CASA DE REPRESENTATES – ÑANGARITA – SINDICAR

“Su principal misión es cabildear en el Senado y en la CASA DE REPRESENTATES contras las leyes que aumenten los impuestos federales a pequeñas empresas. . .”
Muchas veces se pregunta el lector: ¿Qué cosa quiere decir el redactor? En este caso cabe esa pregunta. Es pertinente preguntarse qué cosa quiere decir el redactor con “casa de representantes”. Esta combinación es un híbrido mal digerido.

El concepto “casa” no cabe aquí. La redactora o estaba distraída o se le cruzaron los circuitos. Lo que salió del teclado fue un simple y sencillo disparate.

No hay ninguna asamblea que se denomine “casa de representantes”. Se puede estar de acuerdo con una de las palabras, pero no con la otra. El Apartado que la Real Academia separa para la palabra casa es muy amplio. Entre todas las acepciones que se reconocen no hay ninguna que ofrezca asidero para que alguien produzca un monstruo de esta magnitud.

El concepto “representante” es muy amplio; tan amplio que alguien o cualquiera pueden arroparse bajo éste y ser representante. Los delegados elegidos mediante el voto popular directo pueden llamarse “representantes”.

Después de hacer las salvedades pertinentes que se hicieron en el párrafo anterior, hay que convenir en que la combinación “casa de representantes” es una combinación desafortunada.

Cada país tiene la libertad de llamar su asamblea de diputados de la manera que le complazca. Aún cuando exista esa libertad, hay reglas no escritas que hay que representar.

Cada país tiene su forma particular de llamar la “cámara de diputados”; la asamblea de representantes, la cámara baja, etc. Lo que nunca se había leído era esto de “casa de representantes”.

La razón para que nunca antes se hubiese leído esto es que el vocablo “casa” no se presta para este tipo de expresión. Ya se alertó antes acerca de esta opinión.

Es muy probable que la periodista fuese mal aconsejada en el caso de esta traducción. En los Estados Unidos hay una cámara que se llama “House of Representatives”, pero nadie se atreve a llamarla “casa”. Hay que rogarles a los manes de las lenguas para que deslices de este tipo ocurran con menos frecuencia.

ÑANGARITA  

“. . .la verdadera, limitada y humillada, no la integrada por ÑANGARITAS y exquisitos izquierdosos.”

Por las características de la voz y por las acepciones que tiene -como se verá más adelante- parece que más que al nivel coloquial, esta pertenece al registro jergal. De todas maneras, una vez que se la usa en la prensa escrita hay que tomarla en cuenta y examinarla para determinar su valor.

Un dato importante para entender el término es saber que quien lo usa en el artículo es un nacional venezolano. Ya por ahí se orienta el lector aguzado para comenzar a indagar acerca del significado de la palabra.

Por la terminación hay que deducir que es diminutivo. No pertenece al vocablo en sí la terminación “-ita”. Es un diminutivo típico de americanos. De ahí que la palabra sea “ñángara”. Ñángara en Venezuela es: “camarada, comunista”. Así consta en la obra “Diccionario de términos ibero latinoamericanos de Segundo Barroeta, 1996.

Esa misma palabra, ñángara, en Honduras es “úlcera, llaga”. Parece familia de la ñáñara dominicana, que es el “nacío” o la marca que deja el nacido.

En la última edición del DRAE se encuentra la acepción de ñángara con la denotación de despectivo para “militante simpatizante de un partido de izquierdas”.

Al comprobarse el significado que le reconoce la Academia queda claro que se le hizo honor al valor de la voz venezolana. La corporación madrileña de la lengua consagró también el significado que posee el vocablo en Honduras.

En Cuba utilizan la voz ñángara despectivamente en las conversaciones para referirse a la persona que tiene ideas izquierdistas o milita en el Partido Comunista de Cuba. Ha de tenerse en cuenta que quien de esa manera se expresa sustenta ideas contrarias.

Muchas veces lo que desconcierta al lector es cuando se usa un diminutivo de un término de poco uso. Eso más que nada fue lo que sucedió en este caso.

Hay que estar preparado para mayores sorpresas de este género porque el lexicón reconocido de la lengua continúa aceptando voces nuevas que se incorporan de ese modo al acervo general.

SINDICAR  

“El grupo del New York Times que SINDICA contenido, había pedido su columna -que se publica ya en 35 periódicos de Estados Unidos y América Latina- para representarla en todo el mundo”.

Llama la atención el uso que se hace en la cita del verbo sindicar. Lo que el común de los hablantes entiende por la acción de sindicar no tiene cabida –con sentido- en el párrafo copiado arriba.

