; gato no “miau”; cerdo no “chon”.

Por igual, se recomienda decir al niño su nombre: Alonso, Matías, Marcos, Adele, o como sea llamado. Muchos apodos han surgido por la respuesta del niño o niña al preguntarle su nombre, sin que  su capacidad expresiva le permita  decir,  por ejemplo: Alejandro, Maximiliano o María Altagracia.

De nosotros depende no solo la adquisición de la lengua, sino la formación de la personalidad. Será diferente la  repercusión en la conciencia de ese bebé escuchar “La primera cosa bella que ha habido en mi vida eres tú”, como canta Nicola Di Bari a una niña que soportar pacientemente: “Esta muchacha ya me tiene jarta”.

La pizarrita en blanco que es su mente será llenada por nosotros, lo que allí escribamos ahí quedará.  Luego la escuela y la lectura irán aumentando el caudal lingüístico de cada persona. De cada uno depende ser pobre o rico de palabras

 

COLMADO, PULPERÍA Y BODEGA, ¿ES TODO LO MISMO?

El Diccionario de la lengua española registra significados  diferentes para los vocablos colmado, pulpería y bodega, de conformidad con los usos que de éstos  se hacen   en la amplia comunidad hispanohablante. Pero…lo cierto es que en el habla dominicana estas tres voces tienen tanta afinidad semántica que se comportan como sinónimas.

Veamos  el Diccionario:

Colmado o colmada. Es un adjetivo, por eso el femenino. Se forma con el participio del verbo  colmar, que significa llenar. Colmado, entonces es abundante, copioso, completo. Otras acepciones, ya como sustantivo: 2. m. Figón o tienda donde se sirven comidas especiales, principalmente mariscos.3. m. Tienda de comestibles.

El Diccionario del español dominicano, publicación de la Academia Dominicana de la Lengua, lo define así: Colmado, tienda de comestibles, bebidas y artículos  de primera necesidad.

Pulpería. Tiene dos entradas en el Diccionario, la primera como derivada de /pulpa/: “por expender originariamente frutas tropicales y dulces hechos con ellas, y –ería”. Agrega la publicación académica que se trata de una “tienda donde se venden artículos de uso cotidiano, principalmente comestibles”, pero especifica que esto es los siguientes países: Argentina, Bolivia, Chile, Costa Rica, Ecuador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Perú, República  Dominicana, Uruguay y Venezuela.

La segunda acepción  de pulpería deriva de pulpo: “Establecimiento de comidas en el que se sirve preferentemente pulpo”.

El Diccionario del español dominicano  define  pulpería como un  establecimiento rural donde se venden víveres, bebidas, herramientas y quincallería.

De nuestra infancia pueblerina nos llega el recuerdo de esta palabra aplicada a un establecimiento que vendía artículos de consumo básico, aunque fuera pequeño: bacalao, aceite, sal, vinagre, ron…pero nunca quincallería, ni siquiera herramientas agrícolas.

Bodega. (Del latín  apothēca, y este del griego  apothḗkē ‘depósito, almacén’). Tiene doce acepciones, las cuales transcribo: 1. f. Lugar donde se guarda y cría el vino. 2. f. Almacén de vinos. 3. f. Tienda de vinos. 4. f. Establecimiento, generalmente industrial, para la elaboración de vinos. 5. f. Cosecha o mucha abundancia de vino en algún lugar. La bodega de Arganda, de Valdepeñas. 6. f. despensa (‖ lugar donde se guardan los comestibles). 7. f. troj (‖ espacio para guardar cereales). 8. f. En los puertos de mar, pieza o piezas bajas que sirven de almacén a los comerciantes. 9. f. Espacio interior de los buques desde la cubierta inferior hasta la quilla. 10. f. C. Rica, Ec., Hond. y Méx. almacén (‖ local donde se depositan géneros). 11. f. Cuba, Méx., R. Dom. y Ven. abacería. 12. f. Ec. y El Salv. trastero.

Han visto que  la penúltima (11) indica que en Cuba, México, República Dominicana y Venezuela, la palabra /bodega/ es lo mismo que  /abacería/. Pocos aquí conocen esa palabra, la cual se define: f. Puesto o tienda donde se venden al por menor aceite, vinagre, legumbres secas, bacalao, etc. A quien atiende  una abacería se le llama  abacero,  la misma derivación de colmadero (colmado), pulpero (pulpería) y  bodeguero (bodega).

En el Diccionario del español dominicano, la voz bodega es definida del siguiente modo: Bodega, tienda donde se venden al por menor alimentos y bebidas alcohólicas.

Hemos podido notar que  hay diferentes valores semánticos para los tres vocablos citados, según puntos de vistas incorporados  al principal código de la lengua española. Pero en cada caso, aparece  un resquicio (tienda, establecimiento, alimentos…) por donde se cuelan las significaciones que a estas palabras otorgamos los dominicanos. Aquí son afines, casi sinónimas. De hecho, no hay diferencias entre los servicios que ofrecen  la bodega I y el colmado N.

Temas idiomáticos

PALABRAS PARA UN HIMNO I

04 /02/ 2020

En febrero de 2018 le dediqué una Eñe al análisis de la métrica de la letra del himno nacional dominicano. Gustó mucho a los lectores acercarse al himno desde el punto de vista literario. Este febrero les propongo leer sus estrofas poniendo especial atención en sus palabras, desde el vocativo inicial al eco libertario final.

El hermoso gentilicio quisqueyanos parece tener origen indígena. Que no aparezca en el Diccionario de la lengua española no quiere decir que no exista, como muchos creen. La primera estrofa anima a los quisqueyanos a cantar y a mostrar (ostentar) a la cara del mundo la bandera dominicana. El vocablo faz es un cultismo latino para referirse al rostro («del mundo a la faz»). La palabra pendón, de origen francés, se utiliza como sinónimo de bandera, a la que se califica de «gloriosa» y de «invicta», un adjetivo que se refiere a su condición victoriosa.

La segunda estrofa comienza con la interjección poética salve, utilizada para saludar. Su origen es el latín, donde significaba ‘ten salud’. Ya ven, nuestros saludos y este salve tienen en su germen un deseo de salud. Se saluda al pueblo dominicano, al que se describe como «fuerte» e «intrépido», ‘que no teme a los peligros’. El adjetivo bélico es el sinónimo de origen latino del adjetivo guerrero, de origen germánico.

 

PALABRAS PARA UN HIMNO II

11/02/2020

 ¡Oh, lectores, que se han animado a releer el himno dominicano con ojos de lingüistas!, si la pasada semana desgranamos las tres primeras estrofas, aquí están las tres siguientes. Empezamos con una reflexión ortográfica. Recuerden que la conjunción adversativa mas (‘pero’), cada día menos usada y relegada al lenguaje escrito, es un monosílabo átono y se escribe sin tilde, en contraposición a más, adverbio de cantidad, monosílabo tónico.

