Regado – osteoartritis – plus – darse cuenta de que (*darse cuenta que) – instalación

Regado – osteoartritis –

La voz del español dominicano que se trae a estos estudios en esta ocasión casi siempre se utiliza en el femenino: regada. En buen dominicano habría que definir esta voz como el participio pasado del verbo regar.
Este verbo a su vez equivale en este caso a “ocupar un área más vasta o ancha”. Se sabe que el verbo “regarse” en el español dominicano tiene un significado especial para enfadarse, incomodarse, ponerse de mal humor, pero en este caso no tienen relación. Leer más

Redaccional – buena plata – cajón de bateo (caja de bateo) – abocar (avocar) – mandatorio – osteopenia

REDACCIONAL

“En la tradición REDACCIONAL consiste en la ubicación, al inicio de un artículo de pura esencia periodística, de los hechos básicos de la crónica, el género por excelencia”.

No todas las palabras que están en uso en el español actual se encuentran en el lexicón mayor de la lengua que imprime la RAE. Para comenzar, sería imposible que ese colegio pudiera mantenerse al tanto de todas las creaciones de la inventiva humana.

El reconocimiento de la RAE toma tiempo porque la sanción que concede esa corporación se otorga después de detenido estudio de los genes de los vocablos de invención reciente; además, esos términos nuevos deben ajustarse a eso que los alemanes llaman sprachgefühl, que hay quienes consideran que es el sentido intuitivo de lo que es apropiado en una lengua,  concepto que según otros pertenece a la lingüística precientífica.   Leer más

La cultura del fútbol

Estamos metidos de lleno en el Mundial de fútbol (o futbol, que ambas grafías pueden usarse como adaptación del inglés football). Existe también la voz balompié, calco del inglés, y que forma parte del nombre del equipo de mis amores (o dolores), el Real Betis Balompié. ¿Habían escuchado alguna el sonoro adjetivo balompédico?

El origen inglés de este deporte contribuye a que su terminología sea abundante en préstamos (más o menos adaptados). Algo similar sucede en nuestra pelota. El gol (del inglés goal) ya no podría llamarse de otra manera; de la misma forma que el jonrón (de home run) ha adquirido carta de naturaleza en nuestra lengua. Es evidente que la adaptación de ambas palabras ha sido completa y respeta las normas del español. Es lo menos que podemos pedirles a los extranjerismos.

El peligroso saque (o tiro) de esquina es nuestra versión del corner; si optamos por castellanizarlo, no debemos olvidar la tilde. Si nos pitan una falta dentro del área, echemos mano del americanismo penal, mucho más sonoro que penalti, anglicismo adaptado habitual en España y, ni que decir tiene, que el puro y duro penalty. A veces un empate final obliga a que suframos, o gocemos, una emocionante tanda de penaltis. La  emoción o la decepción (según sea el resultado) no nos puede hacer olvidar la ortografía.

Toda competencia (o competición) deportiva supone dos rivales y aquí empieza el peligro de que aparezca el anglicismo versus: en español de toda la vida decimos contra o frente a.

Debemos hablar, y escribir, de fútbol con corrección. El deporte es cultura y esta condición tiene que notarse en todo lo que se relacione con él. Tenemos todo un mes por delante para disfrutar del fútbol en español.

© 2014 María José Rincón.

Trozo – trigésimo (trigésima) – arrollar – hispanoparlante – salón- reinventarse

TROZO

“. . .la malanga se le pone a tres TROZOS a N. M.”

Desde el principio de esta sección hay que dejar claro que aquí lo importante no es la malanga ni la locución: lo que se aprovechará será solo “trozo”. La razón para proceder de esta manera es que en el español dominicano la voz trozo, así sola, tiene un significado que la destaca de entre las demás hablas del continente y la península. Leer más

Nunca mejor dicho

Los que nos dedicamos a la divulgación del buen uso del idioma solemos dar prioridad a la corrección de la lengua escrita y dedicamos menos atención a lo que puede mejorarse en nuestra forma de expresarnos oralmente. Leer más

Reguilete – chiringa (capuchino) – encuestólogo – coconspirador – antigüedad –

REGUILETE

“Esto puede parecer molesto, pero creo que las pocas cosas que he logrado en mi vida han sido a causa de ser un REGUILETE”.

Leer la prensa en una ciudad cosmopolita donde escriben personas que proceden de diferentes países es una aventura extraordinaria; por lo menos para una persona interesada en los vericuetos de la lengua. Leer más

Tenedor – recoger (captar) – gancho – tirapiedras – *manguito rotador (manguito de los rotadores) – desplumar

Tenedor

Este tenedor es dominicano. No ayuda a comer ni tiene nada que ver con libros de contabilidad. El tenedor de esta sección se encuentra (encontraba) en las calles de la ciudad de Santo Domingo de hace más de cincuenta años.