Para analizar el verbo, primero se verá el significado real en español; luego se examinará lo que significa un verbo parecido del inglés, para terminar denunciando el uso como un “falso cognado” entre el español y el inglés.

El verbo sindicar en español es denunciar, poner tacha o sospecha; formar una asociación de personas de la misma profesión; formar parte de un sindicato. En el campo económico es destinar dinero, valores o mercancías a una obligación.

En inglés, con el sentido que se le usa en el pasaje citado, es vender y distribuir material intelectual (caricaturas, artículos) a un grupo de publicaciones.

Esa acepción del inglés no la comparte el español. Además hay otros usos del sustantivo correspondiente, sindicato, que la lengua española no ha introducido y aceptado en su nómina oficial.

Para adaptar la idea de la organización que distribuye el material periodístico en lengua española, hay que recurrir a “consorcio periodístico”. Algunos diccionarios bilingües proponen utilizar la combinación “agencia de prensa” o “cadena de periódicos” para la red de distribución y la organización que se encarga de las negociaciones.

Hay que volver a la noción de sindicato. En español solo soporta el significado de agrupación de trabajadores. En inglés se puede referir a una asociación de malhechores, una agrupación mafiosa, crimen organizado, chantaje sistematizado, cuando usan a “syndicate” en contextos de delitos y delincuentes.

En el campo económico ambas lenguas comparten el sentido de junta de síndicos (no alcaldes). El concepto del sindicato español deja fuera la posibilidad de que una agrupación de hombres de negocios pueda recibir esa denominación. No se olvide que es exclusivamente de trabajadores.

La costumbre en Estados Unidos es llamar a los sindicatos de obreros con el nombre “union, trade union, labor union”.

Como se demostró más arriba, utilizar el verbo o el nombre del modo en que lo hizo el periodista en el pasaje citado es caer en el error de un falso cognado o amigo. Quienes incurren con mayor frecuencia en este tipo de errores son los escritores que saben, conocen o trabajan en varias lenguas.

*ANCHOR  

“A los 46 años, J. R. ya no es el mejor ANCHOR de la televisión hispana. Es mucho más que eso. R. cruzó la línea”.

No hay necesidad de destacar que la voz que figura en funciones de título es extraña a la lengua española. Es una voz inglesa. Además de su sentido propio en esa lengua tiene otro sentido por extensión. Este último sentido es el que el periodista que escribe en español retiene.

La primera acepción de “anchor” es ancla. Es el instrumento fuerte cuya función es aferrase al fondo del mar y sujetar la nave. Mas en inglés posee otras acepciones alejadas de la función principal.

En un centro comercial es una tienda grande que atrae clientes y otros negocios al centro. Es también el último atleta en competir en un equipo de cierta disciplina.

Las funciones que desempeña el “anchorman” son las propias de un moderador en un programa televisivo. Presenta las informaciones de otros y expresa sus opiniones. Por sus funciones a veces en español lo llaman presentador.

De nuevo tiene uno que hacerse la pregunta acerca del porqué alguien que escribe en español tiene que recurrir a una voz extranjera. En algunos casos es porque el redactor no recuerda en medio del apremio del tiempo la palabra conveniente en su lengua.

En otras circunstancias el periodista lo hace porque de ese modo le da un toque extraño a su intervención, le añade sabor exótico a su estilo. Vaya usted a saber (en realidad) lo que mueve al escritor a colocar estos extranjerismos en sus columnas y artículos.

La mayoría de las veces no basta con colocar el vocablo en lengua extranjera entre comillas o en letra cursiva, sería más apropiado explicarlo o proveer la traducción.

POR SI  

“Por si usted se encuentra en el grupo de edad señalado. . .”

Para algunos hablantes y hasta para algunos lectores de español causa extrañeza el uso de esta combinación del título. Dependiendo del país de habla hispana, es posible que la combinación oscile desde muy frecuente hasta el extremo de muy rara.

En República Dominicana la utilizan en la expresión “por si las moscas”, que equivale a “por si acaso”. En realidad ese es el significado de esta expresión.

En la expresión “por si”, “se juntan el significado final de “por” y el hipotético de “si”. Como se escribió más arriba, el valor de esta corta expresión es “por si acaso”. Lo que ocurre aquí es que se produce una elipsis

En expresiones de este género hay una economía de palabra que no ocasiona dificultad para el buen conocedor de la lengua. No obstante eso, se ruega para que no se abuse de ese recurso legítimo de la lengua.

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