Los dos primeros versos suman tres adjetivos calificativos con los tonos combativos propios del momento histórico: Quisqueya es «indómita» ‘que no se puede o no se deja domar’, y «brava» ‘valiente’, de frente «altiva» ‘orgullosa, soberbia’. El contraste entre esclavitud y libertad se prolonga hacia el porvenir gracias al contraste entre dos formas verbales que expresan el futuro de muy distinto modo: el futuro simple de subjuntivo, casi desaparecido de nuestra lengua («si fuere mil veces esclava») y el futuro simple de indicativo («otras tantas ser libre sabrá»). Aquí tienen los docentes un bello ejemplo histórico para enseñar las diferencias entre indicativo y subjuntivo.

Si la cuarta estrofa la protagonizan los adjetivos y los tiempos verbales, la quinta es de los sustantivos. El desdén (‘indiferencia y despego que denotan menosprecio’) que han provocado el dolo (‘engaño, fraude, simulación) y el ardid (‘artificio, medio empleado hábil y mañosamente para el logro de algún intento’) se convierte en gloria en los campos, en alusión a los campos de batalla.

 

 

PALABRAS PARA UN HIMNO III

18/02/2020

 El himno dominicano, doce estrofas construidas con palabras, nos sirve este mes de febrero como excusa para aprender un poco sobre el léxico de nuestra lengua. Recuerden que los diccionarios se convierten en nuestros mejores aliados, a veces los únicos, para bucear en los significados de las palabras. Y hay que saber hacerlo. Si consultamos empañar en el Diccionario de la lengua española, tenemos que leer hasta la quinta acepción para encontrar el matiz de significado que puede aplicarse a este contexto: «oscurecer o manchar el honor o la fama, amenguar el mérito o gloria de una persona o de una acción». Cuando buscamos inconsulto y encontramos que es un adjetivo desusado en la actualidad, comprendemos por qué los diccionarios deben registrar las palabras que van perdiendo actualidad en la lengua. Si buscamos el sustantivo caudillo aprendemos que tiene su origen en el diminutivo latino capitellum y en una imagen que está también en el diminutivo español cabecilla. El «incendio» de la guerra deja al soberbio león castellano «atónito», ‘pasmado, espantado’.

Algunas palabras significan una cosa particular si forman parte de la terminología de una determinada disciplina. Así sucede con el adjetivo cruzado. Cuando se emplea en heráldica se refiere a una bandera o a un escudo que lleva una cruz sobrepuesta. Y esta acepción con la que lo leemos en nuestro himno es solo una de las diez que descubrimos en su entrada en el DLE.

El segundo verso de la novena estrofa concluye con la preciosa locución advebial de hoy más ‘de hoy en adelante, desde este día’. Navegar por las páginas del diccionario nos guarda estas pequeñas joyas que nuestra lengua atesora y que tenemos el placer de descubrir cuando la tratamos con respeto y la usamos con pasión.

 

PALABRAS PARA UN HIMNO IV

25/02/2020

 Se va terminando este febrero en el que nos hemos propuesto releer las palabras de nuestro himno, y todavía nos reservan muchas cosas interesantes: adverbios relativos, conjugaciones verbales, tildes diacríticas y figuras retóricas.

Empecemos por el adverbio relativo do (‘donde’), una contracción de la preposición de y del adverbio desusado o. Ya solo lo encontramos en antiguos poemas, y hoy lo hemos redescubierto en nuestro himno. Sigamos con el reto de la difícil conjugación del verbo erguir; basta recordar que la forma que encontramos en el himno (yergue) puede también conjugarse como irgue. ¿Dudas? Acuda al Diccionario de la lengua española y le echará una mano con su conjugación, con esta y con la de cualquier verbo. Dos veces se repite el adverbio de tiempo aún (‘todavía’), con tilde diacrítica, gracias a su condición de monosílabo tónico, para diferenciarlo de aun (‘incluso’), monosílabo átono.

La anáfora, recurso expresivo retórico, se convierte en el hilo conductor que nos lleva de la mano hasta el eco final del himno: la hermosa palabra libertad, repetida cinco veces en las dos últimas estrofas. Doce acepciones tiene su entrada en el DLE, entre las que prefiero la primera (‘facultad natural que tiene el hombre de obrar de una manera o de otra, y de no obrar, por lo que es responsable de sus actos’) y la quinta, por aquello de ‘derecho de valor superior que asegura la libre determinación de las personas’.

 

POPIS Y WAWAWÁS

03/03/2020

El eco de lo que está sucediendo en nuestras calles llega a las páginas de los diarios y a los debates en las redes sociales. Con el eco de la calle y de la juventud llegan nuevas palabras: popiwawawá, o su compuesto popiwá. Recuerden que la ortografía se les aplica a los recién llegados como a los que ya estaban aquí: no olvidemos colocar las tildes en su sitio.

¿Existen? Las nuevas generaciones las usan; existen, sin ninguna duda. Que estas palabras entren o no en los diccionarios dependerá de si arraigan en el gusto de los hablantes o son voces pasajeras. Si finalmente estos sustantivos/adjetivos llegan para quedarse en nuestra lengua, serán bienvenidos. Tengan por seguro que los lexicógrafos las estaremos observando, documentando, analizando, como hacemos con todas las palabras de nuestra lengua, que no son pocas, y que demuestran día a día su vitalidad.

Como casi todas las palabras, nacen ya con matices de uso, con connotaciones particulares, o se van tiñendo con ellos a medida que las hacemos nuestras. Mientras algunos grupos las usan despectivamente, otros se reconocen en ellas y se enorgullecen de ser contados entre los popis o los wawawás. Que los protagonistas, felizmente, sean los jóvenes es motivo de ilusión y debemos asumirlo como una lección de compromiso para los que ya no lo somos tanto. Ustedes son los dueños de la lengua, los depositarios de siglos de tradición, historia y cultura; los dueños del futuro. En ustedes tenemos puesta nuestra esperanza.

Publicaciones de la Academia

BRUNO ROSARIO CANDELIER

EL GENIO DE LA LENGUA

 

El libro El genio de la lengua, de Bruno Rosario Candelier, es una obra conformada por un repertorio de estudios que ponen a la luz temas de la singularidad humana y, de un modo especial, aspectos esenciales de la lengua, como los mecanismos del pensamiento y de la expresión humana, conformados y atribuidos a un instinto creador inherente. Entre tantas formas del lenguaje, existe una que ha forjado y distinguido al ser humano del resto de los demás seres vivos de la tierra, como es el potencial creador de la lengua, que se manifiesta en el poder de intuición, reflexión, creación y expresión, según subraya el autor de esta obra. El genio creador que habita en cada ser humano arroja pistas de lo que realmente constituye la esencia de la especie humana, tanto en su aspecto físico, biológico y espiritual, en cuya virtud se fundamentan sus aptitudes de ir en busca del conocimiento y congeniar con la realidad de las cosas.

Los seres humanos somos más que vida en carne y hueso, somos conciencia que se fundamenta en alma y energía, y que, como todo lo que vemos hoy en día es el reflejo de un pensamiento creador impulsado por una conciencia superior. La conciencia es un potente detonante interior que con el tiempo los seres humanos hemos ido identificando respecto al mundo circundante mediante formas, sonidos, creaciones y comunicaciones. Hemos sentido la necesidad de identificar el mundo que nos rodea y exteriorizar el mundo interior propio, es decir, materializar lo pensado, dando como fruto la transmisión de imágenes y conceptos, o la creación de medios que a su vez son en sí mismos capaces de seguir siendo fuente de creación. La expresividad, como una singular capacidad comunicativa puede ser manifestada de muchas formas, pero existe una que representa el verdadero grado de desarrollo que distingue a la humanidad, como es la palabra. A lo largo de esta obra son tratados distintos aspectos en torno a la palabra como fundamento del lenguaje humano, desplegados a través de una serie de estudios dedicados a la obra de escritores y cultores de la lengua, con materiales de apoyo basados en entrevistas realizadas al autor del libro.

Cuando hablamos de El genio de la lengua estamos frente a una obra que explica y describe la lengua como un mecanismo de expresión codificada mediante el uso del verbo. Además de abordar la génesis de su esencia y las incidencias en la sociedad como parte fundamental de la cultura durante miles de años, el autor de esta obra concibe el lenguaje como vestigios de energía que brotan y reverberan en sus distintas frecuencias, producto de los influjos dictados por la tierra, la naturaleza, la sociedad, la cultura; podríamos decir que somos una expresión del Cosmos, y a la vez somos capaces de expresar lo que percibimos de fenómenos y cosas. Los seres humanos somos una proyección a menor escala de la tierra y de todo lo que habita fuera de ella, por lo cual somos seres capaces de interpretarla en su caudal simbólico. La tierra es un componente esencial en el ciclo de la vida humana, por lo que desde que somos en ella, nos convertimos en un foco potencial de expresión. La tierra, dicho de un punto del suelo natural funciona como un medio para depurar y reciclar las energías del ser, y en esa misma frecuencia, completar un ciclo que culmina en la elevación y en la conexión con la Fuente Suprema, que es Dios.

De esta obra de Bruno Rosario Candelier se colige que todo lo presente en la naturaleza son huellas de una forma de expresión, y que a su vez contienen signos e información esencial de nuestra proveniencia y nuestro vínculo con la Divinidad, por lo que mientras más nos permitimos mantener una sintonía a través de esa frecuencia, mayor será nuestra capacidad de descubrir, o más bien, de recordar una verdad inherente a nuestra realidad. Esta dinámica surge esencialmente desde una conciencia, a sabiendas de que somos conciencia y que, por ende, todo lo que brota de ella es portadora de un potencial creador para fundirse en el espacio presente y ser capaz de moldear la realidad. No obstante, para poder figurar la lengua como la conocemos no transcurre directamente de un estado a otro, es decir, pensamiento-figuración, sino que atraviesa un proceso mediante el ser, y que a su vez adquiere gran importancia ya que es una forma directa de canalizar energía y de ser capaz de moldear frecuencias vibracionales.

El autor de la obra explica el concepto de la energía creadora, como energía que transmuta a una forma de expresión: “Surge de una conciencia que se manifiesta en actitudes, emociones y conductas y, desde luego, en el lenguaje articulado de conceptuaciones y creaciones poéticas y ficticias. La corteza cerebral, cauce de las funciones intelectuales, morales, afectivas, estéticas y espirituales, es la compuerta de nuestras ideas de las cosas y del fuero del yo, que canaliza la formalización de imágenes y conceptos con el caudal de vivencias, intuiciones, sueños, inspiraciones y revelaciones” (Bruno Rosario Candelier, El genio de la lengua, Santo Domingo, Academia Dominicana de la Lengua, 2016).

Bruno Rosario Candelier retoma la opinión de grandes pensadores de la antigüedad para fundamentar su disertación sobre la esencia del lenguaje humano, como es el caso de Heráclito de Éfeso, de quien escribió sobre su idea concebida sobre la lengua, como el acto del habla que surge por la necesidad de tener “algo que decir”. Esta frase resulta en sí de un sentido absoluto, ya que ‘decir’, como leemos en este libro, entraña una forma y un sentido, una expresión y un contenido o una imagen y un concepto. Por otra parte, el filólogo dominicano explica que el pensador de Éfeso intuyó que la esencia del decir se cifraba en la sustancia de un influjo espiritual que denominó Logos. El Logos que sustenta el antiguo pensador presocrático es descrito por el autor de la obra como la sustancia del pensamiento de donde surge el caudal expresivo que a su vez destila en la esencia de una lengua. Porque el Logos, en su facultad expresiva, no solo representa un instrumento, sino que con el simple hecho de pensar, figurar e idealizar, aunque sea al nivel del pensamiento, estamos recurriendo al accionar del Logos.

En El genio de la lengua podemos encontrar información que nos permite reflexionar y comprender al ser humano en su esencia, en su existencia y en el elemento clave del ser, que es la conciencia, y su correlación con los distintos componentes de la naturaleza, es decir, las leyes que lo rigen, la tierra, el espacio sideral, el Cosmos, lo que vemos y lo que no podemos ver, lo que está y lo que parece no estar, todo como parte de un mismo orden. Además, existe un componente angular entre el ser humano que lo hace converger armónicamente y el plano terrenal al que pertenece y el plano trascendental que le corresponde, y es ese componente su vínculo con la Divinidad: “Ya que todo fluye y permanece, en su fluir hay una entidad inalterable e inmutable, una energía suprema que llamamos Dios, que es la unidad de cuanto existe, cuyo fluir presenta una unidad de sentido, una fuerza vital, un fuego cósmico que el griego asumía como el alma del mundo. Para Heráclito de Éfeso, el Logos, en tanto Palabra que encierra idea y expresión, recrea la inteligencia universal de todo lo viviente, por lo cual cada ente o criatura forma parte de la esencia divina que rige el Universo”, escribe Rosario Candelier enEl genio de la lengua.

En esta obra el autor hace un persuasivo llamado a la actividad contemplativa, con el argumento de que a través de ella podríamos llegar a un más alto nivel de reflexión, auscultar los aspectos más profundos del ser, aprender a reconocer y escuchar la voz interna, a la que el autor denomina ‘intuición’, y a saber apreciar el lenguaje colectivo, con el que las cosas se mantienen en sintonía y a través del cual la naturaleza se expresa. Rosario Candelier define la expresión proveniente de la sabiduría del Numen, a través de la cual es posible canalizar verdades trascendentes de muy antiguas esencias, como dice el ensayista y académico dominicano. A lo largo de la obra podemos apreciar referencias avaladas con ideas de Heráclito de Éfeso, lo que deja en evidencia su gran admiración y afinidad con los ideales del famoso presocrático. Heráclito de Éfeso, en su condición de intelectual, era un auténtico contemplador, pues en tal virtud tenía una vocación para el estudio, el pensamiento, la disciplina espiritual y la creación artística, es decir, como infiere el autor de esta obra, contaba con una disposición para la vida interior de la conciencia, y por esa razón fue posible el desarrollo de la alta cultura en la antigua Grecia. Rosario Candelier explica que, para los antiguos, vivir la vida de este modo no era difícil ya que ellos vivían el mundo poéticamente, es decir sentían afinidad hacia la naturaleza y todo lo viviente, por lo cual pudieron comprender el sentido del mundo gracias a su alto nivel contemplativo y de reflexión.

Los antiguos griegos sintieron la necesidad de auscultar el lenguaje en una dimensión conceptual y estética por lo cual hablaban de la poesía [poiesis, ‘creación’], conforme la explicación del pensador mocano. Esos pensadores entendían que el hablante hace uso creativo de la palabra y, quien la usaba con valor estético, lo llamaban poeta, en alusión al hablante que, mediante el arte de lenguaje crea belleza y sentido, generando una emoción estética y un estremecimiento espiritual, según nos enseña el director de la Academia Dominicana de la Lengua, presidente del Ateneo Insular y creador del Interiorismo.

En algún momento de la vida, incluso siendo muy pequeña, me hice la pregunta siguiente: si no existiera la lengua, es decir, la palabra y sus respectivas hablas, ¿seríamos capaces de pensar? ¿Cómo figuraríamos nuestros pensamientos?, o más bien ¿en qué lenguaje pensaríamos? En ese momento fue cuando comprendí que el ser humano es un ser especial entre los seres vivientes, puesto que nuestro instinto creador y la necesidad de exteriorizar nuestros pensamientos nos llevó al desarrollo y adaptación de distintos medios de comunicación, en especial el de la palabra. En ese momento tuve la capacidad de figurar la idea de lo que conocemos por Logos; sin embargo, no lo había escuchado anteriormente bajo su nombre, ni mucho menos en el concepto como tal. Cuando empecé a leer esta obra sentí que me sumergía en mi propia mente. Fue como quitarle la venda a los ojos de mi yo interior, pues a medida que iba leyendoEl genio de la lengua, podía escuchar el eco de pensamientos y figuraciones que existían y estaban anteriormente, pero que no podían ser expresadas con palabras, o simplemente no concebía de manera muy clara. Por eso tengo la convicción de que todos estamos conformados por partículas que contienen una memoria, y en atención a eso que somos, un individuo cargado de historias, adquirimos una voz interna que sabe cosas y que recuerda cosas. Pero es tarea de cada persona poder congeniar con ese estado del ser. Siguiendo el mismo orden, nuestro filólogo expresa en su libro que la importancia del Logos radica en que es la base del pensamiento y la clave de la conciencia, y que además de ser una dotación divina, acata las mismas leyes del ordenamiento cósmico, así como la gramática y la normativa de la palabra han de aplicar en su plasmación formal. Por eso, la palabra que surge de una fuente de pensamiento, entraña el estudio del lenguaje en sus manifestaciones formales y conceptuales. Al estudio de la palabra en tal sentido se le denomina filología; el saber filológico se centra en el Logos, fuente de la palabra, su forma y su contenido. Desde la antigüedad, dice Rosario Candelier, los filólogos deben poseer conocimiento en cuatro disciplinas afines, que son la lingüística, para tener un fundamento gramatical, lexicográfico y semántico; la filosofía, para conocer la esencia y la naturaleza de las cosas; la estética, para la valoración de las expresiones sensibles, como belleza y el sentido; y la mística, como estudio de lo divino y la espiritualidad.

Además de una perspectiva intelectual, estética y trascendente sobre el lenguaje en los hablantes, el contenido de esta obra muestra un panorama singular sobre la implicación de la palabra en los hablantes. Sin los hablantes no existiera la configuración lingüística. Por tanto, el verbo o el estilo expresivo de una persona puede ser el reflejo sobre otros aspectos ocultos del mismo, así como el estilo de una cultura es un reflejo fiel sobre otros aspectos internos de la misma. Siempre he pensado que el modo de hablar de una sociedad aporta una visión radiográfica de un estado mental colectivo. Porque la palabra es una figuración de la energía que resuena en otras frecuencias, según Bruno Rosario Candelier (El genio de la lengua, Santo Domingo, Academia Dominicana de la Lengua, 2016).

Gracias

LEÓN DAVID

Gracias

Gracias te doy por mi palabra,
Por la indeclinable claridad de mis pupilas,
Por el misterio de mis manos,
Por la fecundidad de mis blancos insomnios;
Gracias te doy por el camino,
Por el guijarro, el polvo, el agua, el viento,
Por la nostalgia de los atardeceres
Que se escurren en la ancestral quejumbre de la playa;
Gracias, también, por la brisa
Que sostiene en sus manos la ligera cometa
De mi infancia;
Gracias te doy por la lluvia,
La lluvia que despierta ese aroma de tierra humedecida
Que se oculta en mi carne,
Gracias te doy por las palomas,
Por el árbol y el sol, por el calor y el frío,
Por la noche mojada de preguntas,
Por la sencilla verdad de la mañana;
Gracias por el delirio de este instante que afirma,
Más allá de la duda y la certeza,
La razón de la espiga.
Gracias, en fin,
Por el recuerdo,
Por el país remoto de los cuentos,
Por el enigma de un barco de papel
Que viene desde siempre remontando el silencio…
Gracias, mi corazón, mi vida, mis añoros,
Por enseñarme a ser este que soy,
Este que simplemente sabe
Dar las gracias.

Entrevista a Ofelia Berrido

Por Emilia Pereyra

   Ofelia Berrido es una narradora, poeta y ensayista hechizada por el oficio, quien confiesa que “sin escribir moriría” y que no dedica su tiempo “a destruir a ninguna obra”.

Es una intelectual y creadora multifacética que acumula grandes experiencias en diversos campos, las cuales ensanchan las perspectivas de sus miradas sobre la vida y el arte literario.

Ella escribe incesantemente, aunque no publica con frecuencia. Pero hace poco ha entregado a la bibliografía dominicana su poemario Anacaona, dedicado al gran cacique taíno que desde la niñez le encandiló la imaginación y el deseo de conocer más sobre esa mujer impar de los remotos tiempos de la “conquista” y la colonización.

En relación a su trayectoria y a su honda manera de pensar sobre el oficio al que se entrega con razón y pasión, se ha expresado para Ruta de letras de Diario Libre.

Ha publicado recientemente el libro de poemas Anacaona, un personaje de nuestra historia. ¿Qué la convocó a su escritura?

Desde que supe de Anacaona en las clases de Historia, durante mi niñez, quedé prendada de la estatura de su figura. La fuerza vital que transmitía su imagen en mi mente me inspiraba. He leído acerca de Anacaona toda la literatura que me fue posible obtener; pero un día comprendí que los que fueron testigos presenciales de su época no dejaron muchas evidencias escritas. Pero los hechos hablan… Cacica de uno de los más importantes cacicazgos (Jaragua), luego de la muerte de su hermano el cacique Bohechio; y la de Caonabo cacique de Maguana de quien enviudó se convirtió en una cacica poderosa. El solo hecho de que los españoles al referirse a ella lo hicieran con el nombre de “reina” y que la consideraran una amenaza para sus fines colonialistas, nos indica el tipo de mujer y líder que era. A tal extremo que se vieron en la necesidad de urdir un plan macabro para acabar con su liderazgo cuyo funesto resultado fue su muerte en la horca y el asesinato de unos 80 caciques menores y parte de su pueblo (Matanza del Jaragua). La gran huella que debió quedar para la posteridad fue borrada, asunto entendible si consideramos la conocida frase de escritor británico George Orwell: “La historia la escriben los vencedores”.

Anacaona forma parte de mí como descendiente taína que siente orgullo de sus raíces. Ella vive en la imaginación de nuestro pueblo y así, un día cualquiera sin haberlo planificado me senté a escribir los versos que publiqué en el poemario que precisamente titulé Anacaona. Esa es a grandes rasgos la historia de Anacaona, que llegó a feliz término con la colaboración de Parmelia Matos de Calventi (mi hija) y un grupo de importante de fotógrafos dominicanos cuyos trabajos sumaron valor al texto: Juan de los Santos, Alejandra Oliver, Jiny Elena Ramos, Carmen Inés Bencosme, Parmelia Matos, Dennise Morales Pou y Pedro Genaro Rodríguez.

¿Cómo fue el proceso de creación de este libro? ¿Qué tiempo le tomó?

¡Quizás demasiado! Yo tiendo a madurar mucho lo que escribo. Terminé Anacaona en el año 2015. Ya ni recuerdo cuándo lo inicié. Escribí algunas estrofas y a medida que pasaba el tiempo y las releía, crecía el poema en longitud e intensidad. Al terminar, les envié el libro a José Enrique Delmonte y a Pura Emeterio Rondón para que si les gustaba, escribieran el prólogo y el epílogo, respectivamente. Luego, se lo hice llegar a Mayra Johnson y a María Teresa Ruiz de Catrain para el relato visual y el prefacio.

Tengo una anécdota acerca de este poema: antes de convertirlo en libro le enseñé la primera versión en hojas sueltas a Catharina Vanderplats de Vallejo, doctora en Filosofía de la Universidad de Montreal, quien se encontraba en el país realizando una investigación sobre la cacica para un libro que luego publicó el Banco Central en el 2015; para entonces, mi libro como tal todavía no había sido creado y solo existía el poema en una versión primaria. A ella le gustó y lo citó en su obra, a pesar de que aquella versión era diferente de la que finalmente publiqué.

Una vez terminado el poemario me comuniqué con José Enrique García, uno de los mejores editores del país, para que hiciera la revisión editorial propia del período pre-publicación. Finalmente, inicié la búsqueda de patrocinio. Acudí a varias instituciones que acostumbran a publicar este tipo de trabajos; les gustaba, pero se trataba de una obra costosa con portada dura, hojas satinadas de gran tamaño y el costo de impresión era alto. Pero su momento llegó cuando en el año 2019, el Ministerio de Medio Ambiente aceptó patrocinarlo dado su naturaleza pues se sustenta en nuestras playas, bosques, flora, fauna y la fértil tierra que acuñó en su seno a esta valiente cacica representante de la mujer dominicana. El Ministerio aportó el apoyo económico para su publicación y gracias a ello hoy circula y está de venta en la librería Cuesta.

Se le reconoce como poeta, novelista y ensayista. Son facetas muy distintas que usted maneja con fluidez. ¿Cómo lo logra? 

Soy muy inquisitiva en cuanto a las razones de la existencia y el mundo que nos rodea y eso me hace leer mucho en busca de respuestas. La lectura ha sido mi fuente de inspiración y del poco o mucho dominio que pueda tener en cualquier rama o género. He sido una lectora empedernida toda mi vida. Desde muy pequeña empecé a leer. Cuando leo clasifico los libros con estrellas, los subrayo, marco en colores, escribo en sus bordes, cuestiono, asiento o niego las observaciones que en ellos se encuentran. Al leer, tengo un verdadero diálogo con el autor o los personajes que desde las páginas de las obras me hablan y convocan. Hay libros que me han cautivado de tal manera que los he leído reiteradas veces y en cada lectura encuentro nuevos caminos de interpretación. No tengo géneros preferidos, pero opto por los autores de profundidad; los que me muestran lo fundamental de la vida y me hacen entenderla, los que me marcan. Son ellos los que me han enseñado a escribir. Disfruto leer más que nada en el mundo, con la excepción de escribir. Sin escribir moriría. 

Pero también se formó como médico y es docente. ¿Cómo ha logrado ese grado de versatilidad?

Creo que la infancia marca a uno. De pequeña viví muchos años en el extranjero y para entonces estaban de moda las series Dr. Kildare y Ben Casey, ambos eran médicos muy carismáticos y compasivos que influyeron en mí. Salvar vidas, poder arrancar a mis congéneres de las manos de la muerte se convirtió en mi objetivo principal. Me gradué de médico, luego realicé las especialidades de gineco obstetricia y oncología ginecológica y trabaje 15 años en medicina pública y privada. Luego, estudié Recursos Humanos y realicé una maestría en Administración de Empresas. Pero el tiempo pasa y la vida es breve… Cambié de rumbo como lo he hecho varias veces en mi vida. Cada cambio es como una muda, otra vida con nuevas e invaluables experiencias.

Actualmente, estoy en la fase de presentación de tesis del Doctorado de Español: Lingüística y Literatura de la Pucmm. Soy amante del conocimiento. Me estimula mucho aprender cosas nuevas. Sobre el aspecto docente… Empecé a dar clases desde que era estudiante universitaria. Fui monitora de Histología en la UASD; desde entonces, siempre he impartido docencia en el área de educación superior. Actualmente, soy docente de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (Pucmm); laboro, además, en la Universidad Iberoamericana (Unibe) desde el 2011 en el área de Negocios Internacionales y posgrado; en la UNPHU laboré por un quinquenio y ejercí como directora del Departamento de Tecnología Educativa, la Unidad de Evaluación y Desarrollo Docente y de la revista Aula, además de impartir docencia en el área de posgrado y de laborar como formadora de formadores del Modelo Educativo.

Creo firmemente en que todos los seres humanos poseemos diferentes talentos para desarrollar, pero la mayoría de las personas deciden dedicarse a una sola área durante toda su vida. Todos tenemos la opción de decidir qué queremos hacer, por qué y cómo. Ninguna manera es mejor que la otra, sencillamente son diferentes formas de vivir, pero en mi caso la vivencia de diferentes roles me ha permitido desarrollarme en los campos que me apasionan, mantener pleno el deseo de vivir y ser feliz.

¿En qué momento de su vida decidió que debía dedicarse a la literatura?

Escribo desde los trece años y leo desde mucho antes. La literatura no ha sido una decisión, es simplemente parte de mi vida como lo es comer o dormir. Ahora, si me pregunta desde cuándo decidí publicar, ese es otro asunto. Mantuve la novela El Sol Secreto en una gaveta de mi escritorio por más de diez años y no fue sino hasta el 2006 que decidí publicarla; antes, el temor a la crítica despiadada me impedía hacerlo. Es por ello que al escribir sobre las obras de otros autores elijo hacerlo sobre los libros que de ellos me cautivan, aquellos que creo que aportan y que me parece que están bien escritos. Cuando un libro no me atrae lo termino de leer por respeto al trabajo del autor, pero no dedico mi tiempo a destruir a ninguna obra. No me siento cómoda denigrando el trabajo de otro. El tiempo dirá si ese libro perdurará en el tiempo o si ese autor evolucionará y escribirá en el futuro una gran obra. En varias ocasiones me han llamado para que haga una lista de los 100 mejores libros dominicanos. Para mí es una tarea imposible. Primero, no he leído todo lo escrito, así que corro el riesgo de ser injusta; segundo, cada tipo de literatura tiene su público.

¿Le ha resultado complicado desarrollarse como escritora? 

Escribo mucho, más de lo que publico. Pero publicar y ponerlo a circular eso sí ha sido difícil. Sería fácil si tuviera una casa editorial que se ocupara de todo y como escritora solo me dedicara a escribir. Los escritores dominicanos somos perseverantes con nuestro oficio, pero las facilidades de una buena editorial que promocione los escritores y sus obras internacionalmente son escasas. La mayoría de nuestros escritores tienen que trabajar fuera del mundo literario. Lo que reduce el tiempo que de otra manera dedicarían a escribir. Pero aman lo que hacen, sienten pasión por su oficio y se entregan de lleno.

Y su participación en el Movimiento Interiorista, ¿qué le aporta? 

Cuando publiqué mi primera novela se la envié a los escritores que yo leía y admiraba, a los que eran considerados maestros de la ensayística y la novelística dominicana. Entre ellos estaba Bruno Rosario Candelier, creador del Movimiento Interiorista. Él leyó la novela, le gustó su contenido por tratarse de una historia escrita desde las profundidades del ser. Me llamó para comunicarme lo que le había parecido el libro y me invitó a las reuniones del Ateneo Insular. Desde ese momento (abril del 2006) soy miembro del Movimiento Interiorista del Ateneo Insular fundado el 28 de julio de 1990 que me ha aportado conocimiento y apoyo. Don Bruno, escritor de orden superior, para mí uno de los mejores ensayistas y críticos dominicanos, es un ejemplo de dedicación y disciplina.

Escritora interiorista lo soy desde las raíces mismas de mi ser; lo que escribo se refiere a cómo el mundo impacta la conciencia y cómo ella se manifiesta. El Ateneo Insular, sede del Movimiento Interiorista, es una escuela para los escritores que a él acuden; allí se debaten ideas, se estudian los más destacados escritores del mundo y sus obras; se presentan, estudian y se realizan críticas constructivas de las obras de los miembros, siempre respetando la libertad creativa de cada escritor. El Movimiento Interiorista anida en su seno los cultores de este tipo de literatura. Don Bruno, Premio Nacional de Literatura y director de la Academia Dominicana de la Lengua, ha dedicado su vida a promover la literatura dominicana y a captar nuevos miembros en todos los rincones del país y en otras regiones del mundo como lo son Europa, Estados Unidos y Latinoamérica. Con 30 años de existencia, el Movimiento Interiorista con Bruno Rosario Candelier a la cabeza junto a los demás fundadores del Movimiento, ha aportado a la literatura dominicana escritores y obras de importancia.

¿Habrá más novelas de Ofelia Berrido? ¿Escribe otras?

La novelística es mi debilidad. He acabado la próxima novela a publicar. Estoy en el proceso de edición y reedición. Releo mucho lo escrito: le sumo, le resto…, y vuelvo al proceso una y otra vez hasta que siento que no tengo nada más que aportar. Luego, se la paso al editor oficial del texto en cuestión antes de publicarla. Sin embargo, tengo dos libros de ensayos que deseo publicar primero y espero que estén listos para finales del 2020: Fábrica de Cavilaciones (ensayos filosóficos), sería el primero, y luego otro de “Ensayos críticos”.

¿A qué aspira como escritora dominicana, caribeña?

A que la buena literatura dominicana sea promovida y reconocida en el resto del mundo. A que los jóvenes dominicanos tengan acceso a la literatura de forma gratuita. A que el libro esté absolutamente libre de impuestos (y esto se cumpla), y a que tengamos bibliotecas físicas y digitales en todos los rincones del país.

¿Quiénes han sido sus maestros o maestras en la literatura? 

Para mí la palabra “maestro” se refiere a los maestros de la sabiduría sagrada; de hecho, mis lecturas preferidas son los libros sagrados de todas las religiones. Así que mencionaré algunas de las personas que admiro y leo y que me sirven de guía o ejemplo a seguir en el ámbito de la escritura. Ellos son los griegos, los existencialistas, los filósofos, los poetas malditos, entre otros. Si he de dar nombres, mencionaré algunos sin ningún tipo de orden ni prioridad: Platón, Aristóteles, Homero, Dogen, D. T. Suzuki, T. Deshimaru, Katsuki Sekida, Nietzsche, Ortega y Gasset, C. J. Jung, M. Foucault, Martin Buber, Hans Kung, Wen Tu, Spinoza, Camus, Sartre, Dostoievski, Marcel Proust, Flaubert, Rainer María Rilke, T.S. Elliot, Rudyard Kipling, William Butler Yeats, Marguerite Yourcenar, Gabriela Mistral, Aldous Huxley, William Faulkner, Goethe, Chateubriand, Kafka, Stanislaw Lem, Asimov, Mark Epstein, George Steiner, Jorge Luis Borges, Jose Gabriel García Márquez, Octavio Paz, Mario Vargas Llosa. Mencionar a los dominicanos es difícil. La memoria es frágil y temo olvidar mencionar personas que uno lee porque admira su obra… Pero me voy a arriesgar citando algunos, a sabiendas de que tengo muy mala memoria: Salomé Ureña, Pedro Henríquez Ureña, Jeannette Miller, Ángela Hernández, Emilia Pereyra, Ylonka Nacidit Perdomo, Carmen Imbert, Martha Rivera, Juan Bosch, Bruno Rosario Candelier, León David, Marcio Veloz Maggiolo, Federico Henríquez Gratereaux, Jorge Tena Reyes, Andrés L. Mateo, M. Matos Moquete, José Enrique García, Diógenes Céspedes, Enerio Rodríguez, Odalis Pérez, Luis Arambilet, Manuel Núñez, José Rafael Lantigua… Ese es el problema de los nombres, son muchos y la memoria frágil.

 

¿Una obra que la haya marcado?

Crimen y Castigo de Fiodor Dostoievski.

¿Qué le preocupa de esta etapa que vive la humanidad? 

El caos global en que vivimos inmersos; la pobreza y la ignorancia generadoras de todo tipo de males que traen como resultado la injusticia y la indebida distribución de bienes. El que aún existan naciones que se crean con el derecho de dirigir el destino de la humanidad para su propio beneficio. La manipulación del hombre por el hombre; la pérdida de valor de la vida humana, pero más que nada me preocupa en esta época de la Inteligencia Artificial (IA), la desaparición del ser humano tal y como lo conocemos.

Una amplia hoja de vida

Ofelia Berrido, novelista, ensayista, poeta, crítica literaria, pedagoga, médico gineco-obstetra, oncóloga y gestora cultural. Nació en Santiago, República Dominicana el 26 de julio de 1951. Es autora de las novelas El Sol Secreto, El Infiel y los poemarios Pájaros del olvido y Anacaona. Se encuentran en vías de publicación Fábrica de Cavilaciones y Ensayos críticos. Sus ensayos han sido publicados en revistas y periódicos nacionales e internacionales y en libros como Las Amazonas del Siglo XXI: ensayo escrito para libro Heroínas en Lienzos –Palabras y Sueños, Ministerio Público, Procuraduría Fiscal del Distrito Nacional, Editora Corripio; La Narrativa interiorista: para Fundamentos de la estética del Interiorismo de Bruno Rosario Candelier, entre otros. Múltiples antologías locales e internacionales recogen y tratan sus novelas, ensayos y poesías, entre ellos las de los críticos Bruno Rosario Candelier, director de la Academia Dominicana de la Lengua; Sara Rosell de la Universidad de Iowa, Estados Unidos; Catherina Vanderplaats de Vallejo de la Universidad de Concordia, Canadá; Carmen Cañete Quesada, Florida Atlantic University…

Fue fundadora del taller literario “La Mancha Indeleble” avalado por la Academia Dominicana de la Lengua y dirigió la Tertulia Letras de la Academia de la Académica Dominicana de la Lengua por un quinquenio. Actualmente publica ensayos y artículos de opinión -como colaboradora- para la revista literaria Areíto del periódico HOY con temas literarios y filosóficos de profundidad y para el periódico digital español LatinPress.

Labora como consultora de Planificación, Gerencia estratégica y Recursos Humanos para empresas locales e internacionales. Ejerció como directora del Departamento de Tecnología Educativa; Directora de la Unidad de Evaluación y Desarrollo Docente; directora de la Revista Aula y Miembro del Comité Editorial de la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña (UNPHU) donde fundó, dirigió y fue `parte del equipo de formadores de formadores del Programa de Certificación Docente del Modelo Educativo UNPHU (2015- 2018). Fue docente de las asignaturas “Gerencia estratégica” y “Planificación estratégica”, entre otras, para la maestría de Administración de Empresas y la maestría de Proyectos de la misma institución.

Por otra parte, Berrido es docente desde el 2011 del BBA y el MBA de la Escuela Internacional de Negocios de UNIBE-FIU; además, es profesora adjunta del área de Literatura y Letras de la misma institución. Labora además como docente en la Universidad Pontificia Madre y Maestra donde imparte las materias de Español II, Literatura y Cine.

Es graduada de doctora en Medicina por la Universidad Autónoma de Santo Domingo, con una especialidad en Ginecología y Obstetricia de la Escuela de Residencias Médicas de la Maternidad Nuestra Señora de la Altagracia -UASD-, y una subespecialidad en Oncología Ginecológica de la mismas instituciones, así como cursos en la Universidad de Río Piedras, Puerto Rico y en el Hospital John Hopkins, Baltimore, USA. Cuenta con una Maestría en Administración de Negocios (MBA) por la prestigiosa “Braniff School of Management of the University of Dallas” con una mención en negociaciones y Diplomados Docentes y en el área de Tecnología Educativa de la Universidad Iberoamericana (UNIBE).

Es miembro correspondiente de la Academia Dominicana de la Lengua; miembro del Grupo Mester de Narradores de la Academia Dominicana de la Lengua; miembro del Ateneo Insular y de su Comité Intelectual. Miembro de la AEGRD (Asociación de escritores y guionistas de República Dominicana) y miembro de SingularityU (Singularity University), Capítulo de República Dominicana, entre otras membrecías.

Ha publicado recientemente el poemario Anacaona, inspirado en la gran cacica taína.

Artículo de Diario Libre. 20/02/2020

 

Concepción teológica de orígenes

Por Luis Quezada

 

El teólogo más original, creativo y controvertido en 2,000 años de cristianismo

“En el origen está el Amor. El Amor es por naturaleza creador de vida.

Dios ama creando y crea amando”

 

  1. Orígenes de Alejandría (Alejandría, 185 – Tiro, 253) es el teólogo más original, creativo y controvertido del Cristianismo en 2,000 años.
  2. Al lado de Orígenes (siglo III), solamente San Agustín (siglo IV) y Tomás de Aquino (siglo XIII).
  3. En este trabajo vamos a acercarnos al “giro origeniano” de la teología.
  4. Orígenes decía que la Teología tiene dos fuentes: la VIDA y la BIBLIA. Hay que ir como Rebeca, cada día, a beber en esas dos fuentes.
  5. Orígenes plantea que la teología es el esfuerzo humano de sincronizar armoniosamente la razón y el corazón, para acercarnos al Misterio. Decía: “Nadie entiende con el corazón, a menos quetenga la razón abierta y totalmente concentrada”.
  6. Cifró el misterio de Dios en la Trinidad. Se adelantó a Agustín en la reflexión trinitaria. Orígenes decía: “Todo salió del PADRE, por el HIJO, en el ESPIRITU SANTO. Todo regresa en el ESPIRITU SANTO, por el HIJO, al PADRE”.
  7. El cristiano Orígenes es fruto de dos influencias: una testimonial (su padre, Leónidas de Alejandría, que murió mártir) y otra intelectual (su maestro fue Clemente de Alejandría).
  8. Orígenes se le considera el padre de la exégesis. “Al texto hay que ir con amor, humildad y la mente en blanco, para extraer de él la sabiduría que viene de Dios”.
  9. Se le considera también como el primer gran sistematizador de la teología cristiana. Planteó los temas fundamentales: Protología, Escatología, Trinidad, Cristología, Pneumatología
  10. En la PROTOLOGIA, planteó la pre-existencia de las almas. Su tesis protológica fundamental es esta: “Todo existe desde siempre en el ser de Dios”.
  11. Es famosa en su reflexión sobre el Génesis, la visión que tiene de la Creación. Dice: “El Creador hizo todas las cosas para que existieran, y si las cosas fueron hechas para que existieran, no pueden dejar de existir”.
  12. Hace falta, al mismo tiempo, observar con Sœur C. Blanc: “Si Orígenes considera generalmente la preexistencia como probable, rechaza claramente la metempsicosis y la reencarnación” (Orígenes, Comentario sobre san Juan, T. I, SC 120, París, 1966, p. 30).
  13. En la ESCATOLOGIA, planteó la “apokatastásis”, es decir, la reconciliación total de lo creado en Dios. Su tesis clave es esta: “Todo lo que existe, no dejará de existir y terminará en Dios, la fuente de donde procede y hacia dónde se dirige”.
  14. Para Orígenes, nada en la creación se pierde, porque sería una “derrota de Dios”.
  15. En la concepción de Orígenes, eso que llamamos infierno no puede ser ni la “condenación eterna” ni tampoco la “aniquilación eterna”. El lo percibe como una dimensión de purificación.
  16. Orígenes es tan controversial, que es el teólogo cristiano que tiene más admiradores y más adversarios.
  17. Baste un ejemplo. Erasmo de Rotterdam, el célebre humanista del Renacimiento decía: “Aprendo más de una página de Orígenes que de diez de Agustín”.
  18. Jean Daniélou, uno de los mejores comentaristas del alejandrino, dice: “Orígenes es el primer pensador cristiano que intentó llevar el esfuerzo de la inteligencia humana a sus límites extremos en la investigación del misterio. Estos límites los pasó más de una vez; pero ello era tal vez necesario para que se los pudiera fijar exactamente. En una época en que no estaban aún determinados, probó a ver hasta dónde podía llegar la inteligencia humana. Ello constituye la grandeza de su tentativa».
  19. Con respecto al tema de la TRINIDAD, no cabe duda que Orígenes fue el gran inspirador de Agustín. Dice: “La Trinidad es el ser de Dios, que es amor y vida. Dios genera permanentemente amor y vida”.
  20. Orígenes fue controversial hasta en temas tan triviales como el ayuno.
  1. Quasten, un especialista en los Padres de la Iglesia afirma que “Orígenes es el primer exegeta de la Iglesia católica que hizo obra científica”. Se agrega, siguiendo siempre a Quasten, que “escribió sobre todos los libros del Antiguo y del Nuevo Testamento bajo tres formas diferentes: scholia, breves explicaciones de pasajes difíciles, homilías y comentarios”.
  1. Aunque tarde o temprano, se le imputa, siempre con Quasten, una responsabilidad mayor en todas las “exageraciones del alegorismo medieval”, subrayando que “algunos de sus procedimientos de interpretación simbolista caen en la extravagancia”. Se recuerda con insistencia los errores filosóficos y doctrinales que le reprocharon, después de su muerte, varios papas y concilios, al punto de anatematizarlo: la preexistencia de las almas, el subordinacionismo, y la apocatástasis.
  2. Todo el mundo, sin embargo, se pone de acuerdo para alabar su genio, la sinceridad de su fe, su conocimiento de las Escrituras, y su coraje en la persecución, hasta el martirio. Atanasio, el gran defensor de Nicea, ¿no hablaba ya del “sabio y laborioso Orígenes”, a la vez que nos invitaba a “no confundir, en las opiniones de Orígenes, la opinión que él cita para refutarla, con la suya propia”. Con razón Orígenes es la cabeza de los padres apologistas.
  3. Orígenes se dio cuenta que su tradición cultural griega era el principal obstáculo para comprender plenamente la Biblia, que procede de una matriz oriental. Decía: Culturalmente, soy griego; espiritualmente, soy semita”.
  4. Sus presupuestos filosóficos hay que buscarlos en el platoniamo, neoplatonismo, en Filón de Alejandría y en los gnósticos.
  5. Orígenes nos expuso las normas de su exégesis en su célebre tratado Peri Archôn, o Tratado de los Principios, redactado antes de su partida de Alejandría, hacia los años 220-231. La exégesis de Orígenes ha sido considerada tradicionalmente como alegórica. El principio a partir del cual todos los pasajes de la Escritura tienen un sentido figurado y extraño a la concepción cristiana primitiva. Es el principio de la alegoría universal. Orígenes está tan penetrado de este principio que no duda en escribir: Todo lo que está en la Escritura es misterio”. El alegorismotiende a negar y a descartar la historia.
  1. Orígenes es el primero en insistir que la Biblia es primariamente un texto literario y que hace falta estudiarlo científicamente como texto literario. Dice Daniélou que “Orígenes es el primer gran maestro de la exégesis: todos aquellos que vinieron después, incluso los que reaccionaron contra él, como san Jerónimo, le deben casi todo, en todos los campos. En una palabra,¿qué sería hoy la exégesis sin Orígenes?”
  2. Su HEXAPLOS es un verdadero monumento a la exégesis.Es una sinopsis en 6 columnas, partiendo de las tres lenguas originales y las 3 mejores traducciones en griego. Algunos consideran que fue un fino lingüista y que puso la zapata de lo que más tarde se llamarían los métodos histórico-críticos.
  3. Como padre apologista, fue el mayor defensor del Cristianismo en el siglo III. Su obra más famosa es Contra Celsum (Contra Celso), escrita en la cárcel, 8 libros escritos para responder al neoplatónico filósofo griego Celso.
  4. Orígenes, llamado por sobrenombre Adamancio (hombre de acero), por su proverbial capacidad de trabajo,de su inmensa producción—más de seis mil títulos, según Epifanio de Salamina—, se ha conservado sólo una exigua parte. Escribió obras de carácter apologético, dogmático y ascético, pero la mayor parte gira en torno a la Sagrada Escritura. Estudió todos los libros del Antiguo y Nuevo Testamento.
  5. De su incansable actividad como predicador son testimonio el medio millar de homilías que hoy se le atribuyen.
  6. En 250, durante la persecución de Decio, Orígenes fue arrestado y torturado cruelmente. Debilitado por los sufrimientos padecidos, murió algún año después. No tenía 70 años.
  7. San Jerónimo, en su Epístola 33, cita los títulos de 320 libros y de 310 homilías de Orígenes. Lamentablemente la mayor parte de esta obra se perdió, pero incluso lo poco que queda de ella le convierte en el autor más prolífico de los primeros tres siglos cristianos. Su radio de intereses se extiende de la exégesis al dogma, a la filosofía, a la apologética, a la ascética y a la mística. Es una visión fundamental y global de la vida cristiana.
  8. Escribió, según testimonio de San Jerónimo, alrededor de 800 obras, la mayoría referidas a comentarios sobre la Biblia. Fue proverbial entre sus contemporáneos su gran capacidad para el trabajo, al punto de recibir el Sus obras sobre la Biblia se dividen en tres categorías: Escolios, es decir, explicaciones a pasajes difíciles; Homilías, prédicas tendentes a ilustrar libros enteros de las Escrituras, y Comentarios, examen sistemático de los textos.
  9. Hay que tener en cuenta que, según la teología sacramental, Orígenes no podía recibir las órdenes por ser eunuco, ya que se castró él mismo en su juventud, en un arrebato de ascetismo.