CALOR OCASIONAL – *COLLAGISTA – SOBRE – NEUTRAL – SELECTO – *ALTAMAR

“La menopausia es más que un CALOR OCASIONAL”.

Dependiendo del país donde resida, o del cual sea oriunda, la persona transmitirá la sensación de una manera diferente. No cabe duda de que dependiendo de la variación de la intensidad, la molestia que experimenta la persona es la misma. 

La sensación de “calor súbito”, de “calor repentino”, la “sudoración rápida y copiosa” encontrará un modo diferente de expresión también dependiendo del diccionario que se consulte. En inglés es muy sencillo, en el británico es “hot flush”, mientras que en el americano es “hot flash”.

Además de los anteriores se tropezará el curioso con traducciones tales como “sofoco de calor, vaporada, fogaje, rubores, sofoco (solo), bochorno”. La lista quizá no termina ahí, pero no deja de ser una buena colección.

Lo que debe favorecerse en el uso es lo que se aviene mejor con lo que establece la Academia en su diccionario, pues ella es la rectora que trata de mantener la uniformidad en el seno de la lengua común.

El vocablo “sofoco” aparece en el diccionario mayor de la lengua así, “sensación de calor muchas veces acompañada de sudor y enrojecimiento de la piel, que suelen sufrir las mujeres en la época de la menopausia”. Se nota enseguida que el Consejo superior de la lengua de Madrid “sudó” antes de redactar la definición del vocablo, pues no perdió detalle. Lo único que le faltó fue demostrar simpatía.

*COLLAGISTA 

“. . .fue conocido y reconocido ante todo como escultor; no tanto como pintor, COLLAGISTA y grabador y. . .”

En algunas actividades, profesiones y oficios se conservan sin resabio los términos originales que se tomaron de lenguas extranjeras. Uno de éstos vocablos es “collage”, que llega a nuestra lengua desde el francés.

La Academia incorporó la palabra “colage” en su diccionario en el año 1992 y la define de este modo, “técnica pictórica consistente en pegar sobre lienzo o tabla materiales diversos”. También es la “obra pictórica ejecutada con ese procedimiento”. El Panhispánico prefiere la grafía colaje, con jota, por analogía con el resto de las voces francesas terminadas en “-age” que se han incorporado al español.

Algunas personas que emplean el vocablo lo hacen siguiendo la ortografía original del francés sin que le sancione el uso, ni proteste el corrector automático de su computador. La mayoría lo hace por contagio, pues durante mucho tiempo se utilizó el término en la lengua sin adaptarlo al español, no por esnobismo como claman algunos puristas. Hay hasta quienes lo hacen así por ignorancia, por desconocer que en español existe aceptado un modo de escribir el vocablo ya asentado en el catálogo general de la lengua sancionado por la Academia.

Ahora hay que llegar hasta la palabra sometida a estudio, “collagista”. Ésta no aparece en el diccionario aún. Quizás un día el uso o la necesidad la impongan en el idioma. Mientras tanto las personas que no son expertas en lenguas extranjeras o en jerga pictórica o de arte, tendrán problemas para entender lo que significa.

A la incursión de un vocablo de este género se puede oponer el argumento siguiente. Al pintor que emplea el óleo o aceite no se le llama ni “oleista, ni aceitista”. Si al que lo hace con el auxilio de la acrílica no se le nombra “acrilista”, no hay razón para que se trate de acuñar un término como este. Un tanto a favor de la introducción es recordar que se dice y escribe “acuarelista” para nombrar la persona que se vale del uso de acuarela para pintar. Se aconseja que se abandone la práctica de inventar palabras como estas porque no transmiten una necesidad de la lengua.

Para las personas que no son versadas en el léxico pictórico, se explica lo siguiente. La primera manifestación de este tipo de arte se hizo en el año 1919 en Colonia, y el artista que empleó el método fue Max Ernst, quien pertenecía al grupo Dada de pintura. Luego expuso obras de ese tipo en París en 1921. Lo que hizo y aún se hace es pegar un elemento manufacturado al lienzo y pintar en torno a eso algo sugerido o destacado por el elemento añadido.

En inglés usan el vocablo “collagist” en funciones de nombre para designar con él a la persona que se sirve de la técnica mencionada. En esa lengua vale también el collage para las escenas no sucesivas de rápida presentación en una película.

SOBRE 

“. . .podrían ahorrarse $448.6 millones SOBRE un período de cinco años. . .”

¡Vaya! ¡Qué maroma está haciendo la persona que cabalga sobre los cinco años!

No hay que tomar la oración precedente es su sentido literal. Lo que se desea es expresar sorpresa por el uso que se hace de “sobre” en este caso. Ni en su desempeño como preposición ni menos en las de adverbio puede “sobre” usarse como lo hizo el periodista, o el traductor en este caso. No se sabe con certeza si la reseña del periódico se escribió directamente en español o si es traducción, porque el nombre del autor que aparece es totalmente extranjero. Ya sea de una u otra forma, el uso del “sobre” aquí despide un olor a anglicismo.

En inglés es aceptado y correcto que cuando se menciona medida de tiempo se use “over”, así quizás se leía en inglés, “. . . over a period of five years. . .” Hay que rogar para que este sobre no tenga “cola” y no se pegue en el uso de todos los días. Que no tenga cola de seguidores, pues el uso no es acertado.

Era mucho más fácil y correcto escribir, “. . . EN un período de cinco años. . .” Mejor, con más acierto sería escribir “durante” un período de cinco años. El último le imprime un matiz de duración al período que ayuda a comprender mejor la idea.