Hace más de cincuenta años la ciudad capital de la República Dominicana no era ni sombra de lo que es la actualidad. La circulación era escasa, los semáforos casi inexistentes y la circulación la dirigían de día y de noche los llamados “policía de tráfico”. Estos se armaban de noche con dos focos (linternas), uno verde y el otro rojo. Los “tapones” se desconocían por la ausencia de suficientes vehículos para provocar un “entaponamiento”. Leer más

Un buen consejo

Las palabras no pueden calificarse como mejores o peores, como más o menos elegantes. Lo que convierte en buena una palabra es que sea adecuada a lo que queremos comunicar con ella. Si acertamos en la elección de un término para expresarnos con precisión, sin duda este término puede calificarse como bueno. Si nuestras palabras se adaptan a nuestros interlocutores y a la situación en la que las estamos usando, podemos calificarlas además como elegantes. Leer más

Metidos en harina

Comparto con muchos amigos mi pasión por las palabras. Y como en las buenas conversaciones, una palabra lleva a otra, y vamos hilvanando curiosidades y dudas que, más tarde, ya con los libros en las manos, nos toca resolver. Me decía Catana Pérez que en el Cibao suelen llamar harinita a la lluvia menuda y, puntualizaba, que la pronuncian como  “jarinita”. El comentario me trasladó, por gracia del poder evocador de las palabras, a mi Andalucía natal, donde se usa este sustantivo con el mismo sentido y también con aspiración inicial. Leer más

La raya

La raya (—), también llamada guion largo por algunos autores, es un signo de puntuación menospreciado o desconocido por la gran mayoría de abogados dominicanos, pese a que podría desempeñar  funciones muy útiles en la redacción de textos normativos,  judiciales y forenses. Como se ha dicho en otros artículos de esta serie, los signos de puntuación —que  son once— se ven reducidos en gran medida a solo tres en la práctica jurídica dominicana: el punto, la coma y los dos puntos; en este último caso, solo  para introducir enumeraciones o citas.

Gráficamente, la raya se representa por un trazo horizontal (—) de mayor longitud que el signo matemático de menos, (–) y mayor aún que el signo de guion (-). En los teclados de computadora, al igual que en las máquinas de escribir de antaño, no existe tecla ni para la raya ni para el menos, solo para el guion. Sin embargo, con el programa Microsoft Word se puede insertar la raya presionando Alt+0151 o Ctrl+Alt+guion, y el menos con Alt+0150; con Corel WordPerfect, simplemente presionando seguidamente la tecla de guion dos veces (para el menos) y tres veces (para la raya); y en las computadoras Macintosh se pueden encontrar en la misma tecla de guion combinada con Alt, pulsando una vez para el menos y dos veces para la raya.

USOS DE LA RAYA

La raya tiene tres funciones:

1.    Delimita incisos dentro de una oración (raya de inciso).
2.    En los diálogos y citas, señala las intervenciones de los personajes o los comentarios y precisiones del narrador o transcriptor (raya de diálogo o cita).
3.    En bibliografías, cuadros y listas, sustituye palabras mencionadas inmediatamente antes (raya de sustitución).

La raya de inciso

La raya se emplea para aislar los incisos en la oración, es decir, para delimitar los elementos  secundarios o suplementarios que aportan explicaciones o precisiones a lo dicho. Los ejemplos que siguen ilustran este uso:

Las primeras sentencias dictadas por el nuevo juez —especialmente dos que falló en materia de sucesiones,—  parecen indicar que es muy capacitado.
    
 Hace ya casi treinta años —fue en octubre de 1982— que por primera vez asumimos la representación de un cliente en una demanda contra un profesional de la salud.
 
 La Constitución de 1994 fue consecuencia directa del tranque electoral —hay quienes dirían ‘fraude electoral’: para muchos la Junta Central Electoral de la época estaba parcializada— que se produjo en las elecciones de ese año.

Se utilizan siempre dos rayas para enmarcar el inciso: una de apertura y otra de cierre. La raya de apertura precede la primera palabra del inciso y se escribe pegada a esta; la de cierre sigue la última palabra del inciso y, por igual, se escribe pegada a esta.

En la delimitación de incisos  la raya comparte funciones con la coma y con el paréntesis, de manera que es posible sustituir la raya por uno de estos signos, como se demuestra a continuación con los ejemplos citados:

Las primeras sentencias dictadas por el nuevo juez, especialmente dos que falló en materia de sucesiones, parecen indicar que es muy capacitado.
    
Hace ya casi treinta años (fue en octubre de 1982) que por primera vez asumimos la representación de un cliente en una demanda contra un profesional de la salud.
 
 La Constitución de 1994 fue consecuencia directa del tranque electoral (hay quienes dirían ‘fraude electoral’: para muchos la Junta Central Electoral de la época estaba parcializada) que se produjo en las elecciones de ese año.

Las diferencias en el uso de la raya, la coma y el paréntesis en incisos no han sido bien definidos. Como primera aproximación a un sistema, se dice que depende de cómo se perciba el grado de conexión que el inciso mantiene con el resto del enunciado: las comas encerrarían incisos muy relacionados con el resto de la oración; los paréntesis, los menos relacionados; mientras que las rayas se reservarían para incisos medianamente relacionados. Dicho de otro modo, los incisos entre rayas suponen un aislamiento mayor con respecto al texto que los que se escriben entre comas, pero menor que los que se escriben entre paréntesis.

Sin  embargo, muchas veces se estila utilizar rayas, en lugar de coma o paréntesis, para destacar o prestar énfasis al inciso, por la forma misma como estas se representan gráficamente. Compárese en este sentido el efecto de estas tres oraciones:

El Consejo de la Magistratura decidió no confirmar, por razones que han resultado un tanto controvertidas, a cuatro jueces de la Suprema Corte de Justicia.

El Consejo de la Magistratura decidió no confirmar (por razones que han resultado un tanto controvertidas) a cuatro jueces de la Suprema Corte de Justicia.

 El Consejo de la Magistratura decidió no confirmar —por razones que han resultado un tanto controvertidas— a cuatro jueces de la Suprema Corte de Justicia.

Además, hay ocasiones en que se impone el uso de la raya o el paréntesis frente a la coma. Sucede así cuando el inciso es una oración con sentido pleno sin vinculación sintáctica con el texto principal, incluso con otros signos de puntuación. En estos casos no es posible encerrar el inciso entre comas:

La Constitución de 1994 fue consecuencia directa del tranque electoral —hay quienes dirían ‘fraude electoral’: para muchos la Junta Central Electoral de la época estaba parcializada— que se produjo en las elecciones de ese año.

Las rayas son particularmente útiles en textos jurídicos que contienen pasajes largos con numerosos incisos, a veces uno dentro del otro, o con una estructura coordinada cuyos miembros van separados por comas. Es aconsejable en esos casos emplear rayas. en lugar de comas, para aislar los incisos secundarios y así hacer más claro y comprensible el contenido. texto.

Por último,  la raya de inciso se utiliza también para introducir una nueva aclaración o inciso en un texto que se encuentra encerrado entre paréntesis. Por ejemplo:

No se sabe con certeza si fue el vendedor quien firmó el contrato de venta (él niega que lo hizo —incluso alega que estaba fuera del país en la fecha de su supuesta firma— y ha amenazado con querellarse contra el notario actuante), por lo que no aconsejamos que, por el momento, nuestro cliente desembolse fondos para la compra de la propiedad.

Raya de diálogos o citas

Este uso de la raya es de más utilidad en el lenguaje literario o periodístico que en el lenguaje jurídico. Se escribe una raya delante de cada una de las intervenciones de un diálogo, sin necesidad de mencionar el nombre de la persona o personaje al que corresponde. Por ejemplo:

—¿Cómo te fue en la audiencia?
—Fenomenal. El abogado del apelante, Pedro Pérez, no asistió y la corte pronunció el descargo puro y simple.
—Ese es un desorganizado. No es la primera vez que le pasa.
—Lo sé. ¡Y la buena fama que tiene el bendito!

También se utiliza la raya para introducir los comentarios y precisiones del narrador a las intervenciones de los personajes, así como para enmarcar los comentarios del transcriptor de una cita textual:

—No te olvides de llevar la venta al Registro hoy —le dijo el abogado a paralegal.

“¡No voy a permitir —tronó el juez— que se hostigue e irrespete al testigo!”

Raya de sustitución

Esta raya se utiliza al comienzo de la línea en índices bibliográficos y alfabéticos para indicar que en ese renglón se omite, para no repetirlo, un elemento común ya expresado en la primera de sus menciones. Tras la raya de sustitución debe dejarse un espacio en blanco y no se escribe el signo de puntuación que sigue, si lo hubiere, a la expresión sustituida. Presentamos a continuación un ejemplo de índice bibliógrafico y otro de índice alfabético:

        MARTÍNEZ DE SOUSA, José. Diccionario de usos y dudas del español actual, 4ª ed.: Gijón, Trea, 2009.

        — Ortografía y ortotipografía del español actual, 2ª ed.: Gijón, Trea, 2008.

            MILLÁN, José Antonio.  Perdón, imposible: Guía para una puntuación más rica y consciente: Barcelona, RBA Libros, 2006.

        REAL ACADEMIA ESPAÑOLA y ASOCIACIÓN DE ACADEMIAS DE LA LENGUA ESPAÑOLA. Diccionario panhispánico de dudas: Madrid, Santillana, 2005.

        — Ortografía de la lengua española: Madrid, Espasa, 2010.

    — Nueva gramática de la lengua española: Madrid, Espasa, 2009, 2 vol.

    Recursos
    — extraordinarios
    — ordinarios

Escribe Fabio J. Guzmán Ariza.