NEUTRAL 

“. . .hasta que la compañía llegara a un punto NEUTRAL, ni de ganancia ni de pérdida”.

Quien seguro no ganó fue el autor de la frase transcrita, pues no es de buen español la manera en que empleó la palabra que figura en el epígrafe.

Al principio este uso errado de la palabra llegó al español copiado del inglés. En las cajas de velocidades de los vehículos, alias transmisiones, cuando los vehículos automotores se colocaban en el punto muerto o neutro, se usaba el término del título.

Aquí hay que abundar acerca de lo que significa “neutral” en nuestro idioma y en el ajeno, y luego aportar soluciones para el texto.

En inglés, así como en español, “neutral” es quien no es ni de uno ni de otro. En ambos idiomas es el que no se compromete con una de las partes contendientes, permanece sin inclinarse a favor de una de ellas; se aplica tanto a personas como a cosas. En español más que en inglés las acepciones son muy bien delimitadas en el DRAE, pues emplea ese diccionario el verbo “contender” y el nombre “guerra” en las dos acepciones.

En inglés, como se mencionó al principio de esta sección, en la transmisión de velocidades, se usa “neutral” para la posición en que la caja de velocidades no está funcionando engranada.

Ahora corresponde el turno para tratar de aportar soluciones al texto. Lo que hizo la compañía fue que llegó a un punto “de equilibrio”, donde ni pierde ni gana. Si se reemplaza la redacción del texto por la propuesta tendrá sentido y caerá dentro de lo que es correcto en la lengua española, “. . . hasta que la compañía llegara a un punto de equilibrio, sin ganancia ni pérdida”.

SELECTO 

“Un comité SELECTO indagará cómo el fondo de pensiones del Estado perdió. . .”

Siempre creí que vivía en una sociedad con un gobierno que no era segregacionista en ningún aspecto. Tal parece que se está perdiendo la imparcialidad del gobierno de la democracia. Para aseverar lo anterior puede uno basarse en ese título que se copió al principio de esta sección, donde se destacó de modo prominente el término “selecto”. Véase de inmediato qué significa ese vocablo en la lengua de todos.

El diccionario académico, en la entrada correspondiente a “selecto, ta”, trae lo que se copia: “que es o se reputa como mejor entre las cosas de su especie”. Informa la corporación madrileña de la lengua que es adjetivo. Ahora quizás comprenden los lectores la preocupación vertida en el párrafo precedente.

Si se elige un comité de los mejores, entonces a los que quedan fuera de esa comisión se les considera ipso facto de menor categoría; hay entonces discriminación, pues escogieron “la flor y nata” y dejaron a la plebe fuera.

Quizá lo que se hizo fue que se formó una “comisión de expertos”, o de “entendidos en la materia”, o de “peritos”. Pudo ser un “comité especial”.

*ALTAMAR 

“. . .los cubanos capturados en ALTAMAR no son devueltos a Cuba si pueden. . .”

No debe escribirse “altamar” en una sola palabra. Son dos palabras, aún cuando se le considere como una para otros fines.
El texto debió ser “. . . los cubanos capturados en alta mar no son devueltos a Cuba si. . .”

La bajamar es una sola palabra y eso es quizás lo que causa confusión a algunas personas. Lo mismo ocurre con la pleamar que es una sola también.

No está de más recordar lo que es el “alta mar”, que no es otra cosa que “el mar fuera del puerto o a considerable distancia de la costa”.

*LOBISTA 

“. . .el recientemente nombrado jefe del (sic) sección de América Latina del Departamento de Estado americano, trabajó hasta hace poco como un LOBISTA para la venta de. . .”

No hay que devanarse los sesos para saber que “lobista” no consta en los diccionarios de español. Lo más interesante con respecto a esto no termina ahí, sino que es una oportunidad para tratar el asunto correspondiente al término “lobby”, que ya está asentado en el respetado y reconocido diccionario de la Academia.

Ya entró “lobby” en el DRAE, que la considera voz inglesa, y define el concepto así, “grupo de personas influyentes, organizado para presionar a favor de determinados intereses”. La segunda acepción es, “vestíbulo de un hotel y de otros establecimientos como cines, teatros, restaurantes, etc., especialmente si es grande”.

Si se regresa al texto, se notará que en español actual pudo expresarse la idea exponiendo que esa persona era “miembro del lobby, o que trabajó en el lobby, o formó parte del lobby”.

Con respecto a la segunda acepción de “lobby”, no se debe pasar por alto que en la parte in fine de su definición, la Academia le colocó una descripción de tamaño a lo definido, cuando escribió, “especialmente si es grande”. Si se interpreta a contrario lo anterior, si el vestíbulo es pequeño, no es lobby; vestíbulo se queda.

Para regresar al vocablo sometido a examen, quizá es preferible usar en muchos casos la palabra que se usa en América, “cabildero”, que es la persona que cabildea, y este verbo a su vez es “gestionar con actividad y maña para ganar voluntades en un cuerpo colegiado o corporación”. La preferencia por la palabra nace de algunos de los rasgos destacados por la definición, sobre todo aquello de la “actividad y maña”.

Por su parte el concepto “lobby” no deja de ser interesante si se piensa que en la definición entran elementos como “presionar a favor de determinados intereses”. El matiz suavizante reside en que se consideran “personas influyentes”. Lo interesante sería penetrar el secreto de saber como es que influyen.